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Podemos capitaliza el cambio municipal y se dispara allí donde gobierna
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PODEMOS CANALIZA LOS NACIONALISMOS

Podemos capitaliza el cambio municipal y se dispara allí donde gobierna

Las elecciones tienen al menos tres lecturas. Podemos canaliza todos los sentimientos nacionalistas y mejora sus resultados donde gobierna, a costa del PSOE. El PP triunfa en la España interior

Foto: El candidato a la presidencia del gobierno por Podemos, Pablo Iglesias (3º izda). (EFE)
El candidato a la presidencia del gobierno por Podemos, Pablo Iglesias (3º izda). (EFE)

Si es verdad, como suele acreditarse, que las elecciones municipales son la antesala del Gobierno de la nación (ocurrió, al menos, en 1931, 1979 y 1996), parece evidente que este 20-D ha revalidado esa teoría. Allí donde Podemos y sus fuerzas afines lograron las alcaldías en las elecciones de mayo -Madrid, Barcelona, A Coruña o Valencia- el partido de Pablo Iglesias y sus satélites electorales han salido reforzado de las urnas. En Madrid capital, por ejemplo, Podemos ha logrado un 20,8% de los votos (ocho puntos más que en 'su' media nacional), relegando al PSOE al cuarto lugar. Pero es que en Barcelona capital se ha ido hasta el 26,7%, mientras que el PSC se ha descolgado, igualmente, hasta el cuarto puesto.

El éxito 'directo' de Podemos, sin embargo, se reduce a 42 diputados y el 12,6% de las papeletas, pero la confluencia de los escaños logrados en Cataluña, Galicia y la Comunidad Valenciana con distintas marcas es lo que está detrás de su ascenso, lo que puede explicar que Pablo Iglesias hable de una 'España plurinacional', toda vez que es la esencia de sus resultados electorales. Tan sólo en esas tres comunidades autónomas (donde gobierna en centenares de municipios) ha logrado 27 escaños, por lo tanto el 67% de los diputados logrados en el resto del país. Esto significa, en términos relativos, un respaldo del 20,6% de los votantes. Nunca antes un partido de izquierdas, salvo el PSOE, había logrado captar uno de cada cinco votos.

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No se puede decir lo mismo del Partido Socialista, el partido que le ha aupado a muchos gobiernos municipales, pero si las matemáticas postelectorales no fallan, es probable que esté en condiciones de formar una mayoría parlamentaria. Es decir, la izquierda ha capitalizado el éxito en las municipales y eso puede llevarle en volandas a la Moncloa. Ahora bien, un partido (Podemos), más que otro (PSOE).

[Resultados de las elecciones generales por municipios y comunidades]

Esa visión de la España plurinacional puede estar detrás, igualmente, del hecho de que incluso en el País Vasco, con fuerzas nacionalistas muy consolidadas, Podemos (pese a su crisis interna) haya pulverizado los mejores pronósticos para su formación. Sólo el PNV ha aguantado el tirón (6 diputados), tan sólo uno más que Podemos. Bildu, con quien pelea en el mismo terreno ideológico, ha pasado de cinco a dos diputados, lo que da idea de que algo se está moviendo en los distintos nacionalismos españoles, como lo demuestra que En Comú-Podemos se haya convertido en la primera fuerza en Cataluña.

La canalización del sentimiento nacionalista a través de Podemos (en Galicia, País Vasco, Cataluña o la Comunidad Valenciana) es lo que explica su éxito electoral, incluso por delante de las clásicas posiciones de izquierda. Lo demuestra el hecho de que los resultados de Podemos han sido más modestos en aquellas comunidades autónomas en las que el sentimiento nacionalista es menor (las dos castillas, Andalucía o Extremadura), donde apenas ha logrado un diputado y un 12,6% de los votos.

Al Partido Popular, y en menor medida a Ciudadanos, le ha sucedido justo lo contrario. No ha capitalizado políticamente el haber retenido algunos gobiernos autonómicos, como el de Cristina Cifuentes (con apoyo externo de Ciudadanos). Algo que puede estar detrás de sus mediocres resultados (en Madrid ha perdido la tercera parte de sus escaños). Lo mismo le ha pasado a Cidadanos, que se ha desdibujado tanto en Andalucía como en Madrid por sus apoyos externos al renunciar con carácter previo a entrar en cualquier Gobierno.

Debacle conservadora

Lo más significativo, sin embargo, es el desplome -sin matices- del PP en regiones como Andalucía, donde los conservadores han pasado de 33 diputados a 21, mientras que en Cataluña se ha hundido hasta ser la sexta fuerza política (11% de los votos) con un cosecha de apenas cinco diputados de los 47 en juego. Incluso en Galicia su batacazo ha sido considerable. Ha perdido la tercera parte de los diputados.

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El desastre, en todo caso, ha sido general. Y hoy se puede decir que el PP saca sus mejores resultados en la España interior, con una población más envejecida que la media del resto del país. Un par de datos lo ponen de relieve. Tanto en Castilla y León como en Castilla-La Mancha, el Partido Popular ha rozado el 40% de los votos, lo que supone que prácticamente uno de cada cuatro diputados del PP (27) procede de las dos castillas, donde la influencia de la ley electoral es mayor, no por la regla D´Hondt, sino por las numerosas circunscripciones a las que se garantiza un mínimo de dos diputados independientemente de la población.

Esta influencia de la demografía sobre el voto es, igualmente, observable en otros tres territorios en los que el PP ha cosechado sus mejores resultados: Cantabria (37%) Aragón (31% de los votos) y Asturias (30%). Hay regiones en las que el Partido Popular ha mejorado esos porcentajes, pero son aquellos territorios en los que partía de una posición de privilegio con niveles de representación del 50%, como Madrid, la Comunidad Valenciana o Murcia. Es decir, que todavía hay una inercia en el voto que ha evitado que el descalabro sea mayor. Pero ese proceso tiende a desgastarse en el tiempo. La sociología política ha demostrado que los cambios en el voto no suelen ser radicales y hay un periodo de transición, normalmente hacia la abstención. De hecho, eso eso es lo que puede explicar que la participación haya sido inferior a la esperada, y eso ha castigado especialmente al PP:

No es menos relevante que el PP, con el 100% de los votos escrutados, haya pasado a ser el quinto partido en el País Vasco y el sexto en Cataluña, y aunque conserva la primera posición en Galicia, la distancia se va estrechando por el impulso de las mareas municipales. Hoy el PP tendría prácticamente imposible conservar Galicia si se celebraran elecciones autonómicas.

De nuevo, el nacionalismo -en este caso gallego- está arrinconando a los dos grandes partidos, pero ahora con un formidable trampolín como es la marca Podemos, que canaliza todos esos sentimientos a costa del PP y del PSOE.

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Si es verdad, como suele acreditarse, que las elecciones municipales son la antesala del Gobierno de la nación (ocurrió, al menos, en 1931, 1979 y 1996), parece evidente que este 20-D ha revalidado esa teoría. Allí donde Podemos y sus fuerzas afines lograron las alcaldías en las elecciones de mayo -Madrid, Barcelona, A Coruña o Valencia- el partido de Pablo Iglesias y sus satélites electorales han salido reforzado de las urnas. En Madrid capital, por ejemplo, Podemos ha logrado un 20,8% de los votos (ocho puntos más que en 'su' media nacional), relegando al PSOE al cuarto lugar. Pero es que en Barcelona capital se ha ido hasta el 26,7%, mientras que el PSC se ha descolgado, igualmente, hasta el cuarto puesto.

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