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Elon Musk, el empresario que quiere viajar a (y morir en) Marte
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ESTA SEMANA HA PRESENTADO UN REVOLUCIONARIO MEDIO DE TRANSPORTE

Elon Musk, el empresario que quiere viajar a (y morir en) Marte

Acaba de presentar Hyperloop, un medio de transporte terrestre, pero el gran sueño del fundador de PayPal es colonizar Marte con su empresa SpaceX

Foto: Elon Musk, consejero delegado de Tesla Motors. (Reuters)
Elon Musk, consejero delegado de Tesla Motors. (Reuters)

Nació en Sudáfrica y sueña con morir en Marte. En el camino, ha creado una de las empresas más rentables de las últimas décadas -PayPal- y con el dinero obtenido de su venta se ha embarcado en otras dos, SpaceX, que ha revolucionado la aeronáutica privada, y Tesla Motors, que pisa con fuerza en el mercado de los coches eléctricos. Esta semana, volvía a dar la campanada detallando su proyecto de un nuevo medio de transporte, el Hyperloop, capaz de alcanzar 1.220 kilómetros por hora y alimentado, por supuesto, por la energía del sol.

Este hombre capaz de saltar de los negocios en Internet a la ingeniería aeronáutica lleva por nombre Elon Musk, aunque bien podría llamarse Tony Stark, el protagonista de la saga Iron Man, cuyo director, Jon Favreau, ha confesado haberse inspirado en él. Hasta se le puede ver en la segunda entrega, en un cameo en el que hace de sí mismo.

Musk tiene la nacionalidad estadounidense, aunque efectivamente nació en Sudáfrica, en 1971 (gasta 42 años), de padre sudafricano (ingeniero) y madre canadiense (modelo y nutricionista), y allí, en Petroria, pasó su infancia. Dice esta (en unas declaraciones a Forbes, que lo coloca en el puesto 66 entre los personajes más poderosos del planeta) que de niño leía compulsivamente, incluida la Enciclopedia Británica. Quizá le echó entonces el diente a otra de las sagas que han marcado su vida, la de La Fundación, del maestro de la ciencia ficción Isaac Asimov.

Al estilo de Nikola Tesla

De hecho, cuando vendió PayPal y se dedicó a fundar empresas para llevar a cabo sus objetivos confesos -colonizar otros mundos y salvar este del cambio climático-, muchos pensaron que se había vuelto loco. El diseño del Hyperloop, publicado en su blog, podría confirmar este diagnóstico, si no fuera porque el resto de sus aventuras se han demostrado no sólo posibles sino, aún mejor, rentables. La pasada semana Bloomberg anunciaba que su fortuna ha crecido en 570 millones de dólares, después de los buenos resultados de Tesla Motor (bautizada, por cierto, en honor de otro soñador loco, el inventor Nikola Tesla). Su patrimonio neto, según la agencia, está en 7.700 millones de dólares, un 220% más que hace un año, lo que lo sitúa en el puesto 162 entre los más ricos del mundo.

Charles Bolden y Elon Musk en la presentación de SpaceX. (Reuters)Dicen que a los 12 programó y vendió un videojuego, Blaster, por 500 dólares, aunque el dato puede formar parte de la leyenda. Lo que sí es cierto es que de Sudáfrica, con 17, se fue a Canadá, estudió física en la universidad de Pennsyivania y empresa en Wharton (EEUU) y comenzó su andadura profesional en 1995, con una empresa de software llamada Zip2, que vendió en 1999 a Compaq por 300 millones de dólares. Luego repitió la jugada, pero con ganancias mucho mayores: antes de que arrancara el milenio cofundó X.com, que en un año se transformó en PayPal, la compañía líder en pagos a través de Internet -de la que era, aparte de presidente y jefe de producto, su principal accionista- y en 2002 se la vendió a eBay por 1.500 millones de dólares.

Las ganancias le han dado para mucho. Ese mismo año nacía SpaceX, con la que puede presumir de haber alcanzado por primera vez la órbita terrestre con un cohete de financiación privada y combustible líquido (el Falcon) y de haber lanzado el primer vehículo comercial (Dragon) capaz de acoplarse a la Estación Espacial Internacional (de hecho, tiene contratos con la NASA para abastecerla), y con ella planea llenar Marte de colonos. En 2003 llegaba Tesla Motors, que ha vendido 10.000 vehículos eléctricos y con su modelo S copa el 27% del mercado estadounidense. Y en 2006, SolarCity, número uno entre los instaladores de energía solar en los hogares de aquel país.

Con causa

Dos divorcios, cinco hijos (mellizos y trillizos), una residencia de casi 2.000 metros cuadrados en Los Ángeles con vistas al Pacífico y gustos eclécticos (de Pink Floyd a Adele, en música), completan el perfil de Musk, que, como el Tony Stark de Iron Man tiene, según dicen, cierta afición por los clubes nocturnos (en uno de ellos conoció a su segunda esposa, la actriz británica Talulah Riley) y fama de altruista.

Lanzamiento del Grasshopper, uno de los diseños de SpaceXPreside la Musk Foundation, volcada en ámbitos tan dispares como las energías limpias y la salud infantil y se ha sumado a The Giving Pledge, el reto lanzado por Bill Gates para que las grandes fortunas se comprometan a donar más de la mitad de su riqueza en vida. También ha sido capaz de abandonar otro proyecto, FWD.us (lanzado por el creador de Facebook, Mark Zuckerberg), sobre educación e inmigración, por el simple hecho de que financiara anuncios en los que algunos senadores estadounidenses apoyaban un oleoducto en Alaska.

No todo vale para el cofundador de PayPal , un soñador con la cartera bien enraizada en el suelo que imagina una Tierra libre del cambio climático, y un planeta, Marte, poblado de hombres y mujeres llegados a él gracias a la tecnología de SpaceX. Asegura que es posible que lo veamos en unas décadas. Y que incluso él podría vivir allí sus últimos años: “Sería muy cool morir en Marte, pero no en el impacto”, bromeaba hace unas semanas en el diario The Guardian.

Nació en Sudáfrica y sueña con morir en Marte. En el camino, ha creado una de las empresas más rentables de las últimas décadas -PayPal- y con el dinero obtenido de su venta se ha embarcado en otras dos, SpaceX, que ha revolucionado la aeronáutica privada, y Tesla Motors, que pisa con fuerza en el mercado de los coches eléctricos. Esta semana, volvía a dar la campanada detallando su proyecto de un nuevo medio de transporte, el Hyperloop, capaz de alcanzar 1.220 kilómetros por hora y alimentado, por supuesto, por la energía del sol.

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