Es noticia
La gestora sigue firme en la abstención total pese a la división dentro del Grupo Socialista
  1. Elecciones Generales
LA CRISIS DE LOS SOCIALISTAS

La gestora sigue firme en la abstención total pese a la división dentro del Grupo Socialista

Hasta cinco diputados reclaman flexibilidad a la dirección y que permita que solo 11 parlamentarios den el Gobierno a Rajoy. Otros diez se alinean con Ferraz y se niegan a esa fórmula

Foto: El portavoz del Grupo Socialista, Antonio Hernando, al lado del portavoz de la gestora, Mario Jiménez, este 26 de octubre en la sala Constitucional del Congreso. (EFE)
El portavoz del Grupo Socialista, Antonio Hernando, al lado del portavoz de la gestora, Mario Jiménez, este 26 de octubre en la sala Constitucional del Congreso. (EFE)

El resultado previsible. Ni más ni menos. Un puñado de diputados socialistas que protestan porque prefieren una abstención técnica que no alimente la "división" dentro del grupo y otro puñado, más numeroso, que cree que no se puede romper la disciplina de voto bajo ningún concepto y que por tanto defiende que la abstención ha de ser en bloque, de los 84 parlamentarios del PSOE, sin más discusión, porque así lo decidió el comité federal el pasado domingo. Esta es la posición de la gestora, y la que se va a mantener hasta el final con mano de hierro.

Ese es el resumen, grosso modo, de la reunión de este miércoles del Grupo Socialista, que comenzó a las cuatro de la tarde (dos horas antes del comienzo del pleno de investidura), sin que hubiera intervención abierta a los medios ni del presidente-portavoz socialista, Antonio Hernando —que ya había advertido por carta a todos los diputados de que no cabía ni la abstención mínima ni el voto en conciencia—, y del portavoz de la gestora, el andaluz Mario Jiménez. Después de ambos, se pidieron "no menos de 70 turnos de palabra", según fuentes de la cúpula. O sea, casi todo el grupo, una cifra nunca vista en ninguna de las últimas 'cumbres' del grupo, las más conflictivas de los últimos tiempos, por cuanto evidenciaron la división interna. Quien no acudió fue Pedro Sánchez, que en cambio sí asistió más tarde a la sesión plenaria.

Foto: Antonio Hernando, con el presidente de la gestora socialista, Javier Fernández, este 25 de octubre en el Congreso. (EFE)

Dado el caudal de solicitudes, la dirección pidió intervenciones muy cortas, que se fueron alternando. Pero al final, como en las últimas citas, se impusieron los alineados con la cúpula provisional, por 10 a 5. La abstención en bloque fue defendida por los diputados Eduardo Madina (Madrid), Soraya Rodríguez (Castilla y León), José Miguel Camacho (Castilla-La Mancha), Ciprià Císcar (Valencia), Pedro Muñoz (Castilla y León), Ignacio Urquizu (Aragón), César Ramos (Extremadura) y los andaluces José Andrés Torres Mora, Antonio Hurtado y Gregorio Cámara.

Batet explica la posición del PSC

Los sanchistas, mientras, concentraron sus esfuerzos en pedir flexibilidad a la gestora y demandar una abstención limitada a 11 parlamentarios. Y en esa línea intervinieron César Luena, secretario de Organización con Pedro Sánchez, el expresidente del Congreso Patxi López, la balear Sofía Hernanz, el valenciano José Luis Ábalos y la extremeña Pilar Lucio, que fue quien directamente preguntó por qué no se abre la puerta a una abstención técnica. "Confesad por qué", se quejó, dejando entrever que no se cede para laminar a Sánchez. Además, Meritxell Batet, cabeza de lista por Barcelona el 26-J, trasladó la posición del PSC, sancionada ayer por su consell nacional: no en primera votación a Mariano Rajoy y no en la segunda, el sábado, y reiteró la disposición plena de su partido a seguir caminando junto al PSOE.

El valenciano Ábalos, integrante de la dirección del grupo, como Batet y Hernanz, se ofreció a ser él a ser uno de los abstencionistas a cambio de que la dirección aflojase y no impusiera la unidad de voto. Una idea que también tenía escrita y en mente la burgalesa Esther Peña, que no pudo intervenir, como muchos diputados, por falta de tiempo, ya que poco más tarde de las cinco y media se dio por concluida la reunión para poder llegar a tiempo al pleno. "Ofrezco mi posición para llegar a un pacto que procure en estas 48 horas la abstención técnica y mínima", tenía anotado Peña, una de las defensoras del no y que aún se piensa si romper la disciplina de voto, igual que Ábalos. El sanchista César Ramos, aunque se ha inclinado últimamente hacia la abstención total, sí apostó por que "se haga lo que menos perjudique al partido y que no haya ni héroes ni villanos", por lo que instó a que "se pongan de acuerdo los que defienden una cosa y los que defienden otra". Durante la reunión, ningún diputado crítico abogó por la libertad de voto.

Ningún diputado pide en la reunión libertad de voto. El valenciano Ábalos se ofrece para la abstención a cambio de que esta sea mínima, no en bloque

El portavoz de la gestora no dejó lugar a la duda. No habrá abstención limitada ni tampoco voto en conciencia. Jiménez sostuvo que si solo entregan el Gobierno al PP un grupo de diputados socialistas, habría "señalamientos injustos".

Pedro Sánchez a los periodistas a su llegada al Congreso: "Os he echado de menos"

La estrella de Sánchez

El tono del dirigente andaluz sonó a algunos asistentes "contundente, pero no amenazante", puesto que no aludió a las medidas que la gestora y el comité pueden adoptar en caso de que se produzca la indisciplina. En cambio, sí disgustaron a los sanchistas el tono y las palabras empleadas por algunos de los parlamentarios especialistas, hasta el punto de que les sonó a "ajuste de cuentas". Especialmente duras fueron las intervenciones de Edu Madina y Soraya Rodríguez y, ya algo menos, la de Ciprià Císcar. El diputado vasco pidió respeto a una decisión democrática que está por encima de la ética personal y exigió a todos los diputados que acatasen la directriz del comité, y sí aludió directamente, con nombre y apellidos, a una de sus compañeras, la ourensana Rocío de Frutos, que tiene clarísimo que el sábado votará no, por afirmar que la abstención es "vergonzosa".


Rodríguez también empleó su habitual tono vehemente para defender que no puede haber excepciones. Rebatiendo a Patxi López, que había afirmado que en política las formas importan tanto como el fondo, aseguró que "la forma es el fondo", y que por tanto una actuación diferente de 11 diputados convertiría la abstención en algo "inexplicable o vergonzoso", y se generaría "mucha confusión" en los ciudadanos. Subrayó que "la abstención es solo abstención", y es la misma que le dio el PSC a Artur Mas en 2010, recordó, trayendo también a colación que López se convirtió en lendakari con los votos del PP. La exportavoz parlamentaria demandó a sus compañeros que el grupo vote "unido", porque en los momentos complicados es cuando hay que demostrar "compromiso político con el PSOE y solidaridad". Desechó que se trate de una cuestión de conciencia, y así lanzó una indirecta a los críticos: si creen que el PSOE así "indulta" o "blanquea" al PP, "argumentando lo mismo que Podemos", deberían pensar lo mismo pasada la investidura, cuando ejerzan sus cargos de representación en el PSOE. Vamos, que "la conciencia no dura un día solo".

Císcar, por su parte, 'dividió' a los parlamentarios en tres paquetes: los 74 que tienen carné del PSOE, de los que no tiene "duda" de que cumplirán el mandato del comité, los siete del PSC, que formalmente es otro partido pero que se equivocó al participar en la votación del domingo y luego aprobar en su consell que la desobederá, y las tres independientes (Margarita Robles y Zaida Cantera por Madrid y Lola Galovart por Pontevedra), de las que espera que sigan "acompañando" al partido en el viaje que emprendieron al subirse a las listas. Una forma sutil de decirles que si no les gusta la senda, se vayan.

A los sanchistas les molesta el tono utilizado por algunos oficialistas, como Edu Madina y Soraya Rodríguez, muy duros ambos con los díscolos

Otros miembros del grupo encuadrados en la nueva mayoría emplearon otras formas. Así, Urquizu, valor emergente del PSOE, señaló que la "credibilidad" del partido se pierde más si no todos los diputados defienden la posición con convicción y la explican, porque eso fue lo que pasó a partir de 2010: el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero no supo explicar sus medidas de recorte, no hizo pedagogía, y no pudo por tanto construir su relato.


Mientras seguía la reunión, Sánchez lanzó un tuit para anunciar su presencia en el pleno. Llegó conduciendo su coche sobre las cinco de la tarde. Después, entró en el hemiciclo al lado de dos de sus fieles, César Luena y María González Veracruz. A continuación, fue subiendo hacia su nuevo escaño y saludando a los diputados de su bancada. A algunos con más afecto y a otros con bastante más frialdad. Todo dependía de su cercanía... Pero lo que sorprendió fue el gesto gélido con su antiguo portavoz y escudero, Antonio Hernando. Sánchez no dio pistas de qué hará en la votación definitiva. El sábado "será otro día". Aunque esté a poco más de 72 horas.

El resultado previsible. Ni más ni menos. Un puñado de diputados socialistas que protestan porque prefieren una abstención técnica que no alimente la "división" dentro del grupo y otro puñado, más numeroso, que cree que no se puede romper la disciplina de voto bajo ningún concepto y que por tanto defiende que la abstención ha de ser en bloque, de los 84 parlamentarios del PSOE, sin más discusión, porque así lo decidió el comité federal el pasado domingo. Esta es la posición de la gestora, y la que se va a mantener hasta el final con mano de hierro.

Crisis PSOE Barones del PSOE Pedro Sánchez Antonio Hernando Mario Jiménez Mariano Rajoy
El redactor recomienda