ERC rompe con CDC porque no acepta a Homs como líder del Grupo Catalán en Madrid
Convergència quería asegurarse el control total del grupo parlamentario y un poder de cierto peso específico, ya que aspira a ser la quinta fuerza parlamentaria de España
Amigos, pero no primos. Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y Esquerra Republicana (ERC) son socios en la coalición Junts pel Sí, que ganó las últimas elecciones autonómicas, pero no tienen derecho a roce: se presentarán por separado en las legislativas del 20 de diciembre, a la vista de los exiguos resultados que obtuvieron en las últimas autonómicas, donde se prometían una mayoría absoluta y se llevaron un batacazo de aúpa. Entre los dos partidos sumaban en la anterior legislatura 72 escaños y ahora sólo tienen 62, y han saltado las alarmas por lo que pueda pasar en las generales. Ahora probarán a ver si yendo por separado logran más votos.
Para comprender qué ha ocurrido en el independentismo catalán en estas semanas, baste decir que tiene tanto peso en su errática estrategia tanto la verdadera naturaleza de sus convicciones, como los protagonismos personales. Estas dos circunstancias son cruciales para entender que ahora decidan presentarse por separado a las elecciones generales pero con un mismo programa. Y es que Convergència quiso imponer a Francesc Homs como cabeza de lista, pero se encontró con una rotunda negativa de los republicanos. Pleitesía a Artur Mas y a CDC, sí. Pero no tanto. En resumen, Esquerra vetó al consejero de Presidencia (y el hombre que más influye en Mas) y reventó la ‘Operación Junts pel Sí 2’.
Homs no admite competencia. Es del núcleo duro de Convergència y choca con ERC por su personalismo y por sus postulados
Visto desde lejos, esta estrategia se debe a la necesidad de las direcciones de CDC y ERC de mantener el control de los aparatos de los partidos. En circunstancias normales, el batacazo electoral del 27S hubiese sido suficiente como para que los líderes convergentes y republicanos hubiesen puesto su cargo a disposición de los máximos órganos de dirección de sus respectivas formaciones o hubiesen convocado un congreso extraordinario. Pero en Cataluña las cosas van por otros derroteros. La guerra de secesión lo justifica todo, incluso el fracaso más estrepitoso. Por eso, las cúpulas de los partidos siguen funcionando de modo totalmente autista a la realidad electoral que les acecha.
En realidad, el desencuentro de JxS y ERC para ir juntos el 20-D apunta a una pugna por el poder absoluto dentro de la formación independentista. De hecho, ése es el fundamental motivo por el que se presentan por separado el 20-D. Desde CDC se había diseñado una campaña en la que tenía que ser el cabeza de lista Francesc Homs, el actual consejero de Presidencia de la Generalitat. Si Homs era el punta de lanza en Madrid, Convergència se aseguraba el control total del grupo parlamentario y un poder de cierto peso específico, ya que aspira a ser la quinta fuerza parlamentaria de España.
El guía de Artur Mas
Homs ha sido el brazo derecho de Mas durante los últimos años. “Ha sabido barrer a todos sus oponentes dentro de CDC y ganarse la confianza absoluta del jefe”, dicen a El Confidencial fuentes internas de CDC. Estas fuentes le señalan como el artífice de la estrategia rupturista de Artur Mas desde el año 2012. “En el Gobierno catalán había dos sectores que estaban encabezados por Homs y por Germà Gordó, que mantuvieron un pulso del que resultó ganador Homs y por eso fue nombrado luego consejero de Presidencia”, subrayan las fuentes.
Estas fuentes apuntan a que, sin Francesc Homs, Artur Mas nunca hubiera apretado el acelerador y se hubiese sumado al independentismo. Lo malo, añaden, es que ahora el consejero de Presidencia pide su parte. Y su parte es la cabeza de lista en las próximas elecciones generales para convertirse en el presidente del Grupo Catalán en el Congreso de los Diputados.
Pero se ha topado con la negativa de ERC, que no está dispuesta a dejar a sus cordiales enemigos de CDC el protagonismo en el Congreso. Para los republicanos, “Homs es una persona que no admite competencia. Es del núcleo duro de Convergència y choca con ERC por su personalismo y por sus postulados. Jamás nos entenderemos con él”. Ante esa dura realidad, el núcleo duro de CDC quiere sacrificar la coalición con ERC a Francesc Homs.
Ante las posturas irreductibles de ambos partidos, CDC y ERC no tuvieron que negociar mucho para entender que nunca podrán presentar una lista conjunta a las elecciones generales porque no tienen a nadie de consenso. Además, Artur Mas ha de dar alguna prebenda a sus incondicionales, a los que le han llevado hasta donde está. En las últimas semanas, ambas formaciones negociaron diferentes posibilidades. Llegaron a poner encima de la mesa el que Raül Romeva, candidato el 27-S,volviera a ser el candidato del 20-D. Pero sería demasiado chocante una decisión de tal calibre. También discutieron la posibilidad de presentarse en una candidatura unitaria por Gerona, Tarragona y Lérida pero con una doble candidatura (de CDC y de ERC) en Barcelona, para que Homs pudiera tener su cabeza de lista. Pero también se desechó esta posibilidad.
El coordinador general de CDC, Josep Rull, y la secretaria general de ERC, Marta Rovira, presentaron el viernes los acuerdos de presentarse por separado ambos partidos. Fue una presentación cordial, como si hubieran anunciado que se presentarían juntos. Pero la procesión iba por dentro y los puñales, por la espalda. ERC y CDC no son amigos: son socios. Son cordiales enemigos. “Se trata de ampliar el espacio de cada uno de los partidos”, argumentaron. Lo mismo dijeron cuando presentaron Junts pel Sí: iban a aglutinar el voto independentista. Pero todo es de cara a la galería: CDC quiere que su hombre en Madrid sea Homs y ERC quiere darle ese privilegio a Joan Tardà, “que ya se lo ha currado suficiente de segundo durante varias legislaturas”. Las quinielas están abiertas.
Amigos, pero no primos. Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y Esquerra Republicana (ERC) son socios en la coalición Junts pel Sí, que ganó las últimas elecciones autonómicas, pero no tienen derecho a roce: se presentarán por separado en las legislativas del 20 de diciembre, a la vista de los exiguos resultados que obtuvieron en las últimas autonómicas, donde se prometían una mayoría absoluta y se llevaron un batacazo de aúpa. Entre los dos partidos sumaban en la anterior legislatura 72 escaños y ahora sólo tienen 62, y han saltado las alarmas por lo que pueda pasar en las generales. Ahora probarán a ver si yendo por separado logran más votos.