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¿Beneficia o perjudica a alguien una caída de participación en unas elecciones generales?
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¿Beneficia o perjudica a alguien una caída de participación en unas elecciones generales?

El primer avance de participación muestra una implicación menor que el pasado 28-A. No obstante, habrá que esperar a los datos definitivos para saber si tienen algún efecto

Foto: Votaciones elecciones generales
Votaciones elecciones generales

Todo apuntaba a que la participación no iba a llegar a los datos de las últimas elecciones, las del pasado 28 de abril, cuando la implicación del electorado en el proceso creció nueve puntos con respecto a la de los anteriores comicios, en 2016. Y, al fin, han acertado las 'encuestas' (más o menos): la participación se ha alejado de lo conseguido la pasada cita, con una caída de más de 3,5 puntos en cuanto a la implicación del electorado antes de las 14:00. Los datos del 'turno de tarde' no han virado muchos los resultados: la caída en la implicación del electorado español es patente: está casi cuatro puntos por debajo de las cifras registradas a la misma hora el pasado 28 de abril, con una fuerte caída especialmente en Baleares, donde la participación es siete puntos porcentuales inferior a las pasadas.

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En estas circunstancias es cuando el electorado se pregunta si realmente la participación beneficia o perjudica a algún bloque a lo largo de la historia democrática. Lo cierto es que hasta el año 2000 había una teoría más o menos clara que apuntaba en la misma dirección: las elecciones de cambio estaban caracterizadas por niveles de participación elevados y, en la misma medida, los procesos electorales con altas tasas de participación acababan con Gobiernos formados por partidos de izquierdas. Sin ser esta una relación directa y necesaria, existía cierta vinculación entre una cosa y la otra. Estas fueron las citas con participación más alta, y los líderes de los gobiernos formados a continuación:

  • 1982: 80% de participación → Felipe González (PSOE) → Transición de Gobierno del PP al PSOE
  • 1996: 77,4% de participación → José María Aznar (PP) → Transición de Gobierno del PSOE al PP
  • 1993: 76,4% de participación → Felipe González (PSOE) → El PSOE mantiene el Gobierno
  • 2018: 75,75% de participación → Pedro Sánchez (PSOE) → Transición de Gobierno del PP al PSOE (tras una moción de censura que llevó a Sánchez a la Presidencia)
  • 2004: 75,7% de participación → José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) → Transición de Gobierno del PP al PSOE

Con la excepción de los comicios de 1993, todos los procesos electorales que tuvieron una alta implicación del electorado fueron elecciones de transición, ya sea de un gobierno dirigido por el PP a uno del PSOE, o viceversa. Sin embrago, ¿qué ha pasado en elecciones en las que hubo caída con respecto a la anterior cita? No hay nada claro, aunque había cierta tendencia hacia unos resultados que permitían a los gobiernos revalidar sus legislaturas: así ocurrió en 1986, cuando Felipe González firmaba su segunda legislatura socialista; también en el año 2000, cuando era José María Aznar quien repetía como presidente; ambos casos, con fuertes caídas de participación con respecto a los comicios previos.

Mariano Rajoy, la excepción

Sin embargo, la siguiente gran caída de implicación electoral en España se vivió en 2011: el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero decidió no agotar su legislatura y optó por dejar paso a un nuevo Gobierno ante las dificultades a las que se enfrentaba su proyecto político por la crisis económica. Lo hizo con Alfredo Pérez Rubalacaba como sucesor, pero el socialista no logró mantener al partido al frente del Gobierno y Mariano Rajoy se convirtió en presidente gracias a cerca de 11 millones de votos que le dieron 186 escaños, una considerable mayoría absoluta.

placeholder Mariano Rajoy junto a Núñez Feijoo, Javier Guerra y María Ramallo durante un acto del PP en Vigo (EFE)
Mariano Rajoy junto a Núñez Feijoo, Javier Guerra y María Ramallo durante un acto del PP en Vigo (EFE)

"La amplia participación en estas elecciones es la más contundente prueba de madurez democrática en estas difíciles circunstancias", decía un Rajoy ya como presidente electo poco después de recibir las pertinentes llamadas de felicitación de su predecesor, Rodríguez Zapatero, y de su rival socialista, Pérez Rubalcaba. Lo cierto es que no era tan amplia: un 68,90% de los electores acudió a la llamada a las urnas, a pesar de que el dato a primera hora de la jornada parecía que el definitivo sería mayor: a las 14:00 habían participado un 37,88% de los votantes. Con todos estos datos, sería aventurado asegurar una afirmación u otra: habrá que esperar hasta que se vayan conociendo los resultados para ver cuántos votantes acuden a votar y, sobre todo, hacia qué lado se han decantado los españoles

Todo apuntaba a que la participación no iba a llegar a los datos de las últimas elecciones, las del pasado 28 de abril, cuando la implicación del electorado en el proceso creció nueve puntos con respecto a la de los anteriores comicios, en 2016. Y, al fin, han acertado las 'encuestas' (más o menos): la participación se ha alejado de lo conseguido la pasada cita, con una caída de más de 3,5 puntos en cuanto a la implicación del electorado antes de las 14:00. Los datos del 'turno de tarde' no han virado muchos los resultados: la caída en la implicación del electorado español es patente: está casi cuatro puntos por debajo de las cifras registradas a la misma hora el pasado 28 de abril, con una fuerte caída especialmente en Baleares, donde la participación es siete puntos porcentuales inferior a las pasadas.