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Rajoy sí habla con Susana Díaz (no con Sánchez) y congela un acuerdo PP-PSOE
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vuelve en el PP la hipótesis de la gran coalición

Rajoy sí habla con Susana Díaz (no con Sánchez) y congela un acuerdo PP-PSOE

En el PP hacen cábalas ante la posibilidad de que Rivera bloquee la investidura de Rajoy y tengan que formar un Gabinete de gestión con apoyo externo de un PSOE sin Pedro Sánchez

Foto: Fotografía de archivo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la presidenta de Andalucía, Susana Díaz. (EFE)
Fotografía de archivo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la presidenta de Andalucía, Susana Díaz. (EFE)

Amortizada la campaña electoral con el cara a caraen televisión y el episodio del puñetazo en Pontevedra, Mariano Rajoy se hace notar con sus silencios. El presidente del Gobierno no devolvió la llamada de Pedro Sánchez la noche de autospara interesarse por el incidente, aunque sí tuvo hueco para atender a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Además, desde Barcelona, recurrió a la ironía para contestar al rechazo de Albert Rivera a apoyarle en una investidura, pero no se molestó en descartar el entendimiento poselectoral con el PSOE al estilo alemán. Y el mismo día en que los datos internos del PP insisten en que Pablo Iglesias sigue al alza.

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El posible acuerdo entre el PP y elPSOEante una fragmentación parlamentaria que haga imposible formar Gobierno puede parecer utópicoa la vista de la agresividad y casi odio quedestilaSánchez hacia el presidente del Gobierno, un hechoque contrasta con las buenas relaciones quetieneRajoyconFelipe González,Alfredo PérezRubalcabaySusanaDíaz, pero la clave de los pactos será puramente aritmética.

La presidenta de la Junta deAndalucíaconversa regularmente por teléfono con el presidente del Gobierno desde los tiempos en que tenía en el aire su investidura después de ganar los últimos comicios autonómicos, cuando dependía de otros apoyos externos para seguir en el poder, que al final le prestó Ciudadanos. Después, en plena ofensiva de Sánchez contraRajoyy cuando la dirección nacional del PSOE se ponía de perfil ante el retoindependentistadeArturMas,Díazse presentó en LaMoncloapara cultivar su faceta de dirigente políticanacional. Desde entonces, ambos mantienen una relación fluida en el apartado institucional y también en el personal.

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En fuentes del PP confirman que la presidenta de la Junta deAndalucíallamó por teléfono aRajoydespués de la agresión y que era una de las personas interesadasa las que el presidente del Gobierno atendió directa e inmediatamente. Sobre Pedro Sánchez se limitaron a decir que llegó un mensaje, pero que no les constaba que a lo largo del jueves hubieran hablado. El jefe del Ejecutivo se fue por la tarde a Bruselas a la reunión del Consejo Europeo.

Antes, preguntado en Barcelona por los pactos después de las elecciones, dado que Rivera había insistido en que no votará a Rajoyni a Sánchez, Rajoy respondió con ironía: "Entonces apoyará a Pablo Iglesias". Llevaba la respuesta preparada. En el mismo foro organizado por 'La Vanguardia', eludió responder a la cuestión de si descartaba una coalición con el PSOE afirmando queno quería hacer más comentarios hasta conocer los resultados del 20-D. Esta misma mañana, el presidente ha asegurado que "ni yo ni nadie en el PP ha propuesto una coalición en el PSOE", aunque ha dejado la puerta abierta porque "de las coaliciones hablaré el día 21".

La buena relación con Susana Díaz daban pie a que en mediosdel PP, sobre todo del equipo económico, vuelva a emerger la hipótesis no de una gran coalición, pero sí deun entendimiento tácito. El objetivo sería que unGobierno del PP en minoría pudiera seguir funcionando en lo fundamental (gestión económica y políticas de Estado) con la abstención del PSOE desde la oposición para que pudiera arrancar la legislatura.

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Además de las encuestas que dan pie a dos combinacionesnuméricas básicascon pactos de por sí complicados a dos (PP y Ciudadanos)o a tres (PSOE, Ciudadanos y Podemos), ahora está sobre la mesa el empeño de Albert Rivera en proclamar que no apoyará ni a Rajoy ni a Sánchez. Solo le valen los pactos que le hagan jefe del Ejecutivo.

Al principio de la campaña, en el Partido Popular no acababan de creerse las advertencias del líder de Ciudadanos, pero es tal su rotundidad e insistencia en los últimos días, que empiezan a temerseque va en serio y está dispuesto a bloquear cualquier investidura que no sea la suya. Y como todo depende de la aritmética, también es posible que al final la única suma de escaños que garantice una mayoría estable de gobierno sea la del partido ganador más el segundo.

Lo único claro según todos los sondeos es que el PP será la formación más votada, pero con elporcentaje de apoyo popular y el número de escaños más bajos de la democracia: 25-28% y entre 105 y 128 diputados, alrededor de un tercio de los 350 que se sientan en elCongreso. Las encuestas internas que manejan en el comité de campaña de los popularesno pasan de indicar un ligera tendencia al alza propia (ni se atreven a hablar del 30%) y una constante mejora de Podemos. El PSOE y Ciudadanos están a la baja y forman con los de Iglesias un trío de aspirantes al segundo puesto muy igualados.

Con ese panorama demoscópicoy la impresión de que el debate en televisión con Sánchez fue nulo a los efectos de captar nuevos votos, la única incógnita por despejar es el efecto que pueda tener en el electorado la agresión sufrida por Mariano Rajoy en Pontevedra, variable difícil de medir a solo dos días de los comicios.

En el PP solo tienen claro que van a quedar en primer lugar. En la cábalas para seguir en el poder, incluyen desde que Rivera se tenga que desdecir para no dejar a España sin Gobiernohasta ese tanteo de un acuerdo con el PSOE. A Pedro Sánchez le dan por amortizado, aunque esperan que los socialistas sigan segundos, al menos en escaños porque en votos aseguran que tienen a Podemos al acecho. Si Sánchez no puede encabezar una coalición alternativa de izquierdas o un tripartito con Rivera para expulsar a Rajoy del poder, suponen que en el PSOE se abrirá un proceso para buscar sucesor o sucesora a Sánchez en el que la presidenta de la Junta de Andalucía tendría todas las de ganar. Es el mismo proceso en que entraría el Partido Popular si no logra formar Gobierno después de los comicios y aunque los gane.

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Amortizada la campaña electoral con el cara a caraen televisión y el episodio del puñetazo en Pontevedra, Mariano Rajoy se hace notar con sus silencios. El presidente del Gobierno no devolvió la llamada de Pedro Sánchez la noche de autospara interesarse por el incidente, aunque sí tuvo hueco para atender a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Además, desde Barcelona, recurrió a la ironía para contestar al rechazo de Albert Rivera a apoyarle en una investidura, pero no se molestó en descartar el entendimiento poselectoral con el PSOE al estilo alemán. Y el mismo día en que los datos internos del PP insisten en que Pablo Iglesias sigue al alza.

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