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Así ha llegado Vox a las elecciones generales: una campaña llena de banderas y caballos
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Así ha llegado Vox a las elecciones generales: una campaña llena de banderas y caballos

Vox ha pasado en muy pocos años de ser un partido marginal sin representación a que su líder, Santiago Abascal, se de baños de masas durante la campaña electoral

Foto: Santiago Abascal en un acto en Toledo. (Reuters)
Santiago Abascal en un acto en Toledo. (Reuters)

'¿Por qué nadie vota a Santiago Abascal?'. Aunque parezca una idea muy lejana este periódico publicó un reportaje sobre el líder de Vox titulado así hace menos de tres años y a propósito de unas elecciones generales en las que el partido finalmente consiguió 46.781 votos, una cifra incluso inferior a la que había firmado la agrupación unos meses antes, cuando en 2015 convenció a algo menos de 57.000 votantes pese a haber hecho una campaña usando un lema muy parecido al de Donald Trump que pretendía convencer a sus votantes alegando que Vox conseguiría "hacer a España grande otra vez".

Ahora, en 2019, todo ha cambiado. Vox llega a las elecciones perfilándose como uno de los cinco grandes partidos y tras haber dado la sorpresa en las pasadas elecciones andaluzas, autonomía en la que conquistó 12 escaños que le permitieron facilitar un gobierno de coalición entre el Partido Popular y Ciudadanos que expulsó del Palacio de San Telmo al Partido Socialista de Susana Díaz.

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Vox ha pasado de ser un partido prácticamente marginal a mover masas. Abascal, Monasterio, Smith y el resto de los candidatos de la formación de extrema derecha han congregado en su gira por España a un gran número de seguidores y curiosos. Sin ir más lejos, Vox reunió el pasado 25 de abril en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia a más de 4.000 personas, una cifra que hasta pocas horas antes del cierre de campaña solo había igualado Pedro Sánchez en Barcelona y que en ese momento convertía al del partido de Abascal en el acto de campaña más multitudinario de la ciudad superando los de Compromís y el PSPV.

De "reventón" en "reventón"

Santiago Abascal, que apenas ha concedido entrevistas a la prensa durante la campaña electoral, ha movilizado a un gran número de electores que ha acudido a cada uno de sus actos públicos para apoyar sus ideas basadas en la unidad de España, el refuerzo de un estado centralista, la defensa de la identidad nacional y que pasan por eliminar el acceso público a las intervenciones relacionadas con el aborto y derogar la ley de violencia de género.

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Desde que el partido de derecha radical se hiciese la primera foto en Colón junto al resto de partidos autodenominados constitucionalistas para pedir a Pedro Sánchez que abandonase el Gobierno y manifestarse contra la figura del "relator" en Cataluña que los socialistas habían apoyado para buscar un punto de encuentro en las negociaciones con los independentistas, la formación solo se ha dado baños de masas.

Santiago Abascal congregó en sus actos de campaña en Valencia y Sevilla a 4.000 personas

En campaña Abascal y su equipo congregaron también en Sevilla a unas 4.000 personas que clamaban "por España, viva España" a la vez que ondeaban rojigualdas. Allí el público fue de lo más variado: había muchos jóvenes, familias enteras y gente de mediana edad; y el bilbaíno cabeza de lista por Madrid fue recibido por una parte de su público hasta con histeria. Con los honores de una estrella del rock.

Días más tarde, como acto de cierre de campaña Santiago Abascal volvió a Colón, esta vez para dirigirse a miles de personas que se congregaban bajo la gran bandera de España que preside a esta plaza madrileña. Allí, aun con la intervención de dos activistas de Femen que pretendían hacer visibles sus reivindicaciones ante los seguidores de Vox y que a través de la pintura de sus cuerpos calificaron a la formación de machista, el líder del grupo político se volvió a dar un baño de masas y no perdió su última oportunidad para lanzar dos mensaje a sus seguidores: los españoles deben estar "orgullosos" de su pasado y rendirse "no es una opción".

Pero además de estos tres grandes baños de masas, la formación no ha parado ni un minuto incluso desde antes de que arrancase oficialmente la campaña. Los líderes de Vox han estado presentes en Madrid, San Sebastián, Granada, Ourense y otras tantas ciudades españolas incluida Las Rozas, donde el partido contraprogramó al debate de Atresmedia al que la Junta Electoral Central no le dejó acudir, citando a sus seguidores a las 20:00 horas, dos horas antes del arranque del mismo.

En la gira de Vox tampoco ha faltado la música. El líder de la ultraderecha española cantó con los presentes en sus mítines el himno la legión con su correspondiente coreado "novio de la muerte" pese a que el 15 de abril la Plataforma Patriótica Millán Astray, formada por veteranos legionarios le habían pedido a la formación política que no lo hiciese bajo la amenaza de acudir a la la Junta Electoral Central. Esta petición fue desoída por los líderes del partido, que junto a sus seguidores la han seguido coreando con entusiasmo en sus mítines alegando que los símbolso son de todos.

Pero además de los actos de primera fila con las caras conocidas del partido, su militancia y simpatizantes han montado durante y antes de la campaña electoral, puestos informativos en puntos clave de casi cada ciudad del país, no dejando de aprovechar puntos de máxima afluencia de tráfico durante las operaciones de salida y retorno de Semana Santa como las principales áreas de servicio en carretera que unen el centro peninsular con la costa levantina.

"Amenaza de la derecha ultra"

Gran parte de la campaña ha estado marcanda por Vox. El resto de partidos del centro derecha han lanzado mensajes tratando de captar a los indecisos que están dudando entre votarles a ellos o a Abascal. El líder del PP y candidato a la presidencia del Gobierno, Pablo Casado, apeló ante unas 400 personas en Valencia, solo un día después de que Abascal congregase a 4.000, a los "simpatizantes" de Vox y de Ciudadanos indicando que no votarle a él sería hacerle un favor a Pedro Sánchez.

El candidato de Ciudadanos, Albert Rivera, casi al cierre de la campaña afeaba a Casado que éste hablase de incluir a Vox en un futuro Gobierno en vez de centrar sus esfuerzos en echar a Pedro Sánchez de la Moncloa aunque evitaba pronunciarse sobre una posible irrupción del grupo de ultraderecha en el Congreso todavía mayor a la que apuntan las encuestas.

Por su parte, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han tratado de movilizar al voto de izquierdas alegando que hay que frenar a la ultraderecha. Los socialistas y la formación morada han advertido en reiteradas ocasiones de que existe un "riesgo real de que sume la derecha con la ultraderecha", mientras que el partido animalista Pacma ha centrado en Vox uno de sus vídeos de campaña, señalándoles como un partido "involucionario" y presentándose a ellos mismos como una alternativa clara a la involución.

Un Abascal a caballo

Mientras Abascal ha abarrotado cada uno de los eventos a los que ha asistido, sus detractores han dedicado parte de su tiempo a llenar la red de chistes y memes en los que se ha comparado al vasco con un gladiador, le han montado en reiteradas ocasiones en caballos u otros animales e incluso se han hecho montajes con una estatua del número uno de Vox en pleno Valle de los Caídos o le han comparado con uno de los personajes más temidos de la conocida serie Juego de Tronos.

Incluso el medio satírico 'El Mundo Today' ha dedicado un artículo a bromear sobre la posiblidad de que el animal que monta u acompaña a Abascal en las distintas fotografías fueran en ralidad dos personas disfrazadas.

'¿Por qué nadie vota a Santiago Abascal?'. Aunque parezca una idea muy lejana este periódico publicó un reportaje sobre el líder de Vox titulado así hace menos de tres años y a propósito de unas elecciones generales en las que el partido finalmente consiguió 46.781 votos, una cifra incluso inferior a la que había firmado la agrupación unos meses antes, cuando en 2015 convenció a algo menos de 57.000 votantes pese a haber hecho una campaña usando un lema muy parecido al de Donald Trump que pretendía convencer a sus votantes alegando que Vox conseguiría "hacer a España grande otra vez".

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