Rajoy exhibe el pacto a Sánchez, acorralado a derecha e izquierda y ante los suyos
A las presiones ejercidas desde el flanco conservador para desbloquear la situación y desde el progresista para buscar una alternativa, se suman las que provienen del seno del partido
La firma del pacto entre PP y Ciudadanos, con una escenificación de perfil bajo al relegarse a los portavoces de ambos grupos parlamentarios, es la última bala con la que cuenta Mariano Rajoy para hacer cambiar de postura al PSOE y evitar 'in extremis' su fracaso ante la Cámara. Con la ayuda de Albert Rivera, quien ha dejado el acuerdo “abierto” al PSOE, subrayando además que un centenar de las 150 medidas consensuadas fueron ya incluidas en el llamado 'pacto del abrazo', la semana de la investidura arranca trasladando toda la presión hacia Ferraz.
El discurso que Pedro Sánchez pronunciará el miércoles en el Congreso está prácticamente cerrado, con un hilo conductor que defiende la necesidad de un Gobierno sin Rajoy y la responsabilidad del PSOE para evitarlo, por lo que su reunión hoy en el Congreso con el candidato popular se reduce a un mero formalismo. El no es inamovible. El líder de los socialistas volverá a confirmárselo al presidente en funciones y, según adelanta su entorno, asistirá al encuentro con el objeto de escuchar y conocer el proyecto que mañana defenderá en su discurso de investidura. Rajoy, por su parte, exhibirá sus 170 escaños sin resignarse a un cambio de postura del PSOE, o al menos de una parte de sus diputados, que faciliten una investidura para la que necesita 176 apoyos.
A las presiones ejercidas desde el flanco conservador, se suman las que provienen desde el seno del propio partido. La división es patente. Por un lado, el secretario general del PSC, Miquel Iceta, y la presidenta balear, Francina Armengol, empujan a su líder para que dé un paso adelante y busque la conformación de una alternativa progresista con él a la cabeza, para lo que contaría con la 'mano tendida' de Unidos Podemos. Por otro, barones como el extremeño Guillermo Fernández Vara o el manchego Emiliano García-Page se inclinan por una 'abstención patriótica', en caso de que Rajoy se presente a una segunda investidura si, como todo apunta, se consuma su fracaso en este primer intento.
En Ferraz, el inmovilismo sigue siendo la tónica y la única certeza es que el PSOE no se abstendrá en la investidura del candidato popular. Sobre la hoja de ruta a seguir a partir de este viernes, 2 de septiembre, día en que se producirá la segunda votación, el enroque es absoluto: no hay razones para cambiar de postura, ni con Rajoy ni sin Rajoy, ni siquiera para reabrir el debate interno que comienzan a reclamar voces autorizadas de la formación para reformular su posicionamiento, como ayer hizo el presidente valenciano, Ximo Puig. Es decir, ni Pedro Sánchez va a pedir la cabeza de Mariano Rajoy a cambio de favorecer un Gobierno conservador, “ni hay vistas de un [nuevo] comité federal”, según aseguran fuentes de Ferraz.
Sánchez tratará de mantener así su perfil más rocoso durante esta semana, resistiendo tanto a las presiones exógenas de PP-Ciudadanos, para plegarse a su pacto, y Unidos Podemos, para buscar una alternativa, como a las endógenas. Mientras tanto, todas las miradas se dirigen hacia Susana Díaz, quien, consciente de que el PP elevará la presión sobre ella para lograr una abstención del PSOE, ha apostado por un repliegue táctico y un inusual silencio.
Ni Sánchez va a pedir la cabeza de Rajoy a cambio de favorecer un Gobierno conservador, ni hay vistas de que se celebre un nuevo comité federal
El triple no del secretario general de los socialistas, como le reprochan desde las filas de Unidos Podemos: no a Rajoy, no a terceras elecciones y no a negociar una investidura alternativa, al tiempo que se defiende el desbloqueo institucional y el papel del PSOE como oposición, tiene como objeto que el PP busque en los nacionalistas los seis votos que le faltan para ser presidente del Gobierno. Ya lo hizo para la Mesa del Congreso y Sánchez confía en que esta vuelva a ser la fórmula, para evitar desgastar su imagen, mantener su liderazgo al frente del partido y que el PSOE no cargue con la responsabilidad de haber claudicado ante la derecha, a riesgo de entrar en fase de 'pasokización'.
La vía nacionalista para salvar la situación ha quedado bloqueada por el pacto Ciudadanos-PP, al menos durante el tiempo en que este siga en vigor, pues Rivera se ha cuidado en dejar abierta la posibilidad de romperlo si Rajoy fracasa. Y es que la medida 121, incluida en el cuarto bloque de “fortalecimiento de las instituciones y modelo territorial”, reza textualmente: “Impulsar un Pacto por la Unidad de España y la Defensa de la Constitución, en el que estén presentes todas las fuerzas constitucionalistas. Los firmantes mantendrán un compromiso firme en defensa de la soberanía nacional y contra todo intento de convocar un referéndum de secesión de cualquier parte del territorio nacional”.
Todas las miradas se dirigen hacia Susana Díaz, quien, consciente de que el PP elevará la presión sobre ella, ha apostado por un repliegue táctico
El veto al derecho a decidir plasmado en el acuerdo de investidura deja fuera de juego a las formaciones nacionalistas, incluido el PNV, que ha recuperado esta medida en su programa de cara a las elecciones vascas del 25-S. Un nuevo revés para Pedro Sánchez, que está viendo cómo se le reducen las opciones para seguir manteniéndose en el triple no y poder contener el debate interno.
Como viene repitiendo Sánchez desde las últimas semanas, “ahora es el tiempo de Rajoy”, pero de fracasar la investidura se abrirá el tiempo del líder socialista, y el debate interno subirá de intensidad. Todos los escenarios siguen abiertos, a la espera de que el PSOE mueva ficha y se decante por el camino a tomar a partir del próximo 3 de septiembre si finalmente se produce una investidura fallida.
El discurso de Sánchez en la investidura
Pedro Sánchez realizará un discurso en el que defenderá y articulará el no socialista a la investidura de Rajoy, con algunas alusiones al que hizo el presidente en funciones en el debate de investidura del líder socialista en la pasada legislatura, pero eludiendo "aquellas desafortunadas expresiones en tono displicente que utilizó Rajoy para menospreciar el acuerdo con Ciudadanos, algo que no hará por respeto a las formaciones que ahora lo han alcanzado".
La argumentación del no constará de un análisis cualitativo y cuantitativo de las políticas que ha realizado el Gobierno popular en la legislatura de la mayoría absoluta, "donde impuso una manera de hacer política absolutista, negando el diálogo con el resto de fuerzas políticas e imponiendo recortes con más motivación ideológica que técnica, motivos por los que ahora le resulta imposible articular una mayoría conservadora en la Cámara".
La corrupción centrará una parte del discurso, en que defenderá que la regeneración del PP pasa necesariamente por colocarlo en la oposición, en lugar de indultarlo, que es lo que significaría que el PSOE le permitiera por activa o pasiva alcanzar La Moncloa.
El secretario general del PSOE realizará un recorrido por el legado político de Rajoy y verificará "con datos objetivos" lo que han supuesto cuatro años de mayoría absoluta del Gobierno popular en materia laboral y económica, repasando las promesas electorales que realizó en 2011 y contrastando con la realidad de esta legislatura. "La nefasta política territorial, la engañosa política fiscal o la inexistente política europea e internacional" serán objeto de crítica por parte del líder de la oposición, entre otras cuestiones, como el retroceso en políticas de igualdad y libertades.
Para Sánchez, los cuatro años de gestión del PP, así como los últimos ocho meses, han provocado cuatro fracturas: social (desigualdad), territorial (Cataluña), política (corrupción) y oportunidades (paro, en especial jóvenes, mujeres y parados de larga duración). Por tanto, sentenciará que "quien ha provocado estas cuatro facturas no puede erigirse como solución".
El programa de gobierno con que Rajoy se presenta a la investidura también será objeto de análisis, así como el acuerdo con Ciudadanos, que considera "continuista, conservador o que no elimina ninguna de las medidas lesivas, como la reforma laboral", entre otras que desgranará durante su intervención.
La conclusión de todo el discurso socialista es tajante: "España no necesita cuatro años más de Rajoy y la responsabilidad del PSOE pasa por evitarlo".
La firma del pacto entre PP y Ciudadanos, con una escenificación de perfil bajo al relegarse a los portavoces de ambos grupos parlamentarios, es la última bala con la que cuenta Mariano Rajoy para hacer cambiar de postura al PSOE y evitar 'in extremis' su fracaso ante la Cámara. Con la ayuda de Albert Rivera, quien ha dejado el acuerdo “abierto” al PSOE, subrayando además que un centenar de las 150 medidas consensuadas fueron ya incluidas en el llamado 'pacto del abrazo', la semana de la investidura arranca trasladando toda la presión hacia Ferraz.