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Sánchez no descarta ningún escenario: ni Gobierno alternativo ni remota abstención
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LA RESACA DE LA RONDA DE CONTACTOS DEL REY

Sánchez no descarta ningún escenario: ni Gobierno alternativo ni remota abstención

El líder opta por no atarse a una declaración tajante porque sabe que le podría comprometer de cara al congreso federal. No obstante, la rendija de la puerta de la abstención es cada vez más estrecha

Foto: Pedro Sánchez, durante su comparecencia ante los medios en el Congreso, tras su reunión con el Rey. (Reuters)
Pedro Sánchez, durante su comparecencia ante los medios en el Congreso, tras su reunión con el Rey. (Reuters)

No hay puertas del todo cerradas para Pedro Sánchez. No hay escenarios totalmente imposibles o descartados al cien por cien. No lo está la posibilidad de una investidura alternativa, para nada. Y la hipótesis de una abstención futura, en el supuesto de que Mariano Rajoy lograra atraerse hacia el sí a Ciudadanos, que es mucho decir, tampoco está fuera de toda combinación. La rendija en este último caso es mucho más estrecha, porque el no al PP parece cada día más y más firme. En resumidas cuentas, anticipar qué puede ocurrir en días o semanas, si el tablero se mueve, es complicado de saber, porque el secretario general no es deliberadamente claro. En su equipo defienden que él debe ser más "prudente" en sus declaraciones, para no atarse innecesariamente a un escenario que luego no pueda cumplir. O sea, menos categórico que sus portavoces autorizados, que sí insisten en que la negativa a Rajoy es definitiva y en que no hay alternativa posible en ningún caso.

Sánchez compareció después de su audiencia con el Rey ante los medios, pero dejó un reguero de dudas casi tan amplio como en su rueda de prensa inmediatamente anterior, la del 13 de julio, cuando se entrevistó con el presidente en funciones. Porque nuevamente no despejó el tablero de juego, para desesperación de sus críticos, que observan en cada paso, en cada palabra y en cada omisión del líder una argucia para ganar su otra batalla, la orgánica, el congreso federal que debería convocarse una vez haya nuevo Ejecutivo en España, tarea para la que aún no hay ni fecha aproximada. Más si cabe después de que Rajoy, tras aceptar el encargo de Felipe VI, evitara garantizar que acudirá al debate de investidura en el Congreso si, como es previsible, no coseche los apoyos suficientes. Una actitud que enseguida la dirección del partido, por boca del portavoz parlamentario, Antonio Hernando, calificó de "inaceptable", "inconstitucional" e "irresponsable", pues la Carta Magna obligaría al candidato propuesto por el jefe del Estado a exponer su programa de gobierno en la Cámara.

Sánchez se muestra mucho más ambiguo que sus portavoces autorizados, que estos días descartan tanto la abstención como una mayoría progresista

En esta ocasión, Sánchez optó por una rueda de prensa más al uso, más larga y en la que pudieron interrogar hasta 25 informadores, pero no podía ocultar su rictus tenso e incómodo, su contrariedad cuando veía que los periodistas preguntaban y repreguntaban sobre las dos grandes cuestiones -abstención futura sí o no y alternativa socialista sí o no-, porque en el fondo nunca acababa de zanjar ninguna de ellas por completo. La sensación que quedó es que se instalaba en la ambigüedad, y que no era un gesto fortuito.

El fantasma de unas terceras elecciones planea sobre el Congreso

Ya no hay un "a día de hoy"

El 13 de julio, el secretario general echó mano de una muletilla -"a día de hoy"- para dar la impresión de cierta provisionalidad, y también para lanzar un mensaje a aquellos que, dentro de su partido, consideran que si Rajoy acumula 170 síes (los de sus 137 diputados, los 32 de Ciudanos y la representante de Coalición Canaria), puede que la posición inicial, el no, sea revisable. Este jueves no recurrió a ese "a día de hoy", pero tampoco quiso meterse en lo que llamó "elucubraciones e hipótesis". Cuando se le interrogaba, se remitía a la posición "muy clara" adoptada por el comité federal del PSOE, que en su última reunión se ratificó en el no a Rajoy y en el PP, aunque en esta ocasión salió un compromiso verbal, y no por escrito, como ocurrió tras el 20-D. "La resolución del PSOE es bastante clara: nosotros no vamos a apoyar a quien queremos cambiar", respondió a la última de las preguntas que giraban en torno a la misma duda. Pero "apoyar" se puede traducir en un sí, en un respaldo activo.

Foto: El rey Felipe VI recibe a Pedro Sánchez en el palacio de la Zarzuela, este 28 de julio. (Reuters)

Además, hubo otras frases que daban lugar a la interpretación. Por ejemplo, se mostró "convencido" de que "habrá Gobierno" (no dijo si presidido por él o por Rajoy) y de que la legislatura "echará a andar". Como también recordó que todos los líderes políticos ya han dicho que no quieren unas terceras elecciones, por lo que está igualmente "convencido de que se encontrará la solución que merecen los españoles". No detalló cuál. Se le preguntó por la vía de una abstención compartida por los grupos de la oposición, que ya han defendido públicamente Ana Oramas (Coalición Canaria) o Albert Rivera (Ciudadanos), y no contestó.

Sostiene que la posición del PSOE es "clara" respecto a Rajoy, pero al tiempo se muestra "convencido" de que "habrá Gobierno" y se encontrará una solución

A los socialistas les molesta que se eche sobre sus hombros la responsabilidad de que haya finalmente Ejecutivo o de que el país se conduzca a nuevos comicios: "¿Pero qué es esto de que aquellos que nos hemos presentado a las elecciones para cambiar las políticas del señor Rajoy y cambiar a su Gobierno tengamos que facilitar su investidura? -exclamó, molesto-. Eso es alterar el resultado electoral, y todos tenemos que aceptarlo, en primera persona el señor Rajoy. Lo que no puede hacer es que la alternativa a que el señor Rajoy trabaje es que el resto le hagamos el trabajo". En otro momento, subrayó que la disyuntiva de si el PSOE debe abstenerse o no es "falsa", porque "el dilema real" es si el presidente en funciones logra ahormar una mayoría suficiente.

La comparecencia íntegra de Pedro Sánchez tras su entrevista con el Rey

En definitiva, la puerta de la abstención queda algo abierta, pero muchísimo menos que el 13 de julio. O dicho a la inversa, el no al PP sonó como más rotundo que en anteriores ocasiones. También porque los portavoces de Sánchez -sus dos hombres de confianza en las dos Cámaras, Antonio Hernando y Óscar López; su número dos en el partido, César Luena, o dirigentes como Meritxell Batet o Isabel Rodríguez- insisten día tras día en que el no es definitivo y no hay vuelta atrás, por mucho que Rajoy alcance el listón de los 169-170 escaños. Sánchez es consciente de la penalización que, de cara hacia su militancia, que es la que elige a su jefe de filas en el congreso federal, tendría propiciar la investidura del líder del PP. Lo sabe él y lo saben los barones críticos y más proclives a contemplar la abstención. De ahí que sea una palabra tabú. No obstante, no hay clima aún interno favorable a esa opción porque en realidad Rajoy no ha amarrado ningún apoyo adicional al de sus 137 diputados.

¿Está realmente en su cabeza?

Segundo escenario: el Gobierno alternativo. Poco antes de la comparecencia de Sánchez, Hernando afirmaba en una entrevista en Onda Cero que, "sinceramente", no contemplaba esa posibilidad. Pero el secretario general, tras en torno a una decena de preguntas, siguió dejando abierta esa puerta, aunque la ve difícil. Así, incidió en que "los tiempos en democracia son fundamentales", y ahora son los de Rajoy, de modo que "cualquier elucubración e hipótesis es una irresponsabilidad". Agradeció a los promotores del manifiesto a favor de un Ejecutivo sustentado en un pacto de PSOE, Podemos y Ciudadanos su gesto de "compromiso y valentía", aunque a renglón seguido recordó el "veto mutuo" de los dos partidos emergentes y el rechazo de Pablo Iglesias en el fallido proceso de investidura del 2 y el 4 de marzo. Como respondió con un "una cosa son las palabras y otra los hechos" a la invitación del jefe de la formación morada a construir un Ejecutivo de izquierdas.

También "animó" a Rajoy a entenderse incluso con fuerzas nacionalistas e independentistas -o sea, PNV y Convergència Democràtica- pese a que a la vez consideró que no era un "error" la resolución del comité federal del 28 de diciembre, en la que su partido le ató de pies y manos y le prohibió negociar con partidos secesionistas o defensores del derecho a decidir. Y eso que el mismo Sánchez rechazó los votos de CDC y ERC porque no haría "descansar" la gobernabilidad de España en fuerzas que "quieren romper con España".

Los críticos interpretan que Sánchez no tira la toalla. En su equipo defienden que si no es tan claro es porque debe ser "prudente" por su responsabilidad

Los críticos con Sánchez no tienen dudas de que, "si no lo descarta, es que mantiene en su cabeza" la idea de que aún puede ser candidato, aunque los números -el PSOE bajó de 90 a 85 diputados- sean mucho más complicados esta vez. Esgrimen que convertirse en presidente es su tabla de salvación más segura para preservar su liderazgo. Pero también creen, como expone una dirigente que conoce bien el estado de opinión del partido, que su ambigüedad responde más a un planteamiento táctico, un guiño a la militancia, más escorada a la izquierda que sus cuadros. Los más alejados de Sánchez no cesan de repetir que no hay alternativa posible, más después del desafío de CDC y ERC en el Parlament de Catalunya, y que el PSOE debe asumir su papel de oposición, sin más componendas. Y, en ese sentido, la jugada de Rajoy entienden que le cierra el paso, puesto que el que tiene el encargo del Rey es él, es él el que tiene la pelota y el que puede descargar la responsabilidad en los socialistas por no dejarle gobernar.

El PSOE dice que Sánchez "no negociará nada" con Rajoy aunque irá a reuniones

En el equipo de Sánchez esa opción de un Ejecutivo alternativo también es vista casi como una entelequia, como una vía "prácticamente imposible" porque la apuesta por un Gobierno transversal, con Podemos y Ciudadanos, "ya fracasó". "Está claro que no podemos adelantar todos los acontecimientos. Pero a más responsabilidad orgánica, más prudencia. Que Pedro sea el secretario general le hace ser más cauteloso en sus pronunciamientos, pero eso no significa que haya dudas en nuestra postura. La abstención, por ejemplo, no la contemplamos. Estamos en el no definitivo. La abstención no se va a producir, por nosotros y porque Ciudadanos no va a mudar al sí", indica una integrante del puente de mando de los socialistas.

Mariano Rajoy intentará conseguir apoyos tras aceptar el encargo del Rey

Sánchez salió de la sala de prensa del Congreso como alma que lleva el diablo. Tras casi tres cuartos de hora de comparecencia, en la que se le vio irritado. Una actitud que los suyos no atribuían a su audiencia previa con el Rey, sino al hecho de ser atornillado por los periodistas y por la "presión" que los otros hacen descansar en el PSOE.

Ahora comienza una nueva fase, aunque los resultados no parecen distar demasiado. Hernando ya adelantó anoche que la posición "no ha cambiado". Que si Rajoy descuelga el teléfono, el PSOE irá, pero no para "negociar". La confusión general es máxima, y Ferraz tampoco se libra.

El PSOE exige a Rajoy que vaya a la investidura "en cumplimiento del artículo 99.2 de la Constitución"

"Sorpresa" y enojo por la "espantada en diferido" del presidente en funciones

En la cúpula del PSOE no daban crédito con la comparecencia de Mariano Rajoy en La Moncloa, en la que señaló que una cosa era aceptar la encomienda del Rey y otra ir al debate de investidura

"Es acojonante, es increíble", manifestaban distintos miembros de la dirección del grupo parlamentario. No concebían cómo era posible que el presidente quisiera escapar de la propuesta de Felipe VI, que es una nominación formal, que se traslada incluso al 'Boletín Oficial de las Cortes Generales', como ocurrió con la investidura fallida de Pedro Sánchez

El mensaje que repitió Antonio Hernando, el portavoz del PSOE en el Congreso, fue diáfano: Rajoy debe ir al debate, "le guste o no", disponga o no de los apoyos suficientes, porque así lo dispone el artículo 99.2 de la Constitución y el 170 el reglamento del Congreso. No cabe, pues, "una espantada en diferido". Y Ana Pastor, la presidenta de la Cámara, tiene la potestad de fijar la fecha del pleno, pero no de cancelarlo, recordó. Que el candidato huya de la investidura, subrayó, es "inconstitucional", "irresponsable" e "inaceptable". Los socialistas estudiarán los mecanismos para forzar a Rajoy a solicitar la confianza de la Cámara, pero de momento mantendrán la presión y exigirán que despeje todas las sombras.  

Ciudadanos avaló esa versión. Su vicesecretario general, José Manuel Villegas, mostró su sorpresa por las declaraciones del líder del PP, le recordó que no valen las "aceptaciones condicionadas" y le emplazó a que en las próximas horas disipe todas las dudas. 

No hay puertas del todo cerradas para Pedro Sánchez. No hay escenarios totalmente imposibles o descartados al cien por cien. No lo está la posibilidad de una investidura alternativa, para nada. Y la hipótesis de una abstención futura, en el supuesto de que Mariano Rajoy lograra atraerse hacia el sí a Ciudadanos, que es mucho decir, tampoco está fuera de toda combinación. La rendija en este último caso es mucho más estrecha, porque el no al PP parece cada día más y más firme. En resumidas cuentas, anticipar qué puede ocurrir en días o semanas, si el tablero se mueve, es complicado de saber, porque el secretario general no es deliberadamente claro. En su equipo defienden que él debe ser más "prudente" en sus declaraciones, para no atarse innecesariamente a un escenario que luego no pueda cumplir. O sea, menos categórico que sus portavoces autorizados, que sí insisten en que la negativa a Rajoy es definitiva y en que no hay alternativa posible en ningún caso.

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