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Los tentáculos de Damm: de los sándwiches de Rodilla a los langostinos de Pescanova
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PARA DAR SALIDA A SU FLUJO DE CAJA

Los tentáculos de Damm: de los sándwiches de Rodilla a los langostinos de Pescanova

A veces tener demasiado dinero es un problema. Damm lleva más de una década intentando dar salida su flujo de caja. La solución: comprar para diversificar

Foto: Demetrio Carceller, presidente de Damm (EFE)
Demetrio Carceller, presidente de Damm (EFE)

A veces tener demasiado dinero también es un problema. Damm lleva más de una década intentando dar salida al maná de su flujo de caja y la solución ha sido siempre la misma: diversificar. Con su apuesta por comprar Pescanova, el grupo da un paso más en una estrategia que busca no depender exclusivamente de la cerveza y del mercado español y entrar en otras actividades del sector alimentario con las que pueda obtener sinergias.

Pescanova encaja con el perfil de inversión de Damm: actividad alimentaria, internacionalizada, le permite mejorar su capacidad de negociación con la gran distribución y conoce el negocio, porque ha estado en el consejo. Asociado con Luxempart, KKR y Ergon Capital Partners ha hecho una apuesta muy fuerte: 250 millones por el 51% del grupo pesquero gallego. Puede sorprender, pero encaja perfectamente con la línea histórica que ha seguido el grupo que preside Demetrio Carceller.

La principal inversión de Damm es el 9,7% en Ebro Foods. Damm entró en 2003, siempre de acuerdo con la familia Hernández Calleja, que controla la presidencia y la gestión. La cervecera se encuentra al acecho por si la SEPI pone a la venta el 10% que mantiene en el grupo alimentario y está muy satisfecho de su inversión.

Cuando Damm entró en la compañía de alimentación, la acción de Ebro cotizaba a 8 euros. Diez años después el valor se sitúa por encima de 16 euros, si bien no todas las plusvalías son iguales, porque la adquisición se ha hecho de manera progresiva.

Pese a la diversificación de los últimos años, la cerveza supone el grueso del negocio de Damm. De los 900 millones de facturación consolidada, la compañía ingresa más de 720 millones en cerveza, agua y batidos, según refleja la memoria del grupo en 2012. En este sentido, ha habido reveses, como cuando en 2001 fracasó en su intento de comprar Solan de Cabras, que acabó en manos de Osborne. En cambio, ha conseguido hacerse con aguas como Veri o Liviana.

En la misma línea se encuentra la compra del 50% de Cacaolat, que ha hecho asociándose con Cobega. El grupo de batidos supera gracias a la entrada de la cervecera su crisis y Damm continúa con su apuesta de diversificación y reducción de su dependencia de la cerveza, a la vez que aprovecha su infraestructura logística, su red de distribución y su capacidad financiera.

Un gigante fuera del continuo

Damm es un gigante fuera del mercado continuo, una rareza en la bolsa española. El plan estratégico de la compañía prevé que en 2016 facture 1.000 millones, pero con la paradoja de que se sigue negociando en corros, con un Ebitda anual de 104 millones y un endeudamiento bajo. Son estos dos factores los que le han permitido la diversificación de estos años, con inversiones que han superado los 40 millones en alguno de los ejercicios. En la actualidad, Damm cuenta con actividades energéticas, logísticas y también de restauración, como fue la compra del grupo Rodilla.

La falta de liquidez del valor en el mercado bursátil refleja la tensión no declarada en el seno del capital de Damm entre las históricas familias catalanas –los Furriol, los Armadàs y otros– y la voracidad de los Carceller, que por diversas vías -directamente, a través de Disa o de una instrumental holandesa denominada Seegrund- controlan el 41,8% de la sociedad, según reflejó una reciente investigación de la fiscalía, que acabó imputando delitos fiscales al presidente de Damm y a su padre.

Si sumamos a los alemanes de Dr. Oetker, que tienen el 25% del grupo cervecero catalán, parece difícil una OPV que permitiera dar liquidez al valor y que la bolsa fuese un espejo más fiel de la situación económica del grupo. Y más, con el cash flow que cada año genera la empresa.

A veces tener demasiado dinero también es un problema. Damm lleva más de una década intentando dar salida al maná de su flujo de caja y la solución ha sido siempre la misma: diversificar. Con su apuesta por comprar Pescanova, el grupo da un paso más en una estrategia que busca no depender exclusivamente de la cerveza y del mercado español y entrar en otras actividades del sector alimentario con las que pueda obtener sinergias.

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