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Parlamentos y ayuntamientos como 'monedas de cambio' entre Podemos y PSOE
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presión a los barones contrarios al pacto

Parlamentos y ayuntamientos como 'monedas de cambio' entre Podemos y PSOE

El órdago a los barones contrarios a que Pedro Sánchez explore una vía alternativa de gobierno con Podemos podría tener su contrapartida en los denominados 'ayuntamientos del cambio'

Foto: El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (c), durante una rueda de prensa con los secretarios generales autonómicos y de Organización, celebrada el pasado mes de marzo. (EFE)
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (c), durante una rueda de prensa con los secretarios generales autonómicos y de Organización, celebrada el pasado mes de marzo. (EFE)

Podemos rompió el acuerdo de investidura firmado con el PSOE en Castilla-La Mancha unas horas después de conocerse los resultados del 25-S. Un órdago que tiene como telón de fondo la intención de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias de abrir negociaciones para formar un Gobierno alternativo, y a las que precisamente se opone el presidente castellano-manchego, Emiliano García-Page. El momento elegido, las formas y el modo de anunciarlo llevaron a interpretar esta mediática ruptura como un aviso a los barones investidos con el apoyo de Podemos y contrarios a buscar un pacto a nivel estatal. Desde las filas socialistas, se apresuraron en advertir sobre la equivocación que supondría “utilizar Castilla-La Mancha como moneda de cambio para determinados debates”, al mismo tiempo que el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, reconocía que en varias comunidades no se estaban cumpliendo los acuerdos entre ambos partidos y que su relación con el PSOE siempre está “en permanente evaluación y control”.

La formación liderada por Pablo Iglesias facilitó la investidura de varios barones contrarios a replicar estos acuerdos en el plano estatal, como es el caso de Guillermo Fernández Vara en Extremadura, Javier Lambán en Aragón y Ximo Puig en Valencia. A excepción de este último, principalmente por el concurso de Compromís en el Gobierno valenciano, la dirección de Podemos entiende que los acuerdos alcanzados se han incumplido sistemáticamente. En el caso de Aragón, Echenique, que también es portavoz parlamentario en esta comunidad, confirmó que “suspende el cumplimiento del acuerdo con el PSOE”, pero no está en su horizonte seguir la estela del partido en Castilla-La Mancha. En Baleares, en cambio, no se han manifestado diferencias. Su presidenta, Francina Armengol, se ha mostrado favorable a la formación de un Gobierno alternativo entre PSOE y Podemos.

Podemos rompe el acuerdo de gobierno con el PSOE en Castilla-La Mancha

El grupo parlamentario de Podemos en la Asamblea de Extremadura tampoco tiene intención de visibilizar la ruptura al estilo de los castellano-manchegos, aunque en la práctica las relaciones llevan meses fracturadas. El incumplimiento “viene de largo”, según explican fuentes del grupo parlamentario, y la ruptura ya se consumó hace un año con la retirada del apoyo a los Presupuestos de 2016, al que presentaron una enmienda a la totalidad. Los socialistas también han tumbando en el consejo de gobierno la mayor parte de las leyes presentadas por Podemos, incluidas las de emergencia social o renta garantizada. Su sensación es que el PSOE entendió su apoyo en la investidura, que respondía a un imperativo de las bases tras una consulta, como un “cheque en blanco”. Esta ruptura del pacto de investidura ha empujado al PSOE a buscar acuerdos con el PP de José Antonio Monago, de quien obtuvo el apoyo para sacar adelante los Presupuestos.

Podemos incide así en las incoherencias de los socialistas, o más bien en la “tensión interna”, en palabras de Pablo Iglesias, entre el sector “restaurador” más proclive a dejar gobernar con los populares y buscar con ellos acuerdos puntuales y el que apuesta por el “cambio”. De hecho, y siguiendo los pasos de Monago en Extremadura, la presidenta del PP de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, se ha mostrado dispuesta a apoyar a Emiliano García-Page "en todo aquello que sea bueno para los intereses de los castellano-manchegos", tras la ruptura de su acuerdo con Podemos. El líder de Podemos tiene claro con cuál de los “dos sectores” iría de la mano, y las rupturas podrían convertirse en un efecto dominó u obligar a estos barones a acercarse al PP.

Onda expansiva en ayuntamientos

El órdago a los barones contrarios a que Pedro Sánchez explore una vía alternativa de gobierno con Podemos podría tener su contrapartida en los denominados 'ayuntamientos del cambio', donde las candidaturas municipalistas gobiernan apoyadas en pactos de investidura con el PSOE, o incluso de gobierno, como es el caso de Barcelona. De hecho, la onda expansiva de Castilla-La Mancha llegó ya a Ferrol, donde el alcalde de las mareas, Jorge Suárez, retiró ayer las competencias a tres de los cinco ediles socialistas de su Gobierno de coalición, entre ellos la teniente-alcaldesa Beatriz Sesteyo.

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El alcalde ferrolano basó esta decisión en la pérdida de confianza en los miembros socialistas del Ejecutivo local, aunque se mostró confiado en acometer una reestructuración que evite la ruptura del Gobierno municipal. Otras de las grandes ciudades donde las relaciones entre los 'gobiernos del cambio' y el PSOE han sido tensas, hasta el punto de llegar a amenazar los proyectos de presupuestos, son A Coruña, Cádiz, Zaragoza o Santiago de Compostela. En Madrid, la relación de los socialistas con el Gobierno de Manuela Carmena ha tenido sus desencuentros, pero en las materias fundamentales han llegado a consensos. En la capital, incluso se ha barajado la posibilidad de que el PSOE entre a formar parte del Gobierno municipal.

La dependencia que el PSOE tiene de Podemos en el ámbito autonómico es menor que la de los gobiernos municipalistas del PSOE, ya que sin su apoyo no podrían sacar adelante el proyecto de presupuestos. La amenaza de convertir las instituciones en moneda de cambio no tiene visos de generar la presión suficiente entre los barones como para condicionar su postura en el comité federal del PSOE del próximo sábado, donde Pedro Sánchez presentará su propuesta de abrir una negociación con las fuerzas del cambio.

El secretario de Organización de Podemos se mostró contrario a un “cambio de cromos” a distintos niveles territoriales. "Eso no tiene sentido. Espero que ellos tampoco lo hagan y que decidan lo que pasa en cada Administración en función de lo que es bueno para cada autonomía", aseguró. El modo de relacionarse entre PSOE y Podemos es un debate todavía sin cerrar, no solo dentro de la dirección de la formación emergente sino también entre los socialistas. De cómo se cierre este debate podría depender la gobernabilidad de varios parlamentos autonómicos y ayuntamientos.

Podemos rompió el acuerdo de investidura firmado con el PSOE en Castilla-La Mancha unas horas después de conocerse los resultados del 25-S. Un órdago que tiene como telón de fondo la intención de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias de abrir negociaciones para formar un Gobierno alternativo, y a las que precisamente se opone el presidente castellano-manchego, Emiliano García-Page. El momento elegido, las formas y el modo de anunciarlo llevaron a interpretar esta mediática ruptura como un aviso a los barones investidos con el apoyo de Podemos y contrarios a buscar un pacto a nivel estatal. Desde las filas socialistas, se apresuraron en advertir sobre la equivocación que supondría “utilizar Castilla-La Mancha como moneda de cambio para determinados debates”, al mismo tiempo que el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, reconocía que en varias comunidades no se estaban cumpliendo los acuerdos entre ambos partidos y que su relación con el PSOE siempre está “en permanente evaluación y control”.

Emiliano García-Page Guillermo Fernández Vara
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