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Bankia deja para el ‘banco malo’ el rascacielos ‘faraónico’ de Caja Madrid
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LA TORRE DEBERÍA SER LA NUEVA SEDE CORPORATIVA

Bankia deja para el ‘banco malo’ el rascacielos ‘faraónico’ de Caja Madrid

Estaba previsto que fuera el emblema corporativo de Caja Madrid. Sin embargo, casi cuatro años después ha caído en desgracia. La torre que la caja de

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Bankia deja para el ‘banco malo’ el rascacielos ‘faraónico’ de Caja Madrid

Estaba previsto que fuera el emblema corporativo de Caja Madrid. Sin embargo, casi cuatro años después ha caído en desgracia. La torre que la caja de ahorros compró a Repsol en la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid por 815 millones de euros ha pasado a formar parte de la cartera del nuevo banco malo, el holding BFA al que las siete cajas de ahorro han aportado sus activos más problemáticos a la espera de mejor vida.

Durante estos meses, las necesidades de capitalización de Caja Madrid han colocado en una situación muy controvertida al rascacielos, generando un debate interno sobre la conveniencia o no de cambiar de sede y, por tanto, vender la torre, que aún no está ocupada (solo en dos plantas). Sin embargo, el deterioro del valor del activo, hasta 50% respecto a las potenciales ofertas, ha impedido su venta, pues habría generado minusvalías de casi 400 millones

En principio, la provisión de 9.200 millones efectuada por el SIP al cierre de 2010 cubrió el saneamiento del balance. De este importe, 5.900 millones correspondieron a la cartera de crédito, 1.800 millones a la de inmuebles y 1.500 millones a la cartera de valores. Este esfuerzo, superior a los 4.465 millones recibidos del FROB en verano de ese año, fue cargado contra el patrimonio del grupo para depurar al máximo su cartera.

En el momento de la constitución del SIP en julio de 2010, el rascacielos no fue aportado por Caja Madrid, como ocurrió con otros muchos activos. Solo se integraron los relativos a la actividad financiera. Ha sido casi un año después, con la separación entre Bankia y BFA, cuando la entidad madrileña ha traspasado todos sus activos, quedándose solo con la Fundación (Monte de Piedad) y los bienes histórico/artísticos (edificio Celenque y obras de arte).

Según explican desde la entidad, esa provisión millonaria permitiría que cualquier desinversión a futuro compute ya como beneficio en el balance del banco malo. Incluso en este escenario -el previsible una vez provisionadas las minusvalías latentes-, Caja Madrid asegura que no se contempla la venta del rascacielos, pues está concebida para uso propio. En caso contrario, como está todavía por decidir, contemplarían su posible comercialización.

La última operación del boom

En el momento de su adquisición, el 30 de julio de 2007, sólo unos días antes de que estallara la crisis financiera mundial (subprime), la entidad que entonces presidía Miguel Blesa concibió la torre como una inversión para mantener su sede central dentro de una zona "con una clara expectativa de revalorización" gracias al desarrollo urbanístico del eje norte del Paseo de la Castellana, la popular Operación Chamartín que lleva 20 años parada.

Entonces, en los coletazos del boom inmobiliario, Caja Madrid compró la torre en pleno proceso de construcción, ya que la obra no concluyó hasta finales de 2009. A partir de esa fecha, la entidad debería haber procedido a ocupar los 74.000 metros cuadrados del edificio, capacidad suficiente para acoger las actuales unidades centrales y comerciales de la entidad, en detrimento de una de las Torres Kio que ahora ocupa como sede corporativa.

Respecto a los activos inmobiliarios propiedad de Caja Madrid, la entidad ha ido procediendo a una venta parcial de su cartera de 2.000 oficinas a inversores institucionales bajo el socorrido formato de sale & lease back. Otro inmueble destacado, como el edificio situado en la céntrica plaza de Celenque, donde está ubicada su sede social, no ha formado tampoco parte de la aportación de la caja al SIP, igual que ha ocurrido con la obra social.

Estaba previsto que fuera el emblema corporativo de Caja Madrid. Sin embargo, casi cuatro años después ha caído en desgracia. La torre que la caja de ahorros compró a Repsol en la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid por 815 millones de euros ha pasado a formar parte de la cartera del nuevo banco malo, el holding BFA al que las siete cajas de ahorro han aportado sus activos más problemáticos a la espera de mejor vida.

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