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Las cinco claves que explican el triunfo del PSOE y la debacle del PP
  1. Elecciones Generales
EL FACTOR TERRITORIAL GANA PESO

Las cinco claves que explican el triunfo del PSOE y la debacle del PP

Las elecciones tienen ganadores y perdedores. Pero quien al final determina el resultado de forma concluyente suele ser la regla D’Hondt. Y esta vez no ha sido una excepción

Foto: Pedro Sánchez celebra la victoria electoral. (Reuters)
Pedro Sánchez celebra la victoria electoral. (Reuters)

Las elecciones, lógicamente, tienen ganadores y perdedores. Pero quien al final determina el resultado de forma concluyente suele ser la célebre regla D’Hondt de asignación de escaños, que en esta ocasión ha beneficiado al PSOE y Ciudadanos y perjudicado claramente al PP y, en menor medida, a Vox. También a Unidas Podemos le ha costado mucho más sacar un diputado que al resto de partidos.

Foto: Celebración de la noche electoral en la sede socialista en Ferraz. (EFE)

El envejecimiento o la política territorial son los otros factores que han influido de forma decisiva en estas elecciones. Estas son las principales causas.

1.- El factor territorial gana peso en el Congreso

La democracia española nunca había estado tan poblada. Un total de 14 partidos o coaliciones estarán presenten en el nuevo Congreso de los Diputados. Hay que remontarse a 1979 —las segundas elecciones generales— para encontrar un número idéntico, lo que se explica, fundamentalmente, tanto por la consolidación de los partidos regionalistas o nacionalistas como por la irrupción de nuevas fuerzas, como el Partido Regionalista de Cantabria (PRC) o Vox.

Nada menos que 45 diputados de los 350 que componen el Congreso tienen su origen en el factor territorio, lo que da idea de la enorme pluralidad regional del país. De hecho, incluso los partidos nacionalistas ‘tradicionales’ —ahora independentistas, en el caso catalán— han reforzado sus posiciones.

Los partidos soberanistas (ERC y Junts per Catalunya) han pasado de 17 a 22 diputados, mientras que el PNV ha obtenido seis escaños, lo que significa sus mejores resultados históricos. Nunca la formación de Andoni Ortuzar había ganado en los tres territorios vascos en unas generales. EH Bildu, por su parte, ha logrado cuatro diputados, lo que significa que ha doblado sus resultados de 2016, mientras que Coalición Canaria, igualmente, ha pasado de uno a dos diputados y Compromís cierra con un diputado.

Foto: El candidato número dos al Congreso, Gabriel Rufián (d), participa en el acto final de campaña de ERC. (EFE)

Eso supone que casi uno de cada ocho diputados que se sentarán en el hemiciclo de la carrera de San Jerónimo tiene raíz geográfica, lo que convierte al Congreso en la verdadera cámara territorial, función que la Constitución asigna al Senado.

2.- La derecha iguala en votos, pero pierde en escaños

Nunca antes, como en estas elecciones, la regla D’Hondt había sido tan determinante. Básicamente, por la irrupción de un tercer partido en el bloque de la derecha que ha fragmentado el reparto de escaños.

placeholder Pablo Casado, tras la derrota electoral. (Reuters)
Pablo Casado, tras la derrota electoral. (Reuters)

Una simple comparación lo pone de manifiesto. El Partido Popular, Ciudadanos y Vox han logrado en conjunto 11,16 millones de votos, una cifra algo superior a lo que obtuvieron los dos primeros partidos en 2016 (11,08 millones), es decir, un volumen de votos muy parecido a los 11,21 millones que ha logrado la suma del PSOE y de Podemos, incluyendo Guanyem El Canvi, la versión catalana del partido de Pablo Iglesias.

Esa corta distancia, sin embargo, se ha traducido al final en 147 diputados, mientras que la izquierda estatal ha logrado 165 diputados. Por lo tanto, con los mismos votos, los partidos de izquierda han logrado 18 escaños más, que, son, precisamente, los que le han dado la victoria. El ‘factor Vox’ es, sin duda, el hecho determinante debido a que el sistema de asignación de escaños prima al primer partido, y en muchas circunscripciones el PP ha dejado de serlo por la entrada en la liza electoral del partido de Abascal.

Esta realidad es especialmente visible en Castilla y León, un feudo tradicional del Partido Popular.

Foto: Pablo Casado. (Reuters)

El PP ha perdido en la región ocho escaños (ha pasado de 18 a 10), fundamentalmente por el auge de Vox, que ha evolucionado desde los 2.741 votos de 2016 a 186.317 en 2019. Sin embargo, el partido de Abascal solo ha obtenido un diputado en la región, lo que significa que ha impedido al PP llevarse un segundo diputado en muchas provincias por el juego de los restos electorales, lo que claramente ha beneficiado al PSOE, que con 114.762 votos más (bastantes menos que los logrados por Vox), ha logrado añadir tres diputados (de nueve a 12).

3.- La derecha y las comunidades históricas

Si algo ha quedado claro en estas elecciones es que los partidos conservadores —de alcance estatal— tienen un problema en dos de las tres comunidades históricas, consideradas así por haber accedido de forma más rápida al autogobierno debido a que tuvieron Estatuto de Autonomía durante la II República. En Cataluña y el País Vasco se han distribuido 66 escaños, pero la suma del PP, Ciudadanos y Vox solo ha logrado siete de esos 66 diputados.

El Partido Popular, de hecho, ha quedado por primera vez fuera del reparto de escaños en el País Vasco, mientras que, en Cataluña, Cayetana Álvarez de Toledo ha salvado los muebles con su acta de diputada por Barcelona. Aun así, el PP —con un discurso nada autonomista— ha perdido nada menos que cinco de los seis diputados que tenía (apenas 200.000 votos en esa comunidad), lo que da idea de la situación agónica en la que se encuentra. Incluso en Tarragona, dentro de eso que se llama Tabarnia, los independentistas de ERC han sido la primera fuerza.

Foto: El secretario general del PSdeG, Gonzalo Caballero. (EFE)

Mejores resultados ha obtenido el PP en la tercera comunidad histórica. En Galicia, donde el presidente Núñez Feijóo tiene una posición más favorable al autogobierno, el Partido Popular ha perdido tres de los 12 escaños que consiguió en 2016, pero aun así ha conseguido que la hemorragia de votos sea menor. El 27,4% supera en casi 10 puntos porcentuales los votos logrados por Pablo Casado en el conjunto de España con un discurso más centralista.

En la cuarta comunidad que accedió al autogobierno por la vía rápida, Andalucía, al PP no le han ido tampoco mucho mejor las cosas. Pese a que Moreno Bonilla preside la comunidad autónoma, lo que siempre da un impulso electoral, el PP ha sufrido una auténtica debacle. Ha perdido nada menos que 12 de sus 23 diputados, hasta el punto de que la coalición Podemos-IU le pisa los talones (nueve diputados). En este caso, por la explosión electoral de Vox, que ha pasado de 8.341 votos hace tres años a 611.220 este domingo, lo que da idea de hacia dónde se ha ido la fuga de electores de Pablo Casado.

4.- La paradoja del PSOE

El 28,68% de los votos que ha obtenido el PSOE en estas elecciones le ha dado una clara victoria: 57 diputados más que el PP, pero en términos históricos sus resultados son algo más que discretos. En concreto, se trata del tercer peor resultado en términos relativos de los 14 procesos electorales registrados en España desde la restauración de la democracia, en 1977. La diferencia vuelve a ser la fragmentación de la derecha y, lo que no es menos relevante, el hecho de que los votos en la izquierda hayan sido menos paritarios.

Si en 2016 el PSOE y Podemos sacaron prácticamente los mismos votos (5,4 millones frente a algo más de cinco millones), en 2019 el Partido Socialista se ha ido a 7,48 millones, mientras que el partido de Iglesias ha bajado hasta los 3,7 millones. Eso quiere decir que el PSOE, de nuevo, se ha podido aprovechar de la regla D`Hondt, ya que le beneficia ser el primero y no el segundo, sobre todo en las provincias con pocos habitantes, donde existe un plus de representación.

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Los 7,48 millones de votos que ha obtenido el PSOE son, paradójicamente, una cifra muy parecida a los 7,9 millones que logró el PP hace tres años, pero entonces Mariano Rajoy logró 137 diputados, muy por encima de los 123 conseguidos por Sánchez. De nuevo, el sistema de asignación de escaños tiene la culpa.

En términos históricos, sin embargo, el PSOE está todavía muy lejos de acercarse a los 11,28 millones que logró Rodríguez Zapatero en 2008, que marcan un hito en la historia electoral del Partido Socialista, incluso por encima de los célebres 10 millones de votos que logró Felipe González en 1982 (aunque con un censo electoral notablemente inferior).

5.- El PP se hace fuerte en las zonas más envejecidas

El envejecimiento de la población española no es ninguna novedad. Lo relevante es observar cómo el voto a la derecha, y en particular al PP, se concentra en las regiones de mayor edad de sus habitantes. Esto es muy relevante porque, según el INE, 8,96 millones de españoles tienen 65 o más años. Es decir, prácticamente uno de cada cuatro electores.

En esos territorios, que coinciden básicamente con Castilla y León, Galicia y algunas zonas del interior de Aragón y Castilla-La Mancha, el Partido Popular ha obtenido sus mejores resultados. El problema para el partido de Casado es, sin embargo, que también son los territorios que eligen menos diputados, en coherencia con su escasa población.

Por el contrario, en las zonas más dinámicas y con mayor actividad económica, Madrid o Barcelona, el PP se deja muchos jirones. En Madrid capital, el PSOE le saca siete puntos y Ciudadanos tiene ya prácticamente los mismos votos, mientras que en Barcelona el partido de Casado es ya casi marginal. Apenas un 6,17% de los sufragios, lo que supone la sexta plaza. Incluso Ciudadanos ha obtenido la mitad de los votos de ERC, que se ha llevado buena parte de las papeletas que antes eran de la antigua Convergència.

En total, el PP ha perdido respecto de las últimas elecciones nada menos que 3,58 millones de votos, de los que muy cerca de un millón han ido a parar a Ciudadanos, y el resto, 2,58 millones, a Vox.

Eso quiere decir que Ciudadanos, que ha sido en esta ocasión el gran beneficiado de la Ley Electoral, ha ganado nada menos que 25 diputados (ha pasado de 32 escaños a 57) con solo un millón de votos más, lo que significa que le ha costado cada acta unos 40.000 votos, mientras que al PP cada diputado le ha obligado a lograr 66.000 papeletas.

Al PSOE, por el contrario, le ha costado cada escaño 60.819 votos, mientras que a Unidas Podemos le ha supuesto 88.879 papeletas, lo que da idea de la influencia de la regla D’Hondt en el sistema electoral.

Las elecciones, lógicamente, tienen ganadores y perdedores. Pero quien al final determina el resultado de forma concluyente suele ser la célebre regla D’Hondt de asignación de escaños, que en esta ocasión ha beneficiado al PSOE y Ciudadanos y perjudicado claramente al PP y, en menor medida, a Vox. También a Unidas Podemos le ha costado mucho más sacar un diputado que al resto de partidos.

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