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España gira al rojo: el mapa de los pactos pinta la debacle territorial del PP tras el 24M
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España gira al rojo: el mapa de los pactos pinta la debacle territorial del PP tras el 24M

El derrumbe electoral del Partido Popular el 24M y los pactos de partidos de izquierda dibujan un nuevo mapa de reparto del poder autonómico y local

El derrumbe electoral del Partido Popular el 24-M y los pactos de partidos de izquierda dibujan un nuevo mapa de reparto del poder autonómico y local con el PP arrinconado en cuatro comunidades autónomas (Madrid, Castilla y León, Murcia y La Rioja) y una docena de capitales de provincia. El resto de las autonomías queda en manos de una izquierda variada (hasta con los Bildu en Navarra) y otra que se presenta especialmente ingobernable como es Aragón. Como remate del giro al rojo está el dato de que cuatro de las cinco principales ciudades españolas están a punto de pasar a manos de candidaturas municipalistas o nacionalistas a la sombra de Podemos y con el apoyo del PSOE: Madrid, Barcelona y Zaragoza para Podemos, y Valencia para Compromís.

Ante la inminente constitución de los ayuntamientos este sábado y las cámaras regionales a partir de la próxima semana, el PP sólo ha asegurado su continuidad en los cuatro gobiernos regionales donde los grupos de izquierda no suman mayoría y sólo depende de Ciudadanos. El PSOE tiene encarriladas todas las comunidades autónomas donde sólo tiene que conversar con Podemos (Castilla-La Mancha, Extremadura y Asturias), reconduce las negociaciones en la Comunidad Valenciana con los nacionalistas de Compromís y mantiene el atasco en Aragón y Baleares, donde tiene que contar hasta con otros cuatro grupos de izquierda o nacionalistas locales.

Si no hay sorpresas en las negociaciones pendientes, al final el Partido Popular habrá perdido 6 de las 10 comunidades autónomas que gobernaba (también mantiene Galicia, con elecciones previstas para el otoño de 2016) y el PSOE está a punto de hacerse con todas a las que aspiraba, además de conservar Asturias (Comunidad Valenciana, Extremadura y Castilla-La Mancha) y mantiene sus opciones de pactos en las de composición más complicada. Y, coincidiendo en el tiempo, repite en Andalucía esta vez gracias a Ciudadanos –una muestra más de que Susana Díaz va por libre y 'pasa' de las consignas de Ferraz, que prefería el pacto con Podemos–.

Vídeo: Díaz, investida como presidenta de Andalucía

Los populares se fijaron en las elecciones el objetivo de salvar Castilla-La Mancha: tenían pocas esperanzas en seguir al frente de la Junta de Extremadura (al menos en la dirección) y se temían el desastre luego consumado en la Comunidad Valenciana, aunque no en la alcaldía de la capital. Y tampoco esperaban fracasar en Aragón, Cantabria, Baleares ni en el Ayuntamiento de Madrid. El balance final en el reparto del poder autonómico es peor que cualquiera de las hipótesis más pesimistas manejadas en la sede de Génova en el arranque de la campaña electoral.

En la dirección del Partido Popular no ha sorprendido el acuerdo de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias en comunidades autónomas como la extremeña, pero sí la entrega incondicional de los votos del PSOE a las candidaturas de Podemos o Compromís en las grandes capitales. Más que nada porque insisten en que es “meter el enemigo en casa”, “blanquear” a la extrema izquierda y un disparate estratégico a cinco meses de las elecciones generales en las que Iglesias se propone quedarse con el grueso del electorado socialista.

El desastre en las grandes capitales

El PSOE ha confirmado el acuerdo de Sánchez e Iglesias en el caso de la alcaldía de Madrid para poner al frente a Manuela Carmena. El pacto anti-PP se ha mantenido incluso ante la oferta de hacer alcalde al socialista Antonio Miguel Carmona. En la Comunidad Valenciana, Alberto Fabra ofreció a los socialistas la posibilidad de apoyarles para que Ximo Puig fuera el nuevo presidente de la Generalitat a cambio de que dejaran la alcaldía de la capital a la candidata más votada, Rita Barberá, pero no quisieron ni considerarlo. Prefieren apoyar a Joan Ribó, de Compromís, aunque no tengan cerrado el respaldo de ese partido a las aspiraciones de Puig a la presidencia de la Autonomía.

Vídeo: Socialistas y Compromís reanudan el diálogo en Valencia

En Zaragoza, el cabeza de lista del PP, Eloy Suárez, candidato más votado en los comicios (27 por ciento de los sufragios, 10 concejales) ofreció esta semana al aspirante socialista, Carlos Pérez Anadón (18 por ciento y 6 concejales), los votos de los populares para que fuera alcalde. Se trataba de evitar que llegara al cargo el candidato avalado por Podemos, Pedro Santisteve (9 concejales), por el apoyo del frente de izquierdas que incluye a la Chunta. A Pérez Anadón le gustó la idea, pero hecha la consulta pertinente a Ferraz le comunicaron que no había nada que hablar: a votar al aspirante de Podemos.

El agravante en Aragón para el PSOE es que el partido de Pablo Iglesias, con Pablo Echenique al frente, exige también la presidencia de la comunidad autónoma a los socialistas con el argumento de que casi han empatado a votos y que la lista organizada por Podemos ganó a los socialistas en las ciudades. Además, en las Cortes de Aragón entran también en la liza de los pactos de izquierda la Chunta, e incluso IU.

El PP sólo ha asegurado su continuidad en los cuatro gobiernos regionales donde los grupos de izquierda no suman mayoría y sólo depende de Ciudadanos

De las cinco principales ciudades de España (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Zaragoza), sólo la capital andaluza tendrá alcalde de un partido convencional y homologable con las grandes corrientes políticas europeas, populares y socialistas, pues los pactos apuntan al PSOE y el respeto a la lista más votada al PP. Las otras cuatro capitales estarán regidas por la izquierda radical: Madrid por Manuela Carmena, la ciudad Condal por Ada Colau, Valencia por Joan Ribó y Zaragoza por Santisteve.

Ante este panorama, en el PP aguardan los cambios de Mariano Rajoy, que, como ya adelantó este periódico y ayer ratificó el presidente del Gobierno, no serán del calado que algunos pretenden: "No generen demasiadas expectativas", aclaró el propio Rajoy, al tiempo que defendía el papel de su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, como hizo hace días con su secretaria general, Dolores de Cospedal. En Génova cada vez están más convencidos de que será poco más que "chapa y pintura". Aunque el mapa en rojo del nuevo poder territorial aconseja la necesidad de dar muchas capas si el PP quiere repintarlo para las generales.

El derrumbe electoral del Partido Popular el 24-M y los pactos de partidos de izquierda dibujan un nuevo mapa de reparto del poder autonómico y local con el PP arrinconado en cuatro comunidades autónomas (Madrid, Castilla y León, Murcia y La Rioja) y una docena de capitales de provincia. El resto de las autonomías queda en manos de una izquierda variada (hasta con los Bildu en Navarra) y otra que se presenta especialmente ingobernable como es Aragón. Como remate del giro al rojo está el dato de que cuatro de las cinco principales ciudades españolas están a punto de pasar a manos de candidaturas municipalistas o nacionalistas a la sombra de Podemos y con el apoyo del PSOE: Madrid, Barcelona y Zaragoza para Podemos, y Valencia para Compromís.

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