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La reunión con Rajoy y la negociación de la Mesa marcan la resaca del comité del PSOE
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La reunión con Rajoy y la negociación de la Mesa marcan la resaca del comité del PSOE

Los socialistas están a la espera de la cita de Rajoy con Rivera para ver si luchan por la presidencia del Congreso con un pacto con C's y Podemos. La entrevista con el líder del PP aún no tiene fecha

Foto: Pedro Sánchez y su número dos, César Luena, durante la reunión del comité federal del pasado 9 de julio. (EFE)
Pedro Sánchez y su número dos, César Luena, durante la reunión del comité federal del pasado 9 de julio. (EFE)

Pedro Sánchez volverá a entrevistarse con Mariano Rajoy. Y volverá a decirle no. No a su investidura, no a un pacto de legislatura, no a una gran coalición. Pero aún no se sabe cuándo será la cita. Ni siquiera si el presidente en funciones le convocará en el Palacio de la Moncloa o, como prefiere el PSOE y parece dictar la lógica, en el Congreso. Esa entrevista, en cualquier caso, marcará la agenda socialista de esta semana, igual que la negociación de la Mesa de la Cámara Baja, todavía sin estrenar. Sánchez está a la espera de los movimientos del PP.

Este domingo por la noche, el líder socialista no había recibido aún noticias del jefe del Ejecutivo en funciones. Ferraz cree que la llamada llegará en las próximas horas y que el despacho con él será a partir del miércoles, sin descartar que estire un poco más los tiempos. No antes, porque el martes ya lo tiene Rajoy ocupado con las reuniones con Albert Rivera, por la mañana, y con Pablo Iglesias, por la tarde, ambas en el Congreso. El resultado de los dos encuentros, sobre todo el de PP y Ciudadanos -porque no se espera ningún acuerdo del presidente con Podemos-, marcará en cierta medida la estrategia negociadora de los socialistas para los siguientes días, que quedarán ocupados en parte por el debate de lo que es más inminente, la constitución de las Cortes Generales de la XII Legislatura, el martes 19 de julio.

A C's no le toca ningún puesto en la Mesa: para lograrlo, debe pactar con el PP o con el PSOE. Rajoy puede cederle sitio a cambio del apoyo a su reelección

En el entorno de Sánchez, subrayan que en función del grado de aproximación de Rajoy con Rivera, el PSOE optará bien por sondear a los otros partidos para ver si puede mantener la presidencia del Congreso -en manos de Patxi López desde el pasado 13 de enero- o bien asumir que la perderá a favor de otro grupo. Los socialistas creen que el líder del PP puede atraer a su socio natural, la formación naranja, cediéndole para empezar un puesto en la Mesa, al que no podría acceder por sí misma porque solo dispone de 32 escaños. Los populares, con sus 137 diputados, podrían garantizarse con sus votos cuatro puestos en el órgano de gobierno de la Cámara Baja (dos vicepresidentes y dos secretarios), pero puede jugar con uno de ellos para ganar un aliado. El PSOE, con sus 85 parlamentarios, tiene automáticamente dos sillas (un vicepresidente y un secretario), igual que Unidos Podemos (71 actas).

Rajoy pide que se forme un Gobierno en el menor tiempo posible, y Obama le desea suerte

El candidato sigue siendo Patxi López

La presidencia del Congreso, que se elige por separado, es harina de otro costal. El PP no la tendría asegurada si no pacta con otro grupo. Por eso necesita a Ciudadanos para arrebatársela al PSOE. A menos que decida cedérsela a los de Rivera a cambio de un acuerdo para la investidura. Los socialistas no descartan esta última opción, si bien destacan que sería inédito en la vida de la Cámara Baja desde la Transición que el principal sillón fuera ocupado por un diputado de la cuarta fuerza política. Claro que hasta la pasada legislatura la jefatura del Congreso siempre recaía en la primera fuerza, no en la segunda.

Los socialistas están dispuestos a sondear a los dos emergentes para quedarse la jefatura de la Cámara si los populares no avanzan con Ciudadanos

Si PP y C's trenzan un acuerdo para la Mesa, el PSOE no tendría margen de maniobra para mantener a López de presidente. Pero si Rajoy y Rivera no acercan posiciones, Antonio Hernando, el negociador socialista elegido por Sánchez, dialogará con el resto de formaciones para ver su "disposición". Para ganarle la presidencia del Congreso al PP en segunda vuelta -en la primera se exige mayoría absoluta-, necesita sumar más que los 137 diputados de que dispone Rajoy. Con Unidos Podemos, alcanza los 156 escaños, pero Ferraz preferiría un acuerdo a tres bandas: con la formación morada y con Ciudadanos. Un pacto transversal, como el que Sánchez intentó para su investidura y fue imposible. En ese caso, su apuesta seguiría siendo Patxi López, quien no obstante ya ha ido recogiendo su despacho, igual que el escaso gabinete que montó desde que fue elegido, el 13 de enero. Pablo Iglesias se ha mostrado dispuesto a hablar con el PSOE y con otros grupos para que los conservadores no se queden con el tercer cargo institucional del país, porque entiende que "no es una cuestión menor", aunque lo importante sigue siendo el Gobierno.

"Lo que hagamos dependerá de lo que salga de la reunión de Mariano y Albert del martes, porque si llegan a un acuerdo para la Mesa, ya sería imposible", constatan fuentes próximas a Sánchez. Otra alternativa es que Rajoy ofreciera al PSOE preservar la jefatura del Congreso a cambio de su apoyo para la investidura. Pero Ferraz no prevé "negociar nada" con el PP, porque su voto a la reelección del presidente en funciones es claro: no. Al menos por ahora. La dirección no quiere que cualquier gesto de entendimiento con los populares sea interpretado como un cambalache para permitir la investidura de Rajoy.

¿Nombres del PP?

El Congreso se constituirá el 19 de julio a las 10 de la mañana. Igual que el Senado, aunque en este caso el PP no tiene problemas para hacerse con la presidencia de la Cámara, pues disfruta de una holgada mayoría absoluta. Las conversaciones entre los grupos pueden prolongarse hasta la fecha tope. Lo mismo ocurrió en la fallida XI Legislatura. El acuerdo entre PSOE y Ciudadanos, al que luego se sumó otro de Rivera con el PP, supuso un reparto de los nueve puestos de la Mesa de esta forma: tres para el PP (dos vicepresidencias y una secretaría), dos para el PSOE (la presidencia, para Patxi López, y una vicepresidencia), dos para Podemos (una vicepresidencia y una secretaría) y dos para C's (dos secretarías).

Foto: Pedro Sánchez conversa con César Luena, y ante el todavía presidente del Congreso, Patxi López, este 9 de julio. (EFE)

Rajoy, que centraliza todas las conversaciones para su investidura, no ha dado pistas de qué fichas quiere emplear para negociar. Ni tampoco ha encomendado abrir negociaciones formales para la Mesa a su portavoz parlamentario, Rafa Hernando. De ahí que será clave la cita con Rivera de este martes. ¿Y qué nombre pondría el PP para hacerse con la jefatura del Congreso? Incógnita de nuevo. El presidente de la X Legislatura (2011-2016), Jesús Posada, ya no cuenta con ello, aunque sí ha reconocido que le gustaría volver al cargo.

Sánchez trasladará a Rajoy el no a la investidura, al pacto de legislatura y a la gran coalición. Las dudas en el PSOE vienen con la hoja de ruta posterior

La siguiente reunión importante de la semana es la que se espera entre Rajoy y Sánchez. Posiblemente en el Congreso, si sigue la lógica desplegada con Rivera e Iglesias. El presidente en funciones pedirá apoyo al líder socialista para su elección pero, como ocurrió el pasado 23 de diciembre, tras las generales del 20-D, recibirá un no. Escuchará, eso sí, la "orientación de su programa de gobierno", le preguntará qué va a hacer con los Presupuestos, cómo cumplirá con los objetivos de déficit acordados con Bruselas, cómo pretende "reconstruir el Estado del bienestar que ha desmantelado estos cuatro años", cómo luchar contra la desigualdad y la pobreza laboral, cómo regenerar la vida democrática y si aspira o no a la reforma constitucional. Y le exigirá que se presente, esta vez sí, a la investidura.

"Pero como alternativa y como líder de la oposición, no podrá contar con nuestro voto para ser investido presidente, ni para formar una mayoría parlamentaria de gobierno, ni para una gran coalición [...]. Un nuevo Gobierno depende de usted, señor Rajoy, y no cuente con los socialistas para ello", le lanzó Sánchez durante su intervención en el comité federal del sábado. De la reunión del máximo órgano de poder del PSOE entre congresos no salió una resolución por escrito, pero sí un compromiso verbal, avalado de forma unánime, del rechazo a la investidura (al menos por ahora), a un pacto de legislatura y a una gran coalición. En eso no hay dudas. El PSOE quiere que el PP se trabaje "de verdad" la reelección, se faje en la búsqueda de acuerdos con sus afines ideológicos, atraiga al menos a Ciudadanos (32 escaños), PNV (cinco) y Coalición Canaria (uno), incluso a Convergència Democràtica de Catalunya (ocho).

"¿Quién es el guapo que dice que no?"

Las vacilaciones vienen con la hoja de ruta posterior, con el camino que adoptará el PSOE en caso de que Rajoy, aun sumando más diputados que los propios, no logre la investidura. El sentir mayoritario, y la solución defendida de forma más implícita que explícita por los barones con más peso orgánico, es que en ese caso los socialistas, para evitar unas terceras elecciones, deberían abstenerse. Lo dijo este mismo domingo en Onda Cero quien más claro ha hablado en estas dos semanas, el extremeño Guillermo Fernández Vara: si el PP reúne 170 escaños -sus 137 más los de C's y CC-, "¿quién es el guapo que dice que no?".

El jefe del Ejecutivo tampoco ha detallado su estrategia. Sí trasladó a Obama que hará "todos los esfuerzos" para que haya Gobierno cuanto antes

Sánchez no aclaró qué haría su partido para eludir unos nuevos comicios, por mucho que subrayara que el destino del PSOE es ir a la "oposición". Los secretarios territoriales más de su cuerda insisten en que el no al PP y a Rajoy es y será definitivo, y algunos de ellos (Francina Armengol, Baleares; Luis Tudanca, Castilla y León, y Miquel Iceta, PSC) recalcan que si los conservadores fracasan, Sánchez tiene la "obligación" de intentar un "Gobierno alternativo". También creen que ha de abrirse esa puerta miembros de la ejecutiva federal, como Susana Sumelzo o Ibán García del Blanco. El secretario general, que ha guardado silencio 13 días, no responderá a las preguntas de los periodistas, previsiblemente, hasta después de su entrevista con Rajoy.

El presidente en funciones tampoco ha detallado su estrategia. Este domingo, en su comparecencia conjunta con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, mostró su confianza en que España "pronto tendrá un Gobierno", y le trasladó que hará "todos los esfuerzos" para lograrlo cuanto antes. Ir a unas terceras elecciones sería, afirmó, una "broma de mal gusto, que afectaría a la economía española y al crédito de España, dentro y fuera". "Ya llevamos mucho tiempo con el Gobierno en funciones, lo que no ha afectado a nuestra economía, pero no debemos jugar con fuego", señaló en la sala Tàpies del Palacio de la Moncloa.

Barack Obama se va de España con la agenda cumplida

Rajoy no precisó al mandatario estadounidense qué se propone para sacar adelante su investidura porque no entraron en "esos detalles", ni tampoco Obama quiso inmiscuirse. Sí apuntó que "sea cual sea" el Ejecutivo que surja de las negociaciones, su país seguirá trabajando con España de forma "eficiente", independientemente del "partido que ocupe el poder". El mandatario felicitó al jefe del Ejecutivo por los "avances económicos" que están "dando resultado", aunque le recordó que debe "seguir mejorando" en la creación de oportunidades laborales para jóvenes desempleados y en una economía más integradora.

Los ritmos tras el 26-J se han ralentizado y, dos semanas después, no hay pactos inminentes en el horizonte. Pero esta semana debería haber pistas. Y no tanto quizás en el bando del PSOE, que lucha para que la presión se sitúe en el PP y sea Rajoy quien se mueva y construya consensos.

El mal sabor de boca de la cita anterior

En la reunión que mantengan Pedro Sánchez y Mariano Rajoy ya se puede anticipar el contenido -no del PSOE a la investidura-, pero habrá morbo por las formas. Mucho.

Ambos se vieron en el Congreso el pasado 12 de febrero, a instancias del secretario general del PSOE, cuando estaba sumergido en la negociación de su propia investidura. Aquella cita no arrojó ningún resultado tangible, fue vacía de contenido, pero llena de gestos. Sánchez hizo de anfitrión en el Congreso y recibió a Rajoy en una sala neutra. Cuando le fue a tender la mano, el presidente fue a abotonarse la chaqueta. No hubo apretón de manos y la entrevista duró apenas media hora. Ni Sánchez le pidió su abstención ni Rajoy se la ofreció.

Ahora las cosas han cambiado. El líder socialista no tiene ningún encargo del Rey, ni tiene por ahora previsto encabezar una alternativa. El no y la tensa relación entre ambos, no obstante, seguirá estando presente. 

Pedro Sánchez volverá a entrevistarse con Mariano Rajoy. Y volverá a decirle no. No a su investidura, no a un pacto de legislatura, no a una gran coalición. Pero aún no se sabe cuándo será la cita. Ni siquiera si el presidente en funciones le convocará en el Palacio de la Moncloa o, como prefiere el PSOE y parece dictar la lógica, en el Congreso. Esa entrevista, en cualquier caso, marcará la agenda socialista de esta semana, igual que la negociación de la Mesa de la Cámara Baja, todavía sin estrenar. Sánchez está a la espera de los movimientos del PP.

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