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Casado busca el debate económico como última baza frente a 'la pinza' PSOE-Vox
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El PP apela al voto "con cabeza"

Casado busca el debate económico como última baza frente a 'la pinza' PSOE-Vox

"Cataluña y espectáculos como el montado con Franco invitan a votar con las vísceras cuando necesitamos que el centro derecha vuelva a votar con la cabeza", dicen en el PP

Foto: Pablo Casado en un acto electoral en Vitoria. (EFE)
Pablo Casado en un acto electoral en Vitoria. (EFE)

Hasta ahora con poco éxito, el Partido Popular intenta que el debate económico entre en la campaña electoral frente a otros asuntos que centran la actualidad política en los últimos días, Cataluña siempre y la semana anterior Franco, el último de especial interés para el PSOE. Exhibir sus recetas y la experiencia de gestión del PP ante la crisis económica que puede venir es la baza de Pablo Casado para imponer el mensaje del voto útil del centro derecha frente a Pedro Sánchez más allá de denunciar su inacción ante el desafío independentista. En la sede de Génova también insisten en la veta económica como antídoto para el protagonismo que el inquilino de la Moncloa insiste en dar a Vox, el principal obstáculo que los populares encuentran para su crecimiento electoral.

"Cataluña y el espectáculo montado con Franco invitan a votar con las vísceras cuando nosotros necesitamos que el centro derecha vuelva a votar con la cabeza". Ese era el análisis de fondo en el PP en el arranque de campaña del 10-N al ver que, en la última Encuesta de Población Activa (EPA), la cifra menguante en la firma de hipotecas y demás datos negativos de la economía no lograban entrar en el debate público. El seguimiento del guion de los intereses del Gobierno en los grandes medios, del Valle de los Caídos a Greta Thunberg, no deja de asombrar al principal partido de la oposición.

Foto: Campaña para desmovilizar a la izquierda.

Entre los dirigentes del PP más pegados a la realidad en las provincias más pequeñas predomina la idea de que esta vez tienen más fácil convencer a los votantes de centro derecha de que no "tiren el voto" decantándose por Ciudadanos o Vox. En el caso de la formación de Santiago Abascal existe el precedente de las 34 circunscripciones donde el 28-A no obtuvo representación parlamentaria alguna. Y hubo casos en que Vox superó incluso el 10 por ciento de la media nacional y contribuyó de forma indirecta a la victoria del PSOE.

El panorama cambia en las provincias más grandes donde hace seis meses Vox ya metió la cabeza y Ciudadanos amplió su presencia hasta ponerse por delante del PP, como ocurrió en Madrid, Sevilla, Málaga o Zaragoza. Fuentes del Partido Popular reconocen que es el voto urbano, el de las clases medias castigadas por la crisis y después por el aumento de la presión fiscal con el primer gobierno de Mariano Rajoy, y también el de los jóvenes, el más renuente a reconciliarse con las siglas que ahora representa Pablo Casado.

La dirección del PP se ha volcado en la difusión de sus recetas para prevenir una nueva crisis económica y acusar a Sánchez de no querer verla

La dirección del PP se ha volcado en la difusión de sus recetas para prevenir una nueva crisis económica y acusar a Pedro Sánchez de no querer verla, como hizo en su día José Luis Rodríguez Zapatero, o de amenazar la estabilidad presupuestaria, el crecimiento y el empleo con su apuesta por disparar el gasto público y subir impuestos.

La principal novedad del equipo de Casado para esta campaña es el ensayo de reconciliación de imagen con la herencia de sus predecesores en el cargo, en especial de su equipo económico a través del ascenso de Isabel García Tejerina, la incorporación de Elvira Rodríguez o la participación en la precampaña de Fátima Báñez, la exministra de Empleo que encarna para los populares lo mejor de su gestión en el último gobierno al pasar de casi el 27 por ciento de tasa de paro al 14. Además, el candidato se esfuerza en hacer hueco en todas sus intervenciones a las medidas de lo que denomina como "revolución fiscal", incentivos para el ahorro, mejoras en el régimen de autónomos y emprendedores o ayudas a la compra de la primera vivienda para jóvenes.

placeholder La exministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina. (EFE)
La exministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina. (EFE)

Un programa económico que quiere ser especialmente atractivo para las clases medias, los sectores más dinámicos de la sociedad 'productiva' y los jóvenes es la baza principal de Casado para abrir la campaña al debate económico frente al interés de Sánchez en dejar a un lado los síntomas del frenazo en el crecimiento y el empleo para hablar de Franco o de otra crisis, la "climática". Mítines aparte, la principal oportunidad que tendrá el candidato del PP para introducir esa variable en la ecuación de los indecisos reside en el debate de este lunes ante las cámaras de televisión con el resto de los cabezas de cartel: Sánchez, Rivera, Iglesias y Abascal. Casado intentará vender su plan para inyectar 16.000 millones en la economía, perfeccionar la reforma laboral con el fin de incentivar el contrato indefinido, adaptar los convenios colectivos a las necesidades empresariales o, por encima de todo, proponer una rebaja general de impuestos.

El presidente del PP repite en cada intervención pública sus promesas de suprimir un impuesto tan "anacrónico" e ineficiente como el de Patrimonio, Sucesiones y Donaciones, bajar el IRPF en todos sus tramos hasta un tipo máximo del 40 por ciento y dejar el Impuesto de Sociedades por debajo del 20 por ciento.

Para los autónomos, Casado plantea la extensión de un año, hasta los 3 años en total, de la tarifa plana para mayores de 52 años, menores de 30 años, parados de larga duración y sectores vulnerables (discapacidad y mujeres víctimas de violencia de género), así como una cuota reducida para los que tengan unos ingresos anuales inferiores al Salario Mínimo (12.600 euros al año). Todas son medidas dirigidas a esos sectores sociales que el PP confía en que voten "con la cabeza" en lugar de con los sentimientos.

Hasta ahora con poco éxito, el Partido Popular intenta que el debate económico entre en la campaña electoral frente a otros asuntos que centran la actualidad política en los últimos días, Cataluña siempre y la semana anterior Franco, el último de especial interés para el PSOE. Exhibir sus recetas y la experiencia de gestión del PP ante la crisis económica que puede venir es la baza de Pablo Casado para imponer el mensaje del voto útil del centro derecha frente a Pedro Sánchez más allá de denunciar su inacción ante el desafío independentista. En la sede de Génova también insisten en la veta económica como antídoto para el protagonismo que el inquilino de la Moncloa insiste en dar a Vox, el principal obstáculo que los populares encuentran para su crecimiento electoral.

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