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El español que puso en jaque al gigante chino de las renovables
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acusado de fraude mediante empresas 'offshore'

El español que puso en jaque al gigante chino de las renovables

Suntech, líder mundial en el sector y hoy en quiebra, confió en él para dar paso a sus inversiones en España y en Italia.

Foto: La Guardia di Finanza requisó 27 plantas controladas por Suntech. Foto: Guardia di Finanza
La Guardia di Finanza requisó 27 plantas controladas por Suntech. Foto: Guardia di Finanza

Centenares de hectáreas de paneles solares se calientan bajo el sol de Tenerife. Es marzo de 2009, y la localidad de Arico estrena planta de energías renovables. Una compañía que administra un hombre de negocios español está finiquitando los detalles para hacer un hueco en la zona a la empresa China con la que comparte inversiones: el gigante Suntech. En los dos años siguientes, la compañía se convertiría en el mayor productor de paneles solares del planeta, presente en más de 80 países en el mundo.

Difícilmente sus dirigentes habrían podido imaginar que su socio español acabaría delante de un juez. Javier Romero Ledesma, pieza clave en la expansión de Suntech en España y en Italia, fue acusado por la empresa de ser uno de los responsables del supuesto fraude que acabó con su caída: el gigante chino fue expulsado de Wall Street hace dos años. Hasta comienzos de 2013, la compañía le reclamaba 16,8 millones de euros.

Ahora es una fiscalía italiana quien sospecha que Romero Ledesma creó una asociación criminal para defraudar al menos seis millones de euros al Estado transalpino mientras conseguía contratos para Suntech.

En una colaboración con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y el Investigative Reporting Project Italy (IRPI), El Confidencial puede hoy contar los detalles de una historia que une a España con Italia y China, pasando por Berlín y el paraíso fiscal de la Islas Vírgenes Británicas. La acreditan los documentos secretos y las grabaciones judiciales a los que las dos organizaciones han tenido acceso en el marco de la investigación ‘Offshore Leaks’.

placeholder Javier Romero. Foto: CEIBS

Mientras el multimillonario empresario Shi Zhengron, fundador de Suntech, ha visto desgranarse su imperio por haber sido "víctima de un fraude", según los directivos de la compañía, Romero reside hoy en Pekín y está pendiente de otra audiencia, esta vez ante las autoridades italianas. El pasado viernes, se le esperaba para una audiencia en el Tribunal de Brindisi.

Desde Málaga hasta Apulia

Las relaciones de Suntech con Romero se remontan a antes de 2008. La crisis económica todavía no había obligado a replantear las grandes inversiones en las energías renovables, y en España, como en Italia, las tierras y el sol no eran un problema.

Según relatan los informes anuales de Suntech, Romero empieza ejerciendo de representante y agente para facilitar la venta de paneles fotovoltaicos en España. Es la avanzadilla de la empresa: entabla negociaciones, garantiza las buenas relaciones con los posibles clientes e incluso los prepara para encontrarse con el personal de Suntech.

Es a través del Global Solar Fund, según atestiguan los registros judiciales y los documentos de creación de la sociedad, que se lleva a cabo el trabajo de campo, tanto en España como en Italia. En España, Romero crea GSF Capital España, S.L. Pero es en el país transalpino donde todo empieza a torcerse.

Ese mismo año, el gigante chino de las renovables contrae un compromiso de inversión en Global Solar Fund, S.C.A., SICAR. Javier Romero ayuda a Suntech a registrar en Luxemburgo el fondo, del que la compañía china controla algo más del 80%. Otro paquete de acciones pertenece a Shi, CEO de Suntech, y hombre hecho a si mismo que llegó a ser considerado uno de los Héroes del Medio Ambiente de la Revista TIME.

Como otros directivos de la compañía, gran parte de los negocios del CEO se mueven entre varios paraísos fiscales. Su colaboración con Romero no es una excepción: controla su parte de Global Solar Fund a través de Best (Regent) Asia Group LTD, una de sus compañías en las Islas Vírgenes Británicas. Romero gestiona su parte de acciones a través de GSF Capital PTe. Ltd., basada en Singapur y controlada por el propio Romero y su mujer.

Es a través del Global Solar Fund SCA, Sicar según atestiguan los registros judiciales y los documentos de creación la sociedad, que se lleva a cabo el trabajo de campo, tanto en España como en Italia. En España, Romero crea GSF Capital España, S.L. Pero es en el país transalpino donde todo empieza a torcerse.

Los 'bonos fantasma'

En España, Global Solar Fund tiene que enfrentarse a la inminente crisis. Pero a comienzos de 2008, Tenerife, Extremadura y Cádiz son tres blancos perfectos para la inversión. La incertidumbre y el cambio regulatorio ponen en peligro el mundo de las renovables, pero "el Fondo se encuentra en una posición ventajosa para obtener cerca de 20 MW en España a lo largo de 2009", aseguran los documentos del registro del Luxemburgo, donde quedó constancia de la creación de la compañía.

Planes industriales y empleo son las claves de que los representantes del fondo tanteen varias puertas en España. También se reúnen, según la misma documentación, con los presidentes regionales de Extremadura y Andalucía. Y, antes de diciembre de 2008, está a punto de cerrarse la compra de una empresa de termosolar en Arico, en Tenerife.

Las condiciones atmosféricas de la isla son muy parecidas a las del extremo sur de Italia. Es aquí, en Apulia, donde Romero consigue para Suntech la compra de 27 sociedades, a través de dos italianos desconocidos para la mayoría: Gaetano Buglisi y Roberto Saija.

Para soportar la inversión en la región, Suntech se dirige al Banco de Desarrollo de China, controlado por el Gobierno nacional. Obtiene un préstamo de 554 millones de dólares, que, con la ayuda de Romero, consigue asegurar con 560 millones en bonos del Gobierno alemán. Habría sido la garantía de pago en el caso de que el préstamo no hubiera podido llevarse a cabo.

Pero la crisis no deja en paz ni siquiera a una empresa del tamaño de Suntech. En diciembre de 2012 la compañía empieza a perder dinero. Ya un año antes lo hacía en España, tras el recorte a las renovables: sus ventas bajan hasta los 44 millones de dólares, la mitad que el año anterior.

Y un pago pendiente empeora el panorama. Se trata de 541 millones de dólares en bonos estadounidenses que la empresa emitió en 2008. Pero, piensan Shi y los otros directivos de Suntech, hay una solución: vender las acciones de Suntech en el Global Solar Fund y pagar, con ello, los bonos americanos.

Pero un escenario inesperado quebranta sus esperanzas: "Tenemos la sospecha de que los bonos del Gobierno alemán puedan no haber existido y que Suntech haya sido víctima de un fraude", resume, atónito, Shi en una reunión con los analistas de la compañía. Los bonos alemanes que Suntech había utilizado para asegurar el préstamo desde el Banco de Desarrollo de China no aparecen.

Lo que sigue es la caída libre. La compañía confirma, en marzo de 2013, que no puede pagar los bonos del Gobierno de Estados Unidos. En seis meses, la bolsa de Nueva York bloquea las operaciones de la empresa en su parqué. Suntech se declaró en quiebra el pasado el mes de febrero.

Defraudadores y defraudados

Encontrar a quien defraudó a la empresa cuesta a Suntech procesos en tres continentes. La compañía acusa a Romero de estar detrás de los bonos alemanes inexistentes. Aseguran que ha hecho desaparecer 16,8 millones de euros con los que habría tenido que pagar a Suntech la cobertura de una comisión anual sobre dichos títulos.

Los registros de su tarjeta de crédito documentan 130.000 dólares gestados en Gstaad, en Suiza, en su gran mayoría en hoteles y en la compra de un reloj de lujo y en joyas

La denuncia presentada por Suntech documenta que GSF Capital, la compañía de Romero, clave en la inversión en Apulia, había sido utilizada como hucha para que el español pudiera llevar a cabo su "extravagante estilo de vida".

Los registros de su tarjeta de créditos documentan gastos por 130.000 dólares (unos 94.000 euros) en Gstaad, en Suiza, en su gran mayoría en hoteles y en la compra de un reloj de lujo y en joyas, según la documentación aportada por la acusación de Suntech.

La misma compañía apunta que una de las sociedades en las Islas Vírgenes Británicas de propiedad de Romero –Flolande Limited– recibió 13,7 millones de dólares (algo menos de diez millones de euros) como "cuota de consulta" desde GSF Capital y sirvió para llevar a cabo "pagos a otras compañías offshore en circunstancias que son, cuando menos, muy turbias". La opacidad de movimientos que caracteriza las transacciones entre paraísos fiscales se refleja en las palabras a los mismos directivos de la compañía. Romero, por su parte, asegura haber sido él mismo víctima de un esquema de fraude.

Pero este capítulo de la batalla legal se cerró a comienzos de 2013 con un acuerdo extrajudicial. GSF Capital, la compañía de Romero, aceptó renunciar a su participación en Global Solar Fund. El abogado de Romero ha asegurado a IRPI que el asunto ha sido “plenamente cerrado”, sin ningún cargo contra su cliente.

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Cuestión cerrada, si no fuera por Italia. Porque Gaetano Buglisi y Robero Saija, los italianos desconocidos al gran público que habían vendido las veintisiete empresas al Global Solar Fund, son nombres que suenan en la Fiscalía de Milán.

Nicolangelo Ghizzardi es fiscal en otra provincia, Bríndisi, en Apulia. Había sido alertado por los pagos en efectivo que Suntech había efectuado para garantizar sus inversiones en el tacón de Italia. Abrió una investigación que llevó a la incautación de 70 plantas solares por parte del Gobierno. Veintisiete de ellas estaban bajo el control de Suntech.

Abrió una investigación que llevó a la incautación de 70 plantas solares por parte del Gobierno. Veintisiete de ellas estaban bajo el control de Suntech.

Según Ghizzardi, las diferentes compañías habrían permitido a Suntech saltarse varios pasos en el acceso subvenciones para las energías renovables. De acuerdo con su investigación, Romero habría asegurado la jugada certificando como acabada la construcción de varias plantas que no habían sido terminadas. Una forma de llevarse, junto a los otros implicados, 6,5 millones de euros en subvenciones.

En unas declaraciones escritas a IRPI y a las que ha tenido acceso a este diario, el abogado de Romero ha asegurado que los subsidios "no desaparecieron", sino que fueron "reinvertidos en Italia".

Pero Buglisi y Saija, según los fiscales, estaban operando en un esquema de fraude que llega hasta Vito Nicastri, conocido como 'el Señor del Viento'. Un apelativo que se debe a su enorme poder en la industria de la energía eólica italiana, alcanzado tras años de negocios con Cosa Nostra, la mafia siciliana. Servía "de fachada legal para esconder las relaciones entre grandes negocios y los clanes de la Mafia", según la Oficina Antimafia de Trapani, en Sicilia.

Las sospechas de los acusadores apuntan a la creación de un esquema de evasión fiscal a través de paraísos fiscales que salpica la venta de Windco, empresa del sctor eólic, a una compañía belga.

Buglisi, preguntado por IRPI, ha rechazado de pleno las acusaciones sobre la posible evasión tras la venta de Windco y ha asegurado que "apenas conoce" las personas implicadas en las inversiones de Suntech en Apulia, por lo que no ve "por qué debería estar siendo investigado".

La investigación ha permitido, por ahora, recuperar tres de los 6,5 millones de euros. Pero Ghizzardi duda que se podrá recuperar el resto: está convencido de que se encuentra en cuentas offshore. Desde septiembre de 2013, este fiscal ha añadido el cargo de "asociación criminal" contra Romero y los otros implicados en el caso. El pasado viernes, día de las audiencias, el español no se ha presentado en la sala, algo que, según ha explicado su abogado a este periódico, es normal en las fases previas. Ha sido aplazado todo hasta septiembre.

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Los periodistas Cecilia Anesi y Gianluca Martelliano han contribuido en la investigación que ha hecho posible este reportaje.

Centenares de hectáreas de paneles solares se calientan bajo el sol de Tenerife. Es marzo de 2009, y la localidad de Arico estrena planta de energías renovables. Una compañía que administra un hombre de negocios español está finiquitando los detalles para hacer un hueco en la zona a la empresa China con la que comparte inversiones: el gigante Suntech. En los dos años siguientes, la compañía se convertiría en el mayor productor de paneles solares del planeta, presente en más de 80 países en el mundo.

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