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Los barones renuncian a pelear frente a Sánchez para concretar la fecha del congreso
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EL FUTURO DE LOS SOCIALISTAS

Los barones renuncian a pelear frente a Sánchez para concretar la fecha del congreso

El comité federal aprobará, en principio sin sobresaltos, el aplazamiento sine díe del cónclave. Pero la guerra latente sigue. Díaz sigue moviéndose mientras el líder busca blindarse

Foto: Pedro Sánchez, el pasado 30 de marzo al término de la rueda de prensa que siguió a su reunión con Pablo Iglesias en el Congreso. (EFE)
Pedro Sánchez, el pasado 30 de marzo al término de la rueda de prensa que siguió a su reunión con Pablo Iglesias en el Congreso. (EFE)

No quieren que sus palabras o sus gestos se utilicen de "excusa", que Ferraz les acuse de zancadillear las conversaciones para intentar formar Gobierno, que llegan ya a su estación final después de 104 días de bloqueo institucional. Los barones no pondrán obstáculos a la propuesta de Pedro Sánchez de aplazar el 39º Congreso Federal del PSOE sine díe, "hasta la formación de Gobierno en España". Entienden que no es el momento de desenterrar el hacha de guerra, intentando atar las manos del secretario general plantándole una fecha concreta para la celebración del cónclave. En principio, la pretensión es la de dejarle conducir las negociaciones a su puerto final, sea un nuevo Ejecutivo o sean unas elecciones generales el 26 de junio. Las federaciones críticas sostienen que no tendría sentido aprobar otro calendario, puesto que si en los segundos comicios Sánchez sufre un nuevo descalabro, llegará la hora para ellas de despojarle de las ropas de líder y levantarlo del trono de Ferraz.

Tanto la dirección federal como las cúpulas regionales pintan un ambiente similar para el comité federal de este sábado. Una reunión del máximo órgano de poder socialista "tranquila" y que se espera breve, casi de trámite. Ni siquiera podrán acudir dos de los presidentes autonómicos de mayor peso, el extremeño Guillermo Fernández Vara -tiene agenda pública en su comunidad- y el asturiano Javier Fernández -ocupado con un compromiso familiar-. Claro que todas las expectativas hay que administrarlas con cautela en el PSOE, donde la guerra latente que libran Sánchez y los barones desde hace meses puede estallar con cualquier chispa.

De hecho, los movimientos, pese a esa sensación de calma chicha, no han cesado. Susana Díaz llegó a Madrid el jueves por la tarde, día y medio antes del comité acompañada de sus escuderos del PSOE andaluz. Algunos dirigentes insisten en que ha aprovechado su viaje a la capital para proseguir con sus contactos y verse con pesos pesados del partido. Porque aunque los barones le aconsejan permanecer en la retaguardia, a la espera de mejores vientos, sus mayores apóstoles opinan que debería dar el paso antes y atreverse a ser candidata. Entre ellos, según diversas fuentes, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, los exministros José Bono y José Blanco y el ex secretario general Alfredo Pérez Rubalcaba, aunque todos guardan escrupuloso silencio público y niegan participar en ninguna maniobra. Sánchez, a su vez, juega sus cartas. Y todos las esconden en esta interminable partida de póquer. La tregua podría ser más corta de lo previsto.

El congreso del PSOE se aplazará el sábado "hasta que se constituya el Gobierno"

La amenaza de la presidenta

Fue el pasado lunes cuando el secretario de Organización, César Luena, descolgó el teléfono y llamó a sus homólogos territoriales para proponerles un aplazamiento del congreso. En el comité federal del 30 de enero, los críticos, empezando por Díaz, confrontaron contra Sánchez porque no aceptaban que lo ubicara cuando quería, a mediados de junio. Su presión hizo que Ferraz se moviera y lo colocara el 20, 21 y 22 de mayo. Dos semanas antes, el día 8, los casi 190.000 militantes del PSOE podrían elegir a su secretario general por primarias internas. Ese calendario obligaba a arrancar toda la maquinaria el 11 de abril, con la apertura del plazo de presentación de las precandidaturas.

Las federaciones críticas respiraron aliviadas cuando Luena comunicó el aplazamiento, porque era una "locura" tensionar el partido en plenas negociaciones

Los barones críticos preferían un aplazamiento del congreso, porque entendían que era una "locura" tensionar el partido al máximo, sumergirlo en una guerra fratricida descarnada, en plena negociación de la investidura. Pero Díaz se había movido en las últimas semanas para trasladar el mensaje, más nítido que nunca, de que si Sánchez mantenía el calendario previsto, esta vez sí daría el salto y le disputaría el liderazgo del PSOE. En Ferraz, Luena era partidario de seguir adelante con el cónclave, porque dudaba de que la presidenta de la Junta se atreviera de verdad a combatir contra el secretario general: así, ante la presumible ausencia de rivales, él tendría el camino expedito para blindarse ante un posible anticipo electoral. Por eso Díaz había lanzado, a través de su entorno, la advertencia de que ya no amagaba, sino que estaba dispuesta a armar a su ejército contra Sánchez.

Cuando Luena telefoneó a los secretarios de Organización para pulsar su opinión y adelantarles la propuesta de corrimiento del congreso, Andalucía y el resto de federaciones críticas respiraron aliviadas. Se quitaban la presión de encima, aunque ello suponía que Díaz renunciaba a la posibilidad de convertirse en la candidata del PSOE en unas nuevas generales el 26-J, una alternativa que nunca le acabó de convencer porque le suponía acelerar su salida de la Junta sin tener preparada su sucesión y porque lo que ella realmente quiere, según ha trasladado a muchos dirigentes, es hacerse primero con las riendas del PSOE. Con el trono de hierro de Ferraz.

No habrá un nuevo 28-D

El número dos de Díaz, Juan Cornejo, no dio un sí rotundo a Luena. Esperaría a escuchar las explicaciones del secretario general en el comité federal y el parecer de otras federaciones. Durante la semana, se ha ido sedimentando la posición que, previsiblemente, se confirmará este sábado. Que es mejor aceptar la propuesta de Ferraz de aplazar sin fecha el congreso.

Sánchez "gana una vida" porque podrá repetir como candidato el 26-J. Pero los críticos advierten de que si tiene un mal resultado, buscarán derrocarle

Así, Sánchez "gana una vida", en palabras de un importante responsable de Organización. Una prórroga de su liderazgo hasta el 26 de junio, en el peor de los casos, que haya que ir a nuevas elecciones. "No vamos a hacer caballo de batalla con la fecha del congreso, o intentar concretar para que sea en julio, por ejemplo. Porque si sale bien parado, si es presidente ahora o tras las siguientes elecciones, nadie le cuestionará. Pero si tiene un mal resultado, esa misma noche se le pedirá que se vaya. No habrá margen para que se postule una vez más", señala esta fuente. Un análisis que se oye, prácticamente calcado, en otros territorios lejanos al secretario general. Es decir, que los barones esperarán a que Sánchez fracase para propiciar su caída. No le darán más oxígeno, como ocurrió en el comité federal del 28 de diciembre, cuando a última hora se paró el motín contra él. ¿Y cómo defenestrarlo si no dimite? Se habla de varias fórmulas: reunir firmas para forzarle a convocar un comité, que renuncie más de la mitad de la ejecutiva para provocar su salida y nombrar una gestora, emplazarle públicamente a que se vaya...

"Pero ahora nadie quiere dar excusas a la dirección federal para que lo utilicen contra nosotros", expresa otro secretario de Organización. O sea, no se quieren dar argumentos al contrario, a Sánchez. No en este momento. Pero los críticos sí le recordarán este sábado que el aplazamiento se aprobará porque ha sido su iniciativa. No habrá, previsiblemente, malas palabras. Díaz, este jueves, aplicó cero beligerancia a sus declaraciones: en una visita a Villarrubia (Córdoba), advirtió de que decidir la fecha del congreso "toca el sábado" y que estaba "convencida" de que el comité acertaría con su decisión. Ella está por "colaborar y ayudar" al PSOE. Otra cosa es lo que se mueve entre bambalinas. Y Díaz mantiene vivos sus contactos. Mismas declaraciones conciliadoras por parte del presidente aragonés, Javier Lambán, este viernes en 'Los desayunos de TVE': defendió que el congreso no puede celebrarse antes de las elecciones y se siente, por cierto, menos "optimista" que hace una semana.

"Antes del 26-J hay un 23 de abril"

El escepticismo respecto a la posibilidad de que Sánchez alcance La Moncloa es generalizado entre las federaciones críticas. No creen que Pablo Iglesias haya cambiado de actitud y que la abstención de Podemos con la que sueña la dirección es una utopía. De ahí que en federaciones como Valencia o algunos dirigentes históricos consideren que el crédito se le acaba al líder en el mismo momento en que se constate que no podrá formar Gobierno. O sea, a finales de abril o, como tarde, el 2 de mayo, la fecha tope para que el Congreso elija presidente antes de ir a nuevas elecciones. "Antes del 26 de junio hay un 23 de abril", resumía de forma expresiva uno de los mayores valedores de Díaz. El 23 de abril es el día marcado en rojo por la dirección para saber si habrá o no pacto. Los críticos deslizan que igual que Sánchez salió muy fortalecido en la primera parte de las negociaciones y hasta la votación de investidura, su figura ha perdido fuelle en el último mes, "y las encuestas irán dando que el PSOE baja, porque la gente no se cree nada ya".

Según el reglamento vigente, no habría tiempo para celebrar unas primarias, ya que las listas electorales habrían de presentarse antes del 23 de mayo

De esa convicción nace el convencimiento de algunos responsables de que sería un suicidio volver a las urnas con el mismo cabeza de cartel. El problema es que no habrá tiempo siquiera para organizar unas primarias abiertas para elegir candidato, porque habría que presentar las listas ante la Junta Electoral entre el 18 y el 23 de mayo. Las primarias requieren de en torno a dos meses para su organización, según el reglamento vigente, y según el 'planning' de las que se celebraron en 2015. No hay tiempo material en 20 días -desde el 3 de mayo, fecha de la publicación del decreto de convocatoria del 26-J, hasta el 23- para desplegar todo el proceso. La recogida de avales lleva entre 10 y 20 días; la campaña, "un mínimo" de dos semanas, y la inscripción en el censo de los ciudadanos que deseen participar si hay dos o más rivales, "un mínimo" de 20 días. Por eso lo que espera el partido es que Sánchez quede investido como candidato vía comité federal.

De cualquier modo, no se acaba la guerra aunque se aplace el pulso. "No reculamos. Se trata de pelear primero fuera con el adversario si vamos a elecciones", advierte un dirigente territorial.

El "Gobierno parlamentario"

Ferraz está convencida de que Sánchez saldrá ileso del comité federal, y sabe que las federaciones están preparando el asalto si se repite la derrota. Pero no será ahora. "Ni la sociedad ni los militantes del PSOE lo entenderían. Y Pedro va a conseguir ser presidente", insisten desde su entorno.

Sánchez citará de pasada la polémica congresual durante su intervención en abierto ante el comité, según avanzan sus colaboradores. El grueso de su discurso se lo llevará el análisis de la coyuntura política. En varias vertientes. Primero, en la importancia de la apertura de las negociaciones a tres bandas, con Podemos y Ciudadanos, que comenzará la semana próxima. Él mismo está dispuesto a sentarse a la mesa si eso facilita el acuerdo.

Sánchez subrayará la importancia de la mesa a tres, los logros de estos 104 días y confirmará que si hay nuevos pactos los someterá a consulta de las bases

Dos, para detallar su idea de "Gobierno parlamentario", que esbozó en la larga rueda de prensa que siguió a su reunión con Iglesias. Expondrá que su propuesta es que se gobierne desde el Congreso, que se convierta en el centro de la vida política, de forma que si se consigue tejer un acuerdo con los dos emergentes, todas las leyes importantes se pactarán en las Cámaras, ante las que rendirá cuentas periódicamente, para imprimir un estilo muy distinto al de Mariano Rajoy. Pero para ello deberá tener amarrados más apoyos. Sánchez se comprometió el miércoles a consultar de nuevo a la militancia si se cierran nuevos pactos, y es previsible que este sábado confirme ese propósito ante la cúpula del PSOE.

En tercer lugar, Sánchez narrará la "épica" de estos 104 días transcurridos desde el 20-D, cuáles son los pasos dados por el PSOE para desencallar la situación, desde la alianza con C's, la primera votación de investidura -que puso en marcha la cuenta atrás hacia la repetición de las generales-, el fortalecimiento de su entente con Albert Rivera o el deshielo de su relación con Podemos y su voluntad de tender puentes con todas las fuerzas políticas para alumbrar el "Gobierno del cambio". Y en último lugar, criticará a Rajoy por haber "engañado" con unos Presupuestos para 2016 "falsos" y "electoralistas" y por el déficit excesivo que heredará el futuro Ejecutivo, y que lastrará su acción, al tener que acometer duros recortes.

En el PSOE no hay tempestad, pero el panorama sigue lejos de quedar despejado del todo para Sánchez. La fractura es evidente.

No quieren que sus palabras o sus gestos se utilicen de "excusa", que Ferraz les acuse de zancadillear las conversaciones para intentar formar Gobierno, que llegan ya a su estación final después de 104 días de bloqueo institucional. Los barones no pondrán obstáculos a la propuesta de Pedro Sánchez de aplazar el 39º Congreso Federal del PSOE sine díe, "hasta la formación de Gobierno en España". Entienden que no es el momento de desenterrar el hacha de guerra, intentando atar las manos del secretario general plantándole una fecha concreta para la celebración del cónclave. En principio, la pretensión es la de dejarle conducir las negociaciones a su puerto final, sea un nuevo Ejecutivo o sean unas elecciones generales el 26 de junio. Las federaciones críticas sostienen que no tendría sentido aprobar otro calendario, puesto que si en los segundos comicios Sánchez sufre un nuevo descalabro, llegará la hora para ellas de despojarle de las ropas de líder y levantarlo del trono de Ferraz.

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