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De la sharia a una corte de arbitraje
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RIESGOS JURÍDICOS EN ORIENTE MEDIO

De la sharia a una corte de arbitraje

Es un destino preferencial para hacer negocios o captar inversión. Poco importan los riesgos jurídicos cuando apremia la necesidad de generar ingresos o financiación.

Foto: La ministra de Fomento, Ana Pastor, junto al ministro de Transportes de Arabia Saudí, Jubara Al Suraisry. (EFE)
La ministra de Fomento, Ana Pastor, junto al ministro de Transportes de Arabia Saudí, Jubara Al Suraisry. (EFE)

Es un destino preferencial para hacer negocios. Poco importan los riesgos jurídicos cuando apremia la imperiosa necesidad de generar negocio. Oriente Medio se ha convertido en la tabla de salvación para el empresariado español, como demuestra el reciente viaje del Rey a la región del Golfo Pérsico, esta vez a Arabia Saudí, el último de una ronda de tres viajes que ha formalizado en los últimos meses. Y como en ocasiones anteriores, el monarca ha ido acompañado de una significativa representación gubernamental (tres ministros y dos secretarios de Estado) y de un nutrido grupo de empresarios formado por varias decenas.

Este contexto ha dado pie a la creciente necesidad de afrontar los distintos riesgos, incluido el jurídico, que supone el desembarco empresarial en una región desconocida, con diferencias legales y culturales respecto a las prácticas occidentales habituales. Por este motivo, para abundar en el conocimiento de esta tendencia creciente, la Universidad de Comillas (ICADE) y el Club Español del Arbitraje (CEA) organizaron ayer jueves en Madrid una jornada titulada “Arbitraje en Oriente Medio", en al que se abordó la perspectiva de los arbitrajes comerciales y de inversión para empresas españolas, así como la ejecución de sentencias y laudos.

Además del riesgo negocio, existe otro jurídico por las diferencias legales y culturales que hay respecto a las prácticas occidentales

El acto reunió a destacados juristas internacionales especializados en la práctica del arbitraje internacional, sobre todo en la región de Oriente Medio, y también a representantes de empresas españolas con una importante presencia en la zona. Por este motivo, el encargado de inaugurar la jornada fue el presidente de Renfe, Julio Gómez Pomar, socio del consorcio que desarrolla el tren de alta velocidad Medina-La Meca, que destacó el "difícil ambiente" que puede generarse cuando se mezclan culturas distintas, en las que el cliente suele exigir que se recoja todo por contrato y el proveedor tiene la inercia de hacer cosas no previstas.

Junto al reto comercial de abrir mercado, un esfuerzo que requiere varios años de relación para ganarse la confianza de socios locales, el siguiente paso habitual suele centrarse en aspectos de índole jurídica, sobre "cómo redactar contratos, cómo resolver disputas y cómo ejecutar el resultado de las mismas de manera eficaz y eficiente", según explica Manuel Giménez, socio de la firma Areilza Abogados y responsable de la organización de la macro-jornada. "En muchos casos surgen conflictos y nuestras empresas tienen que saber cómo afrontarlos para que una oportunidad de negocio no termine convirtiendo en una ruina".

Oriente Medio es desde hace un tiempo una importante zona de negocios para grandes constructoras e ingenierías españolas, pero también para otras muchas pequeñas y medianas empresas que sobreviven gracias a contratos en países como Arabia Saudí, Dubai, Qatar, Barhein… Como recordó el Director General de Comercio (Ministerio de Economía), Antonio Fernández Martos, el incremento de las exportaciones a esta región durante 2013 fue del 20%, más allá de la palanca que representa su apuesta por el desarrollo de infraestructuras, además del flujo bidireccional que supone su rol como inversores en nuestro país.

placeholder El rey Juan Carlos, antes del encuentro de las Cámaras de Comercio de España y Arabia Saudí. (EFE)

A lo largo de toda la sesión, los distintos ponentes internacionales que participaron destacaron varias cuestiones en común: la diferencia jurídica entre países de la zona, a pesar de tratarse ya de una región global, y la influencia de la ley islámica (sarhia), como por ejemplo subrayó Hamid Gharavi, experto en arbitraje y socio del despacho francés Derains & Gharavi. Una observación similar a la realizada por Juan Fernández Armesto, uno de los españoles con más relevancia como jurista en cortes de arbitraje, para quien estas características generan por lo general mucha litigiosidad entre las partes cuando se llega a un conflicto.

El reto de hacer negocio en Oriente Medio implica un riesgo jurídico local (sharia) que por desconocimiento de sus efectos conviene prevenir, como apuntó Alma Gómez Valdés, abogada de la multinacional española Técnicas Reunidas. La alternativa más habitual es apelar a una corte de arbitraje, aunque en este caso el hecho de que sea internacional no es una garantía de que represente mayor neutralidad. En este caso, cabe recordar, como hizo Cecilia Misu, ejecutiva de Siemens, que muchas veces el conflicto no es con el cliente, sino entre integrantes de un consorcio, un riesgo típico propio de las grandes obras que se licitan en esa región.

Existe una oportunidad para convertir a España en un punto de referencia del arbitraje internacional para los países de Oriente Medio

"Hay que tener en cuenta que un arbitraje es lo más parecido a un divorcio", ilustró la directiva de la multinacional alemana. Conviene, por tanto, que dure poco y resulte lo menos oneroso posible. Sin embargo, como apuntó el presidente de Renfe, la vía del arbitraje en ocasiones puede resultar cara y bloquea la relación a futuro entre socios. Por lo general, como resumió de manera muy gráfica José Luis Marroquín, responsable jurídico del operador público ferroviario, "cuando estás convencido de tener razón aceptas un arbitraje. Sin embargo, si hay duda sobre la posibilidad de ganar es mejor judicializar el conflicto por un tribunal ordinario".

Otra de las reflexiones que estuvo presente en la jornada fue la oportunidad que existe para convertir a España en un punto de referencia del arbitraje internacional. Aunque otras cortes como París, Londres, Estocolmo o Dubai acaparan ese protagonismo, Madrid ha conseguido ya hacerse cierto hueco como punto de referencia para conflictos internacionales con origen en Latinoamérica y puede desarrollar ese rol para la región de Oriente Medio, aprovechando el interés y confianza que genera nuestro país a estas monarquías. Como asegura el propio Giménez, "es un posicionamiento estratégico que no deberíamos dejar escapar".

Es un destino preferencial para hacer negocios. Poco importan los riesgos jurídicos cuando apremia la imperiosa necesidad de generar negocio. Oriente Medio se ha convertido en la tabla de salvación para el empresariado español, como demuestra el reciente viaje del Rey a la región del Golfo Pérsico, esta vez a Arabia Saudí, el último de una ronda de tres viajes que ha formalizado en los últimos meses. Y como en ocasiones anteriores, el monarca ha ido acompañado de una significativa representación gubernamental (tres ministros y dos secretarios de Estado) y de un nutrido grupo de empresarios formado por varias decenas.

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