El Congreso cierra un reparto de escaños que Podemos no considera "representativo"

El PP contará con 10 escaños de salida en la primera fila del Congreso de los Diputados, el PSOE con siete, Ciudadanos con cinco, Unidos Podemos con tres y PNV con dos. La Mesa del Congreso ha decidido, después de casi tres semanas de negociación por parte de los vicepresidentes de los cuatro grupos, el reparto de escaños en el hemiciclo. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, ha adelantado que el acuerdo se adoptó "por unanimidad", como pretendía desde un principio. Desde Unidos Podemos han criticado que "no se corresponde con la representación" de los partidos salida de las urnas el pasado 26-J, aunque han decidido plegarse "porque hay cosas más importantes" que discutir que la colocación de los grupos.

Con todo, y a pesar de afirmar que el reparto "responde a criterios que no tienen que ver con la representación", Unidos Podemos ha conseguido uno de sus objetivos: que los diputados de En Comú Podem se sienten por delante de los de ERC en el gajo central, el más codiciado por situarse a tiro de cámara. Ganarán así una mayor visibilidad y pasan a ocupar cuatro asientos de la antigua Convergència, que se integrará en el Grupo Parlamentario Mixto en esta legislatura tras habérsele negado grupo propio, y que pretendía dejar estos sitios en 'herencia' a los republicanos.

Dentro del grupo confederal de Unidos Podemos, todavía está por discutir si el portavoz de los comunes, Xavier Domènech, se situará junto a sus compañeros de confluencia o lo hará en la segunda fila, al lado de Alberto Garzón y la portavoz de En Marea, Alexandra Fernández. En la primera línea se situarán, como en la pasada legislatura, Pablo Iglesias, Íñigo Errejón e Irene Montero.

Los diputados de En Comú Podem se sentarán por delante de los ERC en el gajo central, ocupando cuatro de los sitios de la antigua Convergència

La propuesta de Unidos Podemos se centraba en repartir proporcionalmente entre los cuatro grupos con más representación (PP, PSOE, Ciudadanos y la propia formación morada) tanto las filas de abajo -las que cuentan con mayor visibilidad y que se sitúan inmediatamente después de los asientos azules del Gobierno- como el gallinero. El objetivo era doble. Por un lado, aumentar el número de asientos en la primera fila, que en la actualidad son tres, para que Alberto Garzón se sumase a la fila que ocupa Pablo Iglesias, a tiro de cámara, y por otro conseguir que los diputados de En Comú no tuviesen que sentarse detrás de los de ERC.

Las negociaciones mantenidas durante los últimos días entre las diferentes formaciones políticas no han servido para cerrar un acuerdo consensuado sobre la distribución en los escaños en el hemiciclo del Congreso. La presidenta ya optó por aplazar la pasada semana la convocatoria de la Mesa del Congreso, el órgano que debe tomar una decisión al respecto, hasta que se consiguiese un acuerdo compartido por todos los partidos. Sin embargo, ante la inminencia del debate de investidura, que arrancará el 30 de agosto, se convocó para este jueves aun sin haberse logrado un acuerdo.

En la pasada legislatura, los parlamentarios del PSOE se ubicaron en el ala izquierda del hemiciclo y compartieron ese quesito con parte del grupo de Podemos. En el gajo central, las dos primeras filas fueron compartidas por PNV y Ciudadanos. En la tercera fila, Ciudadanos se sentó al lado de los ocho diputados de Democràcia i Llibertat (DiL, la antigua Convergència, que en esta legislatura se denomina PDC). Por su parte, los nueve parlamentarios de ERC se empotraron dentro del grupo de Podemos y los 14 del Mixto se interpusieron entre estos y los de Podemos en las últimas hileras del gajo central.