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Querellas y coches ardiendo: así le ha ido al partido que se indignó antes que el 15-M
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DEJAN EL CARGO TRAS OCHO AÑOS

Querellas y coches ardiendo: así le ha ido al partido que se indignó antes que el 15-M

Cuando llegaron a la alcaldía de Torrelodones en 2011, acapararon titulares y 'spots'. Dos legislaturas después, hacen su balance como ciudadanos que, por una vez, hicieron política

Foto: El partido Vecinos por Torrelodones surgió en 2007 de una plataforma en contra de un pelotazo urbanístico. (Jorge Álvaro Manzano)
El partido Vecinos por Torrelodones surgió en 2007 de una plataforma en contra de un pelotazo urbanístico. (Jorge Álvaro Manzano)

Cuando Elena Biurrun entró por primera vez a su despacho de alcaldesa, se encontró todo vacío. No quedaba ni un papel en los cajones ni un archivo en el ordenador con el que poder empezar su gestión. Solo una carta reposaba sobre la mesa, firmada por un empresario al que habían conseguido paralizar la concesión del concurso de pádel cuando estaban en la oposición. “El anterior alcalde lo debió dejar como aviso de lo que me esperaba”, ironiza.

Ese fue el recibimiento cuando Vecinos por Torrelodones (Madrid) se convirtió en 2011 en el segundo partido surgido por una iniciativa ciudadana en ocupar un consistorio —el primero fue La Voz del Pueblo en Etxebarri, Vizcaya, en 1991—. Su historia, sin embargo, había empezado cuatro años antes, a raíz de una asociación vecinal que se movilizó en 2005 contra el plan del ayuntamiento de crear un campo de golf en un monte protegido. “Un pelotazo urbanístico de libro, sin disimular. Los promotores eran los mismos que financiaban al Partido Popular”, cuenta Santiago Fernández, entonces miembro de la asociación y ahora concejal de Urbanismo.

Una década después, existen cerca de 150 partidos por toda España con la marca ‘vecinos’

Hicieron tanto ruido que llegaron hasta Bruselas y consiguieron que la Unión Europea les diese la razón. “Y eso que nos advirtieron de que no lo paraba ni Dios”, recuerdan. “Era un tiempo de políticos sin complejos: te decían que iban a hacer el campo de golf porque sí y ya está”.

Aunque su objetivo natural era parar ese proyecto concreto, pronto vieron cómo ante el hermetismo del consistorio muchos convecinos acudían a la asociación a intentar solucionar sus problemas cotidianos. “Había un caldo de cultivo y se votó formar un partido político. Era 2007, antes de que hubiese crisis o los indignados del 15-M”, recuerda Raquel Fernández, concejala de Servicios Sociales.

Una década después, existen cerca de 150 partidos por toda España surgidos de la sociedad civil con la marca ‘vecinos’. Este mismo año, solo en Madrid, se ha constituido Vecinos por Majadahonda, Pozuelo, Villalba y Rivas Vaciamadrid para concurrir en las elecciones del próximo domingo. Otros, como Vecinos por Algete, consiguieron entrar en el Gobierno municipal en 2015 con cuatro concejales, siguiendo la misma filosofía.

Pero ninguno ha tenido el eco que consiguió el grupo de Torrelodones. Hasta 'The New York Times' les dedicó un amplio reportaje y la marca de bebidas Aquarius les eligió para uno de sus anuncios. Parte de su épica radicó en movilizarse como sociedad civil en un pueblo donde el paisaje está dominado por los chalés adosados y los cuatro por cuatro descansan en garaje privado. Donde no preocupan la seguridad ni el paro (es el tercer municipio de menos de 40.000 habitantes con menor paro de España). Y, sobre todo, donde el Partido Popular había gobernado toda la vida.

Había un caldo de cultivo y se votó formar un partido político. Entonces no había ni crisis ni indignados

Se presentaron con la esperanza de conseguir un concejal y llevar su lucha contra la corrupción al órgano donde se tomaban las decisiones. Para su propia sorpresa, consiguieron cuatro (el quinto era Toni Cantó, que hizo allí sus primeros pinitos como candidato). Se convirtieron, primero, en el principal partido de la oposición, y cuatro años después, en la aldea gala que desentonaba en la mar popular del norte de Madrid. “Tuvimos que construirnos de otra manera, no teníamos nadie que supiese de deporte, por ejemplo”, explica el pleno, formado por profesores, sociólogos, psicólogos o comunicadores. “Ninguno nos veíamos entonces como concejales”.

placeholder El último pleno de la formación, que deja el cargo a los ocho años. (Jorge Álvaro Manzano)
El último pleno de la formación, que deja el cargo a los ocho años. (Jorge Álvaro Manzano)

Ocho años después de saltar a la fama, con un espectro político fragmentado en el que ya no llaman tanto la atención, han dejado de recibir atención mediática. En su último pleno, el pasado martes, toman sus últimas decisiones como concejales: acatar una sentencia del Supremo en materia de terrazas, dar permiso a una aplicación de patinetes para operar en el pueblo o la gestión de los pagos a la SGAE. A pesar de los años juntos (muchos ni se conocían antes de la asociación), no faltan los chistes de Lepe en torno a una mesa gigante de madera oscura, a juego con el resto de la sala, y que se preguntan por qué nunca cambiaron. “No íbamos a gastar dinero en eso, ¿no?”, se responden. Ninguno de los presentes seguirá pasado el 26 de mayo; por decisión del propio partido, nadie se mantiene más de ocho años en el cargo.

Las anécdotas acumuladas aún tienen el tono de sorpresa de una persona de a pie que se acerca por primera vez a la política. “Recuerdo que al poco de llegar me llamó un proveedor de jabones y me dijo que si le elegía para el polideportivo me daba cheques para gastar en MediaMarkt”, cuenta Carlos Beltrán, concejal de Actividad Física y Deportes. “Le dije que iba a hacer como que no había oído nada, pero pensé que si eso era con jabones, qué sería con algo más grande”.

Cuando llegaron, acabaron con los gastos de representación y puestos como jefe de protocolo, de gabinete o de comunicación

También rememoran aquella vez que acudieron a comer al Casino de Torrelodones y les fue materialmente imposible pagar. “Según sus estatutos, los concejales nunca pagan nada de comida ni bebida cuando van con el alcalde. Nosotros no teníamos ni idea, y cuando fuimos a pagar dijeron que no. Fueron viniendo superior tras superior y nada, ¡que no nos dejaban pagar! Nos tuvimos que ir, pero dijimos que a partir de entonces solo iríamos dos veces al año y con el presidente, de forma oficial”, cuentan. Según supieron después, las visitas del anterior equipo al centro de ocio eran constantes.

No fue a lo único a lo que renunciaron. Los puestos de jefe de protocolo, de gabinete y de prensa desaparecieron. También los gastos de representación (unos 40.000 euros hasta entonces) y las dietas. Solo han pagado dos comidas de trabajo en el tiempo que llevan gobernando. “Hasta el café nos lo pagamos cada uno”, reconocen.

Amenazas y coches quemados

Al unísono, todos coinciden en lo que más les llamó la atención al tomar posesión de sus carteras: el complejo entramado de la burocracia. “Yo sigo escandalizado con la capacidad que tiene la Administración de bloquearse a sí misma. Incluso en las cosas de más sentido común que te puedas imaginar, lo más sencillo, lo más consensuado, cuesta muchísimo sacarlo adelante”, cuenta Santiago. “El objetivo número uno de la Administración es mantenerse a sí misma, y no modernizarse nunca. Crea sus propios hijos para mantenerse”, comparte Raquel.

Cuando llegaron, el ayuntamiento acumulaba 21 millones de euros de deuda, de los cuales solo 13 estaban contabilizados. Se van dejándola a cero. Las licitaciones “sospechosas” y los “chiringuitos” fueron lo primero que empezaron a recortar, y en los seis primeros meses redujeron tres millones el gasto. “Un ejemplo muy significativo de lo que heredamos: la TDT. Al mes de entrar, se produjo el apagón digital y ese día todo Torrelodones se quedó sin televisión. Tú en este país puedes quitar de todo menos la tele. Nos querían linchar, literalmente. Nosotros no sabíamos qué pasaba hasta que nos dimos cuenta de que el repetidor que se había instalado para todo el municipio era uno con capacidad para una comunidad de vecinos. Y curiosamente, se lo habían encargado a un instalador de Zaragoza. Debe ser que no había otro cerca…”, recuerda Raquel.

Desde el Partido Popular, por alusiones, señalan que Vecinos nunca ha denunciado esas supuestas corruptelas ni licitaciones amañadas. “Cuando llegaron, dijeron que harían una auditoría y todavía la estamos esperando. Se han dedicado durante ocho años a hacer propaganda y descalificar al PP”, señala Rodolfo del Olmo, portavoz del grupo municipal.

placeholder La presentación de la nueva candidatura, hace unos días. (M. Z.)
La presentación de la nueva candidatura, hace unos días. (M. Z.)

A medida que fueron “pisando callos”, las presiones se fueron haciendo más intensas. A sus espaldas acumulan una decena de querellas y denuncias de todos los colores: desde el PP al PSOE, aunque, sobre todo, de promotores. Todas han sido archivadas. “Pero van contra tu patrimonio. Y claro, si te piden 50.000 euros, cuando nosotros aquí ganamos 1.300, te asustas aunque sepas que llevas razón”, cuenta Raquel.

A todos les han pinchado en algún momento las ruedas del coche, alguno ha sufrido un hachazo en la puerta y la alcaldesa ha denunciado un par de amenazas a su familia a la Policía. A Carlos, el concejal de Deportes, le llegaron a quemar el automóvil una noche. El motivo fue que el ayuntamiento pedía a unas familias que residían en viviendas de protección oficial que pagasen el alquiler social que llevaban cinco años sin desembolsar. “Durante días, me esperaban en mi casa tanto de la PAH, que empezaba entonces, como de Nuevas Generaciones del PP”, recuerda.

A medida que aumentaron las querellas y amenazas, los jamones, vinos y aceites que llegaban por Navidad se fueron reduciendo. “Sobre todo en Urbanismo era brutal, pero ahora ni un vino me mandan, que me parece hasta mal”, bromea el concejal de esta área. Desde el pleno, les afean continuamente que no tengan las formas de la política tradicional. “Dicen que nos falta ‘institucionalidad’, pero es que nos da igual. Si la alcaldesa no llega al atril porque nadie lo ha medido, nos reímos”. Tampoco hacen apenas inauguraciones porque les parece “de catetos”.

Parece que hacer una alcantarilla o el tamaño de una acera no tiene ideología, pero no es verdad, todo lo tiene

Parte de su éxito, explican, ha sido no calificarse nunca ni de izquierdas ni de derechas. Entre sus afiliados, presumen con contar con apoderados de Vox y de Podemos, sin que eso haya sido un problema hasta el momento. “Parece que hacer una alcantarilla o el tamaño de una acera no tiene ideología, pero no es verdad, todo lo tiene. La clave es enfocarte en lo que compartes. En lo local, creo que eso puedes hacerlo, pero tiene que ser con gente flexible. Y en lo nacional, debería haber un poco más de eso”, reflexiona Carlos.

“Hemos hecho desde bajar impuestos, que se supone que es de derechas, hasta dar acogida a refugiados, inversión en colegios públicos, temas ambientales...”, enumera Raquel. “En ese sentido, somos más libres que el resto, que muchas veces van con el argumentario del partido y no se pueden salir de ahí”.

placeholder La asociación vecinal votó convertirse en partido político en 2007. (Jorge Álvaro Manzano)
La asociación vecinal votó convertirse en partido político en 2007. (Jorge Álvaro Manzano)

Desde el PSOE, su candidato Rodrigo Bernal reconoce que en el primer mandato apoyaron la investidura de Vecinos porque también ellos querían acabar con la política de urbanismo del Partido Popular, pero les afean no haber sacado adelante durante estos años las inversiones que necesita el pueblo: “Son un partido muy publicitario, que domina muy bien el 'marketing' y hace políticas de lo que se ve, pero no de lo que no se ve. Tienen superávit de 6,7 millones y no están llevando adelante la inversión en servicios sociales que necesita el municipio. Además, se han alejado mucho de la ideología de la que surgieron: hoy, por ejemplo, hay un pleno organizado por vecinos y no van a acudir”.

Bernal no es el único que critica esta instrumentalización de la política o que problemas enquistados en el municipio, como el aparcamiento, no se hayan solucionado durante este tiempo. “Pintar los pasos de cebra de colorines viste mucho, pero aporta poco”, señala Sebastián Iturruz, director del medio local 'Torrelodones.info', quien denuncia también las trabas que encuentra en su relación con el consistorio. “Si no les bailas el agua van contra ti, y lo han hecho de manera despiadada. Por ejemplo, para hablar con cualquier trabajador municipal, tienen que dar ellos permiso”.

placeholder La oficina municipal desde donde se organiza el buzoneo del partido. (Jorge Álvaro Manzano)
La oficina municipal desde donde se organiza el buzoneo del partido. (Jorge Álvaro Manzano)

Cortejados por todos

Al lado del ayuntamiento, en la oficina del grupo municipal, se amontonan las cajas con el programa de la nueva candidatura y los sobres con las papeletas. Las paredes están repletas de fotografías y panfletos que repasan la década que llevan en marcha. Allí preparan los 'packs' que luego distribuyen buzoneando por el pueblo. Es una costumbre que tienen no solo en campaña, también cuando estaban en la oposición. Cada mes distribuyen información sobre lo que se ha decidido esas semanas en el pleno. “Así también hacemos la calle y hablamos con la gente y lo que les preocupa. Dar la cara aunque sea para que te la partan”, dice Guirao, el encargado de Comunicación.

Hasta la alcaldesa se enfunda las zapatillas cada fin de semana y reparte la zona que le corresponde, aunque como el resto pronto vaya a entregar el bastón de mando, y con él, la primera línea de la política: “El 1 de junio me iré a la cola del paro, aquí la única puerta giratoria es la de mi casa”. Mientras buzonea, confiesa que partidos de todos los colores le han tirado los trastos, sin éxito. “Se han acercado de manera muy torpe, sin entender para nada lo que éramos”. Cuando surgieron, el PSOE intentó fagocitarles ofreciendo a Biurrun ir de cabeza de lista sin ni siquiera afiliarse, y el PP intentó chantajearles si no se presentaban a cambio de no denunciarles, según una grabación que publicó la Cadena SER.

placeholder La actual alcaldesa, Elena Biurrun. (Jorge Álvaro Manzano)
La actual alcaldesa, Elena Biurrun. (Jorge Álvaro Manzano)

Hace unos días, presentaron ante un centenar de personas la candidatura que los releva. La segunda generación de Vecinos por Torrelodones quiere continuar la senda que ha marcado el partido durante una década “y eso que también nos han contado todo lo malo”, bromea Alfredo García-Plata, quien se postula ahora a alcalde. “Les conocí una vez que invitaron a los de mi barrio a participar en una reunión y vi que realmente te escuchaban. Nos presentaron el programa de 2011 y creo que aquella fue la primera vez en mi vida que sabía realmente qué votaba”, cuenta mientras buzonea. “Un día, nos comunicaron que ellos ya dejaban el cargo y que otros tenían que dar el paso al frente. Y sin pensarlo mucho me postulé”. Según las encuestas que manejan, anteriores a las generales, rozan de nuevo la mayoría absoluta: “Pero con la fragmentación de partidos, no sabemos qué puede pasar”.

El programa con el que se presentan a las elecciones está basado en cerca de un millar de encuestas telefónicas en las que preguntan a sus conciudadanos cómo repartirían un euro en inversión para el pueblo. Así quieren diferenciarse, dicen, de las propuestas ambiguas y el “y yo más” del resto de partidos.

"Normalmente, son los ayuntamientos los que asumen el coste de algo que es responsabilidad de los promotores, así que fue un buen zasca"

Entre todas las iniciativas que han llevado adelante estos años, se quedan sobre todo con una: conseguir que los promotores de una urbanización del pueblo construyeran el paso subterráneo que les conectaba con el resto del municipio por debajo de la A-6. “Era su obligación, pero cuando vendieron todos los chalés se fueron, y nadie les persiguió. Cuando llegamos al Gobierno, años después, los buscamos, les encontramos y les hicimos construirlo. Normalmente, son los ayuntamientos los que asumen el coste de algo así, aunque sea responsabilidad de los promotores, así que fue un buen ‘zasca en toda la boca”, recuerda Raquel.

Cada concejal tiene su propio hito personal y profesional que se lleva como recuerdo de su andadura política. Aunque casi ninguno quiere repetir en el futuro con otras siglas, todos coinciden en que si volviesen a 2007 lo harían otra vez: “Pero para hacer esto hay que tener un poco de utopía, creer que puedes hacer cualquier cosa. Y eso, a los que estamos ahora, ya se nos ha pasado”, confiesan.

Cuando Elena Biurrun entró por primera vez a su despacho de alcaldesa, se encontró todo vacío. No quedaba ni un papel en los cajones ni un archivo en el ordenador con el que poder empezar su gestión. Solo una carta reposaba sobre la mesa, firmada por un empresario al que habían conseguido paralizar la concesión del concurso de pádel cuando estaban en la oposición. “El anterior alcalde lo debió dejar como aviso de lo que me esperaba”, ironiza.

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