Podemos e IU gastan su último cartucho para evitar un acuerdo de Sánchez con C's

Las pocas expectativas con las que acuden las comisiones negociadoras de Podemos, IU y Compromís al encuentro de esta tarde con el PSOE, tras las discrepancias manifestadas por Ferraz al documento de la formación emergente, se han reducido todavía más después de que Albert Rivera manifestase su disposición a entrar en un Ejecutivo socialista. El primer encuentro entre las fuerzas de izquierda se produce dos meses y dos días después de las elecciones, unas horas antes de que expire el plazo marcado por Ciudadanos para alcanzar un acuerdo con el PSOE, y dos días antes de que previsiblemente se reúna la ejecutiva federal de los socialistas para decidir qué preguntar a las bases, que tendrán que pronunciarse este sábado, 27 de febrero.

Izquierda Unida-Unidad Popular (IU-UP) ejerce en esta reunión, que arrancó pasadas las 16:45 en una de las salas de la tercera ampliación del Congreso, de mediador. Fue Alberto Garzón quien propuso este encuentro a cuatro el pasado jueves para desbloquear la situación, para sentar a la mesa a las dos grandes formaciones de izquierda, Podemos y PSOE, y para "salir del marco" de juego que hasta ahora planteaba el partido de Pedro Sánchez, orientado a buscar acuerdos con distintas formaciones para después presionar a la formación morada hacia la abstención. Todos los interlocutores aceptaron y ayer domingo se cerró la fecha definitiva. IU-UP, como anfitriona, ha pedido flexibilidad a las partes, que cada uno exponga sus prioridades. Que se hable de la investidura de Sánchez y de políticas, como quiere el PSOE, y de Gobierno de coalición, como pretende el partido de Pablo Iglesias. Garzón no está solo en esa tarea de puente: acudió a la reunión con Adolfo Barrena y José Luis Centella -por parte de IU- y la diputada Sol Sánchez e Isabel Elbal -por UP-.

A la mesa se sientan finalmente 22 personas. Los cuatro grupos comparecerán después por separado

Iglesias, por tanto, insiste en un Ejecutivo compartido, en el que se integren también IU y Compromís, para dar su apoyo a Sánchez durante la sesión de investidura que comienza el próximo 2 de marzo. De lo contrario, los diputados morados votarán en contra. La abstención tampoco es una opción que se haya planteado hasta el momento. Para Podemos, una investidura de Sánchez con el apoyo de Ciudadanos significaría un acuerdo con “las derechas” al que no están dispuestos a apoyar “ni por activa ni por pasiva”.

Dos únicas alternativas para Podemos

La opción de un Gobierno de Sánchez en solitario y en minoría tampoco será avalada por los diputados de Podemos. Su voto en la investidura será en contra porque cuestionan la debilidad del Ejecutivo resultante, que estaría sometido desde su arranque a un bloqueo institucional. Para Podemos, la aritmética parlamentaria reduce las posibilidades a dos únicas alternativas: Un Gobierno de progreso y de cambio o "una gran coalición que perpetúe las políticas de los últimos años”.

Desde la formación emergente, exigen garantías a Sánchez, que pasan por que se “corresponsabilicen” en el denominado Gobierno del cambio presidido por el líder socialista otras formaciones como Izquierda Unida-Unidad Popular y Compromís. Una propuesta que, añaden, es además la única que permitiría una mayoría de votos y de “Gobierno estable”. Iglesias defendió el pasado viernes junto a la vicepresidenta de la Generalitat valenciana y líder de Compromís, Mònica Oltra, que el Gobierno de cambio “será plural o no será”.

El equipo negociador de Podemos no se ha formado hasta el fin de semana: cinco personas cercanas a Iglesias, dos de En Marea y una de En Comú

El equipo negociador de Podemos no se ha formado hasta este fin de semana, lo que da muestras de la falta de diálogo entre esta formación y los socialistas para lograr un pacto de izquierdas. Finalmente, por parte de la formación morada, integran la comisión negociadora un total de ocho personas. Cinco de ellas de Podemos (Íñigo Errejón, Carolina Bescansa, Rafa Mayoral, Nacho Álvarez e Irene Montero), dos de En Marea (Alexandra Fernández y Yolanda Díaz) y una de En Comú (Xavier Domènech). Las confluencias catalana y gallega defenderán un documento programático específico para sentar las bases de un acuerdo con los socialistas. Nacho Álvarez fue sustituido a última hora por el economista Eduardo Gutiérrez.

El PSOE busca un acuerdo a varias bandas

Desde el PSOE se invoca, oficialmente, el "optimismo", y se insiste en que hay "mimbres" para el acuerdo con Podemos "si no se empeña" en cuestiones como el referéndum de autodeterminación en Cataluña, el "control político" de determinados organismos, una política económica que juzga irreal o veta a Ciudadanos. Pero desde el equipo negociador se ve con dificultades un acercamiento con la formación morada. "Ya el formato de la reunión complica el diálogo", indicaban esta misma mañana fuentes del comité designado por Sánchez, señalando el número de negociadores que se iban a sentar a la mesa: ocho de Podemos, cinco del PSOE -Antonio Hernando, Rodolfo Ares, Meritxell Batet, Luisa Carcedo y Jordi Sevilla (faltó José Enrique Serrano)-, cuatro de Compromís (Joan Baldoví, Àgueda Micó, Josep Ruiz y Pasqual Mollà) y cinco de IU-UP: 22 personas en total. Después, las cuatro formaciones comparecen por separado (IU, Compromís, Podemos y PSOE, por este orden).

Los socialistas juegan a varias barajas, y ya han advertido a Podemos sus discrepancias: la consulta, el "control político", la política económica y los vetos

Los socialistas, en todo caso, quieren "sumar" socios, y no perderlos por el camino, y que todas las propuestas que se pongan sobre el tapete sean compatibles para todos los potenciales aliados, de forma que se logre tejer un "acuerdo transversal", como aseguraba el pasado sábado el portavoz del equipo negociador, Antonio Hernando y reiteró este lunes el portavoz en el Senado, Óscar López. Pero tanto IU como Compromís ya han advertido de que la cuadratura del círculo es imposible, y que Sánchez tendrá que elegir. Esa es la posición de Podemos, con la diferencia de que las dos pequeñas formaciones no se han levantado de la mesa ni pretenden hacerlo aunque fracase el encuentro a cuatro. Si se consumase la entente PSOE-C's, ambas amenazan con quedarse en la abstención, cosa que no bastaría al candidato. En la federación de Cayo Lara, por ejemplo, se ven serias dificultades a que la militancia validase un acuerdo en el que participara Rivera y no estuviera Podemos.

"Es mal camino excluir a Ciudadanos -razonó este lunes López-, porque deja en manos de ERC y Democràcia i Llibertat la gobernabilidad del Estado", ya que la izquierda, por sí sola, no suma, y el PSOE no quiere depender de la abstención de las fuerzas independentistas catalanas. Como insistió el portavoz, los acuerdos deben ser "inclusivos e incluyentes". "No hay que echar de esos posibles acuerdos a otras formaciones", remarcó.

Dimisión "inmediata" de Fernández Díaz

López sacó a colación que se trata de superar la barrera de los 142 noes (los de PP, ERC, DiL y Bildu) para garantizar "el cambio", que es "incompatible con el PP". Y explorar esa posibilidad, materializar el cambio en La Moncloa, "merece la pena". La estrategia, pues, es meter presión a todas las formaciones, a lo que ayuda el estallido de casos de corrupción del PP.

López lo utilizó, de hecho, como percha en sus declaraciones en el Congreso, este lunes. Pidió la "dimisión inmediata" del ministro del Interior en funciones, que esta mañana en 'El programa de Ana Rosa', en Telecinco, afirmó que le "llama la atención" que las actuaciones judiciales en materia de corrupción solo afecten al PP en un momento político "delicado". Jorge Fernández Díaz indicó que no cree "ni en la espontaneidad ni en la casualidad". "No es casualidad, es causalidad, y la causa es la corrupción generalizada en el PP durante 20 años de financiación irregular", denunció el portavoz, que consideró "intolerables" las palabras del titular de Interior que, como recordó, es el responsable de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. "Esta es una razón más para el cambio en este país, posible dentro de nueve días [cuando comience el pleno de investidura]", dijo López, una "ocasión de oro".

Hernando y López advirtieron también de que van a la cita para hablar de políticas, "y no de sillones", porque la configuración del Gobierno vendrá después. Sánchez, oficialmente, no se ha cerrado a ninguna fórmula. No ha descartado una coalición, pero es consciente de que un Ejecutivo en solitario le daría mayor flexibilidad para pactar materia a materia con distintos socios. Explotar la geometría variable. No obstante, el PSOE acude a la reunión de esta tarde con la "voluntad firme de avanzar" y confía en que sea "positiva".