La ciencia ficción tiene las dos mejores cosas que podemos pedirle a una película, una novela o una serie de televisión. Por un lado, la ciencia, que nos sumerge en un universo en el que los grandes cerebros del mundo diseñan escenarios que antes eran improbables, pero que han salido adelante gracias al ingenio humano. Por otro, la ficción, que produce un efecto doble: nos adentra en las historias más fascinantes del mundo, aunque nos recuerda que nunca podrán hacerse realidad… ¿O quizá sí?
Lo cierto es que, tras la fantasía de un buen guion, puede haber una parte de verdad. La ciencia ficción nos ha demostrado que, en ocasiones, el futuro no es imposible; solo queda un poco más lejos. Y algunos de los siguientes ejemplos lo demuestran.