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Sánchez a Iglesias: "Si vota no, se habrá convertido en lo mismo que venía a cambiar"
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SEGUNDA JORNADA DEL DEBATE DE INVESTIDURA DEL CONGRESO

Sánchez a Iglesias: "Si vota no, se habrá convertido en lo mismo que venía a cambiar"

El líder socialista inquiere al jefe de Podemos qué no comparte en concreto del acuerdo con C's, le saca a colación ETA y le responde con dureza. Pero le sigue tendiendo la mano

Foto: Pedro Sánchez escucha desde su escaño la intervención del líder de Podemos, Pablo Iglesias, este 2 de marzo en el Congreso. (EFE)
Pedro Sánchez escucha desde su escaño la intervención del líder de Podemos, Pablo Iglesias, este 2 de marzo en el Congreso. (EFE)

Oyendo a Pablo Iglesias en la tribuna de oradores del Congreso, Pedro Sánchez se pudo dar cuenta de que eso que tanto persigue, el apoyo o siquiera la abstención de Podemos, es imposible. Se lo dijo Pablo Iglesias a la cara, en un tono mitinero, reivindicativo, de campaña (si es que la campaña del 20-D acabó en algún momento).

Pero eso no cambió ni un ápice la estrategia del líder socialista en su debate de investidura. Si no permite el "Gobierno del cambio", estará votando con el PP. De hecho, así arrancó su respuesta al líder de la formación morada, después de que este le diera mandobles a diestro y siniestro y le acusara de desfigurar la cara del socialismo: "No hace falta que vaya repartiendo carnés de buen socialista, ni que sea tan duro con el PP. Tan sólo basta que no vote con ellos, no sólo". Aplauso en tromba de los suyos. Esa misma idea la reprodujo en varias ocasiones, con giros distintos, pero conducían a lo mismo, al ultimátum: "Si hoy [en primera votación] y el viernes [en segunda ronda] vota no en señor Rajoy, se habrá convertido en lo mismo que había venido usted a cambiar".

Sánchez fue mucho más duro con Iglesias que con Mariano Rajoy. Él era su objetivo porque sólo él puede hacer posible su elección como presidente del Gobierno. También porque el jefe de la formación emergente había sido tremendamente displicente con él, trayendo a colación hasta a Felipe González y la "cal viva". O sea, los GAL. Una apelación que dolió profundamente a la bancada socialista. Pese a todo, Sánchez no cesó de "tender la mano" a Podemos. "Demos una oportunidad al cambio". Por tanto, más duro sí, pero sin llegar a lo que los diputados del PSOE calificaron de "exceso" de Iglesias. Su respuesta, de hecho, supo a contención.

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Pero salvo a esas apelaciones lógicas al voto para hacer posible la investidura, el rifirrafe Sánchez-Iglesias estuvo caracterizado por el alto voltaje. No faltó de nada. Desde ETA, el 15-M, los GAL, el franquismo... Fuertes choques que visualizaban que el entendimiento entre las dos formaciones es inviable.

"No engañemos a la gente"

El candidato intentó desbaratar de forma recurrente el argumento de Iglesias de que puede optar por un Ejecutivo de izquierdas. Le subrayó que no es así, porque la suma no da, y él no va a "permitir que la gobernabilidad" de España "descanse en partidos independentistas". "No engañemos a la gente. Nada más me gustaría que un Gobierno de izquierdas, pero no hay mayoría. Pero el Grupo Socialista no se va a resignar a que España esté en funciones, a que Mariano Rajoy siga siendo presidente del Gobierno". Y ello sólo es posible, a su juicio, con el acuerdo entre distintos, con ese "mestizaje ideológico" que invocaba ayer en su debut en la tribuna. Lo que "gripa el motor del cambio" es "vetar, excluir, paralizar". Que es lo que, para los socialistas, está haciendo Podemos.

"No es que no se pueda. Es que sencillamente usted no quiere", le reprocha el candidato al líder morado

Sánchez quiso cercar a Iglesias en el terreno de lo concreto, aunque no lo consiguió. Le puso por delante el acuerdo con Ciudadanos, con sus 200 medidas. "¿Cuántas no le gustan? ¿Ocho, diez, 60, 70...? Hagamos posible las otras 130 propuestas. ¿Por qué tenemos que esperar, señor Iglesias?". Y entonces le enumeró algunas de sus iniciativas, con la pretensión de que el jefe de la formación morada le dijera en qué discrepa: ley contra la pobreza energética, ingreso mínimo vital, solidaridad con los refugiados, paralización de la Lomce, revitalización de la ley de dependencia, rebaja del IVA cultural... En fin: "La peor de las medidas de este acuerdo es mucho mejor que dejar a Rajoy en el Gobierno". Otro argumento recurrente en el PSOE. Dicho de otro modo, votar no es dejar todos esos cambios embarrancados en el camino, razonó. Hasta la "derogación del impuesto al sol". "Cuénteselo a sus compañeros de Equo, señor Iglesias", le lanzó.

También dejó hueco al reconocimiento de los desacuerdos. En la cúspide, el referéndum de autodeterminación en Cataluña, que "nunca va a apoyar el PSOE" porque "no se puede trocear la soberanía nacional" y plantea "la ruptura" de España. La fórmula de su partido, señaló especialmente al portavoz de En Comú Podem, Xavier Domènech, es la reforma constitucional. El PSOE tampoco comparte la "separación de poderes" que plantea Podemos. Una ironía, porque si algo ha reprochado Ferraz a Iglesias es su "obsesión" por el "control político".

Pablo Iglesias volvió a decir no

En España "no hay presos políticos"

"Yo soy muy consciente de que el 20-D hay exvotantes socialistas que votaron a Podemos, y que muchos de ellos le votaron a usted porque pensaron que se podría revitalizar la izquierda. Le digo que muchos de esos votantes no entienden su comportamiento, el por qué va a votar en contra de un candidato socialista para que siga Rajoy", sentenció Sánchez, apelando a las bases de la formación morada. Y recordó que no se trata de un problema de incompatibilidad, sino de voluntad: "No es que no se pueda, es que usted sencillamente no quiere".

Sánchez se limita a proclamarse "orgulloso" de Felipe González cuando Iglesias alude a los GAL y dice que tiene "el pasado manchado de cal viva"

En su segundo turno afinó más: "Sólo hay dos opciones: o cambio o continuidad. Sólo esas dos opciones". "A lo mejor todas estas medidas no significan asaltar el cielo -ironizó-, pero le propongo al menos que saquemos a España del infierno o de algunos infiernos en los que le ha metido Rajoy". El líder socialista planteó a Iglesias sentarse a negociar para incorporar al acuerdo con Ciudadanos aquello que no está. "Piense usted que si vota hoy y el viernes no con Rajoy se habrá convertido en lo que había venido usted a cambiar", concluyó.

Los últimos turnos fueron los más ásperos entre Sánchez e Iglesias. Cuando este le pidió que le tratase de igual a igual, el primero le recordó que él es el candidato propuesto por el Rey. Y cuando se refirió a la "cal viva" de González, por los GAL, el líder del PSOE se proclamó "orgulloso" del expresidente del Gobierno. Nada más. No hizo mayor defensa. Aunque el cruce más agrio lo colonizó la alusión a ETA. Comenzó Sánchez cuando recordó que el lunes se cumplen ocho años del asesinado de Isaías Carrasco por la banda terrorista, "por aquellos a los cuales usted [por Iglesias] dijo ayer que eran presos políticos". Se refería así al tuit de Iglesias en el que celebraba la salida de prisión del exdirigente de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi y asegurara que "nadie debería ir a la cárcel por sus ideas". Sánchez apuntó que le "dolió", y "mucho", que calificara a Otegi como "preso político", porque "en España no hay presos políticos, no los hay".

El candidato, por último, se desquitó de la acusación de "acuerdo de derechas" apelando al éxito de la consulta a las bases del PSOE, que respaldaron con casi un 80% el pacto. "¿Por qué no hace que sus militantes voten sí o no a un candidato socialista?", le retó, insistiendo a su vez en que no hay mayoría posible a la izquierda. "Viene a darnos lecciones de izquierdas. Fue usted quien en 'El País' decía que jugar a izquierdas y derechas era de trileros. Demos una oportunidad al cambio. Le tiendo la mano", remató en su última respuesta. Oferta viva pese a las graves descalificaciones de Iglesias, que marcó decisivamente el curso del debate de investidura. Ya finalmente fallido.

Oyendo a Pablo Iglesias en la tribuna de oradores del Congreso, Pedro Sánchez se pudo dar cuenta de que eso que tanto persigue, el apoyo o siquiera la abstención de Podemos, es imposible. Se lo dijo Pablo Iglesias a la cara, en un tono mitinero, reivindicativo, de campaña (si es que la campaña del 20-D acabó en algún momento).

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