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El PSOE evitará centrar la campaña del 26-J en Podemos para no ofender a sus votantes
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EL CAMINO HACIA LAS SEGUNDAS ELECCIONES

El PSOE evitará centrar la campaña del 26-J en Podemos para no ofender a sus votantes

La dirección prefiere pintar como adversario al PP, igual que hizo para el 20-D, aunque recordará que por culpa del "bloqueo" de Iglesias España se conduce a unos nuevos comicios

Foto: Pedro Sánchez, el pasado 21 de abril a la salida del concierto en el Congreso del 'Burleske de Quixotte'. (EFE)
Pedro Sánchez, el pasado 21 de abril a la salida del concierto en el Congreso del 'Burleske de Quixotte'. (EFE)

El PSOE, oficialmente, tiene que mantener hasta el final el relato de que es posible aún el "Gobierno del cambio", y tiene que continuar con sus apelaciones constantes a Podemos y a Pablo Iglesias para que ceda. Está en el manual. Pero otra cosa es lo que se comenta y se hace en el partido y lo que reconocen los dirigentes en privado. Básicamente, que el camino hacia las elecciones del 26 de junio ya es ineludible y que el PSOE debe ponerse en modo campaña en apenas unos días. A partir de la tarde del martes, cuando al término de las consultas con los líderes políticos, el Rey certifique que no hay acuerdo posible ni candidato a la investidura, por lo que sólo quedará esperar hasta el lunes 2 de mayo, a las 23.59 horas, para consumar la disolución de las Cortes.

Los socialistas aún no han constituido su comité electoral, que salvo sorpresas dirigirá de nuevo el secretario de Organización y número dos de Pedro Sánchez, César Luena. Lo harán, previsiblemente, en la cita de la ejecutiva federal que siga a la tercera y última ronda de contactos de Felipe VI. Pero sí que se han producido ya algunas reuniones preliminares de estrategia en Ferraz y de hecho ya se ha prevenido a algunos de los componentes del anterior equipo de campaña de que los trabajos formales comenzarán de forma inminente.

La forma de relación con Ciudadanos está menos clara: habrá confrontación, pero ni mucho menos al nivel de la campaña de las anteriores generales

Aunque falte poner hilo a la aguja, en la dirección se anticipan algunas líneas maestras del guión del PSOE para el 26-J: centrar el ataque en el PP, sin abandonar por completo, y menos en las primeras jornadas, el relato de que España va a unas segundas elecciones por "culpa" de Podemos y, singularmente, de Pablo Iglesias. La forma de relación con Ciudadanos está menos clara: habrá confrontación, pero ni mucho menos al nivel de las anteriores generales. En cualquier caso, la partitura se irá concretando en los próximos días y semanas. Al igual que el coste: Ferraz piensa ahorrar y gastarse menos de los 9 millones de euros de la anterior convocatoria, reciclando la mayor parte del material que pueda.

"El mensaje rotundo sobre el que pivotará la campaña es el de ganar a la derecha y al PP", señala uno de los miembros de la dirección de Pedro Sánchez y más que probable integrante del nuevo comité electoral. Los socialistas consideran que su "adversario" natural es el PP, al que asociarán con "los recortes, la crisis y la corrupción", y no tanto Podemos, por mucho que se disputen electorado con él. "Nosotros buscamos sacar a Mariano Rajoy de La Moncloa, otros piensan en el 'sorpasso' más que en vencer al PP", explican desde Ferraz. En ese sentido, los ataques al presidente en funciones serán probablemente calcados a los que recibió para el 20-D.

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No es una "segunda vuelta"

Es cierto que en las últimas semanas, desde que se frustró la posibilidad de que Sánchez conquistara el poder, la cúpula del PSOE ha dirigido sus críticas a Podemos, con un tono más o menos desabrido y duro, pero lo ha hecho para colgar del pecho de Iglesias la culpa de unas nuevas elecciones, denunciando que nunca quiso acordar y que es de los políticos "a los que les gustaría estar toda la vida en campaña electoral". Y esa acusación seguirá con seguridad en el relato. Pero, hoy por hoy, no se quiere convertir a Iglesias en el centro de la diana del discurso socialista. Debe serlo, argumentan en la cúpula, el PP.

Ferraz entiende que el caballo a batir es Rajoy, aunque por "coherencia" con su relato deba señalar a Iglesias, más que a Podemos, de no haber querido el acuerdo

Lo razona así un veterano dirigente territorial muy bien conectado con el equipo de Sánchez: "A Podemos le interesa que le pongamos en el centro de la campaña, pero no podemos caer ahí. Habrá que responsabilizar a Pablo por las nuevas elecciones, pero el caballo a batir es Rajoy, e insistir en que sólo hay dos candidatos posibles, o él o Pedro". "Nos toca defender lo hecho en estos meses, lo conseguido, pero no entrar en una guerra de culpas", abunda un seguro integrante del nuevo comité de campaña. En el entorno del secretario general sacan pecho de un relato "coherente" tejido en los últimos meses, que ha situado a Sánchez "en el centro del tablero", y si no es presidente "es porque Pablo ha dicho que no". El PSOE, de hecho, se niega a hablar de "segunda vuelta" -como quiere Podemos- y prefiere calificar el 26-J de repetición electoral, porque así deja claro quién ha sido el que ha bloqueado las opciones de consenso.

placeholder Mariano Rajoy con el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha. (EFE)
Mariano Rajoy con el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha. (EFE)

Los socialistas sí que se han cuidado de diferenciar entre Podemos y sus votantes y también han separado a Iglesias del resto de la cúpula. Todo con el fin de señalar al jefe de la formación morada como principal responsable de la ruptura y distinguirlo del ala más pactista -que en el imaginario del PSOE encarna el secretario político, Íñigo Errejón- y de sus electores, el 40% de los cuales, según los estudios que maneja la dirección, no comparte la estrategia de su líder. "Todo depende de una persona, no de un partido, porque estoy convencido de que Podemos y sus votantes, sobre todo, lo que quieren es un Gobierno de cambio y progresista, liderado y presidido por un presidente socialista", afirmó Sánchez el pasado miércoles.

En Ferraz añaden que Iglesias "ya no puede vender ilusión ni esperanza" a estas alturas, porque "ya le conoce mucha gente y conocen sus modos de cacique, de vieja política", y ponen como ejemplo el ataque a un redactor de 'El Mundo'. "Podemos siempre ha sido un enemigo difícil. No puedes no decir que por él estamos aquí, pero tampoco conviene ofender a sus votantes", agrega otro de los asesores de Sánchez. claro quién ha "bloqueado" las opciones de consenso.

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La campaña del 26-J puede aportar como principal novedad la coalición de Podemos e Izquierda Unida. La dirección insiste en que no teme la alianza, porque "en política no siempre uno más uno da dos", y porque la formación de Pablo Iglesias está "en caída libre", ya que no ha sabido retener a sus cinco millones de votantes del 20-D. Ferraz calcula que habrá votantes de una u otra fuerza que no estén conformes con la confluencia, y también que parte de los electores que huyeron del PSOE y se refugiaron en Podemos pueden volver, descontentos con la gestión postelectoral de Iglesias. Para el equipo de Sánchez, si la formación emergente acepta un acuerdo en todo el Estado con Alberto Garzón se debe a su "desesperación" por su bajada, a la percepción de su "boquete electoral", ya que "un porcentaje amplísimo de sus votantes no comparte lo que ha hecho, que es permitir que siga gobernando Rajoy", en palabras del portavoz en el Senado, Óscar López.

En los territorios, el efecto inocuo de la suma de Podemos e IU no está tan claro, y sí se teme que pueda acabar apuntillando a un partido bastante debilitado y con lo que entienden como un problema evidente de discurso, pues se ha escorado a la derecha a ojos del electorado tras su pacto con Albert Rivera.

C's no será objeto de un fuerte ataque

Lo que parece evidente es que Ciudadanos no se convertirá en uno de los objetivos de Sánchez. En la pasada campaña, también Ferraz diseñó una estrategia centrada en el PP y que prácticamente ignoraba a los emergentes. Mensaje que tuvo que corregir en cuanto vio, primero, la pegada de Rivera en las encuestas, y el subidón de Podemos en la recta final hacia el 20-D. Dos vías de agua que el secretario general tuvo que taponar dirigiendo críticas muy duras a los dos y al PP, denunciando un "tridente" contra el PSOE. A la formación naranja la catalogó como "nueva derecha", como las "Nuevas Generaciones del PP", como la marca blanca de Rajoy.

La campaña explotará "a tope" el voto útil y la polarización, para que se grabe en los votantes que "sólo hay dos candidatos" posibles, Rajoy y Sánchez

La situación hoy es distinta. Rivera y Sánchez suscribieron su pacto el 24 de febrero y ninguno ha roto oficialmente aún esa entente, aunque el divorcio obligado llegará en cuanto se constate que no hay más camino que las elecciones del 26-J. "Pero no podemos pasar del negro al blanco en un día sin pasar antes por el gris. Y Pedro y Albert tienen 'feeling' personal", explican en Ferraz. De hecho, el secretario general suele subrayar que le resultó más fácil encontrar puntos de conexión con una fuerza como C's, más distanciada ideológicamente del PSOE, que con Podemos por la cerrazón de su líder a sentarse a la mesa. Rivera y Sánchez han exhibido sintonía en público. Incluso el jueves pasado, cuando el jefe de los naranjas escenificó un pequeño gesto de distanciamiento y apostó por un candidato independiente a la investidura, los dos se saludaron cordialmente en el hemiciclo del Congreso, que acogía el homenaje musicado a Miguel de Cervantes, pieza central de los actos conmemorativos del IV Centenario de su muerte. "Si cabe, el mayor problema lo puede tener Rivera, que tendrá que dirigirse a los votantes del PP y al mismo tiempo cultivar su espacio por si tiene que pactar con él después", analiza un asesor.

placeholder Albert Rivera y Pedro Sánchez hablan en el Congreso, el pasado 21 de abril. (EFE)
Albert Rivera y Pedro Sánchez hablan en el Congreso, el pasado 21 de abril. (EFE)

Otra clave de la campaña socialista del 26-J será el llamamiento al voto útil. El recurso a un clásico que en esta ocasión, a juicio de la dirección, es obligado porque se trata de explicar a los ciudadanos "que sólo hay dos candidatos posibles", y que "el voto más útil para echar al presidente es el PSOE", puesto que Podemos "ha acabado votando con el PP" contra la posibilidad de un jefe del Ejecutivo socialista. Dicho de otra forma, la cúpula lo fía todo de nuevo a una campaña polarizada. En suma, "voto útil a tope, y más que PP o PSOE, hay que decir Rajoy o Sánchez", asegura uno de los miembros del sanedrín.

El dilema de las candidaturas

La veda preelectoral, no obstante, no se abrirá hasta pasada la ronda con el Rey. Pero parece obvio que la estrategia socialista tendrá que readaptarse respecto al 20-D, ya que ni en las listas ni en el programa se esperan grandes cambios. O al menos eso es lo que se escucha y dice en el PSOE. Pero el guión puede sufrir variaciones en un partido encanallado internamente desde hace meses.

Aunque se prevé continuidad en las listas, quedan por resolver varias incógnitas: Edu Madina, Irene Lozano, Zaida Cantera, Meritxell Batet o Luz Rodríguez

placeholder Sánchez, conversando con Luz Rodríguez en el Congreso, el pasado 6 de abril. (EFE)
Sánchez, conversando con Luz Rodríguez en el Congreso, el pasado 6 de abril. (EFE)

En cuanto a las listas, pese al clima general de continuidad, pesan ciertos interrogantes. El primero es qué pasará con Eduardo Madina. Fue de número siete por Madrid el 20-D, y se quedó sin escaño. No está claro que repita en ese o en otro puesto. Lo que en principio parece descartado es que se le ofrezca asiento por Álava, porque ya lo rechazó en las anteriores elecciones. La dirección del PSE apuesta por la repetición de sus tres cabezas y sus únicos tres diputados -Patxi López en Bizkaia, Odón Elorza en Gipuzkoa y Javier Lasarte en Álava-.

Segundo, ¿se mantendrán Irene Lozano como cuatro por Madrid y Zaida Cantera como seis? La inclusión de ambas, sobre todo de la primera -ex de UPyD-, despertó recelos en el partido, tuvieron un papel más que discreto en la campaña y después en el nuevo Congreso. Tres, la continuidad de la dirigente del PSC Meritxell Batet como dos por Madrid. Sánchez la fichó como gesto hacia Cataluña y para premiar su lealtad. Batet ha tenido un papel protagonista en la comisión negociadora, con Antonio Hernando -que previsiblemente repetirá como tres por Madrid- y José Enrique Serrano, que concurrió como nueve por capital y ahora podría ganar puestos o salir de la candidatura por voluntad personal.

Cuarto dilema: el encaje de la secretaria de Empleo, Luz Rodríguez. La incorporación de Irene Lozano la desplazó hasta la cabecera de cartel de Guadalajara. Ahora, el partido en Castilla-La Mancha ve con buenos ojos que pueda ocupar ese puesto quien tuvo que ser 'castigado' para el 20-D, el secretario provincial, Pablo Bellido, por su imputación por estafa en su etapa como alcalde de Azuqueca de Henares. En enero la causa fue sobreseída, así que, limpio de cargos, podría optar al Congreso, lo que obligaría a Sánchez a hacer hueco a Rodríguez en Madrid, donde ella ya milita. La dirigente, no obstante, se encuentra algo distanciada del líder desde la pasada confección de las listas. La siempre complicada carpeta de las listas deberá despejarse en días.

El calendario de los próximos días

Ya se acaba un ciclo, el de las negociaciones para la investidura. El martes 26 de abril, a las 16.30 horas, el Rey recibirá en el palacio de la Zarzuela a Pedro Sánchez. Una hora más tarde, el monarca se entrevistará con Mariano Rajoy. Ahí se acabará la tercera ronda de Felipe VI con los líderes políticos y entonces se confirmará que no hay acuerdo y que España celebrará sus segundas elecciones generales en apenas seis meses. Lo contrario sería una verdadera sorpresa.

A partir de ese momento, Sánchez podrá convocar a su ejecutiva para desbrozar los siguientes pasos. Lo previsible es que se reúna el miércoles por la mañana -por la tarde hay pleno-, aunque aún no está fijada la fecha.

En esa cita se convocará al comité federal, el máximo órgano de dirección del partido, para el sábado 30 de abril. Este abrirá el proceso de primarias para la elección del candidato a La Moncloa y fijará el resto del calendario. Otro comité federal, a mediados de mayo, deberá ratificar al cabeza de cartel y las 52 candidaturas provinciales de Congreso y Senado. Estas han de presentarseante las respectivas juntas electorales del 18 al 23 de mayo.

La campaña comenzará a las 0.00 horas del viernes 10 de junio, y concluirá 15 días después, el 24. Y el domingo 26-J, las segundas elecciones.

El PSOE, oficialmente, tiene que mantener hasta el final el relato de que es posible aún el "Gobierno del cambio", y tiene que continuar con sus apelaciones constantes a Podemos y a Pablo Iglesias para que ceda. Está en el manual. Pero otra cosa es lo que se comenta y se hace en el partido y lo que reconocen los dirigentes en privado. Básicamente, que el camino hacia las elecciones del 26 de junio ya es ineludible y que el PSOE debe ponerse en modo campaña en apenas unos días. A partir de la tarde del martes, cuando al término de las consultas con los líderes políticos, el Rey certifique que no hay acuerdo posible ni candidato a la investidura, por lo que sólo quedará esperar hasta el lunes 2 de mayo, a las 23.59 horas, para consumar la disolución de las Cortes.

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