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El PSOE llega a la semana decisiva mientras crece la brecha entre las bases y la gestora
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CRISIS EN LA CASA SOCIALISTA

El PSOE llega a la semana decisiva mientras crece la brecha entre las bases y la gestora

La gestora pone este martes la cuenta atrás con la convocatoria del comité federal del domingo. Aún no está claro cómo se organizará la reunión. La dirección interina no hará propuesta

Foto: Javier Fernández conversa con el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, junto a Susana Díaz y Javier Lambán, el pasado miércoles en el desfile militar por el 12-O. (EFE)
Javier Fernández conversa con el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, junto a Susana Díaz y Javier Lambán, el pasado miércoles en el desfile militar por el 12-O. (EFE)

Ya no hay más tiempo para los circunloquios, los eufemismos o las máscaras. Tras 300 días de bloqueo, es la hora de la decisión. El PSOE no puede refugiarse bajo la lluvia: sabe que debe optar por uno de los dos caminos, a cual más difícil y penoso. O mantiene su no a Mariano Rajoy y conduce al país a unas terceras elecciones el 18 de diciembre o bien facilita el Gobierno al PP con su abstención (sea de todo el grupo o parcial). A estas alturas, no hay más alternativas. Los socialistas irán subiendo los peldaños de su escalera hacia el infierno —porque se trata de elegir entre "lo menos malo", entre susto o muerte— durante toda esta semana, hasta llegar a la cima el próximo domingo, 23 de octubre, cuando previsiblemente se reúna su máximo órgano de poder, el comité federal. Solo entonces se conocerá el desenlace de la película política que comenzó con la apertura de las urnas de las segundas generales, las del 26 de junio.

Sin embargo, ya está fijado el día y hora del ensayo general: mañana martes, la gestora podrá palpar de nuevo el clima interno dentro del Grupo Socialista en una reunión con diputados y senadores convocada a las diez de la mañana en la Cámara Alta. Una cumbre parlamentaria que será sucedida, a mediodía, por el encuentro de los integrantes de la dirección provisional, que convocarán formalmente al comité para el domingo 23, el único hueco disponible —Susana Díaz tiene miércoles y jueves el debate del estado de la comunidad y Javier Fernández, el presidente de la ejecutiva interina, tiene la agenda bloqueada de jueves a sábado por los actos que rodean a los Premios Princesa de Asturias—, justo al final del plazo posible. El próximo 24 de octubre, el Rey comenzará su ronda con los líderes políticos (la segunda desde las últimas generales, la quinta desde las elecciones del 20-D), que concluirá al día siguiente, y para la que ya tienen que estar claras las posiciones de todos los partidos, a fin de que pueda proponer (o no) un candidato a la investidura. Si a Rajoy le dan los números, la presidenta del Congreso, Ana Pastor, señalará pleno para el miércoles 26 o el jueves 27, con el objetivo de que el aspirante quede elegido por la Cámara antes de que el actual mandato de las Cortes se extinga, cosa que ocurrirá si no hay presidente a las 23.59 horas del lunes 31 de octubre. Si no hay nuevo inquilino en La Moncloa para entonces, Felipe VI firmará el decreto de convocatoria de nuevas elecciones el 1 de noviembre con el refrendo de Pastor.

La ruptura es evidente en la dirigencia socialista, también en el seno del grupo y con la militancia, parte de la cual no acompaña el viraje de los barones

Semana decisiva y de infarto para el PSOE, pues, sin ninguna duda. Quizá desprovista de la tensión y el acaloramiento total que precedió a la ejecución de Pedro Sánchez el pasado 1 de octubre, pero llena también de intensidad y de desgarro en las filas del partido. Porque a estas alturas es una evidencia que los socialistas están divididos en torno a qué hacer y qué solución es la "menos mala", como dijo Fernández hace unos días. Y aunque el camino de la abstención esté más allanado, en parte por el movimiento de empuje protagonizado por el jefe de la gestora, también hay serios obstáculos, como el no a Rajoy que mantienen a ultranza los sanchistas y, de forma clara, el PSC. Y las bases, al menos una parte de ellas, no acompañan a los barones y a la cúpula temporal en su singladura. En definitiva, la ruptura entre la dirigencia, en el seno del Grupo Socialista —con el PSC y con diputados afines al ex secretario general— y con la militancia es un hecho insoslayable y que costará tiempo suturar. La división en los afiliados preocupa en Ferraz.

Próxima parada: comité federal del PSOE

¿Qué se debate?

La gestora fijará la fecha del comité federal extraordinario y dictará un orden del día. Aún no están claros los términos de la convocatoria ni cómo se desarrollará la crucial cita del domingo, según reconocieron fuentes de Ferraz. En teoría, tal y como han manifestado Fernández y su número dos, el andaluz Mario Jiménez, la ejecutiva provisional no hará ninguna propuesta al máximo órgano, puesto que no es una dirección política elegida en un congreso. Es decir, que tiene sus atribuciones recortadas y por tanto no es la competente para plantear una resolución. Si se mantiene este compromiso, la proposición a debate debería emanar de los miembros del órgano. De una federación (Asturias, por ejemplo, de la que Fernández es su secretario general) o por acuerdo de varias. También podría haber varias propuestas sobre la mesa y que se votase sobre una de ellas.

Los alineados con la gestora prefieren que el debate se centre en si el PSOE quiere o no elecciones, o sea, si es mejor "desbloquear" el país o ir a las urnas

¿Qué se discutirá, por tanto? De entrada, tanto en Ferraz como en las federaciones que fueron críticas con Sánchez se concibe que la incógnita que debe despejar el comité es si el PSOE quiere o no ir a terceras elecciones. Dicho de otro modo, que los delegados tienen que posicionarse sobre esa disyuntiva: terceros comicios sí o no. Fernández y los portavoces que más claro han hablado desde la caída de Sánchez —entre ellos, la eurodiputada Elena Valenciano o la parlamentaria en el Congreso Soraya Rodríguez— han situado el debate en esos términos, que ha de optarse entre un "Rajoy debilitado, condicionado por una mayoría parlamentaria que puede modificar muchas de las decisiones que ha tomado el PP estos años", y un Rajoy "reforzado" tras unas terceras elecciones, pues los últimos sondeos coinciden en pronosticar una mayoría más amplia para los conservadores.

300 días en funciones

Así, los oficialistas se inclinan por salir del marco del sí o no a la abstención al PP para centrar la discusión en las consecuencias de esa votación. Como también quieren escapar del discurso tejido por Sánchez y su ejecutiva disuelta, según el cual aquellos que no le apoyaban se alineaban automáticamente con Rajoy. "El no al PP sigue vigente, que quede claro, porque no queremos negociar nada con ellos. No se habla ni de pacto de investidura, ni de Gobierno de coalición ni nada por el estilo. Se trata de una abstención para desbloquear el país y evitar ir a elecciones, y punto", insisten desde Ferraz. En la cúpula y en el entorno más próximo a Fernández se percibe además que "cada vez menos gente" es partidaria de unos nuevos comicios, luego ese enfoque podría facilitar las adhesiones.

Foto: Alfredo Pérez Rubalcaba, junto a Soraya Rodríguez, Elena Valenciano y Ramón Jáuregui, en febrero de 2014 en el Congreso. (EFE) Opinión
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Sin embargo, esa postura no es unánime. Del lado cercano al presidente asturiano los hay que entienden que el debate ha de presentarse a las claras (abstención sí o no). Los sanchistas advierten de que "el PSOE no está para eufemismos" y que por tanto ha de discutirse sobre la pertinencia de facilitar o no el Ejecutivo al PP vía abstención, porque "decir sí o no a terceras elecciones no orienta el voto al grupo parlamentario".

¿Cómo se instrumenta?

Segunda cuestión importante: ¿abstención técnica —las 11 abstenciones o ausencias que le hacen falta a Rajoy para ser reelegido— o de los 84 diputados? No está claro aún. Ni siquiera si este asunto debe decidirlo el comité federal o ha de tomar la decisión de cómo instrumentar la abstención la gestora con el grupo. Hay opiniones para todos los gustos. La primera alternativa sería menos onerosa para el PSOE e impediría visibilizar la fractura interna, pues se calcula que, además de los siete representantes del PSC, habría diputados sanchistas dispuestos a saltarse la disciplina de voto. Hasta se duda qué haría en ese caso el ex secretario general, cuyo entorno subraya que "aún no ha decidido" qué hará y si respetará la disciplina de voto, se ausentará o dejará su escaño.

Unos se inclinan por que todo el grupo vote lo mismo y se vea así qué hacen los sanchistas y el exlíder, otros entienden que hay que optar por minimizar el daño

Susana Díaz quiere que los 84 parlamentarios socialistas —el número 85 es de otra formación, es el representante de Nueva Canarias, aliado del partido en las dos últimas generales— voten lo mismo, porque esa es la cultura del partido. "Los que defienden una abstención técnica hacen de ella algo vergonzoso —sostiene una conocida diputada alineada con la gestora—. Yo quiero una abstención digna, valiente, explicable, que no significa ponerse de rodillas ni nada. Y además quiero saber qué piensan todos los parlamentarios, saber quiénes están con el PSOE y quiénes con Podemos, y quiero saber qué vota Pedro Sánchez", que desde su caída ha desaparecido, pues no fue al pleno del Congreso de primeros de mes y luego se marchó de vacaciones con su familia a Estados Unidos más de una semana. A los contrarios a Sánchez les irrita la "hipocresía" de los que afirman que una abstención "blanquea" la corrupción del PP y en cambio "sí aceptaron sus votos para la investidura". Los disparos se dirigen contra el exlendakari Patxi López, que en la última semana ha abanderado el "no es no" junto a la jefa del Ejecutivo balear, Francina Armengol.

El presidente manchego, Emiliano García-Page, ha reconocido públicamente que se puede estudiar que pasen el trago solo 11 diputados. Fernández, según su círculo de confianza, está más de acuerdo con una abstención global, pero también es sensible a la segunda posición. "No habría que hacer con esto caballo de batalla, y es lógico aminorar el coste de la operación, hacer lo que menos daño haga al grupo", indican estas fuentes. Quienes discrepan entienden que solo se "maquillaría" así la división, no se borraría.

Foto: Miquel Iceta conversa con Núria Parlon tras resultar vencedor de las primarias del PSC, este 15 de octubre en la sede del partido en Barcelona. (EFE)

En cuanto al sistema de voto, se prevé que sea público por llamamiento (como el pasado 1 de octubre) o a mano alzada, pero no en urna y secreto, pues este método se reserva para aprobar candidaturas, no para las decisiones políticas.

Desconfianza con el PSC

Durante la semana se irán perfilando las estrategias. Fernández y su equipo seguirán pulsando las federaciones para ver cómo respiran. El presidente de la gestora tiene pendiente una entrevista con el recién reelegido (y reforzado) primer secretario del PSC, Miquel Iceta. Ambos charlaron durante el fin de semana, tras las primarias del partido, y quedaron en verse. Pero el presidente asturiano no logrará mover al partido hermano. Fuentes muy próximas a Iceta recalcaron que seguirá defendiendo el no a Rajoy y que no tiene "ningún margen de maniobra" para cambiar su postura, puesto que los resultados de la competición con Núria Parlon —que también defendía el rechazo al PP— fueron muy justos (54,14% frente a 45,86%, 747 votos de diferencia), el congreso está a la vuelta de la esquina, a primeros de noviembre, y el cambio de rumbo les "mataría".

Iceta y Fernández han quedado en verse, pero el recién reelegido primer secretario no cambiará de postura y mantendrá el no hasta el final a Rajoy

La amenaza de ruptura de la disciplina de voto del PSC ha reabierto las tensiones entre los dos partidos. Cada vez se oyen más voces, en el flanco alineado con la gestora, que advierten de que si los socialistas catalanes consuman su desafío, entonces puede que "sea el PSOE el que quiera replantearse su relación" con ellos, porque está "muy desequilibrada" a favor de los primeros. Los oficialistas entienden que el PSC, que participa de los órganos federales del PSOE (no ocurre a la inversa), debe acatar las decisiones que se adopten. "Algunos compran tanta soga que se enredan con ella", indican desde el entorno de Fernández, secundando la posición que expresó Page el miércoles pasado: que si el PSC vota distinto entonces quizá "no deba participar en el próximo congreso". Cataluña, con 17.935 militantes, es el territorio de mayor peso que está del lado de Sánchez. Si se rompe el contrato de los dos partidos, los números se descabalarían a favor de su potencial oponente, Susana Díaz.

El fondo y las formas del PSC poco o nada tienen que ver con Ferraz

El PSOE comienza una semana intensa que culminará con un comité previsiblemente largo, en el que se evidenciará la fractura interna de un partido con demasiadas magulladuras y emplazado a escribir una de las páginas más dolorosas de su historia reciente.

Silencio de los barones

Prueba de que el partido está cogido en un puño es que los mandos están instalados en un clamoroso silencio. Sí da la cara el presidente de la gestora y jefe del Principado, Javier Fernández, el que más claramente ha hablado en estas semanas, inclinándose por la abstención. También lo hace su número dos, Mario Jiménez, aunque midiendo más sus palabras, y dirigentes retornados a la primera línea como Elena Valenciano y Soraya Rodríguez. Pero los barones, aquellos que tumbaron a Pedro Sánchez, se mantienen en su mayoría en la retaguardia. 

Todos son conscientes de la contestación de las bases, que perciben a través de la multitud de asambleas locales que están celebrándose estos días, y que lo mejor es ser prudente para que se vaya afianzando la abstención. Por eso eluden las declaraciones públicas. La propia Susana Díaz simplemente ha advertido que el partido está serenándose y de que en el comité federal habrá una "mayoría sólida" a favor del planteamiento de la gestora, impresión que comparte el manchego Emiliano García-Page. El valenciano Ximo Puig acaba de regresar de su viaje con empresarios a Cuba de casi una semana, y el aragonés Javier Lambán sigue en el segundo plano. La presidenta de Baleares, Francina Armengol; el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, o el secretario general en Castilla y León, Luis Tudanca, sí han estado en cambio muy activos reivindicando el no y la consulta a la militancia

Este domingo, David Pérez, secretario segundo de la Mesa del Parlament de Catalunya, aseguró que el resultado de las primarias del PSC "refuerzan" la posición del "no es no" a Mariano Rajoy y "fortalecen" al socialismo. 

Javier Fernández renunció a reunir al consejo de política federal, el foro que congrega a todos los barones, para ahorrarse la imagen de división interna y porque, numéricamente, son más los secretarios regionales partidarios del no. En la abstención se encuentran seis de los siete presidentes autonómicos (todos menos Armengol). Y con matices, porque Page se queda en el no por ahora hasta ver por dónde se decanta el comité.  

Ya no hay más tiempo para los circunloquios, los eufemismos o las máscaras. Tras 300 días de bloqueo, es la hora de la decisión. El PSOE no puede refugiarse bajo la lluvia: sabe que debe optar por uno de los dos caminos, a cual más difícil y penoso. O mantiene su no a Mariano Rajoy y conduce al país a unas terceras elecciones el 18 de diciembre o bien facilita el Gobierno al PP con su abstención (sea de todo el grupo o parcial). A estas alturas, no hay más alternativas. Los socialistas irán subiendo los peldaños de su escalera hacia el infierno —porque se trata de elegir entre "lo menos malo", entre susto o muerte— durante toda esta semana, hasta llegar a la cima el próximo domingo, 23 de octubre, cuando previsiblemente se reúna su máximo órgano de poder, el comité federal. Solo entonces se conocerá el desenlace de la película política que comenzó con la apertura de las urnas de las segundas generales, las del 26 de junio.

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