Iberdrola busca 'un número dos' ante la jubilación de la mano derecha de Galán

Iberdrola tendrá que resolver en las próximas semanas el expediente por supuesta manipulación de precios de la electricidad filtrado por el Gobierno para castigar a la compañía energética que más ha alzado la voz contra la nueva regulación del sector. Pero además tendrá que hacer frente a la próxima jubilación de José Luis San Pedro, el consejero director general, que a sus casi 70 años se ha planteado dejar sus funciones directivas. Será la salida de un histórico que obligará a cambios sustanciales en la cúpula gestora.

Fuentes próximas a la compañía han señalado que San Pedro, de 68 años, ha sopesado muy seriamente renunciar a su puesto de consejero delegado de facto de Iberdrola, un cargo que Ignacio Sánchez Galán creó hace apenas dos años por la presión de los inversores institucionales, que le exigieron tener un número dos para aplicar las prácticas internacionales de gobierno corporativo.

Apenas 24 meses después, San Pedro (Bilbao, 1946) ha comunicado en varias ocasiones a Sánchez Galán su deseo de dejar la responsabilidad de consejero director general y máximo responsable de los negocios del grupo. En conversación con Ignacio Sánchez Galán, el presidente de Iberdrola se limitó a decir que su mano derecha “se jubilará cuando él quiera” sin confirmar ni desmentir la posible salida a corto plazo. Pero lo cierto es que San Pedro está esperando desde hace meses el visto bueno de su jefe para abandonar el día a día de la compañía. Porque Galán le ha pedido "aguantar" hasta que se resolviera el mapa de la nueva legislación del sector tras los numerosos cambios aprobados por el Gobierno. El veterano directivo es uno de los que más sabe de regulación del sector y ha estado supervisando los cambios en la retribución de las energías renovables, que se aprobó hace apenas diez días. Tan sólo falta por concretar la regulación del negocio de distribución, que se espera para octubre.

Ingeniero industrial, especializado en técnicas energéticas por la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial (ETSII) de Bilbao, y licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Sarriko (Bilbao), San Pedro ha pasado gran parte de su vida profesional en Iberdrola.

Máster en Planificación Estratégica por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), el directivo empezó a trabajar en la eléctrica en 1971 en la división de planificación y estudios de Iberduero, S.A. (actualmente Iberdrola) como responsable de la sección de estudios de demanda y producción. En 1980 fue nombrado jefe del departamento de sistemas de gestión. Dos años después ocupó el cargo de jefe de estudios y planificación, teniendo desde entonces un papel activo en el estudio y puesta en marcha del proceso de reordenación del sector eléctrico.

Posteriormente, en 1984, fue nombrado director de administración y finanzas de la compañía, dirigiendo así diversas operaciones financieras acometidas en el seno del Grupo. En el año 2000 ascendió a director general de control, regulación y servicios de Iberdrola y, en 2011, al actual de director general de negocios de la multinacional. Es consejero de Iberdrola Generación, Iberdrola Ingeniería y Construcción y Scottish Power, cargos que en principio seguirá manteniendo al dejar sus funciones ejecutivas.

El barco y la indemnización

Bajo las órdenes de San Pedro, uno de los profesionales más reconocidos del sector, están Francisco Martínez Córcoles, responsable del negocio liberalizado; Javier Villalba, jefe de redes; y Xabier Viteri, director de la división de renovables. El resto de directores de áreas corporativas, como la de finanzas (José Sainz Armada), desarrollo (Pedro Azagra), recursos (Fernando Becker) y administración (Juan Carlos Rebollo) reportan directamente a Sánchez Galán. La cultura de la compañía siempre ha sido confiar los relevos directivos a personas de la casa.

Amante de la vela (tiene barco propio), San Pedro, que en 2013 recibió un sueldo de 2,3 1millones de euros por su retribución fija y variable, tiene derecho a dos años de indemnización por dejar la empresa. Además, cobraría otra anualidad bruta por no irse a trabajar a otra compañía competidora, por lo que en total podría percibir algo más de seis millones de euros.