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De Iceta a la ira de Borrell: Ferraz intenta que Cataluña no colonice ni desvíe su campaña
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DOS ENTREVISTAS INOPORTUNAS A UN MES DEL 28-A

De Iceta a la ira de Borrell: Ferraz intenta que Cataluña no colonice ni desvíe su campaña

En la cúpula federal se podía sentir la irritación con las palabras del líder del PSC en las que abría la puerta a un referéndum si hay un 65% de independentistas. El contrapeso fue la entrevista del ministro

Foto: Carmen Calvo, con Miquel Iceta y Núria Marín, el pasado 24 de marzo en L'Hospitalet. (EFE)
Carmen Calvo, con Miquel Iceta y Núria Marín, el pasado 24 de marzo en L'Hospitalet. (EFE)

Pedro Sánchez no quiere salirse de su propio carril. Ni un milímetro. El PSOE está cimentando una campaña convencional, presidencialista, sin estridencias. Sin riesgos. Quiere poner el acento en su acción de gobierno y procurar que el debate gire en torno a las políticas sociales, en las que se sabe más competitivo. Por eso en el aperitivo de su programa no incluyó un apartado específico sobre Cataluña, por eso en sus mítines apenas hace referencia al desafío soberanista. Y por eso Ferraz ha digerido con pesar, e incluso con irritación, que Miquel Iceta sugiriera como salida un referéndum de independencia si el 65% de los catalanes quisiera la secesión. Palabras desautorizadas ya por la vicepresidenta del Ejecutivo, Carmen Calvo, y por el secretario de Organización y titular de Fomento, José Luis Ábalos. El contrapeso de Iceta, eso sí, lo ejerció un Josep Borrell fuera de sí en la televisión pública alemana Deutsche Welle, cuando paró una entrevista tras acusar al periodista de "mentir" sobre el 'procés'. También ayudó el patinazo del número dos de Pablo Casado en la lista del PP por Madrid, Adolfo Suárez Illana, sobre el aborto, por el que tuvo que pedir disculpas.

Cataluña nunca ha sido un terreno cómodo para el PSOE. No moviliza a los suyos y sí activa, y mucho, a los contrarios. Sánchez siempre reivindica que su posición siempre ha sido la misma: que en la comunidad hay un problema "de convivencia, no de independencia", que su apuesta es la del diálogo pero siempre dentro de la Constitución y de la ley, que con el PSOE en el Ejecutivo "nunca" se producirá la segregación de Cataluña, que los socialistas se mantuvieron leales al Gobierno y al Estado cuando estaban en la oposición, comportamiento con el que no han sido correspondidos por PP y Ciudadanos con él ya en la Moncloa. Esa es la baldosa de la que Ferraz no quiere moverse ni un solo milímetro. Menos aún en campaña, a un mes de unas elecciones generales del 28 de abril.

Pero Miquel Iceta, primer secretario del PSC desbarató ese guión con una entrevista en el diario vasco 'Berria'. "El 47% de los votantes [catalanes] está a favor de la independencia —le pregunta el periódico—. No es suficiente en su opinión, ¿y si fueran el 65% tampoco? ¿Nunca, jamás?". "Si el 65% de la población quiere la independencia, la democracia deberá encontrar un mecanismo para encauzar eso, pero no en el último penalti, no con el 47% ni tampoco con el 51%".

Ábalos ve "inapropiadas" las palabras de Iceta, mientras que Calvo insiste en que "no hay tema". El PSOE se multiplica para frenar el efecto negativo


Las críticas llovieron al líder del PSC de inmediato. Él mismo tuvo que aclarar su "posición política de fondo" a través de un hilo de Twitter, con el buscó sincronizar sus palabras con las de Ferraz y escapar del charco en el que él mismo se había metido. Subrayó que defiende el "diálogo dentro de la ley", que es un "federalista convencido" y que cree en la "España de todos". "No creo que un referéndum sobre la independencia sea una solución para una sociedad dividida al 50%. Creo que la solución es un pacto sobre autogobierno y financiación que cabe en un Estado autonómico o federal", pacto que "convendría" que los ciudadanos refrendaran.

Foto: Pedro Sánchez, este 27 de marzo, en el teatro Gran Maestre de Madrid, en la puesta de largo de los pilares de su programa electoral. (EFE)

Solo un "futurible"

El malestar de la dirección federal se dejaba entrever en la respuesta fulminante que dieron tanto Ábalos, de forma más explícita, como Calvo. "El compañero Iceta, que es muy dado a hacer reflexiones, luego cuando esto se inserta en un contexto como el actual, de confrontación electoral, resulta inapropiado", señaló en Telecinco. Los socialistas, dijo, trabajan para que no se dé ese "futurible" de un 65% de catalanes partidario de la independencia. Ya había dicho todo el secretario de Organización. El malestar era palpable. Sobre todo porque no era la primera vez que Ferraz sentía que Iceta metía la pata con sus declaraciones.

PP y Cs aprovechan el traspié del líder del PSC para asegurar que lo que dice es "la verdad" del programa del PSOE, no las 110 medidas avanzadas

"Iceta es un socialista anti-independentismo y nuestro país no tiene estructura jurídica para que nadie con ningún referéndum en su territorio rompa la unidad de Estado de España. No hay tema", intentó zanjar Calvo por su parte en 'Los desayunos de TVE', entrevista en la que justificó que todo lo que se mueve en relación a la estructura territorial es "galvánico".

Iceta se mete en la precampaña con unas declaraciones "inconvenientes" sobre Cataluña

También la cabeza de cartel del PSC el 28-A, la titular de Política Territorial, Meritxell Batet, subrayó que el primer secretario se había "corregido" a sí mismo: "En cualquier caso, como ministra del Gobierno de España y también como candidata, lo que vamos a hacer es trabajar para aumentar la mejora de la convivencia en Cataluña, que es lo que está en peligro". El proyecto socialista, dijo, "combate el secesionismo y el independentismo" y recordó que un referéndum separatista "no tiene cabida en el sistema constitucional". Declaraciones que eran calcadas a otras tantas anteriores suyas: si algo caracteriza a Batet es precisamente su prudencia. Otros dirigentes como el portavoz en el Senado, Ander Gil, también se vieron forzados a contrarrestar la entrevista de Iceta. El propio dirigente catalán se volvió a explicar: "En este momento no hay ninguna propuesta que goce de este apoyo [del 65%]. Tendremos que trabajar y hablar mucho entre nosotros para poder llegar a una propuesta política que sea viable".

PSOE y Gobierno, por tanto, intentaban minimizar la polémica al máximo, echar agua al fuego. Aunque eran conscientes de que las palabras de Iceta eran tesoro para la oposición. Pablo Casado, jefe del PP, mantuvo que Iceta decía "la verdad" con sus palabras sobre la secesión de Cataluña, porque ese "es el programa electoral" de Sánchez, y no el conjunto de 110 medidas presentadas el miércoles en Madrid. Misma línea argumental la de Inés Arrimadas, líder de Cs en Cataluña: Iceta pone "fecha de caducidad" a España. Mientras otros "disimulan", aseguró, el primer secretario "casca mucho".

Foto: El ministro Josep Borrell, durante la entrevista en la cadena alemana. (DW)

No es la primera vez

En Ferraz se percibía "irritación" con Iceta. De nuevo, era evidente la incomodidad con él. Ya ocurrió en plena campaña de las catalanas del 21 de diciembre de 2017. Apenas unos días antes de que se abrieran las urnas, el líder de los socialistas catalanes propuso indultos para los cabecillas independistas encausados. La dirección federal achacó a aquel "error" de Iceta que sus expectativas al alza cayesen. El propio Ábalos admitió que esa propuesta fue un "elemento" que generó "cierta desconfianza" en los votantes contrarios a la secesión porque dibujaba un PSC menos beligerante con el separatismo. Meses más tarde, y con Sánchez en la Moncloa, la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, muy próxima a Iceta, se mostraba partidaria de los indultos, afirmaciones que el Ejecutivo tuvo que intentar combatir enseguida pero que han sido utilizadas recurrentemente por PP y Cs.

Ferraz quiso poner el foco en las políticas sociales y en la continuidad en la acción de gobierno. En el programa no figurará la España plurinacional

En febrero, fue Iceta el que destapó que el Gobierno estaba dispuesto a aceptar la figura del relator en la mesa de partidos sobre el futuro de Cataluña. Aquella revelación desbarató los planes del Ejecutivo, que pretendía una explosión controlada. Calvo tuvo que salir al quite, pero sus sucesivas explicaciones públicas resultaron más confusas —algo que afeaban sus compañeros de partido en privado—, hasta que el Ejecutivo cortó por lo sano las negociaciones con el Govern cuando comprobó que no se apeaba de su exigencia de que en ese espacio de diálogo se abordase el referéndum. En el entorno de la vicepresidencia acusaban al primer secretario de haber actuado de manera imprudente.

Ábalos cree "inapropiadas" las declaraciones de Iceta sobre la independencia de Cataluña

Una cruz!", exclamaba un miembro del Ejecutivo próximo al presidente. "Más o menos se podría decir que Miquel arruinó su campaña de autonómicas con lo de los indultos y ahora parece que quiere fastidiarnos la nuestra", abundaba. "Sorprenden esas palabras viniendo de un tipo como Iceta, que es tan brillante. Pero sí, sus declaraciones nos hacen daño, y pueden ser un peligro. Pero no podemos hacer gran cosa. Carmen, Ábalos y hasta Borrell ayudan a diluir sus valoraciones", señala otra fuente del comité electoral.

Declaraciones de Granada y Barcelona

En Ferraz sentó mal que la entrevista de Iceta casi se solapara con la presentación de las 110 medidas más importantes del programa. 110 "compromisos" en los que no aparece citada Cataluña de manera expresa. Sánchez, en su intervención, hizo solo referencia al reforzamiento del Estado autonómico. Nada más. No fue casual. La cúpula calculó que llegarían críticas por el hecho de que no se plasmase en el avance de la oferta electoral la respuesta al desafío soberanista, pero prefirió centrar el tiro en las políticas sociales y en proyectar la imagen de continuidad de la acción de gobierno. No se encontraban, de hecho, propuestas estrella o rompedoras. Ábalos explicaba este jueves que las 110 medidas sí hablaban de Cataluña, "porque Cataluña es España, y los catalanes son españoles, y cuando hablamos de educación o sanidad, hablamos de extremenos, vascos, catalanes y madrileños".

"No queremos asumir riesgos. Con no cometer errores nos va bien", señalan en la dirección. La idea en el programa será "reforzar el Estado autonómico"

"No queremos asumir riesgos. Con no cometer errores nos va bien. En el programa sí habrá cuestiones territoriales, pero este miércoles queríamos poner el foco donde nos interesaba", razonaban en el sanedrín de campaña. La propia Calvo, coordinadora con la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, del documento programático para el 28-A, avanzaba este jueves que el texto íntegro —que se publicará en los próximos días— sí hablará del Estado autonómico, como ocurrió en 2015 y 2016. Pero las palabras estarán muy medidas. Fuentes de Ferraz señalaban a este diario que el partido no se saldrá de los márgenes de sus dos documentos vertebrales: las declaraciones de Granada (2013) y Barcelona (2017). Ahora mismo, no se prevé que se reivindique la España plurinacional que el 39º Congreso Federal del PSOE, celebrado hace casi dos años, sí recogió en su resolución política.

El programa, señalan fuentes de la cúpula, incidirá pues en la necesidad de "reforzamiento del Estado autonómico" y en la máxima de "ley y diálogo". "Nosotros impulsamos en el Congreso una comisión territorial como base para una reflexión más amplia cara a una reforma de la Constitución, y muchos partidos no quisieron siquiera participar. Así que mientras no exista posibilidad de consenso amplio, nos centramos en mejorar lo que tenemos".

De camino se cruzó la tensísima entrevista del ministro de Exteriores en la televisión pública alemana DW [aquí la transcripción literal]. Borrell llegó a parar la charla con el comunicador Tim Sebastian. "Pare ya. Usted está continuamente mintiendo", le dijo cuando el periodista afirmó que según datos del CIS el 70% de los españoles estaría a favor de reformar la Constitución, porcentaje que el jefe de la diplomacia puso en duda. Fue solo uno de los muchos momentos críticos de la entrevista con DW. Fuentes de Exteriores señalaron que Borrell simplemente mostró "firmeza e indignación ante la avalancha de preguntas capciosas y demagógicas" en un formato que tenía "más de interrogatorio acusatorio que de entrevista periodística".

Foto: El ministro de Exteriores y próximo candidato socialista a las europeas, Josep Borrell, el pasado 24 de febrero en Sharm-el-Sheikh, Egipto. (Reuters)

"Inaceptable" acusación por Forcadell

A Borrell le encolerizó que Sebastian hablara de la expresidenta del Parlament Carme Forcadell como una "abuela de 60 años" que "pasaba 15 horas al día en su celda, en régimen de aislamiento" (aseveración falsa, dice el ministerio), cuando "no ha sido condenada por nada". Esa acusación es "inaceptable", decían en el círculo de Borrell. "La información totalmente sesgada utilizada por el periodista revela un alarmante nivel de desinformación o voluntad de engañar sobre la realidad española". El Gobierno se queja de que "fruto de esa manipulación" y de una "intensa campaña de desinformación", medios europeos 'compran' los argumentos de los separatistas, trasladando en ocasiones planteamientos "inadmisibles" desde el punto de vista de la democracia española, "una de las 20 más avanzadas del mundo".

En Exteriores señalan que Borrell simplemente mostró "firmeza e indignación ante la avalancha de preguntas capciosas y demagógicas"

"El ministro Borrell se mostró firme en su defensa de nuestro sistema de valores, de la independencia del sistema judicial y en su rechazo contra la manipulación política de los acontecimientos vividos en 2017 en Cataluña", señalaban en Exteriores, donde recordaban, como ya hiciera Sánchez hace mes y medio, que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo ha impuesto muchas menos sentencias condenatorias (112) que Francia (736), Alemania (195), Reino Unido (315) e Italia (1.830).

placeholder Pedro Sánchez, este 27 de marzo en Madrid, en la presentación de las 110 medidas del programa del PSOE. (EFE)
Pedro Sánchez, este 27 de marzo en Madrid, en la presentación de las 110 medidas del programa del PSOE. (EFE)

"Un periodista puede preguntar lo que quiera y al ministro Borrell no le importa contestar cualquier pregunta, pero cuando no son preguntas sino acusaciones basadas en datos falsos, repetidas machaconamente, convirtiendo las anécdotas en categorías, con afirmaciones que reproducen acríticamente el esquema mental del independentismo catalán e interrumpiendo las respuestas, llega un momento en que considera que ya no tiene sentido continuar con un ejercicio informativamente inútil", argumentaban en su entorno más próximo.

El plante de Borrell era llamativo y dio la vuelta por las televisiones. Era volver a situar Cataluña en el mapa de campaña. En el PSOE es conocido el fuerte temperamento del ministro, pero intentaban al menos extraer la lección positiva: su firmeza, explicaban, permitía visibilizar la posición dura del Ejecutivo, de no pasar ni una a los soberanistas y no permitir que su relato triunfe fuera de las fronteras del país.

Pedro Sánchez no quiere salirse de su propio carril. Ni un milímetro. El PSOE está cimentando una campaña convencional, presidencialista, sin estridencias. Sin riesgos. Quiere poner el acento en su acción de gobierno y procurar que el debate gire en torno a las políticas sociales, en las que se sabe más competitivo. Por eso en el aperitivo de su programa no incluyó un apartado específico sobre Cataluña, por eso en sus mítines apenas hace referencia al desafío soberanista. Y por eso Ferraz ha digerido con pesar, e incluso con irritación, que Miquel Iceta sugiriera como salida un referéndum de independencia si el 65% de los catalanes quisiera la secesión. Palabras desautorizadas ya por la vicepresidenta del Ejecutivo, Carmen Calvo, y por el secretario de Organización y titular de Fomento, José Luis Ábalos. El contrapeso de Iceta, eso sí, lo ejerció un Josep Borrell fuera de sí en la televisión pública alemana Deutsche Welle, cuando paró una entrevista tras acusar al periodista de "mentir" sobre el 'procés'. También ayudó el patinazo del número dos de Pablo Casado en la lista del PP por Madrid, Adolfo Suárez Illana, sobre el aborto, por el que tuvo que pedir disculpas.

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