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Perú amenaza con ejecutar 670 millones en avales a ACS y FCC si hay "sorpresas"
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NO QUIEREN OTRO "CANAL DE PANAMÁ"

Perú amenaza con ejecutar 670 millones en avales a ACS y FCC si hay "sorpresas"

La victoria de ACS y FCC para la construcción de la línea dos del Metro de Lima es una excelente noticia, pero también un examen que no puede suspender.

Foto: Ciudadanos esperando la llegada de uno de los convoyes de la línea 1 del Metro de Lima (Reuters)
Ciudadanos esperando la llegada de uno de los convoyes de la línea 1 del Metro de Lima (Reuters)

La victoria del consorcio liderado por ACS y FCC en el concurso para la construcción de la línea dos del Metro de Lima es una excelente noticia para el sector español de la obra pública pero también un examen que no puede suspender. Las autoridades peruanas ya han advertido de que no quieren que su obra más emblemática sufra los sobrecostes, retrasos y paralizaciones que llevan meses cuestionando la ampliación del Canal de Panamá. El ministro peruano de Transportes, Carlos Paredes, ha revelado que el consorcio que lideran las empresas españolas deberá poner 580 millones de euros en avales antes de la firma del contrato y ha avisado de que el Estado los ejecutará si surge algún contratiempo. La letra pequeña eleva las garantías reales que deberá presentar el consorcio ganador a 674 millones de euros.

El aviso del Ejecutivo peruano es fruto de las críticas a las que sido sometido por adjudicar un encargo tan relevante como la ampliación del transporte subterráneo de su capital al único consorcio que se presentó a la fase definitiva del proceso de licitación. ACS, FCC y el resto de integrantes de la oferta vencedora han cumplido con las exigencias técnicas y económicas, pero los críticos con la obra y con el Gobierno consideran que la ausencia de competidores encarecerá el coste final de ejecución.

El Gobierno de Ollanta Humala ha reaccionado insistiendo en que ACS y FCC harán las obras y se encargarán de la gestión integral de la línea 2 durante 35 años por un importe total de 3.900 millones de euros, más de 400 millones de euros por debajo del tope presupuestario fijado para el proyecto. Pero las autoridades peruanas han querido ofrecer aún más garantías y han recordado que el Estado peruano ejecutará los 920 millones de dólares en avales (alrededor de 674 millones de euros al cambio) que tendrá que presentar en total el vencedor Consorcio Nuevo Metro de Lima si no concluye la línea 2 en los términos establecidos por el pliego de condiciones.

246millones la primera semana de mayo

Los 674 millones de euros en avales son el resultado de diferentes tipos de garantías. Desde Proinversión explican que antes de la primera semana del próximo mes de mayo, fecha en la que está prevista la firma de la licitación, el consorcio deberá aportar una carta de fianza de 203 millones de euros y otros 43,6 millones de euros en capital. “Además, a lo largo de la construcción deberá proporcionar 342 millones de euros en garantía de obras, otros 50 millones de euros en garantía de contrato y 36 millones de euros de garantía de provisión de material rodante”, explican desde el organismo oficial peruano.

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Fuentes del consorcio consultadas por este diario han reconocido esas mismas cantidades y han precisado que aún están en negociaciones para reunir esos importes y cumplir con esta parte de los trámites. No obstante, adelantan que no tendrán problemas para presentar a tiempo las garantías.

Las mismas fuentes del consorcio no aclaran, sin embargo, si recurrirán a la empresa semipública Cesce (Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación) para conseguir esos avales, como ya hizo Sacyr con la ampliación del Canal de Panamá. En concreto, para ese proyecto, la constructora obtuvo 150 millones de euros de Cesce. En total, la aseguradora pública mantenía al cierre de 2012 en torno a 1.600 millones de euros en avales a empresas españolas para la ejecución de obra pública en el exterior. Un portavoz oficial del Ministerio de Economía y Competitividad, el departamento del que depende la sección pública de Cesce, asegura que el consorcio del metro de Lima no se ha puesto en contacto para solicitar la tramitación de avales. Las empresas del consorcio se limitan a dejar abierta esa posibilidad.

La fama de las empresas españolas

Las suspicacias del Ejecutivo peruano y de los partidos de la oposición vienen alimentadas por la fama que arrastran las empresas españolas en el extranjero. Temen que, como ha ocurrido tradicionalmente en España, el coste real de la línea dos del Metro de Lima acabe desbocándose por supuestos gastos imprevistos. Tampoco faltan ejemplos en el exterior. Eso es precisamente lo que ha originado el conflicto del Canal de Panamá. El pasado mes de enero, la también española Sacyr exigió, tras ganar el concurso de adjudicación con la oferta más baja, una compensación de 1.200 millones de euros por los costes extraordinarios que había provocado el uso de un hormigón de mayor calidad por presuntos errores en la redacción del proyecto.

Lo último que quiere el Gobierno peruano es que ocurra lo mismo en el Metro de Lima, la obra más ambiciosa que haya afrontado nunca ese país. Fuentes de Proinversión, la empresa pública peruana encargada de adjudicar y supervisar los contratos del Estado, admiten que el precedente del Canal de Panamá ha disparado las dudas sobre la ejecución del proyecto, con el añadido de que el coste de la nueva línea subterránea asciende a 3.900 millones de euros, casi el doble que la infraestructura panameña, cerrada en 2.298 millones de euros.

La presencia del socio italiano

No favorece esa incertidumbre la presencia en el consorcio vencedor de Impregilo, la constructora italiana que también acompaña a Sacyr en la obras del Canal. En concreto, Impregilo posee el 19% de las participaciones del Consorcio Nuevo Metro de Lima, frente al 25% de ACS y el 19% de FCC. Por su parte, el fabricante italiano de material rodante Ansaldo aglutina el 27% y la constructora local Cosapi representa el 10% restante. Metro de Madrid también participa como asesor técnico del proyecto.

Lo cierto es que, antes de que se oficialice la firma del contrato, el presidente de Cosapi, Fernando Valdez, que está ejerciendo como portavoz del consorcio, ya ha admitido que “puede haber sorpresas en la obra” que provoquen un incremento en el coste de ejecución. Se refiere a la aparición de imprevistos de tipo geológico, que podrían retrasar la construcción y encarecerla. Después de todo, la gran mayoría de los 35 kilómetros que tendrá la línea dos discurren bajo tierra. Pero esas palabras sólo han servido para generar más inquietud.

Esos son los únicos costes que asumiría el Estado peruano. Las fuentes consultadas en Proinversión admiten que el pliego de condiciones reconoce que el erario público del país se hará cargo de los gastos extraordinarios asociados a problemas de tipo geológico. “El resto de sobrecostes que genere el proyecto deberán ser asumidos por el consorcio”, asegura uno de los portavoces del ente peruano. Las obras podrían comenzar el próximo mes de mayo.

La victoria del consorcio liderado por ACS y FCC en el concurso para la construcción de la línea dos del Metro de Lima es una excelente noticia para el sector español de la obra pública pero también un examen que no puede suspender. Las autoridades peruanas ya han advertido de que no quieren que su obra más emblemática sufra los sobrecostes, retrasos y paralizaciones que llevan meses cuestionando la ampliación del Canal de Panamá. El ministro peruano de Transportes, Carlos Paredes, ha revelado que el consorcio que lideran las empresas españolas deberá poner 580 millones de euros en avales antes de la firma del contrato y ha avisado de que el Estado los ejecutará si surge algún contratiempo. La letra pequeña eleva las garantías reales que deberá presentar el consorcio ganador a 674 millones de euros.

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