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La resistencia del PSOE frustra el éxito de cualquier acuerdo entre Rajoy y Rivera
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SIN PREVISIÓN DE CONVOCAR AL COMITÉ FEDERAL PARA CAMBIAR LA POSTURA

La resistencia del PSOE frustra el éxito de cualquier acuerdo entre Rajoy y Rivera

Los socialistas no reaccionaron al último movimiento de Rivera y no lo harán hasta el sí definitivo de C's. Su postura: votarán no a Rajoy. Y cualquier cambio deberá pasar por el comité federal

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en una comparecencia en el Congreso. (Reuters)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en una comparecencia en el Congreso. (Reuters)

Las negociaciones entre PP y Ciudadanos empezarán la próxima semana después de que los conservadores den el visto bueno a las seis exigencias de regeneración. Los equipos de ambas formaciones se dividirán en cuatro bloques de trabajo con la finalidad de establecer una hoja de ruta común que garantice el sí de los 32 diputados de centro en la investidura de Mariano Rajoy. El candidato del Rey sumaría entonces 169 apoyos parlamentarios, 170 si sumara el de Ana Oramas (Coalición Canaria). A partir de entonces el Partido Socialista podría comenzar a notar la presión que desde hace semanas unos y otros intentan echarle encima y que, sin embargo, aún no se ha asomado a la puerta de Ferraz.

El PSOE optó por no reaccionar ante el movimiento de Rivera y según explican miembros de la dirección nacional no hay previsión de convocar al comité federal -máximo órgano entre congresos- porque la decisión del partido está tomada y no tienen pensado modificarla en absoluto: el grupo parlamentario que encabeza Pedro Sánchez votará en contra de que Rajoy repita como presidente del Gobierno en el debate de investidura. La resistencia que demuestran los socialistas complica un escenario político que, aunque endiablado, con el acercamiento entre conservadores y centristas comenzaba a divisar algún que otro rayo de luz. Lo expresó muy bien el jefe de los populares: "Sin el PSOE no será posible el acuerdo. No será posible la investidura".

En efecto, los socialistas siguen siendo la llave del desbloqueo independientemente de que el pacto de PP y C's dé sus frutos. Principalmente por la cuestión artimética, aunque el PSOE también será necesario para sacar adelante muchas de las exigencias que Ciudadanos ha puesto encima de la mesa de Génova, ya que requieren incluso de una reforma constitucional y un amplio consenso en la Cámara.

En este punto, comenzaron los reproches entre centristas y socialistas. Rivera da por hecho que Sánchez y los suyos respaldarán las seis propuestas ya que estuvieron incluidas en su acuerdo de Gobierno de la anterior legislatura, mientras que el PSOE reprocha al líder naranja que algunas de las condiciones, como la comisión de investigación por el caso Bárcenas, es posible sin necesidad de que el PP la acepte si el resto de grupos la votan. El distanciamiento y las críticas de los dirigentes socialistas hacia su anterior socio, que se han hecho notar durante las últimas semanas, reventaron este viernes cuando el portavoz en el Congreso, Antonio Hernando, registró una iniciativa para crear una comisión de corte similar que implicaría la citación de Rajoy, Aznar y Bárcenas. Una jugada en toda regla que no sentó bien a los mandatarios de centro.

En todo caso, los socialistas no planean hacer ningún movimiento hasta después de la votación de la ejecutiva nacional del PP. De hecho, ni siquiera hubo una valoración pública del secretario general acerca del paso crucial dado por Rivera, y en el PSOE son partidarios de permanecer quietos hasta que PP y C's sellen su alianza precisamente para no asumir la presión del desbloqueo. Ferraz pretende aprovechar los tiempos marcados por Rajoy -que retrasó una semana más la negociación fijando su comité ejecutivo después del puente de agosto- para reiterar su posición en contra del candidato popular.

Cualquier cambio pasa por el comité federal

Aunque la tesis del PSOE es insistente, el mismo Pedro Sánchez reconoció hace semanas en una rueda de prensa que la decisión de decir no a Rajoy la tomó el comité federal y cualquier cambio de postura debería salir del máximo órgano entre congresos del partido. El debate interno que los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero piden que se abra en el seno de la formación para abordar la posibilidad de una abstención no ha llegado ni parece que vaya a hacerlo porque los barones territoriales descartan pedírselo al secretario general para que sea el líder quien tome la iniciativa. Aún así, según los estatutos del PSOE el comité federal podría convocarse si un tercio de sus integrantes lo solicita.

El artículo 36 de esta normativa interna fija las competencias del comité, entre las que está determinar la política de alianzas, por lo que se entiende que efectivamente si el PSOE decidiera virar en última instancia a la abstención debería someterlo a la votación de este órgano. En todo caso, Pedro Sánchez no asumiría en solitario el coste de abstenerse con el Partido Popular. Fuentes socialistas aseguran que mantienen en firme su postura y que si registraran cualquier cambio sería 'in extremis' únicamente para evitar terceras elecciones, por lo que podrían forzar una primera investidura fallida de Rajoy.

Supuesto que los conservadores ni siquiera contemplan como demostró el candidato popular en su última intervención pública al no confirmar si acudirá al debate a sabiendas de que no cuenta con los apoyos necesarios. "No es bueno adelantar acontecimientos", afirmó el presidente en funciones el mismo día en el que Rivera le trasladó la decisión de su partido de empezar a negociar el sí de los de centro. La otra opción existente pasaría por un cambio de postura en la última votación, para lo que el PSOE debería convocar un comité federal extraordinario en apenas 48 horas, el mismo plazo que transcurre de la primera a la segunda votación de la investidura.

Las negociaciones entre PP y Ciudadanos empezarán la próxima semana después de que los conservadores den el visto bueno a las seis exigencias de regeneración. Los equipos de ambas formaciones se dividirán en cuatro bloques de trabajo con la finalidad de establecer una hoja de ruta común que garantice el sí de los 32 diputados de centro en la investidura de Mariano Rajoy. El candidato del Rey sumaría entonces 169 apoyos parlamentarios, 170 si sumara el de Ana Oramas (Coalición Canaria). A partir de entonces el Partido Socialista podría comenzar a notar la presión que desde hace semanas unos y otros intentan echarle encima y que, sin embargo, aún no se ha asomado a la puerta de Ferraz.

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