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Sánchez mantiene en vilo al PSOE y alimenta la sospecha de que dejará su escaño
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COMPARECENCIA SORPRESA EN LA CÁMARA BAJA

Sánchez mantiene en vilo al PSOE y alimenta la sospecha de que dejará su escaño

El exlíder despejará su futuro inmediato este sábado a las 12.30. La impresión más extendida es que se irá del Congreso para no votar abstención y no incumplir el mandato del comité federal

Foto: Pedro Sánchez ríe en su escaño enfrente del portavoz parlamentario, Antonio Hernando, este 27 de octubre en el Congreso. (Reuters)
Pedro Sánchez ríe en su escaño enfrente del portavoz parlamentario, Antonio Hernando, este 27 de octubre en el Congreso. (Reuters)

El 'timeline' de Pedro Sánchez en Twitter permanece estático desde el pasado miércoles. Entonces condensó en 140 caracteres que estaba de camino al Congreso para el pleno de investidura y que votaría no a Mariano Rajoy el jueves, igual que sus compañeros. Desde entonces las cámaras, los micrófonos y los periodistas le han perseguido, dominados casi por una histeria colectiva para lograr conocer sus intenciones. Para saber qué hará el día D, el de la segunda y definitiva votación de investidura. O sea, hoy sábado. Pero el ex secretario general no ha soltado prenda. Ha intentado sacudirse las preguntas, no solo para mantener la intriga hasta el final, sino porque, según confirmaban sus diputados y dirigentes de confianza, no tenía nada claro. Estaba "hecho un lío", dudando entre dos alternativas: o dejar su acta para no tener que acatar el mandato del comité federal y evitar pronunciar la palabra abstención, o bien mantener su no a Rajoy por "coherencia" y quedarse en su escaño, asumiendo un posible castigo por su indisciplina.

[Consulte aquí en PDF la resolución aprobada por el comité federal del PSOE el pasado 23 de octubre]

Pero Sánchez ya ha tomado una decisión. Y la comunicará seis horas antes de que arranque el pleno de investidura, y 28 días después de ser decapitado y guardar silencio. Comparecerá a las 12.30 horas en la sala de prensa del Congreso. Una rueda de prensa que adelantó a los periodistas una de sus colaboradoras más estrechas durante su etapa en Ferraz a las 21.28 de este viernes. Las preguntas volvieron. ¿Qué hará Sánchez? "Ni idea, ni idea", repetían responsables de su entorno más próximo, a los que ha escuchado en los últimos días pero a los que no había avanzado qué camino emprendería. La impresión más extendida es que puede dimitir, pero nadie daba nada por seguro, ni siquiera los que habían podido conversar con él este mismo viernes. Además, con el ex secretario general es imposible hacer pronósticos. Como dicen sus escuderos y sus detractores, es "imprevisible". "La verdad es que los caminos del señor son inescrutables", comentaba con total despiste uno de los miembros de su ejecutiva disuelta. "Nos dijo que al final la decisión sería muy suya", señala una importante baronesa autonómica, en la que se ha apoyado mucho el exlíder socialista y que interpreta que es muy probable que abandone el Congreso. "Pero todo puede pasar", añadía al filo de la medianoche, cautelosa.

Los dirigentes más cercanos a Sánchez no se atrevían a hacer pronósticos: ninguno descarta que pueda optar por votar no, desafiando a su partido

Desde luego, hay indicios que hacen presumir que puede tirar la toalla, aunque también los hay para aventurar que no se dará tan fácilmente por vencido. Porque las dos opciones tienen contraindicaciones. Y ninguna es sencilla para él.

El misterio de Pedro Sánchez

La posición más 'orgánica'

Sánchez ha recabado la opinión de decenas de personas de su confianza en los últimos días. Y ha recibido opiniones contrapuestas. Según confirman distintas fuentes a este periódico, el que fuera su núcleo duro en Ferraz —César Luena, Adriana Lastra, María González Veracruz y Patxi López— le aconsejaba renunciar a su acta para preservar su discurso y no verse estigmatizado dentro del PSOE como el ex secretario general que desobedeció la orden de abstención emanada por el máximo órgano de poder. Era la posición defendida, por tanto, por los que tienen más trayectoria orgánica y conocen de cerca el aparato, y los que entienden que un exlíder que quiere volver a recuperar su trono no puede pretender dar el salto de nuevo con una mancha tan importante en su expediente. El PSOE no ha perdido ese carácter jerárquico y está muy interiorizado en la dirigencia que una vez que los órganos han tomado una decisión, ha de respetarse y acatarse, guste o no, y más si procede del comité federal. Los que sostienen que no le quedaba otra salida que marcharse le advertían de que no podría aspirar a dirigir otra vez el PSOE y esperar que sus propias decisiones fuesen cumplidas si él mismo se rebeló contra un mandato claro y expreso del comité. Dicho de forma más sencilla, en palabras de un veterano fontanero socialista: "Un líder que se salta a la torera su comité está muerto. Tan simple como eso".

El núcleo de confianza que tenía en Ferraz le ha aconsejado que entregue su acta, porque desobedecer el mandato del comité le dejaría fuera de la carrera

Luena, exsecretario de Organización y aún secretario general en La Rioja; Lastra, exresponsable de Política Municipal, y López, exlíder del PSE, exlendakari y expresidente del Congreso, aunque han defendido el no a Rajoy y han reclamado sin éxito una abstención técnica —a la que no estaban dispuestos a ceder ni la gestora ni las federaciones más potentes—, ya habían avanzado que respetarían al máximo órgano y no se sublevarían. González Veracruz, exsecretaria de Ciencia, Participación y Política en Red, dudó también esta semana, disconforme con el proceder de la cúpula provisional pilotada por el asturiano Javier Fernández, y el empeño en imponer una abstención en bloque de todo el grupo, pero se espera que finalmente acate.


La renuncia al escaño tendría para Sánchez la ventaja, por tanto, de mantener vivo su capital político del "no a Rajoy" frente a la gestora y frente a los barones que le doblegaron el pasado 1 de octubre, encabezados por su gran rival interna, Susana Díaz. Pero el inconveniente es que perdería un escaparate de primer orden, el Congreso. Por eso quienes han conversado con él en los últimos días están convencidos de que junto con su dimisión anunciará que se presentará a las primarias del PSOE para cuando se convoque el congreso federal, y a partir de ahí empezará a hacer campaña entre los militantes provincia a provincia.

El exjefe de Ferraz habría apurado de este modo hasta el último minuto los tiempos, cuando ya es obvio que la gestora no va a ceder a una abstención técnica, de solo 11 diputados, que le habría permitido seguir en el grupo y votar no a Rajoy, sin traicionar así a sus fieles. Hay otra razón: a las dos de la tarde cierra el registro de la Cámara, y si quiere abandonar su escaño debe hacerlo antes de esa hora.

Foto: Pedro Sánchez vota no en la primera vuelta de investidura de Mariano Rajoy, este 27 de octubre en el Congreso. (Reuters)

"Choque de legitimidades"

Pero no todos los diputados y dirigentes de su círculo piensan igual, y así se lo han trasladado. Creen que entregar el acta sería "aceptar la hoja de ruta de Díaz", desaparecer de escena para apagar los rescoldos del sanchismo. Le reiteran que el cónclave no tiene fecha aún, y que puede aún demorarse meses, hasta principios de verano. Demasiado tiempo fuera de foco que puede acabar "diluyendo" su figura, apuntan. "Estamos sometidos a la dictadura de Susana. Si deja el acta, es como ponerle su cabeza en bandeja. No lo debe hacer", indica una integrante de su ejecutiva que le ha apremiado a resistir. Los sanchistas convencidos de que esta es la mejor alternativa subrayan que en el fondo se trata de un "choque de legitimidades": los órganos de dirección, de un lado, y la militancia que ha clamado por no hacer presidente a Rajoy, por otro. Están convencidos de que ante todo Sánchez debe preservar "su compromiso con los electores" que le dieron su confianza en las generales y su imagen ante los ciudadanos, que le siguen parando por la calle y agradeciéndole su actitud, insisten. "Él es ahora como Bernie Sanders o Jeremy Corbyn, el héroe de la izquierda" aclamado por las bases aunque repudiado por el 'establishment'.

Los que le han apremiado a que resista creen que goza del apoyo de las bases y que la Cámara le daría una visibilidad necesaria para un congreso sin fecha

Las últimas dos citas conocidas en la agenda de Sánchez dieron que pensar a los partidarios de que deje el Congreso que puede llevar a término su desafío al partido. El ex secretario general se vio este viernes en la Cámara con la aragonesa Susana Sumelzo y la independiente Margarita Robles, su fichaje estrella en las elecciones de junio, a la que puso como su número dos de la lista. Ambas votarán no a Rajoy hoy y ambas creen que es mejor que Sánchez se resguarde en su escaño. Robles está convencida además de que el PSOE no puede adoptar medidas severas contra él, como expulsarlo, porque la jurisprudencia constitucional no reconoce el mandato imperativo y protege al diputado. Quedarse en la Cámara, en consecuencia, le reportaría una visibilidad extra, aunque también es cierto que la cúpula del grupo parlamentario podría condenarle al ostracismo, aun sin echarlo de sus filas, dejándolo como diputado raso por haber desobedecido al comité federal.

Sánchez, además, ha demostrado ser un líder muy correoso, con coraje, que sabe aguantar hasta el final los pulsos internos. Se atrincheró en la sede incluso cuando dimitieron 17 miembros de su ejecutiva, y dio la batalla en el comité federal que acabó por vencerle. Y con el tiempo aprendió a medir sus tiempos y a descolgarse con sorpresas, para extrañeza de sus detractores.

Sánchez tiene previsto anunciar que se presentará a las primarias internas para recuperar el timón del partido y ser ungido de nuevo líder por las bases

Los dos caminos conducirían, no obstante, a un mismo fin: el intento de Sánchez de concurrir a las primarias para volver a la secretaría general y recuperar el timón del PSOE. Es su prioridad, porque cree tener el favor de las bases. Pero incluso entre los suyos hay quienes anticipan que su vuelta será más complicada de lo que cree y que quizá el testigo de su legado deba recogerlo otro dirigente. En el pasado comité federal, fue muy llamativo que los sanchistas apenas lo reivindicaran, lo que para sus detractores era una prueba de que el recambio vendrá de la mano de un sucesor. Y en las quinielas está muy bien situado Patxi López, postulado esta misma semana por el líder de los socialistas vizcaínos, Mikel Torres. El expresidente del Congreso es un hombre de trayectoria muy reconocida en el partido, con capacidad de tender puentes con los ahora oficialistas. No obstante, su relación con Andalucía quedó bastante dañada por acompañar a Sánchez hasta el último minuto y secundar todos sus planes. También ha emergido como alternativa (incluso para hacer tándem con el exlíder) Josep Borrell, que en julio abogaba por la abstención condicionada a Rajoy y luego engrosó las filas del no y ejerció de vehemente defensor de Sánchez.

Susana Díaz confía en que sus compañeros del Congreso actuarán con "responsabilidad"

Los críticos con el ex secretario general ya señalaban que "cualquier decisión que tomase" iba a ser "mala". Si se va, glosa una dirigente que ha ganado mucha fuerza en las últimas semanas, "dejaría a los suyos que quieren votar no en pelotas, y si se abstiene, también fatal" y si votara no, quedaría "desacreditado". "Está acorralado por su propio delirio, está solo y ahora ha pasado a modo circo, al 'show'", reprocha esta fuente. "Su pauta siempre ha sido máximo beneficio personal y máximo daño al partido. Es un psicópata. Si anuncia que va a primarias el día de la investidura de Rajoy, demostrará que solo piensa en él, será un ridículo espantoso", aprecia otro conocido diputado. En su círculo más próximo sí indican que el hecho de que haya tomado su decisión tan tarde ha impedido que los sanchistas pudieran coordinarse. En Ferraz, mientras, aguardan expectantes la comparecencia de este sábado, sin atreverse a dar por seguro que entregará su acta, por mucho que suene como la opción más probable.

¿Qué sanciones?

Porque las cartas, mientras, ya están prácticamente echadas dentro del grupo. Tras la carta que remitió el portavoz, Antonio Hernando, a los 84 parlamentarios —incluido Sánchez–, recordando que no cabía ni libertad de voto ni abstención técnica, y la reunión con la gestora, la dirección parlamentaria comenzó una última ronda para hacerse una idea de cuántos díscolos habrá este sábado en el pleno de investidura. Hernando citó en su despacho y telefoneó uno a uno a varios diputados 'rebeldes' este viernes, y continuará hoy, para pedir a todos ellos que le desvelasen el sentido de su voto antes del comienzo del debate. También ejercieron esa labor otros compañeros de la cúpula, como el andaluz Miguel Ángel Heredia, la manchega Isabel Rodríguez o la extremeña Marisol Pérez. Según afirmaron varios de ellos, consultados por este diario, "no hubo amenazas ni advertencias" por parte del portavoz. Simplemente la pregunta de qué harán. No anticipó qué medidas adoptará el partido para 'castigar' a los disidentes, porque esa decisión recaerá en la gestora y el comité, les apuntó. Hernando no tiene previsto verse con las independientes Margarita Robles y Zaida Cantera, porque considera que su no a Rajoy está ya muy afianzado y a fin de cuentas no tienen carné ni deben obediencia estricta a los órganos socialistas.

Hernando y el resto de la dirección del grupo sondean a los díscolos para saber el número exacto de diputados que se saltarán la disciplina de voto

La dirección interina tampoco ha avanzado cuál será el siguiente paso. Fernández no quiere situarse aún en el escenario de la ruptura de la disciplina de voto, y menos aún en la posibilidad de las expulsiones. La situación es en verdad inédita. El reglamento interno [aquí en PDF] permite aplicar multas de hasta 600 euros, pero los estatutos del partido facultan al máximo órgano a imponer sanciones más severas a los díscolos, desde echarlos del grupo hasta abrirles expediente, que puede acarrear desde una suspensión temporal de militancia hasta darles de baja definitivamente.

Sánchez volverá a gozar de protagonismo 28 días después de su caída. Solo entonces se sabrá si se aparta del foco aunque luego pretenda volver o si redobla su órdago y se atreve a incumplir la resolución del comité y a acaudillar a un grupo de 'rebeldes' dentro del Congreso. El ex secretario general, pase lo que pase, eclipsará (al menos, parte del día) a un Rajoy que obtendrá la investidura después de 10 meses de parálisis institucional. Porque este sábado, señores, habrá presidente del Gobierno electo.

14 disidentes fijos en la bancada socialista

Si no hay movimientos de última hora, lo previsible es que este sábado haya finalmente 14 diputados socialistas que se aparten de la disciplina de voto y no voten abstención, manteniendo su no a la investidura de Mariano Rajoy, al margen de lo que haga Pedro Sánchez

-Siete diputados del PSC: Meritxell Batet, Manuel Cruz, Mercè Perea, Pepe Zaragoza, Lídia Guinart, Marc Lamuà y Joan Ruiz. Estos siete parlamentarios obedecerán la resolución del consell nacional de su partido, aprobada el martes, que bendice el no a Rajoy en la segunda votación de investidura. 

-Dos independientes: la exjueza Margarita Robles y la excomandante Zaida Cantera, números dos y seis de la lista del PSOE por Madrid el 26-J. 

-Los dos diputados socialistas por Baleares, Sofía Hernanz, portavoz adjunta del grupo y amiga personal de Sánchez, y Pere Joan Pons

-Los parlamentarios Odón Elorza (Gipuzkoa), Susana Sumelzo (Zaragoza) y Rocío de Frutos (Ourense). 

A esta nómina podrían sumarse Pilar Cancela (A Coruña), presidenta de la gestora del PSdeG; Esther Peña, secretaria general en Burgos; Mar Rominguera, diputada por Zamora; Luz Martínez Seijo, parlamentaria por Palencia, y el navarro Jesús María Fernández. José Luis Ábalos, secretario provincial de Valencia y miembro de la cúpula parlamentaria, la murciana María González Veracruz y la cacereña Pilar Lucio (ambas integrantes de la ejecutiva federal saliente) respetarán previsiblemente la decisión del comité y votarán abstención, pese a sus dudas de los últimos días. Fuentes cercanas a Antonio Hernando sostienen que los que tienen o han tenido hasta hace muy poco cargo orgánico no pueden permitirse el lujo de incumplir una resolución del comité

El 'timeline' de Pedro Sánchez en Twitter permanece estático desde el pasado miércoles. Entonces condensó en 140 caracteres que estaba de camino al Congreso para el pleno de investidura y que votaría no a Mariano Rajoy el jueves, igual que sus compañeros. Desde entonces las cámaras, los micrófonos y los periodistas le han perseguido, dominados casi por una histeria colectiva para lograr conocer sus intenciones. Para saber qué hará el día D, el de la segunda y definitiva votación de investidura. O sea, hoy sábado. Pero el ex secretario general no ha soltado prenda. Ha intentado sacudirse las preguntas, no solo para mantener la intriga hasta el final, sino porque, según confirmaban sus diputados y dirigentes de confianza, no tenía nada claro. Estaba "hecho un lío", dudando entre dos alternativas: o dejar su acta para no tener que acatar el mandato del comité federal y evitar pronunciar la palabra abstención, o bien mantener su no a Rajoy por "coherencia" y quedarse en su escaño, asumiendo un posible castigo por su indisciplina.

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