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El PP se hace a la idea de que el 27-J estará en manos del PSOE, aunque no de Sánchez
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"o Rajoy o Iglesias", insisten los populares

El PP se hace a la idea de que el 27-J estará en manos del PSOE, aunque no de Sánchez

El Gobierno aduce que la encuesta del CIS se hizo en plena euforia del pacto Podemos-IU y Rajoy volverá a la carga con la oferta de gran coalición haya o no 'sorpasso' en la izquierda

Foto: Mariano Rajoy el día del inicio de la campaña. (Reuters)
Mariano Rajoy el día del inicio de la campaña. (Reuters)

El Partido Popular ha encajado con aparente tranquilidad los peores augurios de la encuesta preelectoral del CIS que colocan a la izquierda (Podemos y PSOE) cerca de la mayoría absoluta y dejan primero al PP, pero en peligro de perder algún diputado sobre los 123 obtenidos el 20-D. En fuentes gubernamentales defienden la profesionalidad del centro y el estudio, aunque discrepan del 'emplatado' más que de 'la cocina'. Prefieren quedarse con el dato de la ligera tendencia al alza del PP (cinco décimas) y confían en acentuarla durante la campaña. Pero en la sede de Génova se hacen a la idea de que para seguir en el poder al día siguiente del 26-J estarán en manos del PSOE, "aunque no necesariamente en las de Pedro Sánchez".

Los candidatos del Partido Popular aprovechan en toda España los grandes datos de los sondeos y la confirmación teórica de que el 'sorpasso' en la izquierda puede ser un hecho para lanzar el mensaje de que los ciudadanos tienen que elegir entre el PP (Mariano Rajoy) y Podemos (Pablo Iglesias). Y se lo endosan también a Sánchez en persona y al PSOE como partido de gobierno (21 años en el poder) amenazado de quedarse en tercer lugar.

En fuentes de la dirección reconocen que apenas aspiran a subir en porcentaje de votos uno o dos puntos más que los señalados por el CIS y que el objetivo de la campaña es "romper el techo del 30%" como dijo Jorge Moragas. Dudan de que la suma de escaños con Ciudadanos supere a la del bloque de izquierdas, y más al confirmar el centro oficial que en varias circunscripciones clave como Lérida, Guipúzcoa, La Rioja, Huesca, Burgos o Teruel los votos 'perdidos' de Albert Rivera (los que el 20-D no sirvieron a Ciudadanos para obtener ningún escaño) pueden acabar por sumar nuevos diputados para Podemos.

El pacto con Izquierda Unida ha dado a Iglesias un margen de crecimiento que acentúa el problema de la división del voto de centroderecha en la mitad de España, en las 26 circunscripciones donde Ciudadanos se presentó el 20-D sin lograr diputado alguno aunque sumó 570.000 votos. En 10 de esas provincias los candidatos podemitas entraron en detrimento de los populares.

Los datos del CIS no van a cambiar la táctica de campaña del PP basada en pedir el 'voto útil' frente a la amenaza de un Gobierno de extrema izquierda encabezado por Iglesias. De momento, según las encuestas, no parece que cale: Podemos sigue subiendo y la tendencia al alza de los populares es de décimas sobre el 28,7% alcanzado en diciembre pasado.

En medios gubernamentales aducen que el CIS no llegó a tiempo de recoger el efecto de la respuesta del PP a la euforia del pacto Podemos-IU (firmado el 9 de mayo) ni el arranque de la precampaña en junio. El grueso del trabajo de campo de la macroencuesta se realizó a mediados de mayo.

La dirección del PP reconoce que al día siguiente de las elecciones todas sus posibilidades de seguir en el poder se basan en el entendimiento con el PSOE

En el PP dan por hecho que Podemos superará al PSOE en número de votos, pero todavía dudan que lo haga en número de escaños y prevén que la diferencia entre ambos sea mínima y se jugará por pocos miles de votos en media docena de provincias. Reconocen como negativo para la estabilidad política que Iglesias pueda quedar en segunda posición, pero también recalcan que Sánchez recoge los frutos de sus propios errores, el principal entregar a los podemitas y sus socios las alcaldías de ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Cádiz, La Coruña o Santiago de Compostela.

En cualquier caso, la dirección del PP reconoce que al día siguiente de las elecciones todas sus posibilidades de seguir en el poder se basan en el entendimiento con el PSOE. Igual que después del 20-D, Rajoy volverá a la carga con la oferta de la gran coalición en cualquiera de sus fórmulas, pero con un acuerdo mínimo que garantice la investidura (con abstención socialista) y el posterior apoyo a un proyecto de Presupuestos Generales del Estado.

Para defender ese plan el presidente del PP necesitará subir algún escaño, que no haya una mayoría de izquierdas y un interlocutor en el PSOE. En fuentes gubernamentales cuentan con que, en caso de 'sorpasso', Sánchez tenga que dimitir o su partido le obligue a irse. En ese supuesto, apuntan que "lo que quedaría en pie en el PSOE, y con poder, es Andalucía", es decir Susana Díaz.

El Partido Popular ha encajado con aparente tranquilidad los peores augurios de la encuesta preelectoral del CIS que colocan a la izquierda (Podemos y PSOE) cerca de la mayoría absoluta y dejan primero al PP, pero en peligro de perder algún diputado sobre los 123 obtenidos el 20-D. En fuentes gubernamentales defienden la profesionalidad del centro y el estudio, aunque discrepan del 'emplatado' más que de 'la cocina'. Prefieren quedarse con el dato de la ligera tendencia al alza del PP (cinco décimas) y confían en acentuarla durante la campaña. Pero en la sede de Génova se hacen a la idea de que para seguir en el poder al día siguiente del 26-J estarán en manos del PSOE, "aunque no necesariamente en las de Pedro Sánchez".

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