Falló la movilización por el voto. Y no solo eso: la participación cambió de bando. Los jóvenes no acudieron a la llamada de Pablo Iglesias mientras que el PP sí supo atraer a sus fieles más tradicionales.

El análisis de los resultados de los comicios permite identificar quién y dónde se volcó con su partido. El Partido Popular fue el gran beneficiado de la noche electoral gracias a su capacidad para atraer al votante de derechas en los pequeños municipios y las provincias más envejecidas, recuperando gran parte del voto urbano gracias al apoyo entre los electores con estudios inferiores y de mayor edad. Podemos no llegó a esta franja de la población. Y tampoco logró movilizar a su votante-tipo.

La participación es el primer dato que corrobora esta hipótesis. Comparándola con el 20-D, se ve cómo Unidos Podemos no consiguió arañar apoyos en ninguna de las provincias donde más gente fue a votar. Las caídas menos significativas están además marcadas por un componente regional.

El PP barrió tanto a algunas confluencias -como la gallega En Marea- como a su adversario histórico en el bastión socialista por excelencia, Andalucía. La desafección hacia los populares en Cataluña ha beneficiado esta vez a Esquerra Republicana, como partido más votado, en detrimento de Convergència.

Los populares han capitalizado el aumento de la participación mejorando sus resultados en todas las provincias donde más gente fue a votar que hace siete meses, y en forma casi proporcional. Unidos Podemos, por su parte, ha fallado a la hora de salir de las áreas de voto mayoritariamente urbano. La única excepción es Murcia, donde no llegó al 15% pese a la prevalencia del voto de ciudad.

Respecto al 20-D, Rajoy ganó el pulso a Iglesias también en las ciudades. Analizando el voto por tamaño de municipios, destaca que el voto a Rajoy se confirmó -y mejoró- en los pueblos pequeños. Pero sobre todo en pequeñas, medianas y grandes ciudades, como ha ocurrido en los ’ayuntamientos del cambio’. Y lo hizo a costa de Unidos Podemos, mientras PSOE y Ciudadanos seguían en la línea de votos de diciembre.

Las diferencias de voto según el nivel de escolarización se polarizan en un único aspecto. El bipartidismo tradicional, PP-PSOE, recabó dos de cada tres votos en aquellos municipios donde son mayoría los votantes que carecen de graduado escolar.

La formación liderada por Mariano Rajoy ha tenido el mérito de movilizar el elector más envejecido. Ourense o Lugo, las provincias con las edades medianas más altas, han registrado las mayores subidas de la participación en comparación con el 20-D. Asimismo, ambas se sitúan entre las cinco provincias donde el PP obtuvo mejores resultados. Los socialistas -cuyo buen resultado electoral es el peor de su historia- no han conseguido atraer al elector de edad más avanzada, donde, según el CIS, es el partido favorito.

Los últimos datos de Eurostat relativos a 2013 permiten cruzar el voto con el PIB per cápita de las 50 provincias. Este análisis desvela una correlación muy fuerte entre voto a Unidos Podemos y rentas elevadas. Por contra, la coalición de izquierdas no llegó a aquellas provincias donde, sobre el papel, estarían los más beneficiados por su discurso contra la desigualdad. No por casualidad su peor resultado se localizó en Badajoz, farolillo rojo de la clasificación provincial por PIB per cápita. En estos territorios aún domina, con gran diferencia, el PSOE.

Un problema similar se encuentra Unidos Podemos en las provincias más envejecidas. Aunque se situó como el tercer partido más votado en la mayoría de provincias de la Meseta, apenas obtuvo escaños en estas circunscripciones.

En cambio, el Partido Popular arrasó en las provincias con estas características. De 73 escaños en juego en territorios envejecidos y con un porcentaje de graduados por debajo de la media -mayoritariamente las circunscripciones de Galicia y Castilla y León-, el PP obtuvo más de la mitad de los escaños.

El análisis de los datos electorales, realizado por este diario mediante un modelo estadístico que permite desagregar los votos en función de diferentes variables, ha permitido recrear cómo se aglutinan estos, y por ende, los escaños en base a una provincia modelo. De esta forma, los territorios con características similares a Ávila serían un territorio ideal para el PP, mientras que Madrid o las provincias con raíces nacionalistas son donde repunta Unidos Podemos.

Otro estudio que apoya el sesgo generacional, educativo y demográfico es la construcción de un gráfico de árbol en función del voto por partido. Dicha que distribuye la decisión de voto en función de diferentes variables educativas.

Metodología

Todos los cruces han sido realizados con los datos ofrecidos por el Ministerio del Interior una vez completado el escrutinio. Los datos de tamaño de municipio y de edad mediana proceden del padrón municipal a 1 de enero de 2015 que publica el Instituto Nacional de Estadística, mientras que los de nivel de escolaridad han sido facilitados por la Oficina del Censo Electoral como respuesta a una solicitud de acceso a la información pública. La fuente de los datos de PIB per cápita de 2013 es Eurostat.

Para el último gráfico se ha utilizado un modelo estadístico que otorga un peso diferente a las variables sociodemográficas utilizadas en este reportaje (nivel de estudios, población urbana, edad mediana de la provincia y PIB per cápita) y crea un árbol de decisión que simula los factores que han influido en el voto. Para una mejor comprensión dicho árbol ha sido transformado en la última tabla que aglutina los escaños que ha ganado cada partido en función de las características de cada provincia. En próximos días publicaremos los diferentes modelos generados, hasta llegar a una conclusión, y el código utilizado en R para el tratamiento de los datos. Por el momento, la distribución del voto en formato árbol es la siguiente.