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Oliver Wyman dice ahora que la banca española es la más solvente
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SUPERARÍA AL RESTO DE ENTIDADES EUROPEAS

Oliver Wyman dice ahora que la banca española es la más solvente

A pesar de la crisis y de las pérdidas, la banca española ha conseguido recapitalizarse en los últimos años hasta alcanzar niveles de solvencia más

A pesar de la crisis y de las pérdidas, la banca española ha conseguido recapitalizarse en los últimos años hasta alcanzar niveles de solvencia más que aceptables. Es más, un estudio de Oliver Wyman -la consultora que hizo los test de estrés en que se basó el rescate de las entidades más débiles- concluye que los niveles de capital de la banca española serían muy superiores si se aplicaran los estándares de los otros grandes países europeos, mucho más laxos que los españoles (fuera de nuestras fronteras se permiten muchos más 'enjuagues contables'). Ahora bien, esta solidez está amenazada por la debilidad de los resultados del sector y por los fuertes créditos fiscales con que cuentan casi todos nuestros bancos.

Según Oliver Wyman, el banco 'medio' español tiene un core capital (el capital de mayor calidad) del 10,6% con las normas españolas. Si se adoptan las prácticas más conservadoras de España, Francia, Alemania, Reino Unido e Italia, esta ratio se mantendría estable entre el 10,5% y el 11%. Pero si se adoptan las prácticas más laxas de estas jurisdicciones, la ratio española se iría hasta una horquilla de entre el 11,4% y el 12%, el nivel más alto de la banca de todos estos países.

La explicación es que los requisitos españoles penalizan mucho más a nuestros bancos que a los de otros países, porque el consumo de capital es muy diferente. Las ratios de capital se calculan dividiendo los fondos propios entre los activos ponderados por riesgo (APR) de cada entidad. Este concepto siempre es inferior al activo total y da un peso mayor a elementos con más riesgo (como crédito promotor, inversión en bolsa o créditos al consumo) y muy bajo o nulo a otros como deuda pública. Esto es lo que se conoce como "consumo de capital". Pues bien, los APR de la banca española son mucho más altos que los de la extranjera porque el Banco de España exige unos mínimos de ponderación que no existen en otros países. Por ejemplo, en España las operaciones morosas están penalizadas al 100%, mientras que en Italia lo hacen al 0%.

El principal factor por el que puede incrementarse el porcentaje de capital de los bancos españoles es el uso de los llamados "modelos internos", que permiten que cada banco pondere sus riesgos como quiera (aunque con la supervisión del Banco de España, pero con unos mínimos más laxos) en vez de aplicar los modelos estándar del supervisor, que son los que penalizan a los bancos españoles. Esta migración ya ha comenzado y es lo que se conoce como los "enjuagues contables": revisar las ponderaciones de estos activos a la baja para reducir los APR, el denominador de la ratio de capital, con lo que la solvencia sube aunque no se incremente realmente el capital (el numerador).

Oliver Wyman estudia individualmente los cuatro mayores bancos españoles: Santander, BBVA, Caixabank y Sabadell. En el escenario más laxo -si se aplicaran en España las prácticas menos conservadoras imperantes en Europa-, el ratio de core capital del banco que preside Emilio Botín se iría hasta el 11,2%-11,8% frente al 10,3% actual; en el caso del que preside Francisco González, pasaría del 10,8% al 11,9%-12,5%; la entidad controlada por La Caixa alcanzaría el 11,6%-12,3% desde el 11% que registra en la actualidad; y el banco que preside Josep Oliu incrementaría su ratio desde el 10,4% hasta el 11,1%-11,7%.

La amenaza de las pérdidas y de los créditos fiscales

Esta holgada solvencia según los estándares europeos está amenazada por los malos resultados de las entidades por culpa de la crisis. Según un reciente informe de AFI, el sistema financiero español en su conjunto seguirá perdiendo dinero los dos próximos años por culpa del aumento de la morosidad corporativa y de pymes. De hecho, las nuevas exigencias de provisiones para los créditos refinanciados anunciadas la semana pasada por el Banco de España acabarán de raíz con la recuperación de resultados esperada para este año tras el fin de las fuertes dotaciones para el ladrillo impuestas por los Decretos de Guindos, en un entorno de contracción de márgenes generalizado. Y eso que estas exigencias son menores que las planteadas inicialmente.

Además, los niveles de capital de los bancos españoles están amenazados por los enormes créditos fiscales (DTA por sus siglas en inglés) que tienen casi todos, y que las nuevas normas de Basilea III obligan a restar del cálculo de solvencia. Los DTA son derechos frente a Hacienda que se generan por incurrir en pérdidas deducibles (bases imponibles negativas) o por gastos no deducibles, como las provisiones genéricas, que están dotando unas pérdidas que no son reales hasta que se producen; por ello, Hacienda no se las devuelve, sino que se guardan ese derecho para el futuro.

Estos activos suponen 47.000 millones sólo en las entidades cotizadas. Ello se debe principalmente a las provisiones de la exposición al ladrillo y a las fusiones con entidades más débiles que han sufrido fuertes pérdidas. No obstante, Bruselas ha ampliado de 5 a 10 años el plazo para que tengan que eliminarse del capital, lo que concede un respiro a nuestros bancos.

A pesar de la crisis y de las pérdidas, la banca española ha conseguido recapitalizarse en los últimos años hasta alcanzar niveles de solvencia más que aceptables. Es más, un estudio de Oliver Wyman -la consultora que hizo los test de estrés en que se basó el rescate de las entidades más débiles- concluye que los niveles de capital de la banca española serían muy superiores si se aplicaran los estándares de los otros grandes países europeos, mucho más laxos que los españoles (fuera de nuestras fronteras se permiten muchos más 'enjuagues contables'). Ahora bien, esta solidez está amenazada por la debilidad de los resultados del sector y por los fuertes créditos fiscales con que cuentan casi todos nuestros bancos.