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Pascual urge un socio internacional para sacar sus lácteos del mercado español
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ARRASTRA UNA DEUDA DE 300 MILLONES

Pascual urge un socio internacional para sacar sus lácteos del mercado español

La compañía agroalimentaria necesita conquistar nuevos mercados para cumplir las condiciones de la refinanciación cerrada a principios de año.

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Aranda de Duero sigue siendo el corazón del Grupo Pascual. Sin embargo, el gran complejo industrial de la compañía agroalimentaria no es suficiente para conquistar nuevos mercados y cumplir así las condiciones cerradas con los bancos acreedores, con los que refinanció una deuda de 300 millones de euros antes del verano para los próximos cinco ejercicios. El reto de los cuatro hermanos Pascual Gómez-Cuétara pasa por completar el ajuste del grupo y dar el salto internacional que le convierta en un fabricante global.

El mercado español no es suficiente para pagar todo cuantodede. Tras cinco años de crisis, Pascual ha defendido cuota de mercado con sus productos líder, pero ha visto cómo sus ingresos han descendido año tras año desde 2007, para situarse algo por encima de los 700 millones, un 30% de la cifra mágica de los 1.000 millones que rozó antes del desplome del consumo. Ya entonces, tras ver la dimensión de la nueva coyuntura, la compañía arandina valoró un primer plan de choque para afrontar una deuda de 400 millones.

Cinco años después, los hermanos Pascual siguen casi en el mismo sitio, pero con la compañía algo más redimensionada y un horizonte de deuda nuevo, después de que la reestructuración del sistema modificara su cartera de préstamos bilaterales, como explican fuentes oficiales. Sin embargo, el grupo aún no ha dado el gran salto cualitativo que le pide la banca. Los hermanos, liderados por Tomás Pascual Gómez-Cuétara, han recibido a fondos de inversión de todo tipo para estudiar cualquier posible tipo de asociación.

Pasado el tiempo, sigue haciendo falta dinero nuevo, bien para crecer o bien para deber menos. Pascual necesita redimensionar la relación entre deuda (330 millones) y ebitda (70 millones) para ajustarla a una proporción cómoda para los acreedores. En este contexto, la compañía ha dado un paso en esa dirección tras vender por algo menos de 40 millones su planta de zumos de Palma del Río (Córdoba) al grupo turco Toksoz. Todo lo que no sea producto core (leche, bebidas lácteas y agua) está sujeto a revisión.

Los esfuerzos de Pascual por internacionalizarse son muy conservadores, fruto de la cautela propia de un negocio familiar y de la situación financiera particular. Las apuestas realizadas durante los últimos años, que han permitido entraren mercados como Filipinas, Sudáfrica, Canadá o Reino Unido, son aún irrelevantes en las principales magnitudes del grupo y representan poco más del 5% de la facturación total. En todos los casos, salvo Venezuela, son sólo de acuerdos para distribuir producto fabricado en Aranda.

Sea como fuere, para vender más, Pascual necesita un gran socio industrial que le abra puertas en mercados como el asiático o el latinoamericano. Cualquier gran fabricante chino o mexicano podría servir para esta causa. La otra alternativa pasa por incorporar un socio financiero que aporte nuevo capital para reducir deuda y apoyar el crecimiento internacional. Para este escenario, el compañero de viaje ideal sigue siendo PAI Partners (ex Yoplait), el fondo francés con el que se asoció sin éxito para pujar por Puleva.

En este proceso de tránsito, el pequeño de los hermanos, Borja Pascual Gómez-Cuétara, se incorporó al negocio agroalimentario hace algo más de un año después de haber llevado las riendas de La Quinta, la división inmobiliaria del holding familiar. Desde entonces, los cuatro hermanos participan en distintos grados, en torno a Pascual, que sigue siendo el principal motor del grupo empresarial. El reto está ahora en fabricar más allá de Aranda en tiempo y forma sin perder el control del grupo por el camino.

Aranda de Duero sigue siendo el corazón del Grupo Pascual. Sin embargo, el gran complejo industrial de la compañía agroalimentaria no es suficiente para conquistar nuevos mercados y cumplir así las condiciones cerradas con los bancos acreedores, con los que refinanció una deuda de 300 millones de euros antes del verano para los próximos cinco ejercicios. El reto de los cuatro hermanos Pascual Gómez-Cuétara pasa por completar el ajuste del grupo y dar el salto internacional que le convierta en un fabricante global.

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