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Más jóvenes, poca corbata y mucho activista social: así son sus señorías de Podemos
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Más jóvenes, poca corbata y mucho activista social: así son sus señorías de Podemos

La juventud, la paridad de género y la heterogeneidad profesional de los diputados elegidos de Podemos rompen con la imagen del 'partido de los politólogos' o el 'clan de Somosaguas'

Foto: Alberto Rodríguez (arriba izquierda), Noelia Vera (arriba centro), Rita Bosaho (abajo izquierda), Sofía Castañón (derecha centro), Eduardo Maura (arriba izquierda), Pablo Iglesias y Nagua Alba (abajo derecha). (EC)
Alberto Rodríguez (arriba izquierda), Noelia Vera (arriba centro), Rita Bosaho (abajo izquierda), Sofía Castañón (derecha centro), Eduardo Maura (arriba izquierda), Pablo Iglesias y Nagua Alba (abajo derecha). (EC)

Solo uno de cada tres diputados de Podemos ocupa cargos en el partido, ya sea en la dirección estatal o en las diferentes ejecutivas territoriales. El resto de los representantes de la formación emergente presenta un perfil independiente, como es el caso de los famosos fichajes, son solamente militantes, activistas sociales o provienen de las fuerzas integradas en las candidaturas territoriales: Compromís, Barcelona en Comú, Anova, las mareas municipalistas gallegas, Equo, Esquerda Unida, ICV y EUiA. Una heterogeneidad política, con adscripciones que van del ecosocialismo al nacionalismo de izquierdas, que también se manifiesta en lo profesional y lo biográfico.

El grupo parlamentario de Podemos, o los cuatro grupos si así lo permite finalmente la Mesa del Parlamento, difuminará la imagen del “partido de los politólogos” o, más extensamente, “de los profesores universitarios”. Si bien los diputados elegidos en la lista por Madrid, que acompañaban al candidato a la Presidencia del Gobierno Pablo Iglesias, pertenecen en su mayoría al denominado 'clan de Somosaguas' o núcleo fundador, el resto de diputados presentan perfiles profesionales variopintos.

Entre los cabeza de lista destacan los juristas, como es el caso de la jueza Victoria Rosell, exportavoz de Jueces por la Democracia y diputada por Las Palmas, y el juez Juan Pedro Yllanes, hasta ahora presidente del tribunal de la Sección Primera de la Audiencia que se encarga de juzgar a Urdangarin. El abogado experto en propiedad intelectual David Bravo será diputado por Almería, y las abogadas Auxiliadora Honorato y Gloria Elizo por Sevilla y Toledo, respectivamente. Economistas, ingenieros, autónomos, filósofos, historiadores, físicos, escritores o periodistas son otras de las profesiones que aparecen en los currículos de los nuevos diputados.

Las fuerzas de seguridad también cuentan con su cuota de representación entre los diputados de Podemos. Juan Antonio Delgado ha sido portavoz de la Asociación Unificada de la Guardia Civil, en excedencia desde que se oficializó su candidatura.

La juventud sigue siendo un rasgo característico en la formación morada si se compara la media de edad de sus diputados con la de las otras dos formaciones clásicas. La diputada más joven de las elegidas el pasado 20-D es Nagua Alba, de 25 años. Licenciada en psicología por la Universidad del País Vasco, encabezó la lista por Guipúzcoa, una de las circunscripciones donde Podemos ha obtenido los mejores resultados, al ser primera fuerza en votos y empatada en escaños con el PNV. Alba es miembro del consejo ciudadano, el máximo órgano de decisión del partido, y responsable de redes sociales en el partido.

Los diputados Irene Montero, Segundo González, Ángela Rodríguez e Ione Belerra también se encuentran en la veintena, mientras la franja mayoritaria es la comprendida entre los 30 y los 40 años. En cuestión de género, la paridad reina en el grupo de representantes de Podemos, como ya ocurrió con las listas electorales, confeccionadas mediante cremallera.

Diputados sin corbata

Al igual que la estética de Pablo Iglesias es la que más ha contribuido a romper los moldes preestablecidos, la imagen de la mayoría de diputados de Podemos sigue su estela. Durante la campaña, la formación defendió la entrada en las instituciones de la “gente normal”, y los resultados demuestran que amplios sectores de la sociedad se sentirán identificados, no solo ideológicamente sino estéticamente. Si la primera rasta que entró en la asamblea de Madrid fue la del diputado de Podemos Miguel Ardanuy, ese mismo honor lo tendrá en el Congreso el diputado por Tenerife Alberto Rodríguez.

El secretario general del partido fue el primero que rompió con la corbata, y muy probablemente la gran mayoría de diputados lo secundarán. Y es que hasta la corbata de Sánchez se ha ido quedando en el armario cada vez con mayor frecuencia. La homologación estética a “los de abajo” está asegurada.

Solo uno de cada tres diputados de Podemos ocupa cargos en el partido, ya sea en la dirección estatal o en las diferentes ejecutivas territoriales. El resto de los representantes de la formación emergente presenta un perfil independiente, como es el caso de los famosos fichajes, son solamente militantes, activistas sociales o provienen de las fuerzas integradas en las candidaturas territoriales: Compromís, Barcelona en Comú, Anova, las mareas municipalistas gallegas, Equo, Esquerda Unida, ICV y EUiA. Una heterogeneidad política, con adscripciones que van del ecosocialismo al nacionalismo de izquierdas, que también se manifiesta en lo profesional y lo biográfico.

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