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Los soberanistas tientan a Podemos con un nuevo frente catalán con la CUP y ERC
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Los soberanistas tientan a Podemos con un nuevo frente catalán con la CUP y ERC

Los resultados del 20-D son una muy mala noticia para Artur Mas: la CUP echa el anzuelo a la fuerza ganadora, Podem, para conformar un frente de izquierdas y dar la 'patada' al 'president'

Foto: Los miembros de la CUP, Anna Gabriel, Antonio Baños y Albert Botrán. (EFE)
Los miembros de la CUP, Anna Gabriel, Antonio Baños y Albert Botrán. (EFE)

Hace pocos días, un alto dirigente y diputado de la Coordinadora d’Unitat Popular (CUP) justificaba, en una conversación privada, el pulso que esta formación estaba manteniendo a Artur Mas resistiéndose a facilitar su investidura como presidente de la Generalitat. “Tratamos de arrancar el máximo de beneficios sociales, aunque luego acabaremos invistiéndole”, aseguraba el diputado. Hoy el tema ya no está tan claro: el resultado del 20-D relegó al cuarto puesto a la fuerza política de Mas y catapultó a los dos primeros puestos a En Comú Podem y a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). O sea, a dos fuerzas de izquierdas. Y eso refuerza de manera especial una sibilina y enrevesada estrategia de la formación independentista catalana, que mantiene una hoja de ruta secreta perfectamente maquiavélica.

[Resultados de las elecciones generales por municipios y comunidades]

Desde hace varias semanas, los 'cuperos' han abierto conversaciones con Catalunya Sí Que Es Pot (CSQEP), la marca de las elecciones autonómicas que englobaba a ICV y a Podemos, para tender puentes y estar preparados para cualquier eventualidad. Sus previsiones pasaban por un resultado del 20-D en que PSOE y Podemos estuviesen a muy pocos escaños de diferencia y que el partido de Pablo Iglesias necesitase los votos de los independentistas catalanes de ERC y los de EH Bildu para poder gobernar. Aunque la CUP no esté en el Congreso, intercedería también para que Esquerra apoyase a Podemos en Madrid.

El panorama político en Cataluña sufre un vuelco

A cambio, Podemos tenía que favorecer otro equilibrio en Cataluña, que podría llevar a la fractura de Junts pel Sí [la plataforma formada por Convergència y ERC que apoya a Artur Mas], la convocatoria de nuevas elecciones y la formación de un Tripartito de izquierdas donde figurasen ERC, CSQEP y la CUP, con un partido soberanista, Convergència Democràtica, apoyando puntualmente al nuevo Ejecutivo en cuestiones de soberanismo.
Eso era lo que estaba previsto sobre el papel. De hecho, en un comunicado de la noche electoral, los 'cuperos' recuerdan que “el hecho de que las dos primeras fuerzas en número de votos en Cataluña sean En Comú Podem y ERC confirma un mapa electoral protagonizado por las formaciones de izquierdas”. Y luego destacaba que “ante el apoyo obtenido por En Comú Podem, emplazamos a esta formación y también a sus compañeros de CSQEP a sumarse al proceso constituyente hacia la República Catalana”.

Intensos contactos ante unas elecciones en marzo

En realidad, entre la CUP y Podemos ha habido intensos contactos. El hombre clave para que se pudiesen llevar a cabo fue el exdiputado David Companyon, que tiene excelentes relaciones con la cúpula de la CUP y con la dirección de CSQEP. A través de Companyon se organizaron algunos de los encuentros de ambas formaciones. Fuentes conocedoras de estos contactos señalan a El Confidencial que “no se han tratado temas, sino que lo que se pretende es tender puentes para estar preparados ante cualquier eventualidad”. Como, por ejemplo, tener que enfrentarse a unas elecciones anticipadas en el mes de marzo, con una plataforma soberanista fracturada (o sea, que Convergència y ERC volverían a presentarse en solitario en esos comicios) y con buenas perspectivas electorales para las tres formaciones citadas.

A este interés en explorar nuevos escenarios se une la reticencia del sector duro de la CUP a investir a Artur Mas como ‘president’. En el comunicado de la misma noche electoral, la formación radical emplazaba “a Junts pel Sí a cerrar el proceso de conversaciones que está manteniendo con la CUP con una oferta que incluya una presidencia alternativa que pueda generar un amplio consenso y también a mejorar la propuesta en relación al plan de choque”. Se refiere al plan de choque social que exige a cualquiera que quiera ser presidente.

Quitarse de encima a Mas

La propuesta de la CUP no es nueva, pero refuerza al núcleo duro 'cupero' que está en contra de la investidura. “Los resultados del 20-D pueden ser una excusa para quitarse de encima a Artur Mas. De hecho, la CUP tiene ahora más legitimidad para exigir que se ponga sobre la mesa el nombre de otro presidenciable”, explica a El Confidencial una fuente cercana al partido radical.

En algunos sectores independentistas aseguran que los resultados de los comicios no suponen ningún obstáculo para Mas. “Su verdadera meta era enterrar definitivamente el nombre de Convergència y eso lo ha logrado con éxito”, afirman. Ha logrado, dicen, una “refundación” de su partido, demasiado ligado a casos de corrupción. Pero es una refundación desde el poder, realizada en un tiempo récord, aunque suponga dejarse por el camino algunas plumas.

De los tres grandes sectores que tiene la CUP, dos de ellos estarían dispuestos a facilitar la investidura para no ir a nuevas elecciones: los históricos y los independientes. Pero los duros, que dominan la formación, se oponen frontalmente a que Mas sea el próximo ‘president’. Los resultados del 20-D les han dado nuevos argumentos para insistir en sus planteamientos. Y todo porque “Artur Mas está amortizado”, razona un dirigente 'cupero' en declaraciones a este diario.

Hace pocos días, un alto dirigente y diputado de la Coordinadora d’Unitat Popular (CUP) justificaba, en una conversación privada, el pulso que esta formación estaba manteniendo a Artur Mas resistiéndose a facilitar su investidura como presidente de la Generalitat. “Tratamos de arrancar el máximo de beneficios sociales, aunque luego acabaremos invistiéndole”, aseguraba el diputado. Hoy el tema ya no está tan claro: el resultado del 20-D relegó al cuarto puesto a la fuerza política de Mas y catapultó a los dos primeros puestos a En Comú Podem y a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). O sea, a dos fuerzas de izquierdas. Y eso refuerza de manera especial una sibilina y enrevesada estrategia de la formación independentista catalana, que mantiene una hoja de ruta secreta perfectamente maquiavélica.

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