El PP valora a Rajoy como el único candidato solvente y "de Gobierno"

El Partido Popular dio por logrado el principal objetivo con el que Mariano Rajoy concurría al debate: dejar claro que es "el único candidato solvente" y con capacidad para gobernar. El plan del jefe del Ejecutivo era aguantar los ataques de los otros tres rivales y colocar su mensaje sobre la mejoría económica y el proyecto de los dos millones de puestos de trabajo para la próxima legislatura, y lo siguió al pie de la letra.

Los primeros dirigentes del PP encargados de defender la posición de su jefe, Pablo Casado y Fernando Martínez Maillo, se volcaron en destacar la habilidad de Rajoy en la defensa de su política económica y en las explicaciones sobre el sostenimiento de las pensiones y las demás prestaciones sociales. También en que había quedado claro que una cosa es predicar y otra dar trigo, que su líder había demostrado con datos y hechos que él sí sabe mantener pensiones y fomentar la creación del empleo.

Sobre el bloque de la corrupción, en el PP prefirieron limitarse a comentar que Rajoy había estado "firme" ante la pretensión de Rivera, Sánchez e Iglesias en acosarle por el caso Bárcenas. Fue el único punto en el que se pudo ver incómodo o agitado al presidente del Gobierno en funciones.

En el resto de los bloques, parecía encantado en ser el blanco de todas las críticas.

El jefe del Ejecutivo fue el único que abrió un poco el campo del debate al hablar de política exterior y referirse a la labor fundamental de las Fuerzas Armadas y los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado en la lucha contra el terrorismo "dentro y fuera" de España. También el que se mostró más abierto a los pactos después del 26-J, pero sin entregar su cabeza, como volvió a pedir Rivera con medias palabras.

"Rajoy ha debatido sobre los problemas reales de los españoles, los demás debatieron principalmente sobre Rajoy", apuntaban en fuentes del PP ante la obsesión de Rivera, Iglesias y Sánchez por dejar siempre alguna pulla contra el presidente del Gobierno y fijar su máximo objetivo en apartarlo del poder como la propuesta principal en los comicios.

Para los dirigentes del Partido Popular, la única intervención "presidencial", de gobernante con experiencia que sabe manejar los datos y hacer un buen balance de gestión, fue la de su jefe. Frente a esa idea, insistieron en que a los otros tres aspirantes se les notó la absoluta falta de experiencia para plantear alternativas creíbles, claras y concretas.

Rajoy, al llegar después del debate a la sede de su partido, se mostró orgulloso de haber dicho "con claridad" que si los resultados del 26-J eran los mismos que los del 20-D, iba a proponer exactamente lo mismo que entonces: un Gobierno constitucionalista de amplia base con el PSOE de socio preferente y Ciudadanos de complemento.