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Rajoy impone un sistema de economía germánica para mojarle la oreja a Alemania
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TÁCTICA A seguir PARA EL RESTO DE LEGISLATURA

Rajoy impone un sistema de economía germánica para mojarle la oreja a Alemania

Rajoy cree que España está en un momento crítico para demostrar a Europa que puede ser la Alemania del futuro. Eso sí, hay que bajar impuestos

Foto: El presidente español, Mariano Rajoy, y la canciller alemana, Angela Merkel (Efe).
El presidente español, Mariano Rajoy, y la canciller alemana, Angela Merkel (Efe).

Nelson Mandela utilizó el rugby como línea argumental para la reconciliación en Sudáfrica. La secular confrontación política, epítome del deporte rey en España, impide a Mariano Rajoy plantearse tan sublime aspiración, pero el Gobierno quiere utilizar el símil del fútbol para enseñar los dientes de su estrategia económica y demostrar que nuestro país también ha sabido jugar a la alemana el duro partido contra la crisis.La salida de la recesión enseña el camino a seguir en los dos años escasos que quedan de legislatura, un periodo de tiempo esencial conel objetivo, no menos admirable, de regresar a la alta competición económica en Europa.

Hace tiempo que España no disputa la antigua Champions League a la que aludía Zapatero mientras el país se abocaba al pozo de la segunda división internacional. Tantos años en el fango han atrofiado los instintos de cualquier optimismo antropológico y los gobernantes de hoy se tientan la ropa antes de lanzar las campanas al vuelo. Pero ahora ha llegado el momento de la política, como dice el actual inquilino de La Moncloa, y a la fuerza ahorcan. O lo que es igual, hay que levantar la cabeza, sacar pecho, y, lo más importante, comprobar que los nuevos brotes verdes son, en efecto, de hoja perenne y no simple fruta caduca como en la época otoñal de Solbes, Salgado y compañía.

Apuntan los cronistas deportivos que un pequeño detalle marca a veces el desenlace de un partido. En economía la situación es bastante más compleja, pero existen datos que ilustran de manera fehaciente el minuto y resultado del gran duelo que libra España contra el Leviatán de la crisis. En noviembre las exportaciones a Alemania han aumentado un 21% en tasa interanual, todo un trallazo por la escuadra en las relaciones comerciales con el poderoso vecino teutón que tanto nos vigila desde el piso de arriba.

La evolución de la balanza por cuenta corriente ha sorprendido a propios y extraños y hasta el ministro de Hacienda reconoce que ha tenido que pellizcarse para darse cuenta de la mejora experimentada en el último año. Cristóbal Montoro fue el primero en apostar con la carta más alta cuando aseguró que “España va a asombrar muy pronto al mundo”. De eso hace tres meses y el pronóstico, a modo de réplica en el Congreso ante una pregunta de la bancada socialista, sonó a baladronada parlamentaria. Probablemente ni el ministro se creía del todo lo que decía, pero algo ya debía intuirse para entonces dentro del Gobierno.

Las exportaciones españolas a Alemania crecieron un 21% en tasa interanual durante el mes de noviembre

El ajuste draconiano del último bienio negro ha dado los resultados apetecibles cambiando la tendencia al precipicio de un país en quiebra. Las grandes variables macroeconómicas muestran signos de recuperación que no serán refrendados del todo hasta que los administradores de España S.A. reinstauren el dividendo al sufrido accionista de esa sociedad comanditaria que por ser de todos muchas veces parece que no es de nadie.

Golpe contra el 'tarifazo' de la luz

Adoctrinado en la obediencia pasiva, el contribuyente espera recibir algo de lo mucho que se le debe antes de que el calendario político le confiera título de elector. Los responsables de la política económica tienen que apresurarse porque no sólo de recortes se puede vivir en España y la devaluación interna del país tampoco es negociable si se pretende seguir el ritmo de avance de la locomotora alemana.

Por eso es inaceptable que el recibo de la luz alcance una subida de dos dígitos cuando el Gobierno ya había pactado con las grandes compañías una actualización de los peajes eléctricos. No es sólo el ministro José ManuelSoria quien se siente desairado en el pulso con el sector, ni siquiera el más inflexible ministro de Hacienda, sino el propio presidente y sus asesores de Palacio, que se quedaron el jueves a cuadros cuando se enteraron del tarifazo hasta la bola provocado por la subasta que determina el recibo de la luz para 20 millones de consumidores en nuestro país.

El jefe de la Oficina Económica de Presidencia, Álvaro Nadal, acompañaba a Rajoy al Consejo Europeo de Bruselas y no daba crédito al desafío de las eléctricas. El principal ideólogo de la política económica en España puso rápidamente en guardia a su equipo de colaboradores para resolver por vía de apremio una reforma legislativa que permita modificar el sistema de formación de precios en el mercado español de laelectricidad.

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El zar económico de Moncloa no puede consentir que el viejo oligopolio del kilovatio ponga patas arriba todo el sistema de contención de precios sobre el que se fundamenta la competitividad de la economía española. Nuestro país ha conseguido bajar el diferencial de inflación con Alemania en un punto a lo largo de este año demostrando que la economía nacional también puede desenvolverse en Europa con el patrón de juego germánico tan necesario en épocas de crisis.

El ajuste salarial como elemento indispensable para la productividad de las empresas sólo puede justificarse si se ata en cortoel célebre y manido Índice de Precios al Consumo (IPC). De lo contrario, España seguirá ganando competitividad, pero los ciudadanos entrarán en un estado peligroso de miseria con la consiguiente amenaza de conflictividad social. El Gobierno se ha esmerado en cambiar la cultura económica mediante un proceso de mando y control que tiende a evitar la indexación secular de precios y salarios, o lo que es igual, desvincular la conexión con el IPC de todos los movimientos que se producen en el sistema productivo.

Recuperar la marca de un partido político que bajaba impuestos

La táctica ha servido para mojar la oreja a los alemanes en la última fase del partido y será el modelo a seguir en los próximos dos años. Un periodo crítico que el Gobierno debe aprovechar también pararecuperar la imagen de marca que identificaba al PP con la bajada de los impuestos. He ahí el desafío de la reforma fiscal que anuncia Montoro para finales de febrero y cuya misión no es otra que incrementar la recaudación sin aumentar los tipos de las distintas figuras tributarias.

La subida desproporcionada de la luz era incompatible con el modelo de contención de precios y salarios que pretende el Gobierno

A buen seguro que el IRPF descontará una caída suficiente para compensar ese recargo temporal solidario que sirvió de tarjeta de presentación al actual Ejecutivo hace ahora dos años. El IVA es impensable que baje porque Europa no lo va a consentir y siacaso se producirán algunas subidas de impuestos medioambientales. No obstante, la mayor transformación fiscal estará orientada a impulsar la corresponsabilidad fiscal de las comunidades autónomas para que cada cual pueda hacer de su capa un sayo con impuestos como el de Patrimonio o el que se destinará a gravar los depósitos bancarios.

El Gobierno tiene que aumentar la recaudación del Estado sin caer en la trampa de que los contribuyentes le señalen con el dedo ante un eventual incremento de la presión fiscal. Para ello lo mejor es que cada uno aguante su vela y asuma el coste político y social de los servicios que está en condiciones de prestar a sus ciudadanos.

Todo ello con la esperanza de que Europa mejoretambién un poco sus fundamentos económicos y la confianza de que Angela Merkel se sacuda la presión política del último año y otorgue un respiro a sus socios comunitarios. Alemania se ha preocupado demasiado de sus rentistas apoyando un euro fuerte, lo que ha condicionado las dimensiones del terreno de juego en el que la canciller y sus conmilitones de la CDU necesitaban jugar sus bazas electorales. Los daños colaterales de una estrategia excesivamente conservadora se han hecho notar en detrimento de los países periféricos que necesitaban un poco más de alegría económica para salir del atolladero de la gran recesión.

España se ha hecho fuerte en el sufrimiento y el Gobierno quiere aprovechar la enseñanza de la crisis a sabiendas de que lo que no mata, engorda. La disciplina económica seguirá siendo el sistema de juego en lo que resta de legislatura y en ello es fundamental la colaboración de los agentes sociales. Eso sí, Rajoy está en deuda con sus votantes y debe reducir cuanto antes el balance de víctimas que ha dejado la crisis. Para ello es necesario recuperarel crédito bancario como instrumento para dinamizar la actividad, estimularla inversión y reactivarel consumo. En definitiva, para crearempleo que, al final, es delo que se trata.

Nelson Mandela utilizó el rugby como línea argumental para la reconciliación en Sudáfrica. La secular confrontación política, epítome del deporte rey en España, impide a Mariano Rajoy plantearse tan sublime aspiración, pero el Gobierno quiere utilizar el símil del fútbol para enseñar los dientes de su estrategia económica y demostrar que nuestro país también ha sabido jugar a la alemana el duro partido contra la crisis.La salida de la recesión enseña el camino a seguir en los dos años escasos que quedan de legislatura, un periodo de tiempo esencial conel objetivo, no menos admirable, de regresar a la alta competición económica en Europa.

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