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Críticos y sanchistas buscan una figura de consenso para 'mediar' en la guerra
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EL MARGEN DE MANIOBRA, SIN EMBARGO, ES MUY PEQUEÑO

Críticos y sanchistas buscan una figura de consenso para 'mediar' en la guerra

En la ejecutiva de Sánchez, varios miembros hablaron de la necesidad de abrir cauces de diálogo con sus contrarios, y estos manejan esta opción. Las miradas se dirigen, entre otros, hacia Patxi López

Foto: Cartel del PSOE de las últimas elecciones generales en Madrid, este 29 de septiembre. (Reuters)
Cartel del PSOE de las últimas elecciones generales en Madrid, este 29 de septiembre. (Reuters)

Nadie se mueve de sus posiciones de partida. Nadie quiere reconocer la legitimidad (o no) del otro. Hay dos PSOE que luchan entre sí por el poder y ninguno se podrá apuntar una mínima victoria, en principio, hasta el sábado, cuando se reúna el máximo órgano, el comité federal. Los dos bandos —por mucho que a Susana Díaz no le guste ese término— se medirán en la votación, y de ella unos, los oficialistas, u otros, los críticos, saldrán fortalecidos. No hay más salida que el choque de trenes. Pero eso no es contradictorio con la posibilidad que dirigentes de las dos facciones quieren explorar para al menos ordenar el debate y que el comité federal no se convierta en un 'show' que acabe desbordándose y agravando la sensación de caos que ya existe y es real dentro del partido. Porque a la máxima expectación mediática, como no se ha visto en años, se sumará la previsible concentración de militantes en apoyo a Pedro Sánchez a las puertas de Ferraz. Una reunión que fluya a trompicones y con más gresca de la esperada podría achicharrar la imagen de un partido centenario. Ahora bien, también todos coinciden en que el margen de maniobra, a estas alturas, es muy pequeño, y las opciones de éxito de un mínimo diálogo, débiles.

El deterioro de la convivencia en el PSOE es de tal calibre que los puentes de diálogo están totalmente volados. Ya lo estaban antes de las dimisiones de 17 miembros de la ejecutiva, este miércoles, pero tras el golpe de mano de los críticos el abismo es infinitamente mayor. Los reproches van y vienen y no se ven gestos de distensión, sino de todo lo contrario. Pero conviven con las reflexiones de cuadros de una y otra trinchera que creen que hay que "abrir cauces de diálogo" para recomponer en lo posible la unidad del partido, auténtica preocupación compartida, porque de lo contrario el PSOE camina o hacia su "autodestrucción" o incluso hacia una escisión. En la reunión de la ejecutiva de Sánchez —lo que queda de ella, 18 miembros, de los cuales acudieron 16—, de casi cuatro horas, se escucharon las voces de varios miembros que expresaron la necesidad de preservar una mínima interlocución con los críticos. Con vistas al comité federal, aunque no solo, porque es crucial "tener un partido fuerte que pueda gobernar".

El propio Sánchez comenta en la reunión la necesidad de "coser mucho". La primera tarea es que las dos partes hablen para ordenar el debate en el comité

Fuentes presentes en la reunión comentaron que el propio secretario general —no reconocido como tal por sus detractores— lanzó la idea de que hay que "sumar y coser mucho", que hay que "esforzarse en unir" en un momento "difícil" para el PSOE. Y los suyos estuvieron de acuerdo en que hay que "tender lazos" de cara al futuro. Aunque lo más inmediato es la cita del sábado, que se presenta como una confrontación a cara de perro, y algunos entienden que es imprescindible consensuar el discurrir del comité federal, por mucho que la votación sea inevitable. Entre los que se mostraron de acuerdo en activar una vía dialogada con el otro bando estaban Patxi López, secretario de Acción Política y Ciudadanía; Meritxell Batet (Estudios y Programas); Pilar Lucio (Cambio Climático y Sostenibilidad), los portavoces en Congreso y Senado, Antonio Hernando y Óscar López; la presidenta de Baleares, Francina Armengol, o el exlíder del PSC Pere Navarro. En definitiva, se trataría de hablar para no agravar la división ya existente.

“¡Pedro, aguanta!”

"Hablar primero"

En federaciones de peso como Andalucía o Extremadura también hay dirigentes que esbozan la misma reflexión. "No estamos locos ni queremos montar espectáculos. Se está intentando mediar con Ferraz. Aún no se habla de nombres concretos, sino de sentarnos a hablar primero", apuntan fuentes cercanas al presidente Guillermo Fernández Vara, uno de los barones más conciliadores. La vieja guardia también interpreta que el PSOE no se puede conducir a la visualización de una completa guerra civil en su máximo órgano entre congresos, por lo que creen que hacen falta figuras de consenso que medien en el conflicto, indican fuentes del PSOE andaluz, informa Isabel Morillo.

"No estamos locos ni queremos montar espectáculos", aseguran desde Extremadura. En Ferraz se asegura que no hay "mediación en marcha" aún

En la ejecutiva de Sánchez no se lanzaron nombres sobre la mesa, como se subraya que, hasta ayer, no hay una "mediación en marcha". Es decir, que los intentos de distensión, de cuajar, se producirían este viernes, a pocas horas del comité. Esa necesidad de diálogo entre las dos partes hace que emerjan como posibles candidatos Patxi López (exlendakari, expresidente del Congreso), Óscar López (portavoz en el Senado y secretario de Organización con Alfredo Pérez Rubalcaba), Meritxell Batet (miembro del equipo de negociación de la pasada legislatura) o figuras alejadas de la vida orgánica del partido como el exministro José María Maravall o el portavoz del PSOE en la Asamblea de Madrid, el exministro Ángel Gabilondo. Son simples nombres en circulación, pero no hay ninguna propuesta concreta. Gabilondo, por ejemplo, un independiente muy respetado en el partido, subraya que no está "en nada de eso" y que está centrado en su labor en la Cámara autonómica, sostienen desde su entorno.

Foto: Una nube de periodistas rodean a la sevillana Verónica Pérez, presidenta del comité federal del PSOE, atendiendo a los medios a las puertas de Ferraz. (EFE)

No es raro que se hable de Patxi López o de Óscar López. Ambos conocen bien el partido y tienen contacto con las federaciones. El primero ha expresado esta misma semana sus dudas respecto a las mejores fechas para un congreso. El segundo fue además jefe del aparato en una etapa convulsa (2012-2014). Los dos son reconocidos por los críticos como dirigentes "sensatos". El portavoz en el Senado ha evitado en los últimos días las declaraciones incendiarias y este jueves, a la entrada de la ejecutiva, solo manifestó que iban a "pensar" sobre la situación creada.

Pedro Sánchez adelanta sus planes y propone un congreso extraordinario en noviembre

"Hay que pactar el discurrir del comité, eso es claro. Es razonable y deseable que se ordene el debate. Pueden ser gente como Patxi o como Óscar, que parece más llamado a arreglar esto", conviene una integrante del comité federal y que sabe de la importancia de que la reunión no se desborde más de la cuenta.

La disputa por garantías

Pero a la vez que hay dirigentes que reconocen la necesidad de diálogo, se añade que hay poco, poquísimo margen de maniobra. Los críticos parten de la base de que la ejecutiva ha caído porque dimitió la mitad más uno de sus miembros —el miércoles se registraron 17 firmas, que con las tres bajas anteriores, sumaban 20 vacantes, de una dirección de 38 miembros elegida en el congreso extraordinario de 2014—, y por tanto no puede adoptar acuerdos. "En este momento, la única autoridad que existe en el PSOE, les guste o no, soy yo, porque me eligieron en el comité federal" como su presidenta, proclamó la sevillana Verónica Pérez a las puertas de Ferraz, adonde se desplazó para registrar la petición de que se reúna la comisión de garantías, el órgano encargado de dirimir los conflictos internos, en el que los críticos tienen una mayoría de 3-2 pero que no controlan porque la presidenta, la encargada de convocar a sus miembros, es la vasca Isabel Celaá, sanchista.

Entre los contrarios a Sánchez sentó mal que Pérez esperara en Ferraz en el 'hall', que siga con sus planes o que no haya reunión prevista del árbitro interno

Pérez también quería hablar con algún miembro del equipo de Organización para preparar el debate del sábado, pero nadie la recibió y tuvo que quedarse dos horas de espera en el 'hall' de Ferraz. Ese gesto de desdén no gustó a los críticos, como tampoco que se haya "secuestrado" a la comisión de garantías, o que Sánchez, lejos de dar un paso atrás, prosiga con sus planes como si nada hubiera pasado. Ayer, los tres vocales alineados con los disidentes exigieron a Celaá una reunión urgente del órgano. Los rivales del secretario general interpretarían como un gesto de distensión que esa cita se produzca y la comisión emita dictamen. Si no, no habrá vías de entendimiento.

Susana Díaz asegura que el PSOE-A ayudará a "coser" la unidad del partido

Los sanchistas, por su parte, se sienten agraviados tras el "golpe de Estado" dentro del PSOE perpetrado por sus adversarios con las 17 renuncias, y no piensan ceder. Ayer se reunieron 16 de los 18 miembros no dimisionarios —todos menos la 'consellera' valenciana Carmen Montón y la vicepresidenta cántabra, Eva Díaz Tezanos, ambas por razones de agenda— y elevaron al comité una propuesta de calendario de congreso federal extraordinario: primarias para elegir líder el 23 de octubre y cónclave con delegados el 12 y 13 de noviembre. La cita en Ferraz fue "intensa", "emocional", con un punto de "catarsis" y de "funeral", de compartir impresiones entre los sanchistas puros, según la descripción que algunos de sus miembros hicieron a El Confidencial. Lo sustancial es que el secretario general no se mueve un ápice y quiere que el comité debata únicamente sobre ese congreso extraordinario para que hablen las bases.

Foto: Susana Díaz, junto a la presidenta del partido, Micaela Navarro. (EFE)

El control del debate

Por todas estas razones, se presenta muy tortuosa la cita del máximo órgano de congresos del 1 de octubre. No se sabe aún, para empezar, si se mantendrá la mesa que dirige el debate, que se compone de Verónica Pérez (la presidenta) y de los vocales Rodolfo Ares (PSE) y Núria Marin (PSC). Estos dos son sanchistas, así que con su mayoría pueden controlar el curso del comité. Otra opción es que la pugna empiece desde el primer minuto, si oficialistas y disidentes presentan propuestas alternativas de mesa y se someten a votación. Porque la mesa tendrá que decidir si puede hablar o no Sánchez para exponer su informe político, si lo que queda de la ejecutiva se sienta al fondo, si esos miembros no dimisionarios pueden votar o qué orden del día se sigue. Y teniendo en cuenta que cada bloque tiene fuerzas bastante igualadas, cada decisión cuenta.

Será importante quién dirige el comité, quién puede votar y si se puede discutir sobre la constitución de la gestora o bien de la convocatoria del congreso

Los críticos, por ejemplo, han perdido 15 efectivos, y no 17, porque dos de los firmantes de las renuncias, los presidentes Ximo Puig y Emiliano García-Page, son miembros natos al ser barones territoriales. Los sanchistas consideran que sus 18 integrantes de la ejecutiva pueden votar, pero sus contrarios lo niegan, puesto que toda la cúpula ha sido depuesta. Sánchez, en el peor de los casos para él, siempre podría asistir, como todos los exsecretarios generales del partido.

Ximo Puig: "Quiero tender puentes y buscar soluciones, y no cavar más la fosa"

¿Se hablará de gestora o de congreso? Depende de a quién se pregunte. Los díscolos sostienen que la mesa del comité debe informar primero de las renuncias en la ejecutiva y en ese momento se podrá discutir de la constitución de una comisión política que gobierne el partido hasta el siguiente cónclave. Ayer, el PSOE andaluz validó la hoja de ruta que Susana Díaz y los demás barones defienden: primero gestora, luego un congreso tranquilo para más adelante, cuando se haya resuelto el bloqueo en España. Los sanchistas subrayan que solo podrá debatirse sobre la asamblea extraordinaria, porque es a lo que obligan los estatutos.

Foto: Numerosos periodistas, a la entrada de la sede del PSOE en Ferraz donde el líder del partido, Pedro Sánchez, reunió a la ejecutiva este jueves. (EFE)

La incertidumbre total, pues, planea sobre el 'supersábado' socialista. No está claro ni qué bando ganará ni tan siquiera si tendrá un devenir normal o lleno de contratiempos y confrontación a cada minuto.

Fosas y gestoras "no contaminadas"

A las voces de Verónica Pérez y Antonio Pradas, por los críticos, y de la presidenta balear, Francina Armengol, o los dirigentes Pere Navarro o Iratxe García, por los sanchistas, se unieron las de los presidentes de Valencia y de Extremadura. 

Ximo Puig, uno de los dimisionarios de la ejecutiva de Pedro Sánchez, apuntó que ahora toca "tender puentes, buscar soluciones y no cavar más la fosa", porque "esto no va de bandas ni de grupos", y es necesario recuperar la interlocución rota, informa Efe. Mientras, el jefe de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, apostó por la creación de una gestora "representativa y no contaminada", integrada por gente que "sea capaz de coser y unir" para preparar el congreso.

Pero la protagonista de la jornada fue Susana Díaz y su demostración de poderío orgánico en el comité director de los socialistas andaluces. Además de prometer que su federación ayudará a "coser, a unir" el PSOE, convino con Puig en que en el partido "no hay bandos, ni el PSOE es una banda, sino un gran partido", en el que "no hay socialistas de izquierda ni de derechas". Díaz quiere un congreso, pero no ahora. Un cónclave que debata "en profundidad", pero no con prisas. "Ahora toca España y luego el PSOE", advirtió.

Nadie se mueve de sus posiciones de partida. Nadie quiere reconocer la legitimidad (o no) del otro. Hay dos PSOE que luchan entre sí por el poder y ninguno se podrá apuntar una mínima victoria, en principio, hasta el sábado, cuando se reúna el máximo órgano, el comité federal. Los dos bandos —por mucho que a Susana Díaz no le guste ese término— se medirán en la votación, y de ella unos, los oficialistas, u otros, los críticos, saldrán fortalecidos. No hay más salida que el choque de trenes. Pero eso no es contradictorio con la posibilidad que dirigentes de las dos facciones quieren explorar para al menos ordenar el debate y que el comité federal no se convierta en un 'show' que acabe desbordándose y agravando la sensación de caos que ya existe y es real dentro del partido. Porque a la máxima expectación mediática, como no se ha visto en años, se sumará la previsible concentración de militantes en apoyo a Pedro Sánchez a las puertas de Ferraz. Una reunión que fluya a trompicones y con más gresca de la esperada podría achicharrar la imagen de un partido centenario. Ahora bien, también todos coinciden en que el margen de maniobra, a estas alturas, es muy pequeño, y las opciones de éxito de un mínimo diálogo, débiles.

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