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Políticos al borde del ridículo en las campañas electorales
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AGUIRRE CON SU PERRO, GÓMEZ Y SU PULPO Y ZAPATERO CON SUS BELLACOS

Políticos al borde del ridículo en las campañas electorales

La campaña del 22-M ha terminado y, tras quince días, quedan para las hemerotecas los shows electorales a los que nos han sometido los candidatos antes

La campaña del 22-M ha terminado y, tras quince días, quedan para las hemerotecas los shows electorales a los que nos han sometido los candidatos antes de enfrentarse al veredicto final de las urnas. En algunos casos han llegado a pisar la delicada frontera entre el humor y el ridículo: unos pecan ingenio, otros de agresividad y, en general, todos parecen estar dispuestos a llegar donde haga falta por arañar unos votos. “A veces -comenta el asesor de uno de los políticos más mediáticos de España- hay que frenarles, sobre todo si son muy espontáneos, pero vamos, no dudéis que, en muchas ocasiones, hasta ellos se ríen de sí mismos. Además -añade- les encanta descubrir sus fallos o sus momentos más ridículos viendo o escuchando los programas de humor en los que les imitan. Voy más allá, a  veces les hacen más caso a ellos, que a nosotros, los asesores”.

¿Simpáticos o ridículos?, ¿pura fachada o realidad?, ¿se dirigen al pueblo a las televisiones? Es evidente que durante la campaña a todos les cambia el rostro. Jamás se ve tanta dentadura y tanta sonrisa. Continuamente se producen imágenes de lo más inusuales. Pregúntense, sino, ¿cuántas veces han visto a lo largo de la legislatura a Pérez Rubalcaba, Mariano Rajoy, José Blanco o Ruiz Gallardón besando y abrazando a mujeres y niños?

Tomás Gómez, el aspirante socialista a conquistar la Puerta del Sol, fue el primero en estrenarse en la campaña con un hombre disfrazado de pulpo Paul. Le daban a elegir entre Gómez y Aguirre -adivinen a quién se cogía el cefalópodo- . Días más tarde, colgó en la Gran Vía, como si la sede del PSM fuese un cine más, el cartel de una película de ficción titulada ‘Adiós condesa’. Y, aunque él lo dijo en serio, una de sus propuestas generó chistes en las tertulias y viñetas de humor en los diarios nacionales: Gómez prometió que ninguno de sus Consejeros llevará a sus hijos a la sanidad o a los colegios privados.

Esperanza Aguirre, la candidata a la presidencia madrileña del PP, arrancaba la contienda electoral apareciendo en los carteles vestida de blanco y con evidentes síntomas de photoshop. Uno de los días causó furor por las calles de Galapagar con su perro, Pecas, aunque para golpe de efecto, el que provocó el chotis con el que fue recibida por sus compañeros del PP en la pradera de San Isidro: “Por la calle de Alcalá, Esperanza viene y va, pico y pala ‘apoyaos’ en la cadera. De Alcobendas a Aranjuez, de Buitrago a Leganés, todos quieren que se presente otra vez. Y el vecino que la ve, va y le dice: ‘así ha de ser’, trabajando con esmero presidenta, pues nadie le va a ganar, en equipo a trabajar, todos juntos por nuestra comunidad” (pónganle música de Los Nardos, el pasacalles de la zarzuela Las Leandras del maestro Francisco Alonso).

María Dolores de Cospedal, la candidata a la presidencia de Castilla-La Mancha, lanzó su particular ley antitabaco con un cartel en el que se leía “el tabaco advierte que el Gobierno es perjudicial para la salud”. Su homólogo, José María Barreda, la comparó con Sarah Palin, “agresiva -dijo- y con poco fondo”. José Luis Rodríguez Zapatero tildó de “bellacos” a todos cuantos dicen que el PSOE ha hecho recortes sociales. La guinda de la agresividad verbal la puso uno de los candidatos socialistas en Jaén, Manuel López, con su “el PP es para matarlo a hostias”, sin olvidar la peineta que le dedicó Federico Trillo a quienes se metían con Francisco Camps a la salida de un acto en Torrevieja. Las  anécdotas, como bien puede comprobarse, han sido innumerables, pero la pregunta ahora es si son o no rentables para el político en la caja registradora de los votos.

 “Menos pulpos y más sensatez”

Para José Luis Fernández Seara, profesor titular del Departamento de personalidad, evaluación y tratamiento psicológico de la Universidad de Salamanca, “el circo de la política es muy amplio y hay para todo, momentos serios, momentos para el humor, pero es evidente que se ha bajado excesivamente el listón”. Según Fernández Seara, la dosis de estrés que sufren los candidatos en campaña es brutal, en cuestión de dos semanas están sometidos a una tensión continua en mítines, entrevistas, visitas, viajes en avión, coche, autocares… “y eso -explica el profesor- les  hace mucho más susceptibles a la hora de cometer errores, improvisan más, corren más riesgos.  Ahora bien, yo soy profesor y para intentar que los alumnos vengan a las clases a aprender lo que no voy a hacer es contratar a un pulpo o vestirme de payaso. Menos pulpos y más seriedad y sensatez”.

El experto en comunicación e imagen, Álvaro Santos, está convencido de que la rentabilidad con este tipo de acciones no es tanta como la que piensan los políticos. “El tiro -añade Santos- puede salirles por la culata. A veces da la sensación de que tratan al votante como si fuese una persona que no se da cuenta de las cosas. Ahí tenemos el ejemplo de Zapatero y sus bellacos. Cuando todos sabemos que en los últimos meses se han congelado pensiones y se ha bajado el sueldo a los funcionarios, ¿cómo es posible que haga este tipo de afirmaciones?, ¿seré un bellaco por hacer esta observación?”.

Otro ejemplo, del que la gente se ha dado perfectamente cuenta, ha sido el de los carteles electorales. Las arrugas han desaparecido cuando todos vemos a diario a los políticos con sus virtudes y sus defectos, “personalmente – apunta Santos – no me ha gustado ninguna de las imágenes de este año. La seriedad de Esperanza Aguirre con los ojos tan perfilados en negro y una imagen tan blanca, o la de Tomás Gómez, mirando al cielo como a verlas venir. La ciudadanía se siente alejada de la clase política y lo que hay que hacer es apostar por imágenes cercanas, con menos photoshop”.

Aguirre y Gómez, los reyes en Faceboock y Twitter

Manuel A. Alonso Coto, profesor de Marketing Digital en el Instituto de Empresa y autor del libro Marketing político 2.0, cree que la mayoría de los políticos se han quedado obsoletos. Alonso relata cómo “hace unos días estuve en Asturias escuchando un mitin del PSOE en el que invocaban a Franco y a los muertos. Decían que viene no una derecha, sino dos, con Álvarez Cascos. ¿Cómo se puede seguir mandando el mismo mensaje tantos años después? En un auditorio de jóvenes, como era el caso, está completamente trasnochado. Queremos soluciones a los problemas”.

Menos del 15% de la clase política española se ha modernizado y domina las redes sociales. Ahora mismo, los dos políticos que ocupan los primeros puestos del top de tuiteros en la red son Esperanza Aguirre y Tomás Gómez, la primera con más de 60.000 seguidores y el segundo con más de 12.000. Alonso Coto dice que: “Lo bueno de Twitter es que es tan rápido que no da tiempo ni de mentir. Les hace ser más ellos, ganan en cercanía, consiguen improvisar y ser naturales. Por aquí empieza a haber una salida a ese encorsetamiento de las campañas. Hay un alcalde en Jun, Granada, que tiene una población de 4.000 habitantes y ha conseguido 17.000 seguidores y si se entra en su blog es curioso comprobar que lo que ofrece son soluciones. No es cortoplacista. Los políticos cometen el gran error de preocuparse más por el envoltorio que por el contenido, y en eso se equivocan, los ciudadanos quieren solucionar sus problemas”.

Los expertos cada vez están más convencidos de que las campañas son poco rentables económica y políticamente. La web abre un nuevo horizonte en las elecciones del futuro y, de momento, los twitter-debates, twitter-entrevistas o twitter-mítines, no han hecho más que empezar. Algunos ya están invirtiendo mucho tiempo en las redes sociales. Existe una web en la que puede consultarse el top de los políticos más tuiteros, www.los30tuiteros.com , pero mientras se modernizan, el que se ha agotado ya es el tiempo. El 22-M ha llegado y, tras tantas anécdotas, una vez más el pueblo será el que ría el último.

La campaña del 22-M ha terminado y, tras quince días, quedan para las hemerotecas los shows electorales a los que nos han sometido los candidatos antes de enfrentarse al veredicto final de las urnas. En algunos casos han llegado a pisar la delicada frontera entre el humor y el ridículo: unos pecan ingenio, otros de agresividad y, en general, todos parecen estar dispuestos a llegar donde haga falta por arañar unos votos. “A veces -comenta el asesor de uno de los políticos más mediáticos de España- hay que frenarles, sobre todo si son muy espontáneos, pero vamos, no dudéis que, en muchas ocasiones, hasta ellos se ríen de sí mismos. Además -añade- les encanta descubrir sus fallos o sus momentos más ridículos viendo o escuchando los programas de humor en los que les imitan. Voy más allá, a  veces les hacen más caso a ellos, que a nosotros, los asesores”.

Mariano Rajoy María Dolores de Cospedal Aguirre Newman