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El órdago de Rivera: echa el resto por el pacto con Sánchez y ya no teme el 26-J
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TRAS EL ACERCAMIENTO ENTRE PSOE Y PODEMOS

El órdago de Rivera: echa el resto por el pacto con Sánchez y ya no teme el 26-J

La reunión entre Sánchez e Iglesias no ha cambiado gran cosa en las filas de C's. Rivera valora solo dos opciones: o sale adelante su pacto o habrá nuevas elecciones en junio

Foto: Pedro Sánchez y Albert Rivera se reunieron este martes antes del encuentro entre el socialista y Pablo Iglesias. (EFE)
Pedro Sánchez y Albert Rivera se reunieron este martes antes del encuentro entre el socialista y Pablo Iglesias. (EFE)

La cuenta atrás ha empezado. Apenas falta un mes para que, si no hay acuerdo para formar Gobierno, el jefe del Estado disuelva las cámaras y convoque elecciones anticipadas. Un escenario que ningún partido asegura desear, pero que unos temen ya más que otros. La maquinaria de los pactos funciona ahora a marchas forzadas con la idea de ofrecer una opción suficientemente sólida -o por lo menos que sume más de 131 apoyos- como para que Felipe VI vuelva a designar un candidato que se someta al debate de investidura. Que a todas luces, en caso de haberlo, será Pedro Sánchez.

PSOE y Podemos retomaron este miércoles el diálogo tras escenificar varios desencuentros durante semanas que terminaron por congelar la relación entre ambos líderes. Sobre la mesa vuelve a estar la posibilidad de que el partido liderado por Pablo Iglesias entre en el proceso de negociación final con los socialistas, pero también con Ciudadanos. Aunque el secretario general de la formación morada insistió en reabrir la vía de un Gobierno a la valenciana, desde las filas del PSOE la postura es clara: toda negociación y todo futuro acuerdo se constituirán en torno al documento firmado con Rivera. O lo que es lo mismo: no habrá un pacto con Podemos en el que no esté la formación naranja.

El partido de centro, convencido de que ya ha hecho todo lo que estaba en su mano -con sus 40 diputados, consiguió firmar un acuerdo de Gobierno y dejó la pelota en el tejado del PP para que mueva ficha en un sentido u otro-, tiene confianza en la estrategia desarrollada. Tanto es así que el grupo dirigido por Albert Rivera tiene claro que en este momento solo existen dos opciones: que su pacto con el PSOE salga adelante o que los españoles acudan de nuevo a las urnas. La formación nacida en Barcelona no valora siquiera la opción de abstenerse en un posible acuerdo entre Sánchez e Iglesias con el resto de fuerzas de la izquierda -IU y Compromís- si la propuesta de Podemos fructificara y Ferraz diera un paso atrás en su romance político con Ciudadanos.

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Esa vía necesitaría además la abstención de los nacionalistas catalanes, la mayor línea roja que baraja Rivera. Tal y como escenificó este miércoles el vicesecretario general naranja con la mayor de las contundencias hasta ahora demostrada, ir a nuevas elecciones "no sería lo ideal" pero, si el futuro Gobierno pasara por un pacto PSOE-Podemos y la abstención de los partidos que quieren la independencia de Cataluña, los comicios "serían mejor para España". Si hace dos meses Ciudadanos temía el escenario del 26 de junio, ahora, y gracias a las encuestas electorales -realizadas antes y después del pacto sellado con el PSOE- que sonríen a la formación y que aprobarían su entendimiento con los socialistas, el partido de origen catalán reconoce estar preparado para afrontar esa situación si finalmente se produce.

Hasta el momento, Rivera había volcado sus esfuerzos en presionar al PP de Mariano Rajoy para que diera un paso al frente y comprendiera la necesidad de establecer un verdadero diálogo entre los tres partidos constitucionalistas con dos objetivos: llegar a un entendimiento e impedir el avance de Podemos hacia La Moncloa. Pero tras la enésima negativa de Génova, que insiste en que Rajoy mantendría un encuentro con Pedro Sánchez a solas antes de organizar cualquier reunión a tres bandas, Ciudadanos decidió frenar el nivel de apremio. Ya entonces fuentes de la ejecutiva reconocían que podían "hacer poco más al haberlo intentado todo" en busca de un pronunciamiento formal de los populares.

Con el acercamiento de Sánchez e Iglesias, y teniendo en cuenta que el líder socialista reitera como centro de toda negociación su pacto con Rivera, el abanico de escasas posibilidades se abre ahora a la abstención de la formación morada. Desde luego, no es una posibilidad que entusiasme a la formación naranja, consciente de que Iglesias podría poner condiciones difíciles de asumir para Ciudadanos, pero hoy por hoy parece la única opción que evitaría nuevas elecciones. Hay varios elementos que, en clave interna, abonan el camino de la abstención de Podemos, como las últimas deserciones o la ruptura interna a raíz del cese de Sergio Pascual y la crisis con Íñigo Errejón. El vicesecretario general de C's no dudó en escenificar este miércoles una verdadera indiferencia en el supuesto avance logrado por Iglesias y Sánchez, dando por seguro que el acuerdo que prevalecerá será el firmado entre su líder y el socialista, aunque todavía no reúnen los avales suficientes para sacarlo adelante.

La situación continúa siendo extremadamente compleja. Si Sánchez pretende incluir en su acuerdo a Podemos -sea a través de un voto afirmativo o con una abstención-, se hace necesario un mínimo entendimiento entre su socio de investidura -y tal vez de Gobierno- con Iglesias y, de momento, ambos mantienen sus respectivos vetos, aunque parecen dispuestos a sentarse a una mesa con sus equipos negociadores para comprobar si existen puntos de acuerdo. Si Podemos propone introducir cambios en el documento de 66 páginas firmado con el partido naranja, estos deberán ser refrendados tanto por PSOE como por Ciudadanos. El deseo de Sánchez pasaría en todo caso por lograr un Ejecutivo tripartito con el sí de unos y otros y conseguir la "vía de los 199". Deseo que no se cumplirá de ninguna de las maneras. O uno de los dos se abstiene para que el otro forme Gobierno con Sánchez o habrá cita con las urnas el 26 de junio.

La cuenta atrás ha empezado. Apenas falta un mes para que, si no hay acuerdo para formar Gobierno, el jefe del Estado disuelva las cámaras y convoque elecciones anticipadas. Un escenario que ningún partido asegura desear, pero que unos temen ya más que otros. La maquinaria de los pactos funciona ahora a marchas forzadas con la idea de ofrecer una opción suficientemente sólida -o por lo menos que sume más de 131 apoyos- como para que Felipe VI vuelva a designar un candidato que se someta al debate de investidura. Que a todas luces, en caso de haberlo, será Pedro Sánchez.

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