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El empeño en meter a Vox en el plano junto a PP y Ciudadanos se vuelve contra Sánchez
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FORZADO A ACEPTAR DOS DEBATES

El empeño en meter a Vox en el plano junto a PP y Ciudadanos se vuelve contra Sánchez

La Junta Electoral tumba el plan de Moncloa de reeditar la foto de las tres derechas a días de las elecciones. La caótica gestión acaba forzando al presidente a acudir a dos debates

Foto: La foto de Colón fue clave para convocar elecciones y Moncloa quería reeditarla. (EFE)
La foto de Colón fue clave para convocar elecciones y Moncloa quería reeditarla. (EFE)

La foto de 'las tres derechas' en Colón fue lo que llevó a Pedro Sánchez a adelantar las elecciones. La decisión de Albert Rivera y Pablo Casado de ponerse en el mismo plano que un partido extraparlamentario como Vox le dio la imagen que tanto buscaba para situarse en el centro. Días después de aquella no tan multitudinaria marcha, los independentistas tumbaron sus Presupuestos sin que el PSOE moviera un músculo para evitarlo y Sánchez se presentó en la campaña como el moderado. Entonces, en la Moncloa ya hablaban de lograr 130 escaños, cifra que las encuestas han ido después dando por buena e incluso mejorando. Sánchez, el rey del regate corto, lo había vuelto a hacer: en un momento de máxima dificultad encontró una rendija y salió beneficiado.

El plan diseñado por Iván Redondo iba sobre ruedas. Los sondeos le dan una victoria cada vez más amplia y el PP, el segundo a mucha distancia, corre el riesgo de llegar a la última semana de campaña sin que sus votantes lo vean como un aspirante verosímil, lo que enterraría su llamada al voto útil. Por si en la mente de algún votante de izquierdas la foto se estaba difuminando, bastaba reeditar la imagen a unos días de las elecciones, y nada mejor que hacerlo en un debate electoral.

La campaña, entre las cárceles y la polémica del debate

Atresmedia planteó un debate para el 23 de abril, a cinco días de las elecciones, con la inclusión de Vox, el recién llegado que en diciembre agitó las elecciones en Andalucía. TVE planteó un debate a cuatro para el 22 de abril alegando que la Ley Electoral no le permitía incluir a partidos sin representación parlamentaria. Como la Semana Santa cae en mitad de la campaña, no hay demasiadas fechas. Sánchez eligió la primera opción. Quería a Vox en el plano, a Casado y a Rivera compitiendo y/o alineados con Abascal. En cualquier caso, ganaba. Si hubo quien en el PSOE consideró un peligro a largo plazo jalear a la extrema derecha para debilitar a PP y Ciudadanos no fue escuchado. Tener a Vox allí merecía el coste de la previsible crítica de que Sánchez despreciaba la televisión pública y que elegía una cadena participada por Planeta, la editorial del libro que publicó siendo presidente.

Tener a Abascal junto a Rivera y Casado compensaba la crítica de que despreciaba la televisión pública

Sánchez justificó su opción por salud democrática y por la inexperiencia de TVE. "Hay cosas que se tienen que decir: la primera de ellas es que la televisión pública nunca ha organizado un debate, ha sido la Academia de Televisión. En segundo lugar, la Junta Electoral ha sido bastante clara cuando ha dicho que RTVE solamente puede organizar debates entre aquellas fuerzas políticas que tienen representación parlamentaria. La ultraderecha no tiene representación parlamentaria a día de hoy. Desgraciadamente, la va a tener a partir del 28 de abril. A mí me gustaría que la ultraderecha en este país no existiera, pero es que existe. [...] Me parece que la forma más fidedigna para poder debatir de lo que va a pasar a partir del próximo 28 de abril es ese debate a cinco", respondió a 'eldiario.es'.

Pero nadie parecía conocer el detalle de la Ley Electoral. Una reforma legal de 2011 incluyó a las televisiones privadas en el deber de proporcionalidad y, como era previsible, partidos excluidos llevaron el caso a la Junta Electoral. PNV, JxCAT y Coalición Canaria recurrieron. La JEC, compuesta por magistrados y catedráticos, podía haber intentado forzar la interpretación de la ley, pero el escrito de alegaciones de Atresmedia no le dejó mucho margen. El poderoso grupo de comunicación —La Sexta, Antena 3, Onda Cero— admitió que ese debate no cumplía el principio de proporcionalidad, pero sí lo hacía otro en La Sexta.

Ante tal confesión, la Junta Electoral no podía admitir que se cumpliera la ley solo en algunos debates y lo suspendió si no se incluía a más formaciones. "No cabe elegir debates electorales en los que se aplique la proporcionalidad y otros en los que esta pueda ser eximida".

placeholder La campaña de Sánchez está diseñada para evitar el riesgo. (EFE)
La campaña de Sánchez está diseñada para evitar el riesgo. (EFE)

En ese momento se torció el plan de Sánchez, quizás irremisiblemente. El regate corto había salido una vez, pero esas son maniobras para cuando uno está contra las cuerdas. Ahora Sánchez juega a no perder su ventaja y de repente se encontraba sin una tenía salida limpia. Anunció entonces que sería "un honor" debatir a cuatro en TVE —a pesar de la inexperiencia de la cadena—, pero impuso que fuera el 23 de abril. Rosa María Mateo, la administradora única de TVE nombrada por decreto por el Gobierno de Sánchez, cambió entonces la fecha de su debate para ese día. Los trabajadores se revolvieron criticando que se pliega a Moncloa, y la oposición exigió dos debates: el 22 en la pública y el 23 en Atresmedia.

placeholder Rosa María Mateo llamó a la oposición después de cambiar la fecha del debate. (EFE)
Rosa María Mateo llamó a la oposición después de cambiar la fecha del debate. (EFE)

"Rosa María Mateo ha cambiado la fecha sin llamarnos. Un presidente debería estar obligado a debatir, y si ha dado su palabra, ir también a Atresmedia. A Sánchez se le consienten cosas que a otros presidentes no se le pasaban", opinan fuentes de Unidas Podemos. A otros partidos los llamó, pero después de mover la fecha. La oposición consideraba el jueves que podía pasar de todo, pero por el momento aprovechaba la baza de cargar contra el presidente por imponer un cambio de fecha en TVE y estar a solo unos días de las elecciones jugando al gato y al ratón con la agenda. Además, así no se enfrentaban a Atresmedia si el debate acababa en TVE. "Sánchez se esconde", es un lema con gancho. Lo sabe el PSOE, que lo usó en el pasado contra Rajoy. Pero a la vez Casado y Rivera necesitaban ir a un debate e intentar revertir las encuestas mientras que Pablo Iglesias también tiene mucho que ganar.

Foto: Pedro Sánchez, con el alcalde de Badalona, Àlex Pastor, Meritxell Batet y Miquel Iceta, este 18 de abril en la localidad barcelonesa. (EFE)

Al final, Sánchez debía calcular si le compensaba el coste político de que le culpen de que no haya debate electoral. Aznar (en 1996 y 2000, como candidato y presidente) y Rajoy como aspirante (en 2004) se negaron a ir a un cara a cara. El primero ganó dos elecciones y el segundo perdió. Pero desde 2008 siempre ha habido algún debate en televisión, y hasta Rajoy en la campaña de 2016, en la que huyó de la prensa, aceptó un debate a cuatro.

Quizás al gran público no le interesa tanto la gestación del debate —1,8 millones de personas vieron el debate a seis por La 1 de TVE el martes—, pero en unos días festivos que Sánchez daba por descontados se ha abierto un frente en Moncloa. En el PSOE había quien lo consideraba un enredo menor del que lo mejor es salir pronto y a primera hora del vienres el PSOE anunció que Sánchez iría a los dos debates, el 22 y el 23.

Los que saben de campañas explican que en la fase crítica de estas, a unos días de las elecciones, los errores penalizan el doble y los aciertos suman la mitad. Si la estrategia de Sánchez estaba diseñada para evitar el riesgo, el empeño en meter a Vox en 'prime time' se le ha vuelto en contra en el peor momento. Su gran acierto para convocar la campaña ha sido su mayor error en la fase final de esta: ahora la oposición tendrá dos ocasiones para intentar el asalto.

La foto de 'las tres derechas' en Colón fue lo que llevó a Pedro Sánchez a adelantar las elecciones. La decisión de Albert Rivera y Pablo Casado de ponerse en el mismo plano que un partido extraparlamentario como Vox le dio la imagen que tanto buscaba para situarse en el centro. Días después de aquella no tan multitudinaria marcha, los independentistas tumbaron sus Presupuestos sin que el PSOE moviera un músculo para evitarlo y Sánchez se presentó en la campaña como el moderado. Entonces, en la Moncloa ya hablaban de lograr 130 escaños, cifra que las encuestas han ido después dando por buena e incluso mejorando. Sánchez, el rey del regate corto, lo había vuelto a hacer: en un momento de máxima dificultad encontró una rendija y salió beneficiado.

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