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Optimismo en el PSOE por el veto de Cs: ve apuntalada su estrategia de escorar a Rivera
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LA RESPUESTA DEL PARTIDO DEL GOBIERNO

Optimismo en el PSOE por el veto de Cs: ve apuntalada su estrategia de escorar a Rivera

Los socialistas consideran que los naranjas les han hecho buena parte de la campaña, basada en aquilatar la imagen de la foto de Colón, la alianza de las tres derechas frente a Sánchez

Foto: Pedro Sánchez charla con Cristina Narbona y José Luis Ábalos, ante Adriana Lastra y Carmen Calvo, este 18 de febrero, en la reunión de la ejecutiva del PSOE. (Inma Mesa | PSOE)
Pedro Sánchez charla con Cristina Narbona y José Luis Ábalos, ante Adriana Lastra y Carmen Calvo, este 18 de febrero, en la reunión de la ejecutiva del PSOE. (Inma Mesa | PSOE)

"Nos han hecho la campaña". En el PSOE se respiraba satisfacción, entusiasmo, algunos decían que hasta "euforia", cuando Ciudadanos dio un sonoro portazo a cualquier pacto poselectoral con Pedro Sánchez y con el propio partido. La dirección sentía que Albert Rivera cometía un "tremendo error", de libro, pero que les beneficiaba de cara a su estrategia para las generales del 28 de abril. El mensaje constante del presidente es comparecer ante los ciudadanos como la opción "moderada" y de "sentido común" frente a las "tres derechas". Antes, podía caber alguna duda respecto al comportamiento de los naranjas tras la apertura de las urnas. Ahora, si Rivera cumple su palabra, no. Así que esa imagen de la "triple alianza" se consolida por derecho propio, porque Cs la ha buscado.

El análisis que hacen los socialistas, al menos, es ese, espoleados por los buenos datos de las encuestas de los últimos días, que confirman que el partido recuperaría la condición de primera fuerza en el país, con cerca, en el mejor de los pronósticos, de 120 diputados, frente a los 84 de los comicios de 2016. "Somos buenos haciendo política y si los demás están ciegos, pues vamos, vamos, vamos...", indicaba expresivamente un ministro del Gobierno muy cercano al presidente. "Ya lo veréis —secunda un integrante de la ejecutiva federal—, no vamos a bajar de los 130 parlamentarios, si no es que conseguimos más. Con esta decisión de Ciudadanos, está más claro que no hay más voto útil que el PSOE para parar a la derecha. Habrá quienes voten a Unidos Podemos, claro, pero serán los más recalcitrantes".

La noticia de que Ciudadanos cerraba la puerta por completo a cualquier pacto poselectoral con los socialistas —"ni con el PSOE ni con Sánchez. Sánchez es el PSOE y el PSOE es Sánchez", aseguró este lunes José Manuel Villegas, número dos de la formación naranja— saltaba a las portadas de todos los periódicos y a los sumarios de radios y televisiones cuando la cúpula del PSOE, presidida por su secretario general, había concluido, al igual que la rueda de prensa del secretario de Organización, José Luis Ábalos.

"Con esta decisión de Cs, está claro que no hay más voto útil que el PSOE. Otros votarán a Podemos, pero serán los más recalcitrantes", dice un dirigente


Pero el anuncio de Cs no era más que la solemnización del mensaje de Rivera de los últimos días, cuando hablaba de "cordón sanitario" a los que quieren "liquidar España", grupo en el que incluía a los socialistas por su supuesto entendimiento con el independentismo catalán. Ya Sánchez le había respondido en los dos mítines del fin de semana, primero en Sevilla y luego en Mérida: la cuerda con la que los naranjas se han apresurado a poner un "cordón sanitario al PSOE" ante futuras alianzas lo que en realidad hace, señalaba el domingo desde Extremadura, es "atarles a la ultraderecha" de Vox. "Ellos sabrán si se sienten más cómodos con los socialdemócratas o con los ultraderechistas —completó Ábalos el lunes—. Se tienen que aclarar ellos. Se tienen que ubicar".

Foto: Pedro Sánchez, durante la entrevista con el periodista Carlos Franganillo en TVE, este 18 de febrero. (Borja Puig de la Bellacasa | Moncloa)

"Los que se escoran son ellos"

Pues profecía autocumplida, decían los socialistas horas después. "Rivera renuncia al centro para luchar por el espacio de la derecha", concluía un dirigente muy cercano a Sánchez. "Es un error, es un error —terciaba un mando de la dirección federal—. No creo que con esa estrategia vayan a quitarle al PP más voto, y en cambio a la izquierda le traslada el mensaje de que o gana las elecciones o habrá un tripartito de derechas. En suma, esto es un activador del voto de la izquierda. Jugársela todo a la carta de tener un voto más que Pablo Casado para intentar que sea Cs el que presida un futuro Gobierno no va a ninguna parte. Es jugársela a algo que quizá no se vaya a dar". "En su estrategia de intentar escorar al PSOE no se dan cuenta de que los únicos que se escoran son ellos... y que se anden con ojo, no vaya a ser que de tanto escorarse naufraguen", indican por su parte en el grupo parlamentario.

El guion de Sánchez es el opuesto: se pinta como un líder dialogante que no cierra la puerta a nadie. Ni a los separatistas, ni a Cs, ni a Podemos, ni al PP

El presidente-candidato sigue la estrategia opuesta a Rivera: no cerrar la puerta a pactos con nadie. Este lunes por la noche fue sumamente explícito en su entrevista en TVE: rechazó adelantar alianzas poselectorales. No se niega a entenderse con los independentistas que le prestaron su apoyo en la moción de censura, como tampoco se "cierra" a hablar con Cs, con Podemos o con el PP "en múltiples cuestiones", porque lo que necesita el país es "unirse en torno a los grandes proyectos". Sánchez quiere mostrarse como un líder dialogante, de mano tendida. De ahí que insistiera en que tras la votación que le llevó a la Moncloa, se aprestó a tejer acuerdos con todos los grupos para sacar adelante sus iniciativas. "Nunca ha habido pactos con los independentistas", mantuvo.

En la cúpula del PSOE advertían de que la circunstancia excepcional que ocurrió en Andalucía en las autonómicas del pasado 2 de diciembre, una abstención altísima, del 43,44%, no se repetirá en las generales, puesto que el electorado progresista acudirá a "votar en masa", porque ahora está "motivado y asustado" por la posibilidad de que la derecha regrese al poder aupada por el extremismo de Vox.

El primer síntoma "positivo" que recibe el partido es la concurrencia en los mítines. En Sevilla, Sánchez, en su primer mitin tras la convocatoria de las generales —y acompañado de Susana Díaz—, reunió a unas 1.500 personas, según la organización, en un hotel de Sevilla. Al día siguiente, unos 2.000 simpatizantes abarrotaron el pabellón central del Instituto Ferial de Mérida y otro millar se quedó fuera. Para la dirección, la movilización de las bases es una señal clave, pues ellos son los primeros transmisores a sus entornos del mensaje del líder. Las últimas imágenes de lleno contrastan con la depresión que se palpaba en las convocatorias de 2015 y 2016, en las que el PSOE firmó sus dos peores resultados históricos consecutivos.

Foto: El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera (c), junto a José Manuel Villegas (i) e Inés Arrimadas (d). (EFE)

Otra vez la foto de Colón

El giro definitivo de Cs, que marca ya el arranque de la precampaña, serviría, a ojos de los socialistas, para apuntalar su estrategia. Sánchez lleva alertando desde hace semanas de que populares y naranjas yerran al intentar "moderar" a Vox, porque al final la formación de Santiago Abascal será la que les acabe "radicalizando", subrayando que los tres partidos son ya casi más "una derecha, sin matices".

"Querer poner un cordón sanitario al primer partido solo demuestra su deriva radical. Nunca es una bendición crispar", indican en el entorno de Sánchez

La foto de la plaza Colón, con los tres líderes de PP, Cs y Vox juntos, reforzó esa asociación, recibida como un "regalo" para el PSOE. Y esta declaración de principios de los naranjas, adoptada tras la reunión de su ejecutiva de este lunes, contribuye a machacar más esa imagen en el votante. El contrapunto, la némesis de ese consorcio de PP, Cs y Vox —la "triple alianza", en palabras de Ábalos—, es el proyecto de la "moderación, el sentido común y el progreso de todos" que encarna Sánchez, que busca atraer no solo al electorado de izquierdas sino a la España "sensata" y "cabal". El presidente ya ha advertido de que la abstención puede "dar el triunfo al extremismo", a los "ultras". Ahí se juega una de las claves de este 28-A: en la participación.

Ciudadanos veta al PSOE en el arranque de la precampaña

"La estrategia de Cs solo les sirve para perder votos y dárnoslos a nosotros. Porque hay muchos votantes que querrían una entente de PSOE y Cs", señala un dirigente. Otro cree que si la suma de ambas formaciones diera, habría una gran presión desde fuera para que acordaran, como ocurrió en 2016, solo que entonces el llamado 'pacto del abrazo', del que se cumplen justo ahora tres años, no era aritméticamente suficiente para superar la investidura.

Mucho camino hasta el 28-A

No obstante, en Ferraz otros dirigentes se muestran inquietos por el mensaje que traslada Rivera. "La actitud de Cs es preocupante —indica una responsable cercana al líder—. Querer poner un cordón sanitario al primer partido de este país solo demuestra su deriva radical. Nunca es una bendición crispar de esa manera y radicalizar la política". Una advertencia a tono con la aseveración recurrente del presidente de que las urnas del 28-A deben dejar atrás "la crispación" para reivindicar la "política" útil.

En el círculo del líder en la Moncloa recuerdan que se está resucitando el "marco de las primarias", que tanto le funcionó: el "todos contra Sánchez

Hay otro componente que en la Moncloa y en el PSOE miran como un dato muy relevante: el "todos contra Sánchez" puede funcionar. Como recordaba un responsable de la máxima confianza del presidente, se está imponiendo "el marco de las primarias" de 2017, las que ganó frente a una Susana Díaz bendecida por todos los notables del partido. Es decir, el de un aspirante que es la "víctima" de todos los poderes fácticos, que es acosado por todos, que es visto como el débil. Ahora, estiman en el Ejecutivo y en la dirección socialista, puede rescatar ese marco. "Está en plan épico: puede decir que el Ibex le jodió, que los independentistas también...". Ese es el relato en el que mejor se mueve Sánchez. De ahí, de nuevo, que haya que recordar el título de su libro, que sale a la venta este martes y que se presenta el jueves: 'Manual de resistencia' (Península, 2019).

En Ferraz cruzan los dedos para que la precampaña y campaña discurran con estos "regalos" de la oposición al presidente. "Ya se torcerá. No todo puede ir tan bien", bromean en el cuartel general. Más de dos meses hasta los comicios pueden dar para mucho. Y no es la primera vez que Sánchez endereza una semana... y tropieza en la siguiente.

"Nos han hecho la campaña". En el PSOE se respiraba satisfacción, entusiasmo, algunos decían que hasta "euforia", cuando Ciudadanos dio un sonoro portazo a cualquier pacto poselectoral con Pedro Sánchez y con el propio partido. La dirección sentía que Albert Rivera cometía un "tremendo error", de libro, pero que les beneficiaba de cara a su estrategia para las generales del 28 de abril. El mensaje constante del presidente es comparecer ante los ciudadanos como la opción "moderada" y de "sentido común" frente a las "tres derechas". Antes, podía caber alguna duda respecto al comportamiento de los naranjas tras la apertura de las urnas. Ahora, si Rivera cumple su palabra, no. Así que esa imagen de la "triple alianza" se consolida por derecho propio, porque Cs la ha buscado.

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