Es noticia
La banca española ataca a la francesa e italiana por su situación ante los 'stress test'
  1. Empresas
PROBLEMAS CONTABLES Y RETRASO DE LOS RESULTADOS

La banca española ataca a la francesa e italiana por su situación ante los 'stress test'

La banca española, animada por un escenario en los test de estrés mucho más suave del que temía, ha pasado al contraataque contra la de otros países

Foto: Luis de Guindos, ministro de Economía. (Efe)
Luis de Guindos, ministro de Economía. (Efe)

La banca española, animada por el un escenario adverso en los test de estrés mucho más suave del que temía, ha pasado al contraataque contra la de otros países europeos, especialmente la francesa e italiana. Y no sólo por el elevado número de suspensos que se esperan en esos países, sino por su falta de preparación ante un ejercicio de esta magnitud frente a la española, que tuvo que superar el ejercicio de Oliver Wyman de 2012. Pese a todo, algunos analistas advierten de que el ejercicio no va a ser tan fácil para la banca española, por la valoración de las garantías de los créditos a empresas.

Según algunos ejecutivos de entidades españolas, los test de estrés suponen un auténtico dolor de cabeza por la enorme cantidad de información que hay que mandar y la complejidad de la misma, así como el ingente volumen de trabajo que deben realizar con las auditoras encargadas de revisar sus activos o la retasación de los activos inmobiliarios. Pero esta tarea tampoco es ímproba en el caso español, donde las entidades ya han tenido que atravesar un proceso similar con los ejercicios de Oliver Wyman en 2012.

No es el caso de los bancos de otros países, en especial los de Francia e Italia. Según estos ejecutivos, en estos países la información que transmiten para los test de estrés no concuerda con su propia contabilidad, lo cual "debería ser algo básico, porque lo mínimo que se debe exigir a esta información es que sea coherente con las cuentas de las entidades; si no lo es, los resultados no serán significativos". Esto no ocurre en el caso español, donde todas las entidades y las auditoras encargadas de revisarlas tienen mucho cuidado para respetar esa coherencia.

placeholder El presidente del BCE, Mario Draghi. (Efe)

El caso italiano es todavía más grave que el francés, puesto que allí no sólo hay problemas de coherencia, sino de retraso en la presentación de resultados. Algunas de las principales entidades transalpinas acaban de presentar sus cuentas de 2013 en abril, mientras que las españolas lo hicieron entre enero y febrero. "Si por la banca española fuera, los test de estrés podían haber comenzado en febrero, pero el BCE ha tenido que esperar hasta abril por culpa de los italianos", añade otra fuente del sector.

Hacen falta suspensos para que sean creíbles

Más allá de estos problemas, la banca española considera que la credibilidad de los test de estrés no estará en función de la dureza o de la probabilidad de ocurrencia del escenario adverso, sino del número de suspensos. "El mercado no se va a creer los ejercicios si no hay unos cuantos suspensos", sentencia una de las fuentes. Esta convicción contrasta con la del propio Banco de España, que considera que "la credibilidad del ejercicio no viene determinada por el número de suspensos, sino por el rigor y la seriedad del ejercicio", según una fuente del supervisor.

El gobernador del Banco de España, Luis María Linde. (Efe)"Desde la catástrofe de 2011, cuando aprobaron los test de la EBA casi todas las entidades que luego han necesitado miles de millones de dinero público, los analistas exigen que haya suspensos para dar credibilidad a estos exámenes. Los de Oliver Wyman en 2012 proporcionaron esos suspensos, y aun así muchos analistas no se los creyeron. Así que ahora hace falta ver al menos uno o dos suspensos en España para que el mercado los tome en serio", explica uno de los ejecutivos citados. Como es sabido, Liberbank ha anunciado una ampliación de 500 millones para anticiparse a este suspenso, Ibercaja ha contratado a Deutsche para examinar su situación y también suenan Cajamar y BMN como candidatos a registrar déficit de capital.

Los test pueden ser más duros de lo que parece

A pesar de estas predicciones, las principales entidades españolas han respirado aliviadas por la relajación del escenario adverso, frente a uno durísimo que la EBA (Autoridad Bancaria Europea) pretendía imponer inicialmente. Ahora bien, eso no significa que vayan a ser fáciles, ya que hay varios elementos que los complican a pesar de este escenario suave. El primero es el de la exigencia de las llamadas "provisiones colectivas", que no son obligatorias en España –aunque algunos bancos sí las tienen– y se se usan en otros países para cubrir los créditos que no están en mora, y que van a empeorar las notas globales de la banca española. El segundo es la penalización de las enormes carteras de deuda pública que tienen los bancos, que el Banco de España no podrá amortiguar totalmente.

Y todavía puede haber más. Algunas de las fuentes citadas afirman que la EBA pretende ser muy dura con la valoración de los colaterales (garantías) de los créditos; y no se refieren a los inmuebles, sino a los que tienen muchos grandes sindicados de empresas, en especial aquellos que han sido refinanciados. "La banca española tiene muy bien provisionado el ladrillo después de los Decretos Guindos y de los test de 2012, pero tiene una cobertura bajísima del crédito empresarial que no es promotor, y por ahí pueden venir los problemas", concluye esta fuente.

La banca española, animada por el un escenario adverso en los test de estrés mucho más suave del que temía, ha pasado al contraataque contra la de otros países europeos, especialmente la francesa e italiana. Y no sólo por el elevado número de suspensos que se esperan en esos países, sino por su falta de preparación ante un ejercicio de esta magnitud frente a la española, que tuvo que superar el ejercicio de Oliver Wyman de 2012. Pese a todo, algunos analistas advierten de que el ejercicio no va a ser tan fácil para la banca española, por la valoración de las garantías de los créditos a empresas.

Banco Central Europeo (BCE) Oliver Wyman Mario Draghi
El redactor recomienda