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Rivera asedia a Sánchez y roba el plano a Casado en un debate sin gancho
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SÁNCHEZ ELUDE EL CUERPO A CUERPO

Rivera asedia a Sánchez y roba el plano a Casado en un debate sin gancho

El debate en TVE deja todo para la segunda vuelta, porque prima el conservadurismo y no deja heridos. Iglesias blande continuamente la Constitución

El primer debate electoral, una de las pocas ocasiones de los candidatos para decantar el porcentaje de indecisos sin precedentes antes de las generales, se saldó sin bajas. Pedro Sánchez superó un trámite que quería evitar; Pablo Casado sorprendió con un discurso contenido, de guante blanco, muy lejos de la felonía de la campaña, y Albert Rivera le robó el plano. Fue el único que llegó a poner nervioso a Sánchez con su asedio. Pablo Iglesias también tiró de moderación y de lecturas continuas de la Constitución. En la primera vuelta del debate, celebrado en TVE, primaron las estrategias conservadoras y hasta el moderador llegó a recordar que podían "perderse el respeto educadamente". Si hubiese sido un encierro de sanfermines se podría decir que fue rápido y sin heridos graves. La vuelta, en Atresmedia en unas horas.

Foto: Albert Rivera. (Ilustración: Raúl Arias) Opinión
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Pedro Sánchez no quería debatir esta campaña. Consideraba que no tenía nada que ganar y solo la presión de los trabajadores de RTVE y de Atresmedia le obligaron a ir a dos debates seguidos. Doble riesgo. El presidente dejó claro desde el primer momento del debate en TVE que él iba a superar el trago intentando no bajar al barro. "Hoy es el día mundial de la Tierra", recordó al principio del debate. Su idea era sobrevolar el debate y evitar el cuerpo a cuerpo.

Hasta el moderador recordó a los candidatos que se podían "perder el respeto con educación"

Rivera y Casado eran los que más se jugaban en la cita. Pero el guion en ese flanco no fue el previsto. Rivera llegó al plató con dos marchas más que Casado. "Sánchez lleva en la frente la palabra 'indulto", dijo en su primera intervención. "Sánchez coloca a su exjefe de gabinete para que cobre 200.000 eurazos en Correos y no sabe pegar un sello", siguió.

Antes del debate, había una duda de quién iba a llevarse el plano, quién iba a hacer de Cayetana Álvarez de Toledo. Estaba claro que no iba a ser Sánchez y había apuestas sobre si lo harían Rivera o Casado. Claramente, las estrategias de estos fueron distintas. El primero apostó por pinchar continuamente y hasta sacó una foto enmarcada de Sánchez con Torra en la reunión de Pedralbes que dejó encima de su atril y le mentó a Sánchez su tesis. Cuando Pablo Iglesias afeó que "Rivera es capaz de cualquier cosa", este le interrumpió: "Usted es propietario de un chalé". El moderador, Xabier Fortes, que antes había pedido ritmo, cortó inmediatamente. "Señor Sánchez, baje del Falcon, aterrice", espetó Rivera al presidente del Gobierno.

Rivera apostó por pinchar continuamente y hasta sacó una foto enmarcada de Sánchez con Torra en la reunión de Pedralbes que dejó encima de su atril

El contraste con Casado fue notable. El líder popular, que en las últimas semanas ha llamado a Sánchez traidor y felón y le ha acusado de preferir las manos manchadas de sangre, optó por la contención. Sobre Sánchez, afirmó que "nadie había hecho tanto daño a España en tan poco tiempo" y prometió crear dos millones de empleos si llega a la Moncloa: "España ya no va bien", dijo con un guiño aznarista. Pero, en general, el tono de Casado fue de proponer, menos inquisitivo que Rivera, no tan cortante. Sí dijo que Sánchez había presentado "unos Presupuestos prácticamente comunistas", recordó que siendo diputado votó "el mayor hachazo de la democracia" y le sacó el Falcon con el que su partido ha hecho campaña: "¿Los que no tenemos un avión tenemos que pagar un 31% de impuesto al diésel?".

Foto: Banderas españolas al lado de una pantalla de televisión con la imagen de Pedro Sánchez en el debate. (Reuters)

Ni siquiera en el bloque en que tocaba hablar de pactos Casado criticó a Ciudadanos. "Le podía enseñar sus fotos pactando con Sánchez, pero mis electores no lo entenderían porque usted no es mi adversario", le dijo a Rivera. En cambio, este llegó a sacar la icónica foto de Rodrigo Rato siendo detenido. Según los suyos, Casado estuvo presidencial, moderado, mientras Rivera le hacía el trabajo sucio. Es imposible saber cuál de las dos estrategias recaudará más votos el domingo, pero en el debate tuvo más protagonismo Rivera.

placeholder Foto: EFE.
Foto: EFE.

Sánchez eludió el cuerpo a cuerpo. No contestó a si va a indultar o no a los líderes independentistas en caso de ser condenados, y se refirió a Casado y Rivera como si en realidad fuesen uno. "Uno ya está acostumbrado a estas mentiras, a la descalificación hiperbólica. En vez de un detector de mentiras, habría que poner un detector de verdades". Sobre Cataluña, repitió que no habrá independencia y que todos lo saben, y afirmó dos veces: "Soy español y me siento muy orgulloso de ser español".

Casado: "Diga si va a indultar a los presos del 'procés"

En su perfil presidencial, de tono bajo, tardó media hora en sacar el comodín de Vox. Al avanzar el debate subió algo el tono. Cuando confrontó, lo hizo mirando a la cara al líder popular primero y al de Ciudadanos después. "Dígale a sus amigos ausentes de la ultraderecha que el vientre de una mujer no es un taxi. Y usted, Rivera, sepa que el vientre de una mujer no se alquila". Después recordó a Casado que el PP ha firmado 127 iniciativas con Bildu en el Parlamento vasco —"¿de qué tiene usted manchadas las manos, señor Casado?"— y cómo la sede del PP ha sido protagonista de la policía patriótica o los pagos en B. Fueron los momentos en que se le vio más retador.

Las alusiones de Sánchez a Vox —a veces sin nombrarlos— fueron creciendo: "El trío de Colón", "Abascal, que está ausente"... Ni Rivera ni Casado se dieron por aludidos. Sánchez pidió desconfiar de las encuestas y recordó que si los sondeos hubiesen funcionado, Hillary Clinton estaría en la Casa Blanca, el Reino Unido no estaría enredado en el Brexit y Susana Díaz seguiría al frente de la Junta de Andalucía.

Foto: Albert Rivera saca una foto de Pedro Sánchez y Quim Torra durante el debate. (Reuters) Opinión
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Si Casado llevó a TVE a su yo más moderado, lo mismo hizo Iglesias. Vestido sin traje, el único de los cuatro en un debate en el que todos los asesores que entraron en plató también eran hombres, blandió continuamente una Constitución de bolsillo para leer los artículos que se incumplen. Iglesias puso en el debate temas que los otros apenas tocaron, como la vivienda —¿"por qué no hay un Gobierno que se atreve a intervenir el mercado de la vivienda? Lo que estamos proponiendo es algo tan sencillo como cumplir la Constitución"— o la despoblación —alegando que el problema territorial no es solo Cataluña sino que en muchos pueblos ya no hay ni cajeros automáticos—.

Pablo Iglesias acusó a Sánchez de no haber acabado con las cloacas del Estado

En el bloque en el que no leyó la Constitución fue el que afectaba a Cataluña. En ese tramo, Iglesias fue llevando su argumento hacia otros problemas como la sanidad pública. Iglesias atizó a Sánchez por el flanco izquierdo y le acusó de querer pactar con Ciudadanos y de no haber acabado con las cloacas del Estado. Sánchez apenas le replicó, e incluso agradeció el apoyo de Unidos Podemos en la legislatura que agoniza, y solo se enzarzaron con el espionaje policial a Podemos, que ha acabado con la dimisión de un alto cargo de Moncloa con Sánchez. "Las cloacas del Estado se fueron por el desagüe de la moción de censura", replicó el presidente.

"Las cloacas del Estado se fueron por el desagüe, señor Iglesias"

El debate estaba previsto que durara 100 minutos, pero el moderador fue tan estricto —o algo estuvo mal planificado— que ocupó solo 85 minutos. En el minuto de oro final, los candidatos pidieron el voto de forma más o menos convencional. Solo Rivera hizo un extraño llamamiento que recordó a la niña de Rajoy. "¿Escuchan eso? Es el silencio. Es el silencio que nos quieren imponer los nacionalistas a los demócratas españoles. ¿Lo oyen? Es el silencio cómplice de Pedro Sánchez". Fue protagonista hasta el final.

El primer debate electoral, una de las pocas ocasiones de los candidatos para decantar el porcentaje de indecisos sin precedentes antes de las generales, se saldó sin bajas. Pedro Sánchez superó un trámite que quería evitar; Pablo Casado sorprendió con un discurso contenido, de guante blanco, muy lejos de la felonía de la campaña, y Albert Rivera le robó el plano. Fue el único que llegó a poner nervioso a Sánchez con su asedio. Pablo Iglesias también tiró de moderación y de lecturas continuas de la Constitución. En la primera vuelta del debate, celebrado en TVE, primaron las estrategias conservadoras y hasta el moderador llegó a recordar que podían "perderse el respeto educadamente". Si hubiese sido un encierro de sanfermines se podría decir que fue rápido y sin heridos graves. La vuelta, en Atresmedia en unas horas.

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