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Castigo a los pactos de PSOE y Podemos: la 'vendetta' de los exalcaldes del PP
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Castigo a los pactos de PSOE y Podemos: la 'vendetta' de los exalcaldes del PP

La victoria del PP en Andalucía da oxígeno a Moreno Bonilla y consolida su liderazgo. Están convencidos de que su triunfo se basa en el voto de socialistas moderados

Foto: El líder del PP-A, Juan Manuel Moreno Bonilla. (Reuters)
El líder del PP-A, Juan Manuel Moreno Bonilla. (Reuters)

Hacía tiempo que el Partido Popular en Andalucía no tenía nada que festejar. La última vez que brindaron fue en plena ola anti-Zapatero, en 2011. Barrieron. Muchos vieron un cambio de ciclo irreversible en Andalucía. Se equivocaron. Meses más tarde, en marzo de 2012, la victoria de las autonómicas supo a derrota. Al PP se le escapó entre las manos el Gobierno andaluz y no alcanzó la mayoría absoluta que llevaban meses pronosticando los sondeos. Los pancartas de felicitación no llegaron al balcón y los brindis se aguaron. Después, a las filas del PSOE-A, llegó Susana Díaz.

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Desde que llegó a la presidencia del PP-A, en marzo de 2014, Juan Manuel Moreno Bonilla había encajado cuatro derrotas electorales consecutivas (europeas, autonómicas, municipales y generales). El ‘huracán Díaz’, con proyección y marca nacional, había puesto en entredicho al elegido para tomar el testigo del eterno líder andaluz del PP, Javier Arenas. Este martes, los populares andaluces dieron buena cuenta de que el pasado domingo se han vitaminado como ni siquiera ellos esperaban con sus mejores pronósticos en la mano. La junta directiva celebrada en Sevilla bullía en aplausos, selfis y felicitaciones A los populares andaluces no se les veía tan contentos desde aquellos tiempos en que circulaban las quinielas sobre a quiénes iba a colocar Arenas en las consejerías del Gobierno andaluz.

El motivo de tanta felicidad son los casi 100.000 votos (98.310) que el PP sacó de ventaja a Susana Díaz en Andalucía. El lunes, en Génova, las cámaras nacionales buscaban a Moreno por este mérito. Los sondeos internos del PP no barruntaron esa ventaja. Como mucho, un escaño por delante, pero han sido tres de ventaja. Aunque el ambiente era de euforia, el PP sabe de sobra que doblarle el pulso al PSOE en Andalucía es complicado. Admiten que competir con la maquinaria engrasada de Susana Díaz, con poderosos ayuntamientos y la Junta de Andalucía a su servicio electoral, es casi misión imposible. Y sí, tienen una respuesta al porqué de este éxito.

Ciudadanos, estable

Lo más fácil sería pensar que los votantes de Ciudadanos han vuelto a coger la papeleta del PP, como de hecho ha sido el comportamiento generalizado en España. Pero en Andalucía estas cuentas no salen. El partido de Albert Rivera ha perdido un escaño y 37.533 votos. El PP ha subido 128.759. Los dirigentes del PP-A incluso ven con cierta preocupación que el electorado de Ciudadanos en Andalucía es mucho menos volátil de lo que esperaban. Consideran que su verdadero despegue proviene del voto socialista moderado, que en esta ocasión ha ido a parar a Mariano Rajoy porque no se fiaban de un pacto con Podemos. Sus cuentas insisten en que sin los votos que el 20-D se llevó Susana Díaz, que no era candidata pero actuó como tal, no hubieran logrado la victoria el 26-J.

Además de volver a hacerse incontestables en su tradicional fortín electoral, en Andalucía Oriental, el PP-A sitúa la clave de su éxito en aquellas capitales y grandes ciudades donde el PSOE se hizo con el poder en las últimas municipales gracias a pactos con partidos de la marca blanca de Podemos. Aquellos pactos anti-PP, que también dieron la alcaldía de Cádiz a José María González ‘Kichi’, han sido castigados en las urnas. En las capitales de Sevilla, Cádiz y Córdoba, el PP ha subido con fuerza en estas generales. En grandes ciudades como Jerez o Marbella, donde el PSOE ostenta el poder con un tripartito y un cuatripartito, los populares también se han anotado importantes subidas de votos.

Los electores han castigado con más fuerza a PSOE y Podemos en las capitales donde desalojaron al PP

Se da además la circunstancia de que los números uno al Congreso en Sevilla, Juan Ignacio Zoido, Córdoba, José Antonio Nieto, y Cádiz, Teófila Martínez, fueron los alcaldes desalojados tras las municipales del pasado mayo. Los populares hablan ya de ‘vendetta’ de sus regidores. Los gobiernos del cambio han sido ‘castigados’ en estas generales con muchos menos votos de PSOE y Unidos Podemos.

En Sevilla capital, por ejemplo, el PP ha ganado casi 9.000 votos respecto a diciembre, frente a los 2.920 perdidos por Ciudadanos y los 1.823 menos del PSOE. La coalición de Podemos e IU no ha funcionado. El partido morado ha logrado 1.000 votos menos (80.301) de los que obtuvo en solitario (81.330). De los 19.320 que tuvo IU sin coalición no hay ni rastro.

En Cádiz, capital podemita de Andalucía, el supuesto efecto multiplicador de Unidos Podemos ha sido un bluf. Podemos ha tenido medio millar de votos menos que cuando fue en solitario (20.377) y los 3.830 de IU no se sabe dónde han ido. El PSOE está estancado, tiene apenas 726 votos más, y es el PP el partido que se impone en primera posición, a gran distancia de Podemos en la segunda, y con 1.500 votos más que en diciembre (hasta los 22.985).

Ni rastro del ‘sorpasso’

Algo parecido dicen los números que ha ocurrido en Córdoba, quizá la capital donde el crecimiento del PP ha sido más rotundo. Nieto ha cosechado casi 6.000 votos más y se lo piensa recordar a la alcaldesa, la socialista Isabel Ambrosio. En la ciudad de Julio Anguita, donde Pablo Iglesias volvió a retomar la idea del ‘sorpasso’, las cuentas de la suma de Podemos e IU son demoledoras. Hay casi 10.000 votos (9.561) que se han quedado en el camino.

Los votantes también han premiado al PP de forma rotunda en Jerez y Marbella, mientras que los socialistas, al frente de sus ayuntamientos con una complicada política de alianzas, han sido castigados. En ninguna de estas grandes ciudades es posible explicar el crecimiento de los populares con votos devueltos de Ciudadanos. Las cuentas estarían muy lejos de salir. En Granada, donde el PSOE se aupó al poder con el partido de Rivera tras la detención del exalcalde popular, Rajoy se lleva casi 5.000 votos más que el 20-D. Ciudadanos ha perdido casi 3.000.

Con estos números, el PP da por hecho que ha conseguido remontar una importante barrera psicológica al lograr que votantes del PSOE hayan cogido por primera vez su papeleta. Moreno Bonilla se muestra convencido de que son resultados anómalos y con una base sociológica muy distinta a la que había existido hasta ahora en Andalucía en el nicho de votos del PP. Considera estos resultados una buena plataforma de despegue ante las próximas autonómicas, previstas dentro de dos años. Se muestra además convencido de que estos resultados disuadirán a Susana Díaz de volver a plantear un adelanto electoral, con lo que ganarán tiempo.

El PP cree que votantes socialistas han cogido por primera vez su papeleta contra un pacto con Podemos

Los dirigentes del PP dan por hecho que estos resultados supondrán una “cura de humildad” para la baronesa socialista, aunque están convencidos por sus declaraciones de que Díaz aún ni ha digerido ni ha comprendido su “fracaso”. Es suyo, insisten, porque el 20-D, cuando fue el PSOE quien sacó esos 100.000 votos de ventaja en Andalucía, ella se los apuntó directamente en su haber para seguir alimentando su salto nacional. Susana Díaz ha repetido públicamente que “la mera hipótesis de un pacto de PSOE con Podemos ha restado credibilidad y perjudicado” a las siglas socialistas. En su equipo endosan ese error a Pedro Sánchez, a quien critican por no haber sido más firme y contundente, marcando distancias con Pablo Iglesias. En realidad, con los datos andaluces en la mano, Susana Díaz podría pensar que la política de alianzas y pactos anti-PP, que ella misma desautorizó públicamente y después bendijo en las pasadas municipales, le ha pasado una abultada factura.

Mientras que la cúpula de Génova confía en que Susana Díaz tome el mando y fuerce al PSOE a una abstención que resuelva rápido la investidura de Mariano Rajoy, Moreno Bonilla se atribuye el mérito de haberle parado los pies a la andaluza y haber frenado su ascenso nacional. Ahora, insisten, “tendrá que recapacitar”. Porque, todo hay que decirlo, en el PP andaluz en plena resaca poselectoral celebraban tanto su triunfo como el batacazo de la socialista. La acusan de “soberbia” y se muestran indignados con sus formas prepotentes. Ella ha jugado cada sesión de control en el Parlamento a ningunear al líder del PP-A y a dejarle claro que había sido incapaz de vencerla en las urnas. Dentro de una semana se verán las caras y ya no le valdrá ese argumento.

Hacía tiempo que el Partido Popular en Andalucía no tenía nada que festejar. La última vez que brindaron fue en plena ola anti-Zapatero, en 2011. Barrieron. Muchos vieron un cambio de ciclo irreversible en Andalucía. Se equivocaron. Meses más tarde, en marzo de 2012, la victoria de las autonómicas supo a derrota. Al PP se le escapó entre las manos el Gobierno andaluz y no alcanzó la mayoría absoluta que llevaban meses pronosticando los sondeos. Los pancartas de felicitación no llegaron al balcón y los brindis se aguaron. Después, a las filas del PSOE-A, llegó Susana Díaz.

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