Una vez puesta en marcha la idea emprendedora, ¿hay diferencias significativas entre hombres y mujeres a la hora de la ejecución? Lo cierto es que sí. Para empezar, los fondos: según el GEM, la mitad de las empresas fundadas por hombres recibe menos de 20.000 euros de capital inicial, mientras que las fundadas por mujeres se quedan en menos de 10.000 euros.
Y el dinero con el que empezar a emprender, ¿de dónde sale? El informe del South Summit revela que ellos llevan la delantera en fondos propios y privados (inversores, bancos), mientras que ellas recurren más a fondos públicos y a los llamados Friends, Fools & Family, es decir, a su entorno inmediato o cercano. En el caso de Nextmol, la primera inyección llegó de la Fundación Repsol, cuyo Fondo de Emprendedores ofrece inversión y un programa de aceleración a startups que trabajan en ámbitos como las tecnologías de energía de bajo carbono y economía circular, la biotecnología y nanotecnología para soluciones sostenibles, los productos y servicios basados en la gestión de la energía y energías renovables, las tecnologías digitales para la industria energética o las soluciones naturales para la reducción de huella de carbono.
Hasta ahora, el Fondo de Emprendedores ha apoyado a 72 startups que han levantado una inversión de más de 450 millones de euros, que han registrado alrededor de 200 patentes y han realizado 850 prototipos, con una tasa de supervivencia superior al 70%. En Nextmol realizó una aportación con la que “construimos el equipo inicial y el desarrollo del producto”, destaca De Mier. Desde entonces, la startup ha recurrido a la financiación pública y a la autofinanciación con sus propias ventas en el mercado. Actualmente, se encuentra buscando financiación privada.
Que las mujeres reciban generalmente menos financiación que los hombres no tiene por qué verse necesariamente desde el punto de vista negativo. Un estudio de MassChllenge y BCG se dedicó a analizar la financiación externa que recibían las startups de Estados Unidos y sus posteriores beneficios. El resultado era, como poco, llamativo: mientras los hombres recibían más del doble de dinero, las mujeres obtenían unos beneficios sustancialmente superiores. Es decir, ellas necesitaban menos financiación para ser incluso más rentables.
De todos modos, la experiencia de Noelia Márquez es clara: “Nunca hemos notado diferencia de trato. Eres un proyecto y el proyecto no entiende de género. Siempre le hemos dado la seriedad que merecía”.
En España no hay un estudio similar al de MassChallenge y BCG con datos de rentabilidad, pero sí de facturación. En este caso, las cifras son diversas: el Mapa del Emprendimiento muestra que las mujeres son superiores a los hombres en facturar hasta 150.000 euros al año, si bien ellos mejoran los resultados cuando hay facturaciones superiores esa cifra.
Precisamente la facturación es un concepto clave para Mónica de Mier, a quien le interesa más eso que la financiación: “Nuestro foco siempre ha sido el cliente y, a través de la facturación, validar que lo que estamos haciendo funciona porque nos compran. Vamos un poco contracorriente, ya que tenemos ese sentido común de que el propósito de una empresa es generar valor a sus clientes y a la sociedad. No solo debe ser una idea brillante, sino que también debe aportar valor”.
En cualquier caso, está claro que, con menos, ellas suelen conseguir más. Si nos fijamos en el tamaño de las empresas, no hay diferencias significativas entre el número de empleados que atesoran unas y otros en sus plantillas.