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El Gobierno no cede a la presión de las cajas y les exige un 10% de capital básico
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EL CÁLCULO SERÁ MÁS LAXO QUE CON BASILEA III

El Gobierno no cede a la presión de las cajas y les exige un 10% de capital básico

La presión de las cajas de ahorros para dulcificar los requisitos de capital que se van a incluir en el Decreto de Reforzamiento del Sector Financiero

Foto: El Gobierno no cede a la presión de las cajas y les exige un 10% de capital básico
El Gobierno no cede a la presión de las cajas y les exige un 10% de capital básico

La presión de las cajas de ahorros para dulcificar los requisitos de capital que se van a incluir en el Decreto de Reforzamiento del Sector Financiero y les impondrá finalmente un durísimo requisito del 10% de core capital (capital básico). Asimismo, mantendrá la diferencia respecto a los bancos cotizados, que sólo tendrán que alcanzar el 8%. Lo único en lo que ha cedido es en que el cálculo de este capital no incorporará las exigencias más duras que plantea Basilea III.

La vicepresidenta Elena Salgado ha expuesto estas medidas en una carta remitida a los presidentes de la AEB, Miguel Martín, y de la CECA, Isidre Fainé, en la que dibuja las líneas maestras del decreto. Salgado justifica la exigencia del 10% a la cajas por "la importancia de que este tipo de entidades mantengan confianza plena de sus inversores a la hora de acceder a financiación mayorista incluso en circunstancias adversas". 

Las cajas consideran una "discriminación inaceptable" y una "distorsión de la competencia" que se les exija más capital que a los bancos, de ahí que hayan ejercido una fuerte presión sobre el Gobierno, en la que Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid, ha tenido un papel destacado. Estas presiones habían llevado a la propia Salgado a admitir una rebaja hasta un rango entre el 9% y el 9,5%. Pero, en otro de los vaivenes característicos del Gobierno de Zapatero, finalmente ha vuelto a su postura inicial, adelantada en su día por El Confidencial.

Se trata de un varapalo para el sector de cajas, que confiaba en poder alcanzar un 8% de capital básico, mediante la venta de activos o la entrada de accionistas privados. Pero el 10% se antoja absolutamente inalcanzable para prácticamente ninguna entidad embarcada en procesos de fusión y las aboca irremediablemente a salir a bolsa en masa si quieren evitar la nacionalización.

Y ni siquiera con eso van a tener fácil alcanzar el ratio del 8% que se les aplicaría por ser entidades cotizadas. Las colocaciones van a tener que ser masivas, y esa inundación de papel va a hacer que los inversores exijan unos descuentos enormes en las valoraciones. Lo cual, a su vez, dificulta todavía más captar el capital necesario.

El requisito del 10% se aplicará a aquellas entidades que no coticen o no tengan presencia en su capital de al menos el 20% de inversores privados, y que además dependan en más de la financiación mayorista para más de un 20% de su crédito a la clientela.

No se calculará con Basilea III

La única victoria de la CECA es la forma de calcular el capital, que es bastante menos dura de lo que imponen las normas de Basilea III (que es lo que en principio se iba a aplicar, según dijo la propia Salgado). Lo que se ha dado en llamar "Basilea 2,5" mantiene elementos que actualmente se incluyen en el capital y que se excluirán con las nuevas reglas, como las participaciones empresariales minoritarias.

Tal como adelantó El Confidencial el martes, también se incluirán "transitoriamente" las ayudas ya concedidas por el FROB, que en teoría no son core capital porque se trata de instrumentos remunerados (al 7,75%). Finalmente, la carta de Salgado no hace referencia a que se resten del capital las participaciones financieras; actualmente se deduce el 50% de las mismas y, con Basilea III, se deducirá el 100%.

La presión de las cajas de ahorros para dulcificar los requisitos de capital que se van a incluir en el Decreto de Reforzamiento del Sector Financiero y les impondrá finalmente un durísimo requisito del 10% de core capital (capital básico). Asimismo, mantendrá la diferencia respecto a los bancos cotizados, que sólo tendrán que alcanzar el 8%. Lo único en lo que ha cedido es en que el cálculo de este capital no incorporará las exigencias más duras que plantea Basilea III.

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