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El PSOE se lame las heridas e intenta 'amortizar' a Sánchez y a los 15 díscolos
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CRISIS DE LOS SOCIALISTAS

El PSOE se lame las heridas e intenta 'amortizar' a Sánchez y a los 15 díscolos

Los oficialistas braman contra el ex secretario general por el mensaje en su despedida y asumen que ayudará a "desestabilizar" al PSOE. Los fieles al exlíder creen que es ya un "referente" para las bases

Foto: Antonio Hernando estrecha la mano de Mariano Rajoy tras su reelección como presidente gracias a la abstención de 68 diputados socialistas, este 29 de octubre. (Reuters)
Antonio Hernando estrecha la mano de Mariano Rajoy tras su reelección como presidente gracias a la abstención de 68 diputados socialistas, este 29 de octubre. (Reuters)

Rostros de abatimiento, de devastación. Ojos vidriosos, miradas huidizas, ganas de huir del hemiciclo y del patio del Congreso. Hasta lágrimas. Los diputados socialistas salían derrotados del pleno de investidura de Mariano Rajoy, con la pesada losa de la abstención a su espalda, con la imagen de la mayor fractura del grupo parlamentario de su historia reciente, con el trauma pegado a la piel de la decapitación de Pedro Sánchez (primero) y de su renuncia al acta (después), dispuesto a dar la batalla para "recuperar" el partido. El PSOE está roto y muy dolorido, a la espera de que la formación del nuevo Gobierno, tras 314 días de bloqueo institucional, serene las aguas internas y le permita tomar oxígeno. Pero no será sencillo porque hay muchos descosidos y no hay aún ni aguja, ni hilo ni liderazgo claro.

La jornada del 29 de octubre de 2016 engrosará las páginas negras de la historia de los socialistas. Otra más. Fue el día en que por primera vez el primer partido de la oposición ayudaba con sus votos a la reelección del jefe de filas de su principal adversario, el Partido Popular, investido con 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones. El día en que vio cómo 15 diputados —siete de ellos del PSC, dos independientes y seis militantes del PSOE—, el 18% del grupo, rompió la sagrada disciplina de voto y optó por decir no a Rajoy. El día en que asistió al abandono de su escaño de quien fue dos años su secretario general por su "profundo desacuerdo" con el viraje a la abstención y al anuncio de que volverá a la carretera para afianzar el respaldo de las bases y que seguirá exigiendo a la gestora un congreso inmediato del partido. "Vamos de tanatorio", expresaba gráficamente un parlamentario andaluz a la salida del pleno, al filo de las 20.30 horas, cuando Rajoy se convertía en presidente electo gracias a la abstención socialista. No exageraba.

Foto: Pedro Sánchez, durante su comparecencia en el Congreso tras la renuncia de su escaño, este 29 de octubre. (Reuters)

Sánchez volvió a conmocionar a su partido con sus palabras. Convocó por la mañana a los medios a una comparecencia sin preguntas para solemnizar que entregaba su acta porque no podía "ir contra" el comité federal votando no ni podía quebrar su "compromiso" con los electores absteniéndose. Ante una "encrucijada" imposible, optaba por marcharse para "refundar un PSOE autónomo y alejado del PP, un PSOE abierto y unido, donde la militancia haga valer su voz". Porque su "no es no", defendió, sí sintetiza un "proyecto político que dice sí a los valores de la socialdemocracia" y que "apuesta por la ejemplaridad, la equidad y la justicia social". Además, pedía a la gestora, capitaneada por Javier Fernández, que ni expulsase a los disidentes que no acatasen la abstención ni rompiese los lazos con el PSC. El mandato de la cúpula provisional "expira" una vez consumada la investidura de Rajoy, por lo que tenía que poner "fecha y lugar" al próximo congreso.

El PSOE vive otra jornada funesta. Tras el pleno, caras largas, de devastación, de funeral. "Vamos de tanatorio", resume un parlamentario andaluz

Esas fueron, en síntesis, las grandes líneas de un discurso muy pensado y que le hizo temblar la voz. Y a punto estuvo de que se le saltasen las lágrimas cuando reconoció "cuán dolorosa" había sido tomar la decisión de marcharse.

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"Sosiego" como receta

El ex secretario general despertó la ira de sus contrarios. La gestora, oficialmente, no quiso responder al envite. Fernández se limitó a expresar su respeto por el gesto de Sánchez de renunciar a su escaño "en un momento de alta emotividad personal". Pero sí advirtió a continuación de que el congreso no tiene fecha, ni se pondrá enseguida por mucho que la demande el exlíder.


El presidente asturiano reclamó "sosiego" a la organización para afrontar el cónclave "de la mejor manera posible". Rechazó que la dirección interina tenga el mandato expirado: fue elegida por el comité federal del pasado 1 de octubre, recordó, para conducir al PSOE a un congreso de "reconstrucción", como lo suele llamar él, o de "refundación", como convino Sánchez, por lo que llevará su tiempo, ya que no se trata solo de elegir secretario general y nueva dirección, sino alumbrar una nueva ponencia política que oriente el camino a seguir por los socialistas. Cuando ese trabajo esté listo, la gestora "no tendrá ningún interés en permanecer más tiempo". Y pellizcando a Sánchez, recalcó, para "que nadie tenga ninguna duda", que el nuevo capitán del PSOE será elegido por las bases.

Los alineados con la gestora condenan a Sánchez por primar los intereses personales y por querer marcar la agenda del PSOE, cuando el congreso sigue sin fecha

Fernández fue deliberadamente cauto en sus breves declaraciones a los medios. Porque los comentarios de sus contrarios eran mucho más vehementes. En los corrillos de diputados se apreciaba la ira contra él. "Ha pasado del 'no es no' al 'yo es yo'", "nos ha llamado traidores, nos ha dicho que nos hemos derechizado, no ha estado a la altura de las circunstancias, él que ha dejado un PSOE roto y que ahora pretende presentarse como el salvador", "ha primado sus intereses personales por encima de todo, como siempre ha hecho", "nos anuncia que va a seguir en la guerra"... Eran las voces en caliente de cualificados parlamentarios, que en el fondo abundaban en la misma percepción: que Sánchez había demostrado otra vez su "egoísmo", que "solo" piensa en el congreso y en la batalla orgánica, que quiere "morir matando", que se ha comportado con una "deslealtad inaudita" hacia sus propios compañeros de filas. Que busca convertirse "en un mártir" asaeteado por los barones. Quizá el más gráfico fue el presidente aragonés, Javier Lambán, quien con la dimisión del exlíder dio "por concluida la 'operación triunfo' que empezó en julio de 2014".

Pero más allá del cabreo y el estupor que anidaba entre los dirigentes alineados con la gestora, sí que se compartía la impresión de que Sánchez, aun fuera del Congreso, será un "agente desestabilizador" del partido, por lo que la "reconstrucción" y la labor de pacificación llevará probablemente más tiempo de la cuenta. El ex secretario general volverá a coger su coche para reunirse con militantes y votantes de toda España, evocando la imagen que cultivó en las primarias de julio de 2014, la de un candidato a la escucha que se pateaba el país haciendo campaña y dormía en las casas de los militantes que le apoyaban.

El 'espíritu' de Pedro Sánchez

Los oficialistas asumen que habrá "ruido", que producirá distorsión, pero están asimismo convencidos de que "las masas también se enfrían" y que su figura se irá desinflándose con el paso de los meses. "Ahora Rajoy montará Gobierno, habrá sesiones de control, legislatura, el mundo seguirá y, como en la arqueología, se superpondrán nuevos estratos. Y Pedro se quedará ahí, en el Paleolítico, cada vez más solo", glosaba un diputado totalmente en sintonía con Fernández.

Javier Fernández respeta la decisión de Pedro Sánchez y dice que el congreso no tiene fecha

El congreso, sin prisa

El 39º Congreso Federal del PSOE no está a la vuelta de la esquina. El presidente de la gestora dijo no estar "en condiciones de dar ninguna fecha", y nadie de hecho la da. Ni siquiera si se podrá encajar en el primer trimestre de 2017 o se acercará más hacia el verano. La pretensión de la cúpula provisional y de las federaciones que orbitan en torno a ella es estirar los tiempos con la esperanza de que la tensión se disipe y se diluya el 'efecto Sánchez'. "No sabemos si necesitaremos tres, seis u once meses para reconstruirnos, pero necesitamos hacer algo gigante", opinaba un reconocido parlamentario. Varios diputados mentaban este sábado, de hecho, la posibilidad de una reflexión profunda del proyecto más ambiciosa que la conferencia política de 2013, bajo el mandato de Alfredo Pérez Rubalcaba, que llevó varios meses de discusión. Se trataría, por ejemplo, de tirar de la ayuda de grandes pensadores, o de estudiar los casos de socialdemocracias de éxito en otros países del mundo. No poner "tiritas", sino una cirugía profunda. Y para eso, comentaba un diputado con mucha solera, hace falta "tiempo y un tratamiento adecuado".

Los sanchistas alaban la "coherencia" del exlíder y creen que no será tan fácil que se desdibuye, porque la militancia le apoya y quiere votar pronto

Los sanchistas son conscientes de que la gestora maniobrará para retrasar el congreso lo máximo posible. Saben que ya no cuentan con la mayoría del comité federal, que es el órgano competente para ponerle fecha. Aunque subrayan que con ellos están "las bases". "Es verdad que Pedro ha dado un salto al vacío arriesgado, pero ha dado una lección de completa coherencia, casi hasta la enfermedad", indicaba una de las diputadas que votó no este sábado en la investidura y que en los últimos días le aconsejó que no se marchara del Congreso, porque perdería visibilidad. "Pedro no va a quedar desdibujado —opinaba una integrante de la ejecutiva disuelta—. Ahora mismo es el referente moral de toda la militancia del PSOE. A mí me preocuparía tener un grupo parlamentario fracturado con problemas permanentes, a los afiliados recogiendo firmas y a ocho secretarios generales [los barones que pidieron por carta a Fernández, y sin éxito, que permitiera la abstención técnica] en contra. No saben lo que han hecho. Somos muchos más que ellos. Controlan el comité, sí, pero sin las bases están perdidos".

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Los leales al ex secretario general advierten de que están "dispuestos a dar la batalla", y de que pelearán hasta la extenuación para ganar el siguiente congreso. Y en esa estrategia, argumentaban, era fundamental que aquellos que tienen cargo orgánico pero dudaban sobre el voto en la investidura acatasen finalmente la disciplina y se alineasen con la abstención. De ahí que no se saltasen el mandato los secretarios provinciales de Valencia y Burgos, José Luis Ábalos y Esther Peña, o la presidenta de la gestora gallega, Pilar Cancela. Los críticos coordinaron su voto en una comida previa al pleno.

Las abstenciones más sonadas del Grupo Socialista

El otro gravísimo problema se llama división dentro del grupo. Quince diputados de siete comunidades distintas se quedaron en el no a Rajoy. La gestora, sin embargo, respiró aliviada, porque el fuego no se extendió más ni se llegó a la veintena de díscolos, que habría incrementado la tensión. "El resultado estaba dentro de las previsiones que teníamos", recalcó a la salida del pleno el andaluz Mario Jiménez, el portavoz del órgano provisional. El dirigente se felicitó de que solo hayan sido seis militantes del PSOE los que han roto la disciplina, puesto que "hay que distinguir" a los siete representantes del partido hermano, el PSC, ya que Ferraz no tiene "jurisdicción" sobre sus afiliados. Ni tampoco tiene "ninguna capacidad" para actuar contra las dos independientes, Margarita Robles y Zaida Cantera. Así que cuando la cúpula parlamentaria remita a la gestora la certificación de la votación de este sábado, será estudiada la situación "con toda tranquilidad y sosiego". Lo ocurrido anoche, añadió, sí hace "absolutamente indispensable" proceder a una "evaluación" de las relaciones entre PSC y PSOE.

Foto: Pedro Sánchez, durante su breve comparecencia ante los medios, a los que anunció la renuncia de su escaño en el Congreso, este 29 de octubre. (EFE) Opinión
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¿Expulsiones?

¿Qué puede pasar a partir de ahora? Aún es pronto para saber. Pero el juicio que manifestaban distintos diputados con galones ayer es que era desaconsejable aprobar medidas punitivas severas como la expulsión del grupo o incluso del partido, que contemplan los estatutos federales en su artículo 78. Lo previsible es que sí se apliquen multas a los díscolos (el máximo está en 600 euros), y algunas fuentes apuntaban que sería lógico que se les descabalgase de sus cargos institucionales y se les rebajase a la condición de diputados rasos. Ello provocaría, por ejemplo, que abandonasen la dirección del grupo Meritxell Batet (PSC) y Sofía Hernanz (Baleares), y que se buscase forzar la salida de Robles como presidenta de la Comisión de Justicia del Congreso. "Sería una mínima medida de justicia, sobre todo para con aquellos que nos hemos tenido que tragar el sapo de la abstención, que a ninguno nos ha hecho gracia", confiaba un parlamentario de una federación de mucho peso en el PSOE.


Los sanchistas culpaban a la gestora de haberse empecinado en sacar adelante la abstención en bloque para "humillar" a Sánchez y buscar su salida de la Cámara, como finalmente ocurrió, al coste de provocar la división dentro del grupo. "Una decisión que jamás voy a perdonar por el dolor que nos ha provocado", indicaba con consternación una de las exintegrantes de la anterior ejecutiva. La cúpula provisional tenía muy clara su decisión al término del comité federal, porque además así lo habían pactado las grandes federaciones con Andalucía y Susana Díaz al frente, y no se apearon de ella en ningún momento. Estrategia en la que los acompañó el presidente portavoz del grupo, Antonio Hernando, que ayer de nuevo tuvo que traicionar su hemeroteca y justificar el viraje, aun anunciando una "oposición firme", una vigilancia estrecha del PSOE a "cada paso que dé" el nuevo Gobierno.

Ferraz estudiará "con sosiego y tranquilidad" qué hacer con los disidentes, pero se especula con que pueda haber sanción o se les quiten sus cargos

Los socialistas confían en salir de escena en los próximos días, esperando que el frenesí se centre en la Moncloa y en Génova, la sede del PP. Pero eso no mitigará las profundas heridas que ahora deben lamerse. Y con un Sánchez que no está dispuesto a rendirse y que quiere seguir en primera línea. Este domingo lo demostrará probablemente con Jordi Évole en 'Salvados'. En 'prime time' y con el morbo asegurado. El PSOE ha pasado el cáliz de la investidura, pero su calvario ni mucho menos ha concluido.

Mario Jiménez dice que la gestora del PSOE sólo puede sancionar a sus seis militantes

7 PSC + 2 independientes + 6 militantes = 15

La gestora puso el énfasis en que había logrado contener la indisciplina del grupo, y por eso separó en tres paquetes los 15 diputados que votaron no a Mariano Rajoy

-De un lado, los siete del PSC: Meritxell Batet (la representante del partido en la dirección del grupo y cabeza de lista por Barcelona el 26-J), Manuel Cruz, Mercè Perea, José Zaragoza, Lídia Guinart, todos de la lista de la capital catalana, más Marc Lamuà, de Girona, y Joan Ruiz, de Tarragona. Ellos forman un paquete compacto, pues aunque el PSC forma parte del comité federal del PSOE, su consell nacional decidió el martes que sus siete diputados votasen no en primera y segunda vuelta

-Las dos independientes: son la exjueza Margarita Robles y la excomandante del Ejército de Tierra Zaida Cantera, números dos y seis de las listas del PSOE por Madrid, y fichajes responsabilidad de Pedro Sánchez. Ambas decidieron votar no en conciencia, por la palabra dada a los electores. Ninguna tiene carné de afiliada. 

-Seis militantes del PSOE. En este último grupo cabe hacer dos subpaquetes. De un lado, los dos diputados de Baleares, Sofía Hernanz (miembro de la dirección de grupo) y Pere Joan Pons, exjefe de Gabinete de la presidenta balear, Francina Armengol. El PSOE del archipiélago es una federación más, no un partido hermano como el PSC. La indisciplina de sus dos parlamentarios es más grave porque ambos representan a la totalidad de la federación y obedecen el mandato de Armengol, la única de los presidentes autonómicos socialistas afín a Pedro Sánchez. 

Los otros cuatro 'rebeldes' son afiliados sin peso orgánico: el exalcalde de San Sebastián Odón Elorza; la zaragozana Susana Sumelzo (muy despegada ya del barón regional, Javier Lambán), la ourensana Rocío de Frutos y la palentina Luz Martínez Seijo. Esta última fue la que dio el paso en las últimas horas

A estos 15 nombres hay que añadir el voto 'distinto' de dos integrantes de la ejecutiva de Sánchez: Adriana Lastra, exsecretaria de Política Municipal, y María González Veracruz, exresponsable de Ciencia, Participación y Política en Red. Ambas votaron "por imperativo [del PSOE], abstención".  

Rostros de abatimiento, de devastación. Ojos vidriosos, miradas huidizas, ganas de huir del hemiciclo y del patio del Congreso. Hasta lágrimas. Los diputados socialistas salían derrotados del pleno de investidura de Mariano Rajoy, con la pesada losa de la abstención a su espalda, con la imagen de la mayor fractura del grupo parlamentario de su historia reciente, con el trauma pegado a la piel de la decapitación de Pedro Sánchez (primero) y de su renuncia al acta (después), dispuesto a dar la batalla para "recuperar" el partido. El PSOE está roto y muy dolorido, a la espera de que la formación del nuevo Gobierno, tras 314 días de bloqueo institucional, serene las aguas internas y le permita tomar oxígeno. Pero no será sencillo porque hay muchos descosidos y no hay aún ni aguja, ni hilo ni liderazgo claro.

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